Domingo, 21 de enero de 2007
Documento final del Encuentro de Estudio de los Directores Nacionales de Pastoral de los Gitanos que convoc? el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes del 11 al 12 de diciembre de 2006.


I. EL ACONTECIMIENTO

Del 11 al 12 de diciembre, 2006, se llev? a cabo en el Palacio de San Calixto (Roma) el Encuentro de Estudio de los Directores Nacionales de Pastoral de los N?madas sobre las ?Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos. Examen detenido del Documento?. Participaron 27 delegados procedentes de 21 pa?ses, que representaban tres continentes: Europa (Alemania, Austria, B?lgica, Croacia, Eslovaquia, Espa?a, Hungr?a, Francia, Irlanda, Italia, Portugal, Rumania, Serbia, Suiza y Ucrania); las Am?ricas (EE.UU. y, por primera vez, Chile) y Asia (Bangladesh, Filipinas, India e Indonesia, presentes tambi?n por primera vez).

El objetivo de la reuni?n era ?como lo dice el mismo tema? realizar un estudio m?s profundo de las Orientaciones para estimular una aplicaci?n adecuada. Se trata del primer Documento de la Iglesia, en su dimensi?n universal, dedicado a los Gitanos y publicado por este Consejo Pontificio el 8 de diciembre, 2005.

El Encuentro comenz? con una Concelebraci?n eucar?stica presidida por el Cardenal Raffaele Renato Martino, Presidente del Dicasterio, quien pronunci? tambi?n la homil?a. Al comentar los textos lit?rgicos del d?a, despu?s de las palabras de bienvenida, el Prelado afirm? que llevar la Buena Noticia a los Gitanos y ayudarles a reconocer en Jesucristo al Salvador que redime el esp?ritu y sana el cuerpo constituye el n?cleo de la atenci?n pastoral que se les presta; esta labor se debe realizar con un esp?ritu de paz, con justicia, verdad, caridad y libertad. Adem?s Su Eminencia record? que Jes?s, con la palabra y las obras, nos invita a todos a acogerlo plenamente en la vida; a dejarnos plasmar por la escucha de la Palabra, por la Eucarist?a y por la oraci?n personal, para vivir m?s intensamente la comuni?n con Dios y con los hermanos. La comuni?n es un don que tiene consecuencias reales, pues permite salir de la propia soledad y de la cerraz?n en s? mismos, para participar del amor de Dios y comunicarlo a los Gitanos.

El Presidente del Dicasterio comenz? los trabajos con la lectura del Mensaje telegr?fico enviado por el Santo Padre Benedicto XVI para esta ocasi?n. El Pont?fice expresa palabras alentadoras para que contin?e ?el importante trabajo apost?lico en favor de la poblaci?n gitana? e invoca la protecci?n celestial de la Madre de Dios y la intercesi?n del Beato Ceferino Jim?nez Malla. El Cardenal dirigi? luego un saludo a la asamblea, deteni?ndose en algunos aspectos destacados de las Orientaciones, fundamentales para una pastoral espec?fica y adecuada del mundo gitano. En primer lugar, Su Eminencia subray? la necesidad de un an?lisis atento y objetivo, capaz de permitir y, al mismo tiempo, de obligar a reconocer los valores de la cultura gitana, y a preservar y respetar la identidad de los Gitanos. Y manifest? enseguida el deseo de que se estimulen las iniciativas de promoci?n y defensa de sus derechos. Para la Iglesia es esencial ?afirm? responder a las expectativas de los Gitanos en su b?squeda de Dios, orientando sus pasos seg?n la ense?anza de Cristo. Consider? tambi?n indispensable reconocer el itinerario doloroso de este pueblo en el transcurso de la historia, marcado por actos condenables y deplorables, a menudo perpetrados a?n en el tiempo presente, contra su dignidad humana. Al respecto, refiri?ndose al Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, el Cardenal Martino record? que la Iglesia no permanece silenciosa, sino que responde a los desaf?os actuales, bas?ndose en una antropolog?a cristiana que tiene en cuenta, entre otras cosas, la dignidad, la socialidad y el actuar humano en el mundo. De ello son signo concreto, precisamente, las Orientaciones, en las que no se vacila en denunciar las situaciones que se oponen a los Gitanos, ni se renuncia a solicitar una mayor justicia para ellos.

