Escrito de monse?or Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Crist?bal de Las Casas, con el t?tulo ?Ni Dios, ni amo?.
VER
En el centro hist?rico de San Crist?bal de Las Casas, en la fachada del antiguo templo de San Agust?n, ahora convertido en sal?n de usos m?ltiples de la Facultad de Derecho, de la Universidad del Estado de Chiapas, desde hace meses est? esta frase: NI DIOS, NI AMO? Algunos piensan que quiz? le falta la letra R a AMO, para que diga AMOR, pero nada indica que quien lo escribi? no haya tenido tiempo para escribir esa R. As? como est?, refleja muchas cosas. En mi concepto, indica el tipo de ?cultura? que estamos viviendo: no se quiere ni un Dios, ni un amo; sino cada quien ser dios y amo.
En nuestra ciudad, se entrecruzan tendencias de todo tipo: desde anarquistas y extremistas radicales, hasta conservadores y costumbristas tradicionales. Es una ciudad pluricultural, no s?lo por la diversidad de razas, mestizas e ind?genas, nacionales y extranjeras, sino por la gran diferencia de ideolog?as. Esto tambi?n tiene su atractivo, tur?stico y econ?mico.
El letrero refleja casos como el de una joven de otro Estado, quien dijo a sus padres: ?Ya estoy cansada de vivir con ustedes. Quiero irme a otra parte y hacer mi vida; quiero ser yo misma?. Y as? procedi?. Vive en otra ciudad, hace lo que quiere, sin dar cuenta a nadie; pero exige que le paguen estudios, departamento, celular, alimentos, ropa y diversiones.
El letrero retrata a los legisladores del Distrito Federal que despenalizaron el aborto durante las primeras doce semanas de embarazo: no aceptan tener un Dios, ni un amo, sino ser amos de vida y de muerte, disponer cu?ndo empieza la vida humana y cu?ndo se puede eliminar. No aceptan que haya normas morales universalmente aceptadas, sino que el bien y el mal dependen de sus leyes que hacen; en otras palabras, pretenden ser dioses y amos. Se extra?an que llamemos a no obedecer esa ley y dicen defender el estado de derecho; pero no reconocen al actual Presidente de la Rep?blica, elegido leg?timamente seg?n la ley.
JUZGAR
Hemos ca?do en lo que el Papa Benedicto XVI calific? como ?dictadura del relativismo?, que es regirse s?lo por el criterio personal y decidir sin referencia a ninguna ley moral. Es lo que algunos tratan de legitimar: que nadie, ni las iglesias, ni Dios, normen la vida personal, la familia, la pol?tica, la econom?a, la cultura, la comunicaci?n. Para ellos, la conciencia es absoluta, sin referencia a ninguna ley sagrada; cada quien rige sus costumbres y decisiones, sin que nadie le pueda objetar o corregir; puede hacer de su cuerpo lo que quiera, aunque sea matar al nuevo ser ya concebido. ?Nada por encima de su decisi?n! ?Ni Dios, ni amo! Cada quien haga lo que quiera.
Al iniciar el C?nclave para elegir al nuevo Papa (18 de abril de 2005), el entonces cardenal Joseph Ratzinger describi? as? este fen?meno de la sociedad actual: ??Cu?ntos vientos de doctrina hemos conocido durante estos ?ltimos decenios!, ?cu?ntas corrientes ideol?gicas!, ?cu?ntas modas de pensamiento!... La peque?a barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido zarandeada a menudo por estas olas, llevada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo hasta el individualismo radical; del ate?smo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc. Cada d?a nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice San Pablo sobre el enga?o de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir a error (cf Ef 4,14). A quien tiene una fe clara, seg?n el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalista. Mientras que el relativismo, es decir, dejarse llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina, parece ser la ?nica actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como ?ltima medida s?lo el propio yo y sus antojos?.
Expresi?n de este relativismo moral, es la obsesi?n de personas, grupos, organizaciones y medios informativos por desmoronar y socavar los cimientos de las instituciones. Su ?xito editorial, pol?tico y econ?mico es hacer quedar mal a toda autoridad, empezando por la del hogar. Se ensa?an contra cualquier jerarqu?a, civil y militar, penal y legislativa, eclesi?stica y religiosa. Quieren deshacerse de normas absolutas y se rebelan contra todo lo establecido. Son como los adolescentes, que quieren hacerse valer prescindiendo de la autoridad paterna, a la que recurren s?lo cuando se les acaba el dinero y no saben qu? hacer. Entonces, reclaman a sus padres, como si ?stos fueron los culpables de sus males.
No se acepta ninguna censura y se exige libertad para todo: para posar desnudos, para decir, cantar, pintar, gritar y ofender, aunque se hieran sentimientos de otros. En la publicidad comercial y en muchos programas, lo que importa es vender y obtener placer, aunque se incite al pecado y al libertinaje. Ni?os y adolescentes, j?venes y mayores, al ver tantas escenas er?ticas, ?no se sienten atra?dos a experimentar cuanto all? se muestra? Se necesita mucha madurez para rechazar las m?ltiples incitaciones y mantenerse puros y castos.
Se invoca el laicismo, descalificando algunas intervenciones ?ticas de la jerarqu?a cat?lica como intromisi?n indebida de la Iglesia en la pol?tica y en la vida ciudadana, ignorando que la fe cristiana no es s?lo una pr?ctica religiosa, sino una actitud de vida, una luz que norma decisiones y conductas. Rechazan el influjo de la religi?n, como si ?sta debiera reducirse a la conciencia personal, al hogar y al interior de los templos. Quiz?, al rechazar a la jerarqu?a eclesi?stica, est?n pretendiendo prescindir de Dios, para ser dioses y amos ellos solos.
ACTUAR
? Qu? hacer ante esta corriente que arrastra todo? ?Enfrentarnos y medir fuerzas? ?Aislarnos y amargarnos? No. Los cristianos tenemos un camino cierto y seguro, que es Cristo, y que debemos ofrecer, no imponer, a los dem?s, como dec?a, en la misma ocasi?n, el entonces cardenal Ratzinger: ?Nosotros tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el hombre verdadero. El es la medida del verdadero humanismo. No es adulta una fe que sigue las olas de la moda y la ?ltima novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esa amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da el criterio para discernir lo verdadero y lo falso, entre el enga?o y la verdad. Debemos madurar este fe adulta; debemos guiar la grey de Cristo a esta fe?.
Desde la familia y la parroquia, hay que cimentar esta fe sobre bases s?lidas, para que las corrientes contrarias no la derrumben. Yo estoy convencido de que Cristo es el ?nico camino, la ?nica verdad, la ?nica vida. Quien lo encuentra, tiene certeza y seguridad.
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Crist?bal de Las Casas