Lunes, 07 de mayo de 2007
ZENIT publica la homil?a que pronunci? el cardenal Jos? Saraiva Martins, prefecto de la Congregaci?n para las Causas de los Santos, el domingo, 6 de Mayo de 2007, durante la celebraci?n eucar?stica en la que ley? el documento con el que Benedicto XVI introduce en el elenco de los beatos a Mar?a del Carmen Gonz?lez Ramos, Madre Carmen del Ni?o Jes?s, en su ciudad natal, Antequera.


V DOMINGO DE PASCUA
MADRE CARMEN DEL NI?O JES?S GONZ?LEZ RAMOS
MISA DE LA BEATIFICACI?N
(Hch 14,21b-26; Ap 21, 1-5?; Jn 13, 31-33?.34-35)



Excelent?simos Se?ores Obispos y hermanos en el sacerdocio, religiosas Franciscanas de los Sagrados Corazones, distinguidas autoridades, hermanas y hermanos en Nuestro Se?or Jesucristo:

Por encargo y delegaci?n del Papa Benedicto XVI, he tenido la dicha de hacer p?blico el documento mediante el cual el Santo Padre declara Beata a la Madre Carmen del Ni?o Jes?s Gonz?lez Ramos y nos encontramos reunidos en esta celebraci?n eucar?stica para dar gracias a Dios y compartir la alegr?a por la beatificaci?n.

1. En el Evangelio de este domingo V de Pascua hemos escuchado: ?Os doy un mandamiento nuevo: que os am?is unos a otros como yo os he amado. La se?al por la que conocer?n que sois disc?pulos m?os ser? que os am?is unos a otros? (Jn 13, 34-35). Son palabras de Jes?s, dichas a sus disc?pulos despu?s de haberles lavado los pies en la ?ltima Cena inmediatamente antes de su Pasi?n, que hemos revivido hace un mes, el d?a de Jueves Santo.

Habla el Se?or de un mandamiento nuevo. ?qu? quiere decir nuevo? No significa que hasta entonces fuera desconocido. Jes?s mismo hab?a recordado a aquel jefe del pueblo que amar a Dios y al pr?jimo eran el mandamiento m?s grande de la Ley antigua (cfr. Mc 12, 28-31). ?En qu? sentido, entonces, es nuevo? Encontramos la novedad en dos aspectos: En primer lugar, porque Jesucristo se?ala una nueva medida. Hasta entonces se hab?a dicho: amar?s al pr?jimo como a ti mismo. Ahora el Se?or indica que hemos de amarnos como ?l nos ha amado. ?l ha amado a todos sin excepci?n, justos y pecadores, por todos los hombres y por todas las mujeres dio su vida y muri? en la Cruz. Disculp? incluso a los que le hab?an condenado injustamente y pidi? por ellos: ?Padre, perd?nales, porque no saben lo que hacen? (Lc 23, 34). Hemos de amar al pr?jimo como Dios nos ama, con el amor que recibimos de Dios mismo, amor que le ha llevado a hacernos hijos suyos (cfr. 1 Jn 3,1).

Es tambi?n un mandamiento nuevo ?y es ?ste el segundo aspecto al que me refer?a?, porque el amor de Dios y del pr?jimo no es un mandamiento m?s, sino que es el mandamiento esencial, aquel que resume y contiene en s? todos los dem?s.

2. En la segunda lectura de esta Santa Misa hemos o?do las palabras de San Juan en el Apocalipsis: ?vi un cielo nuevo y una tierra nueva?. Dios realiz? por s? solo la creaci?n, pero quiere contar con nosotros para la nueva creaci?n, la civilizaci?n del amor de la que tantas veces han hablado los Papas recientes: una civilizaci?n del amor en la que se respeta la vida desde la concepci?n hasta la muerte; una civilizaci?n del amor en la que la familia, fundada en el matrimonio uno e indisoluble, sea el hogar amable y luminoso querido por el Se?or; una civilizaci?n del amor que impulsa hacia la verdad y la justicia e impregna la sociedad, sus instituciones y las relaciones de todos los hombres.

