AMERICA/PERU - Conmueve profundamente ver como nuestra gente sencilla y humilde espera impaciente, anhelante la llegada del sacerdote o de la religiosa. La iglesia tiene la misi?n de devolver la unidad, afirma el obispo Prelado de Ayaviri a un a?o de su toma de posesi?n Ayaviri (
Agencia Fides) - La Prelatura de Ayaviri est? situada en el altiplano sur del Per? y comprende las tres provincias del norte del departamento de Puno: Melgar, Carabaya y Sandia, con una extensi?n de 32,000 km2. El incide de pobreza es muy elevado, siendo la poblaci?n en su mayor?a campesinos. El Prelado de Ayaviri es Mons. Kay Schmalhausen S.C.V., quien acaba de celebrar su primer aniversario como Obispo de la Prelatura en una misa que tuvo lugar el pasado 23 de abril en la Catedral de San Francisco de As? de Ayaviri. Con este motivo la Agencia Fides le ha dirigido algunas preguntas en las que Mons. Kay presenta la situaci?n de la Prelatura y las prioridades pastorales.
- Nos podr?a hacer una breve descripci?n de las caracter?sticas de la Prelatura de Ayaviri, caracter?sticas que ciertamente tendr?n su influencia en la labor apost?lica. La realidad geogr?fica y clim?tica de la Prelatura es muy variopinta, pues las alturas de nuestra Prelatura var?an entre los 5000 y los 500 m.s.n.m., con climas que van del aire g?lido y seco del altiplano a la humedad c?lida, y con temperaturas que var?an seg?n los lugares y las estaciones del a?o entre los 35 a 40 grados hasta los menos 20 grados bajo cero. Adem?s las v?as de comunicaci?n asfaltadas son casi inexistentes y esto tiene una clara incidencia, entre otros factores, en la econom?a de nuestros pueblos que en su gran mayor?a son campesinos y se encuentran bastante aislados los unos de los otros. Sabemos adem?s que aproximadamente un 70 % de nuestra poblaci?n vive entre la pobreza y extrema pobreza, muchos con una econom?a de supervivencia. Con todo, nuestro pueblo es profundamente creyente, de gran mayor?a cat?lica y de una religiosidad tan sencilla como profundamente arraigada.
- Y en cuanto a la poblaci?n y la vivencia religiosa de estos pueblos ?Que atenci?n pastoral necesitar?an especialmente? Nuestra poblaci?n es en su gran mayor?a - dir?amos en un 90% - quechua. En raz?n de la miner?a artesanal presente en algunas partes de nuestra Prelatura y que es un verdadero desaf?o y drama social, se moviliza en nuestro territorio una poblaci?n aymara algo fluctuante. Por otra parte me alegra decir que nuestro pueblo es profundamente religioso. Esto es algo caracter?stico del alma andina; y ello se expresa en una religiosidad popular marcada por la fiesta, las procesiones religiosas y las tradiciones que en mucho datan de la primera evangelizaci?n y se han mantenido a lo largo de siglos. Una religiosidad que, es verdad, requiere tanto de una progresiva maduraci?n como de una siempre renovada purificaci?n, pero cuya esencia inalterable es en su sencillez portadora de una impresionante belleza y riqueza espiritual. Y este es tambi?n un campo que debemos atender. Pienso adem?s que bien cuidada esta religiosidad popular aporta una riqueza y vitalidad espiritual, que resulta un verdadero fermento apost?lico y pastoral.
- ?Cu?les son los principales desaf?os y problemas que se ha encontrado en la Prelatura? Visto el panorama general se plantean para nosotros una serie de dificultades y desaf?os. Para una poblaci?n de cerca de 250,000 habitantes contamos con 32 parroquias y apenas 18 sacerdotes y 7 comunidades religiosas, de modo que realmente no damos abasto para el trabajo pastoral. El primer gran desaf?o es por lo tanto responder a las inmensas necesidades pastorales que tenemos y que nuestros fieles laicos tanto nos piden. Con cu?nta urgencia necesitamos la presencia de sacerdotes muy santos y con verdadero esp?ritu misionero para responder a la hermosa tarea evangelizadora; o de comunidades religiosas generosas que quieran llevar la palabra de Dios, la catequesis y los sacramentos a los ?ltimos rincones de nuestra Prelatura. Conmueve profundamente ver como nuestra gente sencilla y humilde que espera impaciente, anhelante la llegada del sacerdote o de la religiosa.
