ZENIT publica el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. -predicador de la Casa Pontificia- a la liturgia del domingo 20 de Enero de 2007, III del Tiempo Ordinario.
?Los evangelios son relatos hist?ricos?
III Domingo del Tiempo Ordinario
Nehem?as 8, 2-4a.5-6.8-10; I Corintios 12, 12-31a; Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
Antes de empezar el relato de la vida de Jes?s, el evangelista Lucas explica los criterios que le han guiado. Asegura que refiere hechos transmitidos por testigos oculares, verificados por ?l mismo con ?comprobaciones exactas? para que quien lee pueda darse cuenta de la solidez de las ense?anzas contenidas en el Evangelio. Esto nos ofrece la ocasi?n de ocuparnos del problema de la historicidad de los Evangelios.
Hasta hace alg?n siglo, no se mostraba entre la gente el sentido cr?tico. Se tomaba por hist?ricamente ocurrido todo lo que era referido. En los ?ltimos dos o tres siglos naci? el sentido hist?rico por el cual, antes de creer en un hecho del pasado, se somete a un atento examen cr?tico para comprobar su veracidad. Esta exigencia ha sido aplicada tambi?n a los Evangelios.
Resumamos las diversas etapas que la vida y la ense?anza de Jes?s atravesaron antes de llegar a nosotros.
Primera fase: vida terrena de Jes?s. Jes?s no escribi? nada, pero en su predicaci?n utiliz? algunos recursos comunes a las culturas antiguas, los cuales facilitaban mucho retener un texto de memoria: frases breves, paralelismos y ant?tesis, repeticiones r?tmicas, im?genes, par?bolas... Pensemos en frases del Evangelio como: ?Los ?ltimos ser?n los primeros y los primeros los ?ltimos?, ?Ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdici?n...; estrecha la entrada y angosto el camino que lleva a la Vida? (Mt 7,13-14). Frases como ?stas, una vez escuchadas, hasta la gente de hoy dif?cilmente las olvida. El hecho, por lo tanto, de que Jes?s no haya escrito ?l mismo los Evangelios no significa que las palabras en ellos referidas no sean suyas. Al no poder imprimir las palabras en papel, los hombres de la antig?edad las fijaban en la mente.
Segunda fase: predicaci?n oral de los ap?stoles. Despu?s de la resurrecci?n, los ap?stoles comenzaron inmediatamente a anunciar a todos la vida y las palabras de Cristo, teniendo en cuenta las necesidades y las circunstancias de los diversos oyentes. Su objetivo no era el de hacer historia, sino llevar a la gente a la fe. Con la comprensi?n m?s clara que ahora tenemos de esto, ellos fueron capaces de transmitir a los dem?s lo que Jes?s hab?a dicho y hecho, adapt?ndolo a las necesidades de aquellos a quienes se dirig?an.
Tercera fase: los Evangelios escritos. Una treintena de a?os despu?s de la muerte de Jes?s, algunos autores comenzaron a poner por escrito esta predicaci?n que les hab?a llegado por v?a oral. Nacieron as? los cuatro Evangelios que conocemos. De las muchas cosas llegadas hasta ellos, los evangelistas eligieron algunas, resumieron otras y explicaron finalmente otras, para adaptarlas a las necesidades del momento de las comunidades para las que escrib?an. La necesidad de adaptar las palabras de Jes?s a las exigencias nuevas y distintas influy? en el orden con el que se relatan los hechos en los cuatro Evangelios, en la diversa colocaci?n e importancia que revisten, pero no alter? la verdad fundamental de ellos.
Que los evangelistas tuvieran, en la medida de lo posible en aquel tiempo, una preocupaci?n hist?rica y no s?lo edificante, lo demuestra la precisi?n con la que sit?an el acontecimiento de Cristo en el espacio y el tiempo. Poco m?s adelante, Lucas nos proporciona todas las coordenadas pol?ticas y geogr?ficas del inicio del ministerio p?blico de Jes?s (Lc 3,1-2).
En conclusi?n, los Evangelios no son libros hist?ricos en el sentido moderno de un relato lo m?s despegado y neutral posible de los hechos ocurridos. Pero son hist?ricos en el sentido de que lo que nos transmiten refleja en la sustancia lo sucedido.
Pero el argumento m?s convincente a favor de la fundamental verdad hist?rica de los Evangelios es el que experimentamos dentro de nosotros cada vez que somos alcanzados en profundidad por una palabra de Cristo. ?Qu? otra palabra, antigua o nueva, jam?s ha tenido el mismo poder?
[Traducci?n del original italiano realizada por Zenit]