Al mismo tiempo crucificaron con El a dos ladrones, uno a la derecha, otro a la izquierda (Mt 27,38).
Y con Él crucificaron a dos bandidos, uno a la derecha, y el otro a la izquierda de El. Así se cumplió la Escritura que dice: "Y fue contado entre los malhechores" (Me 15,27-28).
Cuando hubieron llegado al lugar llamado del Cráneo, allí crucificaron a el, y a los malhechores, uno a su derecha, y el otro a su izquierda (Le 23,33).
... donde lo crucificaron, y con Él a otros dos, uno de cada lado, quedando Jesús en el medio (Jn 19,18).
"Estaba profetizado que el Mesías sería en la muerte igualado a los malhechores, a pesar de no haber en él maldad, y contado entre los pecadores (Is 53,9-12). Según San Juan Crisóstomo, esto lo hicieron los judíos para hacerle participante de su infamia. Pero no lo consiguieron, pues de los ladrones nadie se acuerda, y la cruz de Cristo en todas partes es honrada. Los reyes deponen su corona para tomar la cruz, en las púrpuras, en las diademas, en las armas, en la mesa sagrada, en toda la tierra, resplandece la cruz'.
Según el Papa San León, `dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda, son crucificados para que en la misma forma del patíbulo se mostrara aquella distinción entre todos los hombres que en el juicio se habría de realizar'. Y San Agustín dice: `La misma cruz, si bien se considera, fue el tribunal. Puesto en medio el juez, uno, que creyó, fue absuelto; otro, que insultó fue condenado. Con esto significaba lo que ha de hacer de los vivos y de los muertos, colocando unos a la derecha y otros a la izquierda21.
Según el derecho judío, no podrían ser ejecutadas dos o más personas el mismo día, pero la crucifixión y la justicia aquí eran romanas. Y en el uso romano esto era frecuente, o por comodidad de no repetir más ejecuciones, o por ejemplaridad de la pena.
El caso de ser ajusticiados muchos criminales a una era muy corriente, tanto entre los judíos como entre los romanos. En más de una ocasión se habían visto alzadas centenares de cruces unas junto a otras, tanto si los criminales habían incurrido en un mismo delito como sí eran crucificados por crímenes distintos. Por lo tanto el haber sido crucificado Jesucristo en compañía de otros criminales no ofrece en sí extrañeza alguna.
De modo que por encima de los designios de los soldados, de Pilato y de los judíos, Jesucristo tuvo esa compañía para dar cumplimiento a una profecía. El crucificar a Jesucristo precisamente en medio de dos ladrones tal vez fue ocurrencia de los legionarios. El P. Lagrange la califica de "su última burla para con el Rey de los judíos"22. En el Pretorio le habían colocado burlescamente todas las insignas de rey, rindiéndole los homenajes consiguientes a la realeza; sobre la cruz lleva el título que le acredita de Rey de los judíos, y tal vez sobre la cabeza la irrisoria corona de espinas. Sirva la cruz de trono, y como dignos ministros de semejante rey, dos ladrones, crucificados a sus lados. Mientras tanto, la Divina Providencia maniobra con la malicia y perversidad de los hombres conduciéndola al cumplimiento de su amorosos designios.
El ser tres en lugar de uno los ajusticiados sobre el Calvario, la importancia que se había dado a la causa de Jesús, en la que había intervenido todo el Sanedrín y la enorme aglomeración que había por todos los lugares con motivo de la Pascua, explica la presencia de un centurión junto a la cruz de Jesús, y hace suponer que los legionarios a quienes nos muestra San Mateo sentados fuesen más de los cuatro que habían intervenido en la ejecución y se habían repartido los vestidos.
20 Cf. SAN IGNACIO DE LOYOLA, Ejercicios Espirituales, Editorial Sal Terrae, Madrid, [297]. 21 Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, III, 46,11.
22 BASILIO DE SAN PABLO, CP., Manual cte Historia de la
Pasión de Cristo, Ediciones Studium, Madrid, 1968.