Art?culo publicado en la revista "Iglesia Nivariense", Numero 71, Enero 2007, escrito por Cafrmen Luisa Gonzalez, Presidenta de la Comisi?n Diocesana de Justicia y Paz.
LA PAZ UN DON Y UNA TAREA (I)
La Iglesia, desde l968 ha venido celebrando la
JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ. El Papa, primero Pablo VI que instituy? esta Jornada, luego Juan Pablo II y estos dos ?ltimos a?os, Benedicto XVI, nos ha ido ofreciendo, a?o tras a?o, verdaderos tratados pr?cticos sobre las exigencias concretas para la construcci?n de la paz en el mundo.
La primera gran afirmaci?n constante de la Iglesia es clara v sencilla: la paz es posible. A pesar de todas las ambiciones, de todos los resentimientos, de todos los conflictos, de todos nuestros pecados, los cristianos tenemos que anunciar con obras y palabras que la paz es posible y est? a nuestro alcance conseguirla. El motivo fundamental de esta convicci?n es el que contarnos con la acci?n del Esp?ritu de Dios.
Adem?s de posible, la paz es necesaria. La necesitan los pueblos y la necesitamos las personas para vivir tranquilamente para crecer en posibilidades materiales y espirituales y poder disfrutar de los dones de Dios, comenzando por el gran don de la vida y de la libertad.
Y porque es necesaria, resulta tambi?n obligatoria. Todos estamos obligados a hacer lo que buenamente podamos para eliminar los g?rmenes de la violencia y desarrollar en nosotros mismos, en las personas, en las familias, en los pueblos y en las naciones, actitudes y relaciones de paz, fundadas en el respeto, la comunicaci?n, la estima y la colaboraci?n.
En definitiva, la paz es un don y una tarea. El ser humano, por haber sido hecho imagen v semejanza de Dios, tiene dignidad de persona, no es solamente alga sino alguien, capaz de conocerse de poseerse de entregarse libremente v de entrar en comuni?n con otras personas.
La capacidad de vivir unos con otros, estableciendo relaciones de justicia y de solidaridad, es un don de Dios que espera nuestra respuesta de compromiso permanente, individual y comunitario, lo que favorecer? la construcci?n de la paz.
El trabajo en favor de la paz es obligatorio para todos los cristianos. Y debemos hacerlo luchando contra las verdaderas causas de la violencia y de la guerra. Ninguno de nosotros podemos evadir-nos de esta tarea, si queremos ser seguidores del Dios de la Paz, manifestado en Jesucristo.
Las causas verdaderas de la guerra, y de todos los males, est?n en el coraz?n de las personas, y son la codicia, la ambici?n, el odio y el orgullo de los dirigentes, y a veces de los mismos pueblos. "El hombre bueno, como atesora bondad, saca cosas buenas; en cambio, el hombre malo, como atesora maldad, saca cosas malas" (Mi 12, 35).
En medio de este mundo conflictivo y agresivo, cristianos debemos luchar contra las guerras y contra toda violencia, Este trabajo se puede y se debe hacer de diferentes maneras. Se lucha contra la guerra mediante la educaci?n de los ni?os, de j?venes y de los pueblos, con la difusi?n y elevaci?n de la cultura b?sica, por medio de una buena acci?n pol?tica, por el respeto de la justicia, sensibilizando y ofreciendo alternativas justas a la soluci?n de los conflictos, fen?menos sociales, problemas, desde los m?s peque?os y cotidianos.
A?o tras a?o, el Papa nos dice que es hora de pasar a la acci?n. Este a?o en su Mensaje "LA PERSONA HUMANA, CORAZ?N DE LA PAZ", pone su centralidad en la persona humana. Centralidad que puede verse reafirmada en los tres apartados de este Mensaje: I. La persona humana y la paz; II. La ecolog?a de la paz y de la ecolog?a social; y III. Los Derechos 1lumanos y las organi?zaciones internacionales.
