Jueves, 03 de mayo de 2007
Alfonso Aguil?
www.interrogantes.net



Si a cualquiera nos preguntaran cu?les han sido las experiencias m?s enriquecedoras de nuestra vida, las que mejor conservamos en la memoria y recordamos con mayor satisfacci?n, casi siempre nos referiremos a vivencias personales dentro de un conjunto de personas a las que apreciamos. Quiz? sea la familia, o un equipo de trabajo, o un grupo de personas dentro de un determinado ?mbito cultural, o de un deporte, o de lo que sea.
Saber compartir, hacer equipo, sentirse unido a otras personas, es siempre gratificante, y tambi?n de ordinario un buen acicate para esforzarse, para mejorar. La presencia de otros nos inspira y estimula a un nivel quiz? dif?cilmente accesible para nosotros yendo en solitario. De los dem?s aprendemos muchas cosas que nos enriquecen enormemente, y por ayudarles a veces nos sorprendemos haciendo cosas que quiz? incluso no har?amos ni por nosotros mismos.

Los dem?s son un elemento decisivo en nuestra mejora personal. Es cierto que la fuerza para cambiar depende en gran parte de uno mismo. Pero tambi?n sabemos que las personas que nos rodean pueden ayudarnos o estorbarnos mucho en ese camino. La capacidad para cambiar se ve reforzada cuando sabemos convivir con los dem?s, cuando sabemos trabajar en equipo, cuando logramos estar cercanos a las personas que componen nuestro entorno.

El que se esfuerza dentro de un ?mbito de confianza e ilusi?n, bien integrado entre personas a las que aprecia, normalmente se esfuerza m?s y mejor. Y eso suele producir un ben?fico efecto feedback. Cuanto m?s das, m?s recibes, y mejor clima de colaboraci?n y apoyo logras, lo cual siempre refuerza la satisfacci?n de todos.

Se trata de saber integrarse lo mejor posible en los ?mbitos de relaci?n en los que participemos. Como ha escrito Anthony Robbins, todos jugamos en varios equipos: la familia, nuestro entorno profesional, nuestra ciudad, nuestra cultura, nuestro pa?s, la humanidad entera. Puede uno quedarse sentado en el banquillo y mirar, o bien levantarse y jugar. Y es mucho mejor jugar. Compartir nuestro mundo con otros. Cuanto m?s demos, m?s nos ser? dado. Cuanto m?s participemos, m?s daremos y m?s recibiremos.

Y tambi?n hay que saber elegir equipo. Como recuerda el dicho popular, la ley m?s universal es la ley de la gravedad, que tiende a llevarnos hacia abajo, y nos hace abandonar muchos retos que deber?amos plantearnos. Si sabemos rodearnos de personas positivas, con deseos de mejorar, con ilusi?n por hacer rendir sus talentos en servicio a los dem?s, entonces nos veremos nosotros mismos mucho m?s estimulados. Si logramos jugar en un equipo as?, eso es extremadamente valioso. Por eso es vital rodearse de personas que nos lleven a ser una persona mejor cada d?a.

La felicidad y el acierto en el vivir no depende de lo que tenemos, sino m?s bien de lo que somos, de c?mo vivimos. Y lo que hacemos con lo que tenemos determina en gran medida c?mo vivimos, hasta en detalles m?nimos. Por ejemplo, si somos generosos con una persona que ha hecho bien su trabajo, y le tratamos como merece, eso nos hace mejores a nosotros y a ?l. Y esto es aplicable a casi todo. Deber?amos hacer una reflexi?n personal sobre esto. ?Y si hiciera el prop?sito agradecer siempre con calor cualquier favor que recibo, o cualquier servicio que me hagan, por peque?o que sea? ?Y si dedicara m?s tiempo a hacer la vida agradable a quienes me rodean? ?Y si llamara de vez en cuando a mis amigos y familiares, sin necesidad de grandes motivos, aunque s?lo sea para interesarme por ellos? ?Y si hiciera el prop?sito de hacer un donativo, aunque sea modesto, a la medida de mis posibilidades, cuando tenga noticia de un proyecto interesante? Es un estilo de vida. No es cuesti?n de tener mucho tiempo ni mucho dinero. Es cuesti?n de c?mo administro lo que tengo, sea poco o mucho. De decidir con acierto a qu? dedico mi tiempo y mis recursos. De no dejarme llevar por la rutina, sino procurar poner en mi vida un poco m?s de ingenio y de reflexi?n.

Todo esto puede parecer poca cosa, pero es m?s importante de lo que parece. Cualquier peque?o detalle tiene un efecto positivo sobre nosotros mismos y los dem?s. Y un conjunto de peque?os detalles puede cambiar por completo el ambiente de una familia, una oficina, un lugar de descanso, un grupo de amigos, un noviazgo o un proyecto cultural. Proponerse ese reto con ilusi?n es algo que siempre vale la pena.


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