El Se?or ya sab?a que este problema de la muerte nos iba a hacer da?o. Que ?bamos a vivir pendientes y a veces hasta con miedo a este problema.
Por eso nos dice "que no tiemble vuestro coraz?n. Creed en mi Padre y creed en mi. En la Casa de mi Padre hay sitio para todos. Quiero que est?is conmigo, donde yo estar?".
Los cristianos no temblamos. Es verdad que todos tenemos miedo a la muerte, pero cuando llega ese momento no perdemos la serenidad. Estamos tranquilos. De hecho nos hemos reunido hoy para "celebrar" la muerte de nuestro hermano N.
La Iglesia se re?ne muchas veces para celebrar el nacimiento a la fe de un ni?o, para celebrar el proyecto de amor de dos personas y tambi?n, para celebrar la muerte de un hermano que ha ido a la Casa del Padre.
Creemos en ese Padre de Jes?s y estamos serenos. Creemos que este hombre ha llegado a la meta y vive con Dios. El ha sido creyente sincero. El vive con Dios, no es un desaparecido. Esto es lo que celebramos: la llegada al Cielo de este hermano, su entrada en el Cielo. Esto ciertamente es un consuelo para los que tenemos fe.
Hoy tambi?n hay muchas personas que no tienen fe y est?s pueden decir: pues nosotros que no tenemos fe estamos hechos polvo. Estamos muy tristes y dolidos. Ciertamente tienen derecho a estar tristes y dolidos. La muerte es separaci?n y ruptura y eso siempre es penoso.
Entonces, los que no tienen fe ?qu?? Yo os digo, amigos, que la fe es algo maravilloso. La fe es un don que Dios da. No se trata de poner argumentos, razones, pruebas, evidencias. Porque no es este el camino. Tenemos que tener en cuenta de que lo m?s esencial no se puede demostrar, como se demuestra un teorema o una operaci?n matem?tica.
Tenemos muchos motivos para creer que Dios recoge nuestra vida, que hay un m?s all?, que el esp?ritu no se destruye... No es l?gico que un mundo tan bien hecho, tan hermoso, con tantas cosas que son tan curiosas. No ser?a l?gico que una persona que es vida, coraz?n, sonrisa, ilusi?n, acabase en el sepulcro de esa forma reduci?ndose a unos huesos a un poco de polvo.
En todas las cosas de la tierra hay una l?gica. No ser?a justo, no ser?a l?gico que el hombre que es una m?quina perfecta termine como esos coches apilados, unos encima de otros para chatarra.
Ya desde los primeros tiempos el hombre intuy? que tras la muerte sigue viviendo, eso s?, de otra manera que aqu?. Es un argumento pero no es el resultado de una comprobaci?n matem?tica que no tiene vuelta de hoja.
Tenemos la Palabra de Dios, la Vida y Obra de Jes?s de Nazaret en quien creemos, que nos dijo todo lo que leemos en el Evangelio, que muri? y fue resucitado por el poder del Padre, como ese primer grano maduro que anuncia que tras ?l viene el resto de la cosecha.
Tenemos que apostar por una de las dos cosas: Creo o no creo. No se trata de convencer a nadie. Pero si damos raz?n de nuestra fe y de nuestra esperanza. Por eso estamos serenos. Creemos que nuestro hermano N. vive y eso nos llena de alegr?a y lo celebramos.
Lo malo es que el Evangelio de hoy tiene una segunda parte.
Dice el Se?or que se va al Cielo por el Camino que ya conocemos: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por m?". ?C?mo estamos viviendo? ?De cara a Dios que es Padre? ?De espaldas a su amor? El camino de Jes?s est? claro.
Jes?s dijo: "Bienaventurados los pobres, bienaventurados los pac?ficos. Bienaventurados los que trabajan por una justicia mayor, por un mundo mejor. Bienaventurados los que saben darse a los dem?s". ?Lo estamos haciendo as??
La muerte de un familiar es una celebraci?n para tomar conciencia de una certeza. N. vive. Ha llegado a la Casa del padre. Leed el Evangelio de Jes?s, ver?is c?mo os ayuda, c?mo os ilumina el camino.
Ojal? tengamos todos la serenidad, la suerte de escoger el Camino que conduce a la Vida.