El Arzobispo Agostino Marchetto, Secretario del Dicasterio, introdujo a los Participantes en el estudio de las Orientaciones en sus distintos aspectos, ilustrando el programa del Encuentro. En el breve excursus sobre el ?ter del Documento, que recibi? el benepl?cito de Juan Pablo II, Mons. Marchetto record? el amor y la solicitud de Pablo VI y de Juan Pablo II hacia los Gitanos, que fueron providenciales para el viraje mediante el cual fue otorgado un car?cter especial a su pertenencia eclesial. Refiri?ndose a las palabras de Pablo VI, que abrieron a los Gitanos las puertas de la Comunidad cat?lica: ?Vosotros no est?is al margen, sino, bajo ciertos aspectos, est?is en el centro, est?is en el coraz?n de la Iglesia?, el Arzobispo observ? que este llamamiento a la solidaridad y al amor fraterno hacia los Gitanos sigue conservando su validez, urgencia y actualidad. Luego record? las palabras del siervo de Dios Juan Pablo II sobre la necesidad de prestar la debida atenci?n a los valores espirituales y culturales de los Gitanos, brind?ndoles un apoyo concreto para afrontar las complejas problem?ticas que acompa?an su camino, como la dificultad de una rec?proca comprensi?n con el ambiente que los rodea, la falta de estructuras de acogida adecuadas, los obst?culos en el campo de la instrucci?n y formaci?n profesional y, en fin, los problemas relacionados con el proceso de integraci?n en el territorio. Pasando a la reflexi?n sobre los varios aspectos del Documento, que hace un examen del complejo mundo de los Gitanos, con sus condiciones de marginaci?n y pobreza que interpelan a la Iglesia, el Arzobispo observ? que esta ?ltima reconoce, en realidad, el derecho que ellos tienen de ?vivir con los dem?s? y sostiene las iniciativas de sensibilizaci?n para que se les brinde una mayor justicia, dentro del respeto mutuo de las culturas y de las leyes. La Iglesia se compromete, adem?s, a renovar su acci?n pastoral espec?fica, tambi?n para evitar desviaciones hacia las ?sectas?, la dispersi?n de su rico patrimonio religioso y la cerraz?n en s? mismos. Esto se funda en una reflexi?n b?blica, a la luz de la cual el ?ambiente? n?mada encuentra una interpretaci?n cristiana propia. Refiri?ndose luego a los aspectos pastorales, Mons. Marchetto se detuvo, entre otras cosas, en la espiritualidad del agente de pastoral, deseando que se vea animado por la ?reciprocidad del amor?, tal como lo afirma el Papa Benedicto XVI en su Enc?clica Deus caritas est. Y manifest? la esperanza de que se realice un cambio de mentalidad en la sociedad que rodea a los Gitanos, desafortunadamente demasiado estereotipada y condicionada, tanto por la educaci?n que se imparte en las escuelas, como por la informaci?n de los mass-media. Mons. Marchetto insisti?, en fin, en la necesidad de establecer actitudes de acogida y de confianza mutua, necesarias para poner en pr?ctica y realizar el proceso de una efectiva integraci?n, que no se debe confundir con la asimilaci?n.

La primera relaci?n del 11 de diciembre, sobre la visi?n general del Documento, estuvo a cargo del Rev. Padre Ren? Bernard, S.J., ex-Director Nacional en Francia. El Relator examin?, en primer lugar, el proceso por el cual ha surgido un pueblo gitano a nivel europeo, con todas sus consecuencias. Luego habl? de la actitud de rechazo hacia los Gitanos, que se presenta como una incontestable exclusi?n que se ha ido perpetrando en el transcurso de los siglos, generando discriminaciones y muchas injusticias hacia ellos. En este contexto, la Iglesia cat?lica, que permaneci? en silencio durante demasiado tiempo, se presenta como la Iglesia de los gağ? y, por consiguiente, es necesario que pase el tiempo para que los agentes de pastoral sean plenamente aceptados por la comunidad gitana. El relator subray? enseguida la necesidad de tomar nota del lenguaje ?evocador? de los Gitanos, cuya aceptaci?n, y sucesiva comprensi?n de su significado profundo, permite realizar un discernimiento mental y, eventualmente, provocar una purificaci?n de la cultura, a trav?s del anuncio del Evangelio. Dicho anuncio, en realidad, es rec?proco, ya que los Gitanos no carecen de gestos de generosidad y de iniciativas personales y colectivas que plantean interrogantes a la sociedad mayoritaria. M?s adelante, el P. Bernard se pronunci? sobre la oportunidad de crear ?comunidades-puente?, formadas por Gitanos y gağ?, cuya mediaci?n se hace indispensable ante la violencia y el rechazo padecidos por los primeros. En fin, trat? del sacramento del Bautismo como encuentro y llamada de Cristo que remite a la presencia activa de una comunidad fraterna que no acepta la actitud de rechazo y lo demuestra con actos concretos. El P. Bernard termin? subrayando, entre otras cosas, la necesidad de una inculturaci?n que se debe realizar dentro de la verdad y que revela la diversidad de culturas y tradiciones, de itinerarios y condiciones actuales de los Gitanos.