La primera lectura de esta Santa Misa ?de los Hechos de los Ap?stoles? nos narra como San Pablo y San Bernab?, despu?s de recorrer varias regiones y ciudades, regresan a Antioqu?a y re?nen a los cristianos para informarles sobre ?la misi?n que se les hab?a encomendado... y para contarles lo que Dios hab?a hecho por medio de ellos y c?mo hab?a abierto a los gentiles las puertas de la fe?. La misi?n recibida llevaba a San Pablo y a San Bernab? a viajar incansablemente para difundir el mensaje de Jesucristo, pero nos quedar?amos cortos si nos limit?semos a contemplar admirados su ejemplo sin darnos cuenta de que tambi?n nosotros ?todos, sin excepci?n? hemos recibido con el bautismo la misi?n no s?lo de practicar personalmente el mandamiento del amor, sino tambi?n de propagarlo a nuestro alrededor. Dios no nos pide que nos movamos de nuestro sitio ni que abandonemos nuestro trabajo, pero s? quiere que cada uno de nosotros, all? donde estamos, difundamos con el ejemplo de nuestra vida ordinaria y con nuestras palabras el tesoro de amor que hemos recibido.

3. Los textos sagrados nos han mostrado c?mo el amor a Dios y al pr?jimo debe ser el Norte de nuestra vida. Esa ense?anza hay que aplicarla a las circunstancias en las que nos desenvolvemos habitualmente, porque ?se y no otro es ?no podemos dudarlo? el ?mbito concreto en el que hemos de ponerla por obra.

Al hacerlo, hemos de tener presente el modelo hecho vida en la nueva Beata, Madre Carmen del Ni?o Jes?s, pues ella, en los distintos momentos de su existencia en la tierra, am? a Dios y a todas las personas con el amor de Jesucristo.

Desde los a?os de su infancia y juventud la Beata Carmen practica una intensa vida de piedad. La fuente inagotable donde aprende a vivir el mandamiento nuevo es la Eucarist?a. Se acerca a diario para recibir la Sagrada Comuni?n, cosa no frecuente en la ?poca. Ah? radica su fuerza. ?El coraz?n eucar?stico de Jes?s, preso de amor en el Sagrario? ?como se expresa el Beato Obispo Manuel Gonz?lez? le ense?a la verdadera entrega. Por eso ella puede afirmar: ?Los sufrimientos de esta vida me parecen nada, comparados con la dicha de poder recibir diariamente a Jes?s Sacramentado?.

Amor a Dios y amor al pr?jimo son el ?mbito de su vida real. ?Nadie toma tan en serio la vida real como el santo? (Romano Guardini, ?El Se?or?, VI, IX).

Y al crecer en ella el amor a Jes?s y su imitaci?n en las diversas circunstancias de la vida, entendi? la misi?n a que Dios la enviaba: acercar a Jes?s las almas que ?l puso en su camino, contar las maravillas del Se?or ?que tanto nos quiere?, ense?ar a descubrirlo y amarlo. Y, al mismo tiempo, enjugar las l?grimas de los pobres y enfermos llev?ndoles ayuda y consuelo; atendiendo a la educaci?n de ni?os y j?venes, al cuidado de enfermos y ancianos, a las j?venes obreras, a los peque?os necesitados de cuidados.

Junto a la Eucarist?a, los Misterios de Bel?n y el Calvario iluminan el camino espiritual de la nueva Beata y marcan su entrega a Dios y a los hermanos.

La contemplaci?n de la pobreza y humildad del Divino Nacimiento, la ense?a a hacerse peque?a, a no buscar grandezas materiales, a acoger con amor a los ni?os, sobre todo a los ni?os pobres, y hacerles todo el bien que puede. ?Mirad en los ni?os la presencia de Jes?s Infante?, dice a sus hermanas.

