Domingo, 01 de abril de 2007
El reparto de los
vestidos de Jes?s


Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes. (Mt 27,35).

Y lo crucificaron, y se repartieron sus vestidos, sorteando entre ellos la parte de cada cual (Me 15,24).

Entretanto, hac?an porciones de sus ropas y echaron suertes (Le 23,34b).

Cuando los soldados hubieron crucificado a Jes?s, tomaron sus vestidos, de los que hicieron cuatro partes, una para cada uno, y tambi?n la t?nica. Esta t?nica era sin costura, tejida de una sola pieza desde arriba. Se dijeron, pues, unos a otros: "No la rasguemos, sino echemos suertes sobre ella para saber de qui?n ser?"; a fin de que se cumpliese la Escritura: "Se repartieron mis vestidos, y sobre mi t?nica echaron suertes "'6. Y los soldados hicieron esto (Jn 19,23-24).

"Observa la exactitud de la Escritura -comenta San Juan Cris?stomo-; pues el Profeta no s?lo expres? lo que fue repartido, sino que tambi?n lo que no lo fue; porque si bien dividieron los vestidos, echaron suertes sobre la t?nica, que no quisieron dividir"'.

Los ejecutores de las sentencias de crucifixi?n, o verdugos, cobraba su trabajo apropi?ndose spolia, o sea las vestiduras y objetos pertenecientes al crucificado.

Los vestidos de todos los jud?os28 eran:

1? El turbante, o m?s bien lienzo, que prendido con una cinta acostumbraban llevar los jud?os, sin distinci?n, sobre la cabeza.

2? El manto, denominado simia, formado de cuatro piezas y con cuatro costuras

3? La t?nica interior, denominada por los hebreos chetonet.

4? El cinto, especie de faja, denominado por los romanos balteum.

5? Las sandalias o calliga, usadas como calzado.

Despu?s de haber cumplido su cometido los cuatro soldados encargados de crucificar a Jesucristo, volvieron sus miradas codiciosas a estas humildes prendas del Salvador. Hab?a de repartirlas. El manto -pieza de m?s valor- la repartieron en cuatro partes, una para cada uno.

Donde hubo de resultar un poco m?s dif?cil hacer el reparto equitativo fue al llegar1 a la t?nica interior la cual era sin costura, tejida de una sola pieza (Jn 19,23). Los soldados echaron suerte sobre la misma, a fin de que se cumpliese la Escritura: Se repartieron mis vestidos, y sobre mi t?nica echaron suertes (Sal 21,19).

La manera de echar suertes entre los legionarios romanos consist?a en colocar en casco tantos dados numerados como eran las personas que entraban en la suerte. Al sacar el primer dado, la persona que hab?a entrado en la suerte con el n?mero que indicaba el dado sacado se quedaba con el objeto sorteado.

Y se sentaron all? para custodiarlo (Mt 27,36).

Se hab?an fatigado alg?n tanto en la crucifixi?n de los tres reos, y ya no les restaba sino custodiarlos hasta su muerte.

"Era costumbre -afirma Filli?n- montar la guardia cerca de los crucificados, seg?n atestiguan los autores cl?sicos, para evitar que los parientes y amigos de los ajusticiados los desclavasen de la cruz, y tal vez lo librasen a?n de la muerte"29.


26 Cf. Sal 21,19.
27 SANTO TOM?S DE AQUINO, Catena Aurea, -Tomo V (San Juan)-, Cursos de Cultura Cat?lica Buenos Aires, 1946, 421.
28 " Cf. BASILIO DE SAN PABLO, CP., Manual de Historia de la Pasi?n de Cristo, Ediciones Studi Madrid, 1968.
29 BASILIO DE SAN PABLO, CP., Manual de Historia de la Pasi?n de Cristo, Ediciones Studium, Madrid, 1968.



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