Su Eminencia el Cardenal Albert Vanhoye, S.J., Profesor em?rito del Pontificio Instituto B?blico, pronunci? la segunda relaci?n, que trata de los fundamentos b?blicos de las Orientaciones. En sus reflexiones fundamentales, el relator se concentr? en dos constataciones del Documento: en primer lugar, que la evangelizaci?n de los Gitanos forma parte de la misi?n universal de la Iglesia; y, en segundo lugar, que dicha evangelizaci?n se ha de realizar de un modo espec?fico. Despu?s de haber puesto de relieve la novedad y el intenso dinamismo del Nuevo Testamento respecto al Antiguo, que se manifiestan ya en la vida p?blica de Jes?s y se extienden por medio del misterio pascual, el Sr. Cardenal subray? c?mo estos dos elementos tambi?n tienen conscuencias para la pastoral de los Gitanos. En particular ?subray? el Prelado? ellos se refieren al car?cter espec?fico de dicha pastoral, reclamada y solicitada como exigencia interna de la catolicidad de la Iglesia y de su misi?n, e insertada en la actividad misionera de la misma. Por lo que se refiere a los aspectos espec?ficos de la pastoral gitana, el Se?or Cardenal present? su lado negativo, es decir, lo que la hace m?s dif?cil, pero tambi?n el aspecto positivo que puede hacerla m?s fecunda. El primer aspecto est? vinculado a la movilidad de los Gitanos; el segundo, se refiere a su tipo de vida, que da la posibilidad de una vida espiritual profunda, siguiendo el ejemplo de Abraham, modelo de docilidad con Dios y de gran fe. En fin, al presentar la vida itinerante de los patriarcas como espl?ndida manifestaci?n de fe y de esperanza, el Se?or Cardenal defini? la itinerancia como ?una gran oportunidad? para los Gitanos.

El Rev. Philip Goyret, Profesor de eclesiolog?a en la Universidad de la Santa Cruz, consagr? su reflexi?n a la dimensi?n eclesiol?gica de las Orientaciones y la desarroll? partiendo de la catolicidad de la Iglesia. En la primera parte de su relaci?n, ilustr? ampliamente el concepto y la idea de ?catolicidad? de la Iglesia. En la segunda, la situ? en la evangelizaci?n, lo que le llev? a considerar luego la catolicidad en la Pastoral de los Gitanos. En dicho contexto, el Profesor observ?, muy oportunamente, que las Orientaciones deben prestar atenci?n a la catolicidad ?cualitativa? (condici?n necesaria para aquella cuantitativa o extensiva), que permite captar mejor la perspectiva de la aportaci?n de los Gitanos a la Iglesia. En la conclusi?n, el relator insisti? en que el estudio de la misi?n de la Iglesia con los Gitanos pone de relieve varias exigencias concretas sobre la manera de orientar su evangelizaci?n, con miras a una verdadera influencia en su vida y en su modo de ser Iglesia. Resumiendo su intervenci?n, el Prof. Goyret subray? que la evangelizaci?n de los Gitanos se ha de realizar conjugando, simult?neamente, la catolicidad extensiva, intensiva y cualitativa de la Iglesia y que esto dar? a los agentes de pastoral la seguridad de que Jesucristo est? realmente presente en ella.