I.- En "La persona humana y la paz", se resalta e sentido y el valor de la conexi?n entre persona humana y 'paz, entendida y propuesta como don y tarea. En este sentido, pone de manifiesto c?mo la paz es, en primer t?rmino, un don de Dios, un regalo que ya se nos ha dado, "que se manifiesta tanto en la creaci?n de un universo ordenado armonioso como en la redenci?n de la humanidad, que necesita ser rescatada del desorden del pecado. Creaci?n y Redenci?n muestran la clave de lectura que ayuda a la comprensi?n del sentido de nuestra existencia sobre la tierra. La "gram?tica" trascendente, es decir, el conjunto de reglas de actuaci?n individual y de relaci?n entre las personas en justicia y solidaridad, est? inscrita en las conciencias, en las que se refleja el sabio proyecto de Dios ante el que es posible una respuesta racional: seguir en nuestra conducta los criterios de orden y paz. De ah? que sea tambi?n una tarea, un trabajo que, corno seres huttanos, tenemos por delante, Para conseguir la paz aut?ntica, es necesario establecer el di?logo franco e sincero entre las diversas personas, independientemente de su credo, para llegar a un encuentro. (n.3)
El Mensaje hace hincapi? en el respeto de los derechos fundamentales, en especial, del derecho a la vida en cada una de sus fases y la libertad religiosa de todos como fundamento de la paz. Denuncia como atentados a la paz, los conflictos armados, el terrorismo, diversas formas de violencia y otras muertes silenciosas como son el hambre, el aborto..., (n.4) En cuanto al derecho a la libertad religiosa, denuncia la situaci?n de opresi?n y de persecuci?n que sufren los creyentes, sean cristianos o no, por profesar p?blica y libre-mente sus propias convicciones religiosas.
Las desigualdades injustas son origen de las amenazas a la paz (nn.6-9) "Entre ellas son particularmente insidiosas-, por un lado, las desigualdades en el acceso a bienes esenciales corno la comida, el agua, la casa o la salud; por otro, las persistentes desigualdades entre hombre y mujer en el ejercicio de los derechos humanas fundamentales ".
II. En "La ecolog?a de la paz y de la ecolog?a social" (n n.8- I I ), la verdad de la persona humana se pone en relaci?n can el nueva concepto de ?ecolog?a de la paz?. que comporta un respeto a las normas intr?nsecas de la paz, a la l?gica de la paz, basada en el respeto a la naturaleza y a la moral del ser humano. Aqu? el Papa pone de relieve el problema del agotamiento de las fuentes de energ?a actuales y la competitividad por con-seguir los recursos disponibles, causa de posibles futuros enfrentamientos ente personas y pueblos. De esa preocupaci?n pone encima de la mesa algunas cuestiones: "?Qu? injusticias y antagonismos provocar? la carrera a por las fuentes de energ?a? Y ?c?mo reaccionar?n los excluidos de esta competici?n?" (n.9).
Resalta la importancia de tener en cuenta la concepci?n religiosa de la persona humana, El ser humano visto desde la perspectiva de la Revelaci?n, como fundamento s?lido de la defensa de los derechos humanos y de la paz:
"No es admisible que se promuevan concepciones antropol?gicas que conlleven el germen de la contraposici?n ?' la violencia. Son inaceptables las concepciones de Dios que impulsen a la intolerancia ante nuestros semejantes y' el recurso a la violencia contra ellos. Nunca es aceptable una guerra en nombre de Dios. Cuando una cierta con?cepci?n de Dios da origen a hechos criminales, es se?al de que dicha concepci?n se ha convertido ya en ideolog?a [...] una consideraci?n "d?bil" de la persona, que d? pie a cualquier concepci?n, s?lo en apariencia favorece la paz. En realidad, impide el di?logo aut?ntico y abre las puertas a la intervenci?n de imposiciones autoritarias, terminando as? por dejar indefensa a la persona misma y, en consecuencia, presa f?cil de la opresi?n y la violencia". En nuestro n?mero febrero presentaremos los otros aspectos del mensaje.