El segundo desaf?o se da de cara a la realidad de pobreza que nos rodea y que no tenemos derecho a ignorar. Hablo aqu? de la pobreza material y pobreza moral de un pueblo que sufre entre otras razones por profundas divisiones que lo lacera. Pienso que la caridad eclesial nos urge a atender las muchas necesidades puntuales que encontramos en los campos de la salud, educaci?n, alimentaci?n, vivienda, entre muchos otros. Es el mismo Se?or quien nos apremia a ello; estoy convencido que adem?s de las muchas acciones concretas que podemos y debemos ofrecer nos toca como Iglesia un papel muy importante: devolver la unidad; convocar a otras instituciones y al mismo Estado a un trabajo coordinado; contribuir a revertir la situaci?n de pobreza promoviendo un desarrollo solidario y sostenido.
- ?Cu?les son sus planes pastorales y principales acciones que le gustar?a llevar a cabo o que ya ha realizado? Despu?s de haber visitado la mayor parte de esta tierra veo no obstante que de cara al futuro son muchas las tareas a emprender. Algunas de ellas son: la invitaci?n a comunidades religiosas y sacerdotes a colaborar en esta misi?n; de hecho en los ?ltimos meses el Se?or nos ha bendecido con tres de ellas y dos sacerdotes. Ello debe ir acompa?ado de una formaci?n humana, intelectual y espiritual muy s?lida de los seminaristas, nuestro futuro clero. Gracias a Dios hemos iniciado el a?o con un buen n?mero de ellos.
En el ?mbito pastoral junto con la urgente atenci?n de la vida sacramental pienso que una de las principales preocupaciones son las familias y los j?venes: las familias como iglesias dom?sticas y cen?culos de vida y amor, y los j?venes que son la gran esperanza y el futuro de la Iglesia. Pienso especialmente en estas dos realidades en primer lugar por mi propia historia y experiencia personal. Pero adem?s por que tambi?n en nuestro entorno la familia se ha visto amenazada por graves peligros corriendo el riesgo de debilitarse paulatinamente; y nuestros j?venes contemplan muchas veces el futuro con temor e inseguridad, sin la fortaleza que es capaz de brindarles la fe y una aut?ntica vida cristiana.
A?adir?a simplemente y para terminar el aspecto lit?rgico, un tema que se debe tambi?n atender con cuidado y ello incluso en el marco de la evangelizaci?n de la cultura que es otra de esas grandes preocupaciones a tener en cuenta. Una liturgia celebrada en toda su grandeza y esplendor y participada activamente por el pueblo, es capaz de elevar y transformar al hombre. Pienso que as? se convierte en un elemento clave de nuestro trabajo pastoral.
-?Hay contrastes entre algunas de las costumbres presentes y la fe cristiana? ?C?mo conciliarlas? Claro est?, las dificultades no faltan. Hay que reconocer que perviven en nuestra cultura andina algunas creencias y cultos de car?cter ancestral, animistas y que portan un fondo pagano. Hay expresiones religiosas sincr?ticas y en las que la fe no ha terminado el proceso de purificaci?n y de s?ntesis positiva, y por tanto hay casos de una superposici?n de lo cristiano a lo pagano. En esto hay que ir con cuidado, pues al ser realidades humanas son complejas y delicadas. Por tanto la v?a de la catequesis, de una mayor e integral formaci?n en la fe es imprescindible. Ella se presenta como otra de las grandes urgencias y prioridades. Claro est? que en el campo de la fe y las costumbres no todo es conciliable. El Concilio y el Magisterio de la Iglesia apuntan en este sentido m?s bien a un doble movimiento o esfuerzo, que va en la l?nea tanto de una s?ntesis o integraci?n positiva de los elementos genuinamente humanos de la cultura y costumbres, como a su vez de una sana depuraci?n de aquellos elementos incompatibles con la fe y con la vocaci?n m?s profunda y a su vez ?ltima del hombre. (RG) (Agencia Fides 4/5/2007)