S?bado, 02 de junio de 2007
VATICANO - Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Misiones 2007: "Todas las Iglesias para todo el mundo"

Ciudad del Vaticano,(Agencia Fides) - Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la 81? Jornada Mundial de las Misiones, que este a?o se celebra el domingo 21 de octubre con el tema: "Todas las Iglesias para todo el mundo."


Queridos hermanos y hermanas,
Con ocasi?n de la pr?xima Jornada Mundial de las Misiones quisiera invitar a todo el Pueblo de Dios - Pastores, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos - a reflexionar sobre la urgencia y la importancia que reviste, en estos tiempos, la acci?n misionera de la Iglesia. Continuamente resuenan en nuestro interior, como una llamada universal y un afligido llamamiento, las palabras con las que Jesucristo, crucificado y resucitado, antes de subir a los Cielos, confi? a los Ap?stoles el mandato misionero: "Id, pues, y haced disc?pulos a todas las gentes bautiz?ndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Esp?ritu Santo y ense??ndoles a guardar todo lo que yo os he mandado". Y a?adi?: " Y he aqu? que yo estoy con vosotros todos los d?as hasta el fin del mundo" (Mt 28,19-20). En la gran obra de evangelizaci?n nos sustenta y acompa?a la certeza de que ?l, el due?o de la mies, est? con nosotros y gu?a sin descanso a su pueblo. Cristo es la fuente inagotable de la misi?n de la Iglesia. Este a?o, adem?s, un ulterior motivo nos impulsa a un renovado compromiso misionero: se celebra en efecto el 50? aniversario de la Enc?clica del Siervo de Dios P?o XII ