Art?culo semanal del padre Fernando Lorente, o.h., publicado en EL D?A el mi?rcoles 22 de Marzo, bojo el ep?grafe "Luz en el camino".
Luz en el Camino Fernando Lorente, o.h.
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?Qu? experiencia vivimos?
EN NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL, comenzando por lo que se refiere a Dios, estamos viviendo, incluso por muchos creyentes, una sensaci?n de parecer que Dios se ha marchado, que no vuelve y que no somos capaces de encontrarlo. Sentimos que Dios est? ausente. Y tambi?n se interesan muy poco o nada, sobre todo los de ciertas ideolog?as pol?ticas, para que Dios aparezca en la escena humana, en todas sus diversas realidades: en lo social, cient?fico, pol?tico y religioso. Se llega a considerar su ausencia como favorecida por el hombre mismo en sus concepciones actuales a la hora misma de manifestarse en su comportamiento. Nos encontramos conque son pocos los que viven con aut?nticas referencias religiosas externas y son muchos los que dicen no tener referencias internas que aporten alg?n tipo de certeza sobre Dios. Hay otras personas que han encontrado un camino complicado, al fijarse en manifestaciones deformadas de Dios o de lo religioso; es la situaci?n que se manifiesta en las sectas, en el fen?meno de las videncias y, en general, en el efervescente mundo esot?rico (oculto, enigm?tico, incomprensible,). Toda persona se desconoce como humana si no se reconoce como divina, pues divina es en su origen, en su modelaci?n y en su destino. Por eso, el que no cree en Dios no cree en el hombre, porque la verdad del hombre es inseparable de la verdad de Dios. Los negadores de Dios son los mayores negadores del hombre, pues sin Dios la vida humana carece de raz?n y de valor.
Un gran pensador espa?ol en materia religiosa nos dice a este respecto: "Nos hemos visto tir?nicamente atados a la superficie. Y esta represi?n de lo sagrado ten?a que aflorar por alg?n sitio. Y, siguiendo la sugerencia psicoanal?tica, aparece ahora en manifestaciones deformadas, aberrantes, reprimidas. He aqu? una explicaci?n de la ola nebuloso-esot?rica que nos invade actualmente, por m?s que no se quiera reconocer. Quedan, por fin, unos "locos" -bastantes- que continuamos diciendo y viviendo la certeza de que Dios est?, que Dios es y contin?a dirigiendo los pasos de nuestra existencia, los d?as y los a?os de la historia, a pesar de los que est?n deform?ndole, lo desprecien o que, voluntariamente, hasta no les interese percibirlo.
Finalmente, aqu? cabe este interrogante: Por qu? este empe?o nuestro, como creyentes, en pretender vivir cara a Dios, cuanto todo querer decirnos y demostrarnos con contundencia que Dios ha muerto, que est? mal herido, que es algo del pasado o que est? reservado para mentes enfermas. Y, precisamente, aqu? empieza un empe?o aventurero, una b?squeda en nuestra propia vida, si nos decidimos por confesar y vivir la fe en Dios; y, como nuevos Pablos, hemos de estar dispuestos a emprender la b?squeda m?s apasionante de cuantas nos podr?amos imaginar y, por supuesto, en este momento, -el que Dios nos concede- de la historia. Y todo este testimonio de b?squeda cristiana, realizado y vivido contra corriente, contra la potent?sima corriente humana, social y pol?tica que pretende, por todos los medios posibles, arrastrarnos, desviarnos y hasta confundirnos. Este momento de la fe, as? confesada y vivida, es, sin duda alguna, para personas serias y firmes en sus convicciones religiosas, que no les importa, como al Maestro, Cristo, perder una y otra vez en lo humano. Para toda experiencia cristiana de la fe cristiana con esta exigencia, solamente pueden llegar personas heroicas y silenciosas que est?n dispuestas a estar afianzadas en la espiritualidad de la cruz, la que aporta luz y sentido, y que para los que no la comprenden les resultan necedad y esc?ndalo.
* Capell?n de la Cl?nica S. Juan de Dios