En el folleto TESTIMONIOS de la carpeta de la Campa?a 2007 ante el D?a del SEminario se encuentra el testimonio de?l seminarista Jes?s Silva.
Jes?s est? ahora en el sexto a?o de Seminario, tiene 23 a?os, y nos cuenta as? c?mo le llam? el Se?or: Yo nac? en una familia numerosa, que me ense?? los contenidos de la fe, pero de la que no supe aprender a vivir la relaci?n con Dios. Por eso fui creciendo como si Dios no existiera y no tuviera nada que ver con mi vida. Ya desde peque?o empec? a meterme en serios l?os. A los once a?os me dedicaba a robar chapas de coches para venderlas en el rastro y a forzar las cerraduras de los coches. Desde muy pronto me pasaba el d?a en la calle, y no paraba por casa.
Cuando estaba en octavo, iba con los amigos a un parque donde, desde unos matorra?les dispar?bamos a la gente que iba por la calle con una pistola de aire comprimido que hab?amos arreglado para que hiciese m?s da?o. Tambi?n llen?bamos de agua las bolsas negras "para los perros" y concurs?bamos a ver qui?n acertaba a la gente que pasaba por la calle; en internet nos dedic?bamos a mirar p?ginas "inapropiadas", etc. Tambi?n empec? a salir con una chica del pueblo, y no era un modelo de pureza.
Cuento esto para que ve?is que era un chico "normal", y no exactamente un modelo de comportamiento.
Pero a la vez que llevaba esta vida turbulenta, iba creciendo en mi interior una sensa?ci?n de vac?o. Ten?a s?lo quince a?os, pero ve?a c?mo mi vida carec?a de sentido, y me angustiaba ante el vac?o que hallaba en mi interior. Muchos d?as me pon?a a llorar s?lo de ver lo absurda que era mi vida, y c?mo no hab?a nada que la llenara. Fueron a?os de mucho salir por ah?, muchas maldades, mucha diversi?n... y mucha tristeza. No quer?a enfrentarme a mi verdad.
El a?o noventa y ocho me fui de campamento con la parroquia, y all? pude cambiar de amigos. Empec? a salir con una chica que se llamaba Lola, muy buena y muy guapa -para qu? lo vamos a negar-, y mi vida empez? a cambiar, porque ya no sal?a por ah? para hacer chorradas con mis amigos; ah? empez? una amistad de verdad.
Y aquel septiembre sucedi? el cambio de mi vida. Yo me aburr?a, y decid? leer un tebeo sobre la vida de San Agust?n. ?l hab?a nacido en una familia cuya madre era cristiana, pero no se bautiz?, y empez? a vivir una vida de diversi?n, triunfo y chicas. Pero se sent?a vac?o, y empez? a buscar la verdad. Y tras mucho sufrir y mucho buscar, se encontr? corte Dios, y su vida cambi?, y pas? de ser un vividor a ser sacerdote, obispo y santo. Cuando yo le? esto
me sent? muy identificado corte ?l, y me pregunt?: ?qui?n es este Dios que cambia as? la vida de la gente?Y en ese momento, Dios se me hizo presente internamente, sent? su presencia, y me di cuenta de que ?l me hab?a creado y de que me hab?a amado hasta encarnarse y dar su vida por m?, y s?lo me ped?a que yo le amase a ?l.
Cuando ca? en la cuenta del amor que Dios me ten?a, todo mi interior se resquebraj? y empec? a amar a Dios y a vivir orando y hablado con ?l, d?ndome cuenta de que yo no pod?a vivir como si Dios no existiese.
En mi coraz?n qued? una inquietud, como una voz que me dec?a: "yo quiero que seas sacerdote". Nunca me hab?a planteado semejante cosa, y lo primero que dije fue... que no.
Pero con el tiempo, aquella inquietud se fue perfilando. Y hubo sobre todo una cosa que me hizo darme cuenta de que Dios me quer?a todo para ?l. Conoc? a un chaval que iba siempre de negro -del que me hice muy amigo- y que me dec?a que su vida no ten?a sentido, que todo era absurdo para ?l. Era lo mismo que yo sent?a antes de conocer a Jesucristo. Entonces comenc? a hablar con ?l para transmitirle la felicidad que yo hab?a encontrado en Dios. En una ocasi?n lleg? a decirme: "a mi la vida no me da nada; no me importar?a morirme". Aquellas palabras se me clavaron en el alma, y aquella noche, mientras oraba y lloraba en presencia de Dios, me di cuenta de que hab?a muchos en el mundo que, como ese chaval, no ten?an sentido en su vida, aunque no se diesen ni cuenta, y not? c?mo Dios me ped?a que me entregase del todo a la misi?n de llevar el evangelio a los que no lo conocen.
Entonces decid? ser sacerdote.
Pero como no me atrev?a a dec?rselo a mi novia, le dije a Dios: "Si realmente quieres que sea sacerdote, t? har?s que ella lo deje conmigo". Y le falt? tiempo. Al poco fue ella la queme dijo que quer?a dejarlo conmigo, porque... ?ve?a que Dios me llamaba a sacerdote, y que era m?s de Dios que de ella!
Fue la ?ltima prueba que necesit?.
Dije que s?, y desde entonces soy la persona m?s feliz del mundo; he podido experi?mentar que merece la pena dar la vida por Jesucristo, porque s?lo ?l tiene el secreto de la felicidad verdadera. Si escuchas la voz de Dios que te llama, no seas torito: ?d? que s?!
Jes?s Silva Castignani