La exposici?n del Sr. L?on Tambour sobre el Forum Europeo de los Rom y los Viajeros, ante el cual ?l representa a la Iglesia cat?lica en calidad de Observador, complet? las intervenciones del primer d?a. El orador subray? la importancia de esa estructura para la vida de todos los grupos que est?n en ella representados: Rom, Sinti, Cal?s, Viajeros y otros n?madas. Teniendo en cuenta los objetivos del Forum ?es decir, promover en favor de esas poblaciones el respeto efectivo de los derechos humanos y de las libertades fundamentales garantizadas por el Consejo de Europa, fomentar la lucha contra el racismo y la discriminaci?n, y facilitar la integraci?n en las sociedades europeas y la participaci?n en la vida p?blica y en la toma de decisiones? se entrev? en dicho organismo la manifestaci?n de una atenci?n concreta de los Estados por esta minor?a. En fin, despu?s de haber constatado que Europa y el Forum, a pesar de sus l?mites, afrontan el desaf?o de reunir las diversidades para darles voz, el Sr. Tambour insisti? en que la Iglesia debe reflexionar y ampliar a?n m?s su atenci?n pastoral a todos los grupos de n?madas, sin tener en cuenta sus or?genes y sus expresiones de fe, y siguiendo la apertura propuesta precisamente por las Orientaciones.

El martes 12 de diciembre hubo dos ponencias y siguieron algunos testimonios de capellanes que trabajan con los Gitanos del mar (Bangladesh, Indonesia y Filipinas).

En la primera intervenci?n, del Rev. Prof. Eduardo Baura, de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, fueron ilustrados los aspectos jur?dicos (de jus, por tanto, justitia) inherentes a la actividad pastoral con los Gitanos. Al comenzar su exposici?n, el Prof. Baura insisti? en que a pesar de que muchos elementos jur?dicos se concretizan en las normas organizativas de esta pastoral espec?fica, una consideraci?n sobre los aspectos de justicia, presentes en la acci?n de la Iglesia en favor de los Gitanos, no se puede reducir ?nicamente a las meras cuestiones organizativas. Por tanto, para lograr una visi?n completa y profunda del tema, es preciso tener en cuenta algunos principios jur?dicos presentes en la constituci?n misma de la Iglesia, que son el fundamento de los aspectos jur?dicos de la pastoral de los Gitanos y que iluminan la comprensi?n de las normas organizativas espec?ficas de este sector pastoral. Por lo que se refiere a la administraci?n de los bienes espirituales, el Profesor indic? como principio jur?dico fundamental aquel de igualdad: todos los fieles (no s?lo algunos, ni la mayor?a, sino todos) ?y por consiguiente tambi?n los Gitanos? tienen igual derecho de recibir los auxilios espirituales de los sagrados Pastores. De esa exigencia, surge la necesidad de organizar una acci?n pastoral apropiada, y entre los principios jur?dicos que la reglamentan, el relator record?, en particular, el de la territorialidad relativa y el principio de cooperaci?n entre los Pastores. Enseguida expuso las normas que reglamentan la pastoral de los Gitanos contenidas en el Documento, en particular en el Cap?tulo VI, titulado ?Estructuras y Agentes de Pastoral?. Para terminar, el Profesor Baura record? que los aspectos organizativos que ?l tuvo en cuenta deben estar siempre sometidos al principio de la salus animarum como suprema ley de la Iglesia, es decir, por todo aquello que, en la Iglesia, tiene por objeto el bien de las almas.

La ?ltima relaci?n, dedicada a la identidad del capell?n en la pastoral de los Gitanos, prestando atenci?n tambi?n al punto de vista de las Iglesias Orientales Cat?licas, estuvo a cargo del Rev. Padre Cyril Vasil?, S.J., Profesor en el Pontificio Instituto Oriental. Al comenzar su reflexi?n, el relator record? la falta secular de un enfoque espec?fico y especializado de la Iglesia, de sus pastores y de los agentes de pastoral, hacia el pueblo gitano. Luego examin? sint?ticamente las estructuras de la pastoral de los Gitanos, en los distintos niveles eclesiales, tal como est?n presentadas en las Orientaciones. Antes de mostrar algunas caracter?sticas espec?ficas del enfoque de un capell?n oriental, el P. Vasil? se detuvo, sobre todo, en una descripci?n de la figura del capell?n/misionero en el contexto de las principales normas can?nicas. Resumiendo sus caracter?sticas principales, a la luz de las Orientaciones, el P. Vasil? esboz? el siguiente panorama: el capell?n es una persona capaz de conocer a los Gitanos y de hacerlos conocer, y est? dispuesto a compartir con ellos sus alegr?as y sufrimientos. Partiendo de estas premisas, es posible, m?s adelante, llegar al testimonio personal y al anuncio directo de la fe, a la coparticipaci?n del pan del Evangelio y de la Eucarist?a. La eventual aplicaci?n y la utilizaci?n de las relativas normas can?nicas ?ya sea comunes como espec?ficas? para ese compromiso, deben constituir siempre una ayuda y no ser un obst?culo para el capell?n, ya que la salus animarum suprema lex. El P. Vasil? reiter?, pues, el concepto del Prof. Baura.

