Lunes, 02 de abril de 2007
Art?culo publicado el EL D?A, 1 de Abril de 2007, escrito por Leonardo Ruiz del Castillo, Director de Caritas Diocesana de Tenerife.

Leonardo Ruiz del Castillo*


Domingo de Ramos y primero de mes


DOMINGO DE RAMOS; lunes, martes y mi?rcoles Santos; me detengo en el Jueves Santo: D?a del Amor Fraterno. ?ste es un d?a propio para la solidaridad; para el compartir fraterno; para recordar que, desgraciadamente, nuestra sociedad no es un camino de rosas y que hay hermanos y hermanas nuestros que pasan necesidades y, en algunos casos, hambre.

C?ritas fija su mirada en aquellos que no tienen lugar en ninguna mesa; en ning?n sitio; y debemos recordar que no son pocos. Hay un alto porcentaje de personas que est?n en esa situaci?n.

El amor preferencial que C?ritas profesa a los m?s empobrecidos de nuestra sociedad no deja de abarcar a esas personas que consideramos las m?s d?biles: los mendigos, los sin educaci?n? los sin techo? y, sobre todo, los sin esperanza de un futuro m?s boyante y mejor. No podemos olvidar en C?ritas la existencia de esta realidad. Si lo ignor?semos nos equiparar?amos con el rico Epul?n, que fing?a desconocer al mendigo L?zaro a las puertas de su casa.

Algunas veces me he preguntado si no le importan a Dios todos estos sufrimientos de nuestros hermanos y hermanas. Tambi?n me he preguntado por qu? ?l no hace nada para remediar estas situaciones. Incluso -pobre de m?- en mi reciente visita a Mauritania y ante tanta miseria, tanta pobreza y tanta desgracia me atrev? a preguntar: ?d?nde est? la mano de Dios?... ?Qu? atrevimiento y osad?a por mi parte! Pero la impotencia ante lo que se tiene delante hace que el coraz?n m?s duro se rompa, y una congoja invada nuestro ser. En esa desesperaci?n no me di cuenta de que Dios tambi?n sufre con nosotros, porque no es ajeno a todo ello. Tampoco comprend?, en mi angustia y consternaci?n ante tanto padecer, que las manos de Dios est?n en nosotros: En m?, en usted? en todos los que podemos aportar algo para paliar estas situaciones de injusticia. Porque no hemos de olvidar que nosotros mismos somos los responsables de tanto dolor y tanto llanto; por eso es nuestro deber acudir a la llamada de Dios para aliviar ese dolor y enjugar las l?grimas de la injusticia social. Ah? est?n las manos de ?l?

Cristo se acerc? a nosotros para saciar el hambre y sed del coraz?n humano, porque entend?a que nadie deb?a padecer hambre y sed; que todos deb?amos tener vida y en abundancia. Cuando tuvo ante s? a la muchedumbre hambrienta, compadecido realiz? el milagro de la multiplicaci?n de los panes y de los peces para que todos pudieran saciar su hambre. A pesar de todo ello, nunca debemos olvidar que, aun en el supuesto de que no hubiese hambre en el mundo, nuestros corazones seguir?an hambrientos y sedientos ante la falta de Dios.

?Cu?ntos de nuestros hermanos siguen llamando a las puertas de la sociedad que nada en la opulencia y la abundancia? ?Por qu? no hemos o?do esas llamadas?... quiz? porque la fiesta, el delirio, el derroche? la hartura nos impiden escuchar al hermano hambriento. En otras ocasiones s? o?mos esa llamada; pero esperamos a que saciemos nuestros deseos gulosos para arrojarles unas migajas y acallar as? nuestras conciencias, dejando, por otro lado, de importunarnos con sus voces, sus lamentos, sus llantos?

Para evitar todas estas situaciones es necesario, ante todo, compartir. Compartir lo que tenemos; pero no lo que nos sobra. Recuerdo, y puede decirse que cobran vigencia, los interrogantes de Pablo VI que dirigi? al mundo. A toda la sociedad llena de tecnicismos y altamente desarrollada: "?Est? dispuesta nuestra sociedad a sostener con su dinero las obras y las empresas organizadas a favor de los m?s pobres? ?A pagar m?s impuestos para que los poderes p?blicos intensifiquen su esfuerzo para el desarrollo? ?A comprar m?s caros los productos importados a fin de remunerar m?s justamente al productor? ?A expatriarse a s? mismo, si es joven, ante la necesidad de ayudar a este crecimiento de las naciones j?venes?". Estas preguntas que, como digo, fueron hechas por Pablo VI, est?n en su enc?clica "Populorum Progressio". ?No est?n de actualidad todav?a?

Hemos de poner a funcionar la maquinaria que nos lleve a la culturizaci?n de la justicia social; a lograr que la civilizaci?n del amor se imponga. ?Con qu? ojos miramos al excluido? ?Con los de la pena? ?Con los de "aparta que me importunas"? M?s bien como algo nuestro, como algo que hemos de asumir su problema y su carencia, para ofrecerle nuestra ayuda y le liberemos, con el fin de que supere esa dependencia y luego ?l pueda ayudar a los dem?s.

C?ritas trabaja con los excluidos, con los sin techo, con los ?ltimos y no atendidos a fin de devolverlos a la sociedad de donde han salido y que debido a diversas circunstancias han acabado en esas condiciones humillantes de pobreza, marginalidad y exclusi?n. Les devolvemos su autoestima y dignidad valor?ndolos, con un respeto exquisito y un trato no menos estimulador.

El Jueves Santo, Jesucristo comparti? su ?ltima Cena con los disc?pulos. Nosotros tambi?n podemos compartir muchas cenas, muchas comidas, mucho de lo que tenemos, con los que no tienen nada. No caigamos en dejarles lo que nos sobra. Recuerden que L?zaro llama de nuevo a nuestra puerta. Ese L?zaro son los inmigrantes que arriesgan sus vidas en los cayucos; las mujeres maltratadas; nuestros ancianos, que son abandonados en hospitales, residencias de mayores y sus propias casas? nuestros hermanos y hermanas que no tienen acceso a un puesto de trabajo. No podemos hacer o?dos sordos a sus gritos, a sus lamentos, a sus peticiones de ayuda.

Le deseo, estimado lector o lectora, una feliz Semana Santa de recogimiento, oraci?n, y ?por qu? no!, de descanso y asueto; y le recuerdo que el Domingo de Ramos es el primero del mes de abril: el d?a de C?ritas. Acerqu?monos a L?zaro con la actitud del buen samaritano.

*Director de C?ritas Diocesana de Tenerife
Publicado por verdenaranja @ 1:13  | Art?culos de inter?s
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios