Lunes, 19 de marzo de 2007
HOMIL?A DE MONS. JOS? M. ARANCIBIA,
ARZOBISPO DE MENDOZA


EUCARISTIA, SACRAMENTO DE LA CARIDAD


EL PAPA BENEDICTO INSISTE EN ANUNCIAR EL AMOR

Alguna vez he contado, que el 8 de diciembre de 1965, cuando el Papa Pablo VI clausuraba el Concilio Vaticano II, me encontraba en la Plaza de San Pedro (Roma). Era un joven sacerdote, completando mis estudios de teolog?a. La reforma lit?rgica ya estaba en marcha, como uno de los primeros y deseados frutos del mismo Concilio. Apenas tres a?os antes, se hab?a mandado hacer una revisi?n completa, en orden a aquel precioso ideal de lograr: una participaci?n plena, consciente y m?s fecunda del Pueblo de Dios en la Liturgia. Las expectativas de entonces eran amplias y entusiastas. Aunque no faltaban algunas incertidumbres.

Durante el mes de octubre del 2005, muchos a?os despu?s, he tenido la gracia de participar en el S?nodo de Obispos, precisamente sobre el tema de la Eucarist?a. Al intervenir en esa asamblea, tuve la oportunidad de compartir con los hermanos obispos de todo el mundo, los frutos que -a mi juicio- dicha reforma hab?a producido en la vida de nuestras comunidades cristianas; tanto para el ministerio de nuestros sacerdotes, como para la renovaci?n de la fe y de la vida cristiana, en el entero Pueblo de Dios.

Hoy, a punto de cumplir cuarenta y cinco a?os de sacerdote y veinte de obispo, experimento una gran alegr?a al recibir la Exhortaci?n Apost?lica del Papa Benedicto XVI, Sacramento de la caridad, redactado a partir de las propuestas que los obispos participantes dejamos entonces en sus manos.

De la introducci?n a la conclusi?n, y pasando por sus tres grandes partes, encuentro confirmado el camino emprendido con tanta ilusi?n por la Iglesia Cat?lica, ya desde la preparaci?n del Vaticano II. Ese camino fue trazado por hombres de la talla de Juan XXIII y Pablo VI, tan ligados y comprometidos con aquel acontecimiento eclesial; luego retomado y profundizado por el querido Papa Juan Pablo II; y que hoy recibe un nuevo impulso de la mano sabia y firme de Benedicto XVI.

Es bueno recordar, que este camino viene de mucho m?s atr?s. Viene del Cen?culo, donde Cristo entreg? a la Iglesia naciente el sacramento de su amor hasta el fin. Eso es la Eucarist?a. San Pablo le escrib?a a una ferviente comunidad cristiana en torno al a?o 54: ?Yo recib? del Se?or lo que les transmit?: que el Se?or Jes?s, la noche en que era entregado, tom? pan, dando gracias lo parti? y dijo: ?Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes; hagan esto en memoria m?a??? (1 Co 11,23-24).

As?, a lo largo de una historia dos veces milenaria, la Iglesia ha celebrado la Eucarist?a para cumplir el mandato del Se?or; segura de encontrarlo a ?l mismo, entreg?ndose por amor a la Iglesia, y comunicando ese mismo amor a los participantes. Ese es el acontecimiento que se actualiza en la historia, como verdadero ?memorial?, cada vez que la comunidad cristiana, convocada por Cristo, ser re?ne para celebrar la Misa, especialmente el domingo, que es d?a del Se?or.

De esta manera, en la tradici?n viva de la Iglesia, los cristianos de cualquier tiempo y lugar, somos alcanzados y renovados por el Sacrificio de Cristo, vivo y presente en la Sagrada Liturgia eucar?stica. ?Misterio de fe?, como proclamamos en el momento de la consagraci?n, del cual parte y en donde culmina, toda la vida cristiana.

La Exhortaci?n entregada ahora por el Papa, forma parte -y de manera eminente- de este proceso vivo de transmisi?n y vivencia de la fe. Contiene orientaciones apropiadas para comprender y gustar el misterio del amor de Dios. Abre perspectivas nuevas y exigentes para obtener los frutos que ofrece el sacramento. Se?ala con firmeza puntos irrenunciables de nuestra fe, desafiada hoy por tantas situaciones complejas. No faltan las advertencias para que la Eucarist?a transforme la vida en aut?ntico y comprometido servicio a la justicia y a la solidaridad.

En este momento, la Iglesia diocesana de Mendoza est? actualizando su Plan de pastoral. Despu?s de una primera etapa (1999-2004), y hecha una evaluaci?n sincera, queremos proyectar el trabajo futuro de evangelizaci?n y misi?n, a partir de la experiencia hecha en estos a?os. Los desaf?os son muchos, e imploramos el auxilio divino para enfrentarlos con lucidez y audacia. El documento que nos acaba de ofrecer el Papa Benedicto, contiene sabias y muy ricas ense?anzas, que hemos de incorporar progresivamente a nuestra vida y pr?ctica lit?rgica. Estoy seguro que por esta v?a, Dios seguir? bendiciendo con abundantes dones, a la Iglesia que vive y camina en Mendoza,

Propongo, pues, a todos los cat?licos, y a cuantos se interesen en el tema, que consigan el texto completo de la Exhortaci?n para hacer una lectura atenta y agradecida; con el coraz?n bien dispuesto, a fin de dejarse alentar y cuestionar por sus profundas orientaciones. Es probable que nos encontremos confirmados en creencias, actitudes y pr?cticas. Como tambi?n, que descubramos algunas cosas que mejorar o corregir en nuestras liturgias. Sobre todo, ser? muy oportuno y provechoso, descubrir aquel ?arte de celebrar? la Divina Liturgia, que acerca -como ?l mismo dice- el Cielo a la tierra; la Belleza de Cristo y de su amor redentor, a la vida de nuestras comunidades cristianas.

Debo confesar, por fin, que me da pena el acento puesto por los medios en algunos puntos, subrayando los aspectos que m?s se prestan a la pol?mica. Algo parecido sucedi? durante la realizaci?n del S?nodo (2005), en los medios del mundo entero. Que la Iglesia latina s?lo ordene a hombres c?libes para la presidencia de la Eucarist?a, no puede oscurecer la grandeza de este maravilloso don. M?s bien nos impulsa a repasar las motivaciones de nuestra entrega, como a orar y trabajar por las vocaciones al sacerdocio. Que los divorciados vueltos a casar no puedan comulgar, nos obliga a ofrecerles toda la ayuda pastoral que merecen, como tambi?n a sostener a los matrimonios en la gracia de un amor conyugal fiel y exclusivo. Aunque la Iglesia recomiende usar alguna vez el lat?n en la liturgia, seguiremos empe?ados en celebrar la Misa para los fieles de Mendoza, de manera que tanto la Palabra de Dios, como todas las oraciones, resulten siempre comprensibles.

Ser? muy necesario, por lo tanto, que los cat?licos brinden su atenci?n a todo el contenido del documento papal, y que lo lean con el coraz?n abierto. Nosotros -pastores y fieles cat?licos- queremos escuchar con esp?ritu eclesial al Papa. ?l es maestro aut?ntico en las cuestiones de la fe y de la vida cristiana. ?l nos va a ense?ar c?mo celebrar bien la Eucarist?a, cumpliendo as? el mandato del Se?or, y alcanzando los frutos del amor que es el centro del Evangelio.

Jos? Mar?a Arancibia

Arzobispo de Mendoza
Publicado por verdenaranja @ 23:30  | Hablan los obispos
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