Siguieron los testimonios de los capellanes que trabajan con los n?madas de Bangladesh, Indonesia y Filipinas, presentes por primera vez. Se trata, en este caso, de los ?gitanos del mar?.

El primero que habl? fue el Sr. Prodyut Prodip Mondol, representante del grupo de catequistas que forman parte de la Pastoral Care of Nomads in Bangladesh (PNB). Al informar sobre su trabajo pastoral, se remiti? a las Orientaciones, que constituyen el fundamento del servicio que se presta regularmente a los grupos gitanos Jajabor (Bede), Mahali y Kowra. El Sr. Mondol describi? luego brevemente las caracter?sticas de estos n?madas y se detuvo m?s que todo en el di?logo, formal y teol?gico, entre cristianos y musulmanes, que se lleva a cabo a pesar de las tensiones y, algunas veces, de las ?guerras? reales.

La situaci?n de los n?madas en Filipinas fue presentada por el Rev. P. Tennis G. Tamayo, C.M.F., que realiza su apostolado con los Bajaus, ?los m?s pobres entre los pobres?. Llamados tambi?n ?los gitanos del mar?, ellos viven sobre todo en el suroeste de Filipinas, en el noroeste de Malasia y en el norte de Indonesia. La mayor?a de los Bajaus ?afirm? el Padre? son pescadores y viven de la generosidad del mar. Su creencia fundamental en los esp?ritus ha contribuido a la formaci?n de una comunidad tranquila y serena, que se distingue por el recto comportamiento social. Al contrario de lo que de ellos dicen los antrop?logos (los llaman ?islamistas populares?), no son musulmanes y no se dejan influenciar por ellos. El P. Tamayo ilustr? brevemente los dos encuentros de los agentes de pastoral y de los trabajadores sociales que viven con los n?madas, promovidos por la Iglesia local, que se celebraron, respectivamente, el 8 de abril, 2005, y del 27 al 29 de abril, 2006, en Zamboanga City. En los dos encuentros se trataron los principales problemas de la vida de los Bajaus: la pobreza, la falta de instrucci?n, la marginaci?n y la discriminaci?n, que se manifiestan, entre otras cosas, en la explotaci?n por parte de los sindicatos.

Sobre la cura pastoral de los migrantes, itinerantes y de la gente del mar (n?madas) en la di?cesis de Pangkalpinang, Indonesia, habl? el Rev. P.bro Bernardus Somi Balun. En su testimonio, di? a conocer la obra de la cual se benefician los ni?os, pero sobre todo las prostitutas, v?ctimas del ?tr?fico? de seres humanos que representa uno de los desaf?os m?s apremiantes para la atenci?n pastoral en la di?cesis. El Rev. Balun explic? luego el empe?o de la Iglesia en favor de la gente del mar de origen n?mada denominada Suku Laut. Ese trabajo se ha realizado tanto en el ?mbito pastoral y con relaci?n a la vida de comuni?n y fraternidad, como en el campo socioecon?mico, prestando especial atenci?n a la educaci?n y a la salud.

Los trabajos del segundo d?a terminaron con la lectura y la aprobaci?n general de las conclusiones y de las propuestas que se presentan a continuaci?n.

II. CONCLUSIONES

Del an?lisis profundo de las Orientaciones, en su dimensi?n antropol?gica, sociol?gica, teol?gica y eclesial -sin olvidar los aspectos hist?ricos y jur?dico-legislativos-, as? como de las discusiones en grupos de estudio, surgieron las siguientes consideraciones:

1. Los Directores Nacionales reconocieron la importancia de tener finalmente un Documento (Orientaciones) que d? testimonio de los esfuerzos realizados por la Iglesia cat?lica en la cura pastoral de los Gitanos, que reconozca su espiritualidad y quiera ofrecer a los n?madas la ense?anza del Evangelio en su totalidad. Se trata de un Documento que describe la pastoral de los Gitanos, no como mera beneficencia, sino como una exigencia de la catolicidad de la Iglesia.