La Pasi?n del Se?or, su Muerte redentora, es tambi?n fuerza muy viva en Madre Carmen del Ni?o Jes?s. La entrega suprema por amor le da fuerza para superar los largos y dif?ciles a?os de su matrimonio, y tambi?n los sufrimientos que hubo de soportar como fundadora. Cuando ella afirma que ?la vida del Calvario es la m?s segura y provechosa para el alma?, ha experimentado c?mo el amor a Jesucristo, que sufre y muere para salvarnos, da sentido al silencio y la paciencia en las acusaciones y calumnias, al perd?n generoso, al don de s?, a la docilidad constante a la voluntad de Dios.

4. El Se?or eligi? Madre Carmen como instrumento para que fuese reflejo de la morada de Dios con los hombres, para enjugar l?grimas, disminuir el llanto, consolar en el dolor. Por el esp?ritu franciscano la dispuso a ser portadora de Paz y Bien; por la devoci?n al Coraz?n de Jes?s manso y humilde, la impuls? a ?manifestar a todos el amor que Dios nos tiene? (Cfr. Constituciones 5); en el Coraz?n Inmaculado de Mar?a le ense?? ?la actitud ante Dios y ante la vida? (Ib. 6). Y le inspir? la fundaci?n de un Instituto religioso para que su misi?n continuara en la Iglesia y en el mundo m?s all? de sus a?os terrenos.

Esta Obra, la Congregaci?n de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, cumple el pr?ximo d?a 8, pasado ma?ana, 123 a?os de existencia. Naci? en mayo, el ?mes de Mar?a? , la m?s perfecta disc?pula de Jes?s, la que mejor nos ense?a ?a conocerlo y amarlo, para que tambi?n nosotros podamos llegar a ser capaces de un verdadero amor y a ser fuentes de agua viva en medio de un mundo sediento? (Benedicto XVI: ?Deus Caritas est?, 42). Tambi?n en mayo, esta tierra venera con fervor a Cristo Crucificado bajo la advocaci?n de ?Se?or de la Salud y de las Aguas?.

Hace 123 a?os que esta ciudad de Antequera recibe la bendici?n que Dios env?a a trav?s de Madre Carmen y oye contar las obras que el Se?or hace por medio de la Congregaci?n en diversas regiones de Espa?a y en diversos pa?ses de Am?rica: Rep?blica Dominicana, Nicaragua, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela.

Es cierto que ?La vida de los Santos no comprende s?lo su biograf?a terrena, sino tambi?n su vida y actuaci?n en Dios despu?s de la muerte. En los Santos es evidente que, quien va hacia Dios, no se aleja de los hombres, sino que se hace realmente cercano a ellos? (Ib.).

Madre Carmen repet?a ?Bendito sea Dios, que tanto nos quiere?, en el dolor y en el gozo. Y su alma no quer?a guardar ese tesoro para ella sola. Por eso exclamaba: ?Cuando miro al cielo, se acrecientan mis deseos de ir por esos mundos a ense?ar a las almas a conocer y amar a Dios?.

Hoy, quienes han recibido el influjo del anhelo de Madre Carmen, se alegran al poder celebrar las obras grandes que Dios ha hecho por medio de ella. Se alegran al experimentar que ?nada hay m?s hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos por el Evangelio, por Cristo; nada m?s bello que conocerle y comunicar a otros la amistad con ?l? (Benedicto XVI en la Misa de inicio del Pontificado (S. C. 84).

Porque Madre Carmen tom? en serio el amor de Dios y la misi?n a que ?l la enviaba, porque obedeci? el mandato ?Amaos unos a otros como yo os he amado?, el Se?or ha querido mostrar que es ?de los suyos?, y ha concedido muchas gracias por su intercesi?n, entre ellas la curaci?n milagrosa de una Hermana. Por ello, nuestra Santa Madre Iglesia nos la presenta como modelo y nos ofrece hoy el gozo de esta Solemne Ceremonia Eucar?stica de Beatificaci?n.

Que su santidad sea ejemplo para nuestra vida.
Publicado por verdenaranja @ 23:54  | Homil?as
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