S?bado, 02 de junio de 2007
ZENIT publica el discurso que dirigi? Benedicto XVI el viernes, 1 de Junio de 2007, al recibir las cartas credenciales de los embajadores ante la Santa Sede de Pakist?n, Islandia, Estonia, Burundi y Sud?n.


Excelencias:
Con alegr?a os doy la bienvenida en el Vaticano con motivo de la presentaci?n de las cartas que os acreditan como embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de vuestros respectivos pa?ses: Pakist?n, Islandia, Estonia, Burundi, Sud?n. Me hab?is transmitido las corteses palabras de vuestros jefes de Estado. Os doy las gracias, pidiendo que les expres?is mi deferente saludo y mis mejores deseos para sus personas y para su elevada misi?n al servicio de su pueblo.

Permitidme dirigir por vuestra mediaci?n un saludo cordial a todas las autoridades civiles y religiosas de vuestros pa?ses, as? como a todos vuestros compatriotas. Mis pensamientos y oraciones se dirigen tambi?n a las comunidades cat?licas que est?n presentes en vuestros pa?ses. Ustedes conocen el esp?ritu de colaboraci?n fraterna en la que act?an con todos sus hermanos en humanidad, preocupados por testimoniar el Evangelio que invita a vivir el mandamiento del amor por el pr?jimo.

Vuestra presencia de diferentes continentes da a nuestros contempor?neos la imagen del mundo que, de norte a sur, del este al oeste, se preocupa por entablar relaciones cada vez m?s cercanas para construir una sociedad serena.

En efecto, en el mundo actual, es m?s necesario que nunca afirmar los lazos que unen a los pa?ses, prestando una atenci?n especial a las naciones m?s pobres. No es posible utilizar impunemente las riquezas de los pa?ses m?s pobres, sin que estos ?ltimos puedan participar en el crecimiento mundial. Las autoridades de todos los pa?ses tienen el deber de trabajar juntos por una mejor distribuci?n de las riquezas y de los bienes del planeta. Una colaboraci?n as? tendr? tambi?n repercusiones para la solidaridad, la paz y la vida fraterna en el seno de los pa?ses y entre ellos. Hago un llamamiento a un nuevo compromiso de todas las naciones, en particular de las m?s ricas, para que todos los hombres tomen conciencia de su responsabilidad y para que acepten transformar su modo de vida en vistas a una repartici?n cada vez m?s justa.

Permitidme subrayar, adem?s, el papel que las religiones pueden asumir en este campo. Tienen el deber de formar a sus miembros en un esp?ritu de relaciones fraternas entre todos los habitantes de un mismo pa?s, con una atenci?n respetuosa a todos los hombres. Nadie puede ser objeto de discriminaci?n o ser marginado a causa de sus convicciones religiosas y su pr?ctica religiosa, que son elementos fundamentales de la libertad de las personas. Las sociedades son honradas si protegen los derechos esenciales y manifiestan de este modo la atenci?n que dedican a la dignidad de todo ser humano. Por otra parte, una vida religiosa aut?ntica no puede ser fuente de divisi?n o de violencia entre personas y comunidades humanas. Por el contrario, constituye el fundamento de la conciencia de que toda persona es un hermano que hay que proteger y ayudar en su crecimiento.

Se?oras y se?ores embajadores, en el momento en que comenz?is vuestra misi?n ante la Santa Sede, os dirijo mis mejores deseos de ?xito en vuestro servicio. Pido al Todopoderoso que os acompa?e a vosotros, a vuestros seres queridos, a vuestros colaboradores y a todos vuestros compatriotas, y que haga descender sobre cada uno de vosotros la abundancia de sus bendiciones.

[Traducci?n del original franc?s realizada por Zenit
Publicado por verdenaranja @ 22:53  | Habla el Papa
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