2. Las Orientaciones son fruto del empe?o pastoral desarrollado hasta ahora y del intercambio de las experiencias realizadas. Marcan, por lo tanto, un momento importante en la historia de evangelizaci?n y promoci?n humana de los Gitanos. La declaraci?n del Papa Pablo VI al respecto: ?Vosotros est?is en el coraz?n de la Iglesia? (Pomezia, 1965), y la afirmaci?n del Concilio Vaticano II de que la Iglesia no establece diferencias entre los hombres (cf. Gaudium et spes), terminaron con el silencio hist?rico con relaci?n a este pueblo.

3. El siglo XX, en todo caso, aport? un cambio fundamental a la visi?n del mundo de los Gitanos con dos acontecimientos de gran valor hist?rico: el primero fue la beatificaci?n de Ceferino Jim?nez Malla, humilde Gitano espa?ol, m?rtir de la guerra civil de 1936; el segundo, la solicitud de perd?n a Dios por los pecados cometidos por los hijos de la Iglesia, tambi?n contra los Gitanos, pronunciada por el Papa Juan Pablo II el 12 de marzo, 2000, durante las celebraciones lit?rgicas del Gran Jubileo.

4. Entre dichos pecados ?si no eran de acci?n, fueron de omisi?n? se puede incluir una tibieza secular, a?n m?s, la falta de un enfoque espec?fico y especializado de la Iglesia, y tambi?n de sus pastores, sacerdotes y otros agentes de pastoral, con relaci?n a la misi?n entre los Gitanos. A este respecto, las Orientaciones exhortan a todo el pueblo cristiano a una conversi?n de la mente y de las actitudes, con el objeto de establecer una relaci?n positiva con la poblaci?n gitana.

5. En sus actitudes hacia los Gitanos, la Iglesia no debe solamente ?acoger? (la acogida se practicaba ya en el Antiguo Testamento), sino que debe correr el riesgo de ir hacia el otro, sobre todo al encuentro del que es distinto, del que es rechazado, del que no es aceptado, como se ve en el Nuevo Testamento. El Cristo del Evangelio rompe con los tab?s culturales.

6. El Evangelio ?misterio de salvaci?n confiado por Cristo a la Iglesia? debe ser predicado a los hombres de todas las culturas. En la obra de evangelizaci?n de los Gitanos, el proceso de inculturaci?n, entendida como encarnaci?n del Evangelio en las culturas y su introducci?n en la vida de la Iglesia, debe recuperar su validez y prioridad. En este contexto, las Orientaciones enumeran una serie de opiniones, pero muestran tambi?n la posibilidad de lograr el equilibrio deseado. Esencial, al respecto, es la afirmaci?n por la cual, siguiendo el camino de la aut?ntica catolicidad, la Iglesia debe llegar a ser, en cierto sentido, gitana entre los Gitanos, para que ellos puedan participar plenamente en la vida eclesial.

7. La ?promoci?n humana? y la ?evangelizaci?n? son dos aspectos complementarios e inseparables para la difusi?n del Reino del Padre, que es un reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. En la actividad pastoral en favor de los Gitanos, por consiguiente, la ayuda humanitaria y la verdad del Evangelio deben caminar juntas, y es necesario que la justicia, la fraternidad y la igualdad las acompa?en.

8. Por lo que se refiere a la ?purificaci?n? de la cultura gitana, ese proceso se debe llevar a cabo por medio del Evangelio y encontrar su plena realizaci?n en Cristo. En las Orientaciones se subraya que, junto con la ?aceptaci?n? de la cultura gitana, la Iglesia debe orientar la pastoral de modo que sea posible superar los aspectos que una visi?n cristiana de la vida no puede compartir o que, de alguna manera, constituyen un obst?culo en el camino de la reconciliaci?n y comuni?n entre Gitanos y gağ?.

9. El Gitano experimenta un sentimiento de exclusi?n, el deseo de conservar la propia movilidad y la propia familia. La solidaridad es central en su mentalidad. Su concepci?n religiosa y su fe se fundan en la existencia de un Protector poderoso.

