ZENIT publica la intervenci?n de Benedicto XVI, pronunciada el 24 de Marzo de 2007, al reunirse con m?s de 80 mil participantes en la peregrinaci?n promovida por la Fraternidad de Comuni?n y Liberaci?n con motivo del vig?simo quinto aniversario de su reconocimiento pontificio.
Queridos hermanos y hermanas:
Para m? es motivo de gran alegr?a daros la bienvenida hoy, en esta plaza de San Pedro, con motivo del vig?simo quinto aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comuni?n y Liberaci?n. A cada uno de vosotros dirijo mi cordial saludo, en particular, a los prelados, a los sacerdotes, y a los responsables presentes. De manera especial, saludo a don Juli?n Carr?n, presidente de vuestra Fraternidad, y le doy las gracias por las bellas y profundas palabras que me ha dirigido en nombre de todos vosotros.
Mi primer pensamiento se dirige a vuestro fundador, monse?or Luigi Giussani, con quien me unen tantos recuerdos y que se hab?a convertido en un verdadero amigo. El ?ltimo encuentro, como ha mencionado monse?or Carr?n, tuvo lugar en la catedral de Mil?n, en febrero de hace dos a?os, cuando el querido Juan Pablo II me envi? a presidir sus funerales. El Esp?ritu Santo ha suscitado en la Iglesia a trav?s de ?l, un movimiento, el vuestro, para testimoniar la belleza de ser cristianos en una ?poca en la que se difund?a la opini?n de que el cristianismo era algo cansado y opresor. Don Giussani se empe?? entonces en volver a despertar entre los j?venes el amor por Cristo, ?Camino, Verdad y Vida?, repitiendo que s?lo ?l es el camino hacia la realizaci?n de los deseos m?s profundos del coraz?n del hombre y que Cristo no nos salva a despecho de nuestra humanidad, sino a trav?s de ella. Como record? en la homil?a con motivo de su funeral, este valiente sacerdote, criado en una casa pobre de pan, pero rica de m?sica, como le gustaba decir, desde el inicio qued? tocado, es m?s herido, por el deseo de belleza, pero no de una belleza cualquiera. Buscaba la Belleza misma, la Belleza infinita que encontr? en Cristo.
?C?mo no recordar, adem?s, los numerosos encuentros y contactos de don Giussani con mi venerado predecesor, Juan Pablo II? En una fecha para vosotros querida, el Papa quiso confirmar una vez m?s que la original intuici?n pedag?gica de Comuni?n y Liberaci?n consiste en volver a proponer, de manera fascinante y en sinton?a con la cultura contempor?nea, el acontecimiento cristiano, percibido como fuente de nuevos valores y capaz de dar sentido a toda la existencia.
El acontecimiento que cambi? la vida del fundador ha ?herido? tambi?n la de much?simos de sus hijos espirituales, y ha dado lugar a las m?ltiples experiencias religiosas y eclesiales que conforman la historia de vuestra grande y articulada familia espiritual. Comuni?n y Liberaci?n es una experiencia comunitaria de la fe, que no naci? en la Iglesia de una voluntad organizativa de la Jerarqu?a, sino de un encuentro renovado con Cristo y, podemos decir as?, de un impulso que se deriva en ?ltima instancia del Esp?ritu Santo. Hoy sigue ofreciendo una posibilidad de vivir de manera profunda y actualizada la fe cristiana, por una parte con total fidelidad y comuni?n con el sucesor de Pedro y con los pastores que aseguran el gobierno de la Iglesia; por otra, con una espontaneidad y una libertad que permiten nuevas y prof?ticas realizaciones apost?licas y misioneras.
Queridos amigos, vuestro movimiento se integra de este modo en el gran florecimiento de asociaciones, movimientos y nuevas realidades eclesiales suscitados providencialmente por el Esp?ritu Santo en la Iglesia tras el Concilio Vaticano. Todo don del Esp?ritu se encuentra necesariamente en su origen al servicio de la edificaci?n del Cuerpo de Cristo, ofreciendo un testimonio de la inmensa caridad de Dios para la vida de todo hombre. La realidad de los movimientos eclesiales, por tanto, es signo de la fecundad del Esp?ritu del Se?or para que se manifieste en el mundo la victoria de Cristo resucitado y se cumpla el mandato misionero confiado a toda la Iglesia.
En el mensaje al Congreso mundial de los movimientos eclesiales, el 27 de mayo de 1998, el siervo de Dios Juan Pablo II repiti? que en la Iglesia no se da un contraste o una contraposici?n entre la dimensi?n institucional y la dimensi?n carism?tica, de la que los movimientos son una expresi?n significativa, pus ambas son co-esenciales para la constituci?n divina del Pueblo de Dios. En la Iglesia, las instituciones esenciales tambi?n son carism?ticas y por otra parte los carismas tienen que institucionalizarse de una manera o de otra para tener coherencia y continuidad. De este modo, ambas dimensiones originadas por el mismo Esp?ritu Santo para el mismo Cuerpo de Cristo contribuyen a hacer presente el misterio y la obra salv?fica de Cristo en el mundo. Esto explica la atenci?n con la que el Papa y los pastores contemplan la riqueza de dones carism?ticos en la ?poca contempor?nea. En este sentido, durante un reciente encuentro con el clero y los p?rrocos de Roma, recodando la invitaci?n que san Pablo dirige en la Primera Carta a los Tesalonicenses a no apagar los carismas, dije que si el Se?or nos da nuevos dones tenemos que estar agradecidos, aunque en ocasiones sean inc?modos. Al mismo tiempo, dado que la Iglesia es una, si los movimientos son realmente dones del Esp?ritu Santo, tienen que integrarse naturalmente en la comunidad eclesial y servirla de manera que, en el di?logo paciente con los pastores, puedan constituir elementos edificantes para la Iglesia de hoy y de ma?ana.
Queridos hermanos y hermanas, el fallecido Juan Pablo II, en otra circunstancia para vosotros muy significativa os conf?o esta consigna: ?Id por todo el mundo a llevar la verdad, la belleza y la paz, que se encuentran en Cristo Redentor?. Don Giussani hizo de aquellas palabras el programa de todo el movimiento y para Comuni?n y Liberaci?n fue el inicio de una estaci?n misionera que os ha llevado a ochenta pa?ses. Hoy os invito a seguir por este camino, con una fe profunda, personalizada y firmemente arraigada en el Cuerpo vivo de Cristo, la Iglesia, que hace contempor?neo a Jes?s entre nosotros.
Concluimos nuestro encuentro dirigiendo el pensamiento a la Virgen con el rezo del ?ngelus. Don Giussiani ten?a una gran devoci?n por ella, alimentada por la invocaci?n ?Veni Sancte Spiritus, veni per Mariam? y por el rezo del himno a la Virgen de Dante Alighieri, que hab?is repetido esta ma?ana. Que la Virgen Santa os acompa?e y os ayude a pronunciar generosamente vuestro ?s?? a la voluntad de Dios en toda circunstancia. Pod?is contar, queridos amigos, con mi constante recuerdo en la oraci?n, mientras con afecto os bendigo a los que est?is aqu? presentes y a toda vuestra familia espiritual.
[Traducci?n del original italiano realizada por Zenit]