La Redenci?n ?como plenitud de la solidaridad? no concierne solamente al alma, sino al hombre en todo su ser, incluso su cultura, el tipo de relaciones, etc. Por consiguiente, en la transmisi?n del Evangelio es extremamente importante considerar los valores y la riqueza de la cultura gitana, conocer el idioma y apreciar sus tradiciones y costumbres. En realidad, compartir la vida con los gitanos lleva a un enriquecimiento mutuo.

10. De todos modos, un respeto exagerado por la tradici?n gitana puede dar lugar al aislamiento o al rechazo. Pertenece a los gağ?, en todo caso, la responsabilidad en los siguientes campos: educaci?n, formaci?n profesional, igualdad ante la ley, dignidad humana, perd?n mutuo, interrupci?n de una serie de ofensas que se transmiten de generaci?n en generaci?n. El ya mencionado acto de confesi?n de las culpas de los hijos de la Iglesia, con miras a una ?purificaci?n de la memoria? tambi?n con relaci?n a los Gitanos, d? la posibilidad de mejorar las relaciones, hoy. El primer paso del di?logo consiste en aceptar que somos distintos.

11. La ausencia o la insuficiencia de reconocimiento de la identidad gitana, por parte de la sociedad y/o de la Iglesia, implica un proceso de asimilaci?n y no de integraci?n. Digna de alabanza, pues, es la afirmaci?n de las Orientaciones, por la cual s?lo la integraci?n, entendida como introducci?n armoniosa, dentro de la plena aceptaci?n de la diversidad, lleva hacia la deseada unidad. Acoger a los Gitanos, sin asimilarlos, ayud?ndoles preferiblemente a conservar su car?cter espec?fico, se presenta, sin embargo, como un equilibrio dif?cil de realizar.

12. Los Gitanos han sobrevivido, y siguen sobreviviendo a un real rechazo secular, con un modo de reaccionar que ha llegado a ser parte integrante de su cultura. Ese elemento cultural los hace part?cipes de la preocupaci?n de Cristo de romper con los tab?s y de Su amor privilegiado hacia los m?s d?biles. La Iglesia, siguiendo las huellas de Cristo, tiene la misi?n de reconocer y estimular este amor.

13. El car?cter espec?fico de la pastoral gitana no puede, sin embargo, eliminar el sentido de responsabilidad universal y territorial de la Iglesia. Los Gitanos interpelan, en efecto, a toda la Iglesia; de esto se desprende la necesidad de una articulaci?n entre pastoral espec?fica y territorial, parroquial. Incumbe al Obispo la responsabilidad de animar a los Gitanos a que conserven su propia identidad y unidad. Ellos deben sentirse bien acogidos en la Iglesia local y en la comunidad a la que pertenecen, cuando se desplazan. Esto lo indican claramente las Orientaciones.

14. En el actual contexto sociopol?tico surgen nuevos fen?menos que interpelan a la Iglesia, es decir:

? las nuevas migraciones gitanas preocupan a los Estados y asustan a las poblaciones, dando vida a un renovado racismo o a una xenofobia preocupante, por ser la negaci?n a la apertura del coraz?n querida por Cristo;
? estas nuevas migraciones crean encuentros entre las poblaciones y entre grupos que antes se ignoraban;
? paralelamente, los gitanos hacen lo posible por librarse del asistencialismo y afirmarse en cuanto tales;
? los organismos civiles tratan de dar a los gitanos una voz que les permita afirmarse.


III. RECOMENDACIONES

Considerando todo lo expresado arriba, los Participantes confirmaron las siguientes necesidades:
- que la Iglesia asuma las angustias y las esperanzas de los Gitanos, para que el Evangelio sea vivido y anunciado de manera adecuada a su mentalidad y a sus tradiciones. Esta preocupaci?n debe tener consecuencias en el campo lit?rgico y catequ?tico y
- que ella acepte enriquecerse con los valores gitanos, nacidos de la resistencia a la asimilaci?n y a las persecuciones, ya que la universalidad misma de la Iglesia lo requiere.
Hay qua:
- dar la prioridad a la tarea del Promotor episcopal. Su presencia y su actitud son esenciales para los agentes de pastoral que necesitan apoyo y solicitud, cuidados y atenci?n para sus necesidades particulares;
- solicitar un compromiso mayor por parte de los Obispos, sobre todo en la acogida y en la creaci?n de espacios de escucha a los Gitanos, as? como en la prevenci?n de la discriminaci?n. Hay que considerar la posibilidad de utilizar la ?advocacy? eclesial en defensa de su causa, de sus derechos;
- favorecer las asociaciones pol?ticas y culturales de los Gitanos, aunque ello supone riesgos. Se trata de la dignidad, condici?n de la adhesi?n personal a Jesucristo;
- fortalecer el protagonismo y la responsabilizaci?n de los Gitanos en la Iglesia;
- intensificar el empe?o y la solicitud por las vocaciones, dada la importancia de la presencia de sacerdotes, di?conos, religiosos y religiosas gitanos en esta pastoral espec?fica;
- multiplicar los lugares en los que los gitanos puedan expresar lo que son y su fe, por ejemplo, con la formaci?n de Escuelas de Fe, fermento de un di?logo respetuoso en el cual los Gitanos expresan su propia fe;
- salir del esquema ?acostumbrado? de preparaci?n a los sacramentos, teniendo en cuenta el elemento cultural y existencial de la emotividad (sentimientos) y de lo inmediato, que es propio de los Gitanos. Una ?continuidad? pastoral ser? preferible, mucho m?s que una monitorizaci?n espor?dica;
- promover las peregrinaciones, ocasiones de encuentro, para acabar con la imagen todav?a demasiado fuerte de que la Iglesia pertenece a los gağ? y que es preciso renunciar a la propia identidad gitana para ser un ?buen cristiano?. Una Eucarist?a en el campo puede significar una presencia de Cristo en el coraz?n de la vida gitana;
- manifestar la solidaridad de la Iglesia con los objetivos de justicia de la sociedad civil hacia los Gitanos y favorecer el florecimiento de una cultura gitana para darla a conocer tambi?n en su dimensi?n de fe;
- hacer hincapi? en la conveniencia del reconocimiento, por parte de la di?cesis, del car?cter espec?fico de la pastoral de los Gitanos y, por tanto,
- informar a las Autoridades religiosas sobre la existencia de las Orientaciones, destacando las expresiones particularmente significativas que suscitan la preocupaci?n y la responsabilidad pastoral;
- hacer lo posible por favorecer la acogida y una apropiada aplicaci?n de las Orientaciones. Dada la diversidad y complejidad de las situaciones en que viven los Gitanos en los distintos pa?ses, habr? que pensar en elaborar una especie de Directorio nacional;
- coordinar mejor el ministerio de los capellanes de los Gitanos con el de los p?rrocos locales, en el territorio. Que las comunidades parroquiales se abran a la acogida y reconozcan el aspecto positivo de lo que han realizado los agentes de pastoral;
- proyectar caminos de catequesis en funci?n de las caracter?sticas espec?ficas locales;
- promover los encuentros organizados entre agentes de pastoral y gitanos responsables, para establecer relaciones aut?nticas y suscitar una ?vida compartida?. Actuar seg?n el principio: ?nada en vez de ellos, sino todo con ellos?, es decir, sostener y acompa?ar a los Gitanos, pero no actuar en vez de ellos por temor a la derrota; colaborar, abstenerse de juicios morales y comenzar con amor;
- renunciar a dar una lectura demasiado ?literal? al nomadismo de los Gitanos. Muchas de las caracter?sticas del nomadismo son a?n v?lidas para los gitanos. La tierra es de todos, por consiguiente, tambi?n los Gitanos tienen derecho a la vivienda, al voto, a ser considerados como ciudadanos por todo concepto;
- afrontar lealmente el desaf?o que implican para la pastoral las nuevas migraciones gitanas, mediante el encuentro con otras religiones y confesiones, es decir, con un esp?ritu enriquecedor de adhesi?n al Evangelio y a la Iglesia, y de apertura;
- ofrecer m?s ocasiones de conocimiento mutuo de los responsables pastorales. Verificar juntos sus relaciones con los Gitanos y las de ?stos ?ltimos entre s?, para dar vida, progresivamente, a una espiritualidad pastoral com?n, adaptada a las nuevas situaciones. Esta debe ser viva, no puede ser estereotipada;
- intensificar la colaboraci?n con las instituciones civiles para que den voz a los Gitanos, y considerar la posibilidad de crear, en la Iglesia, foros, en los que los Gitanos puedan presentar sus problemas, sus solicitudes y alg?n caso particular propio.
- Por lo que se refiere al fen?meno de las sectas, es necesario tener en cuenta el n. 77 de las Orientaciones como base para nuestras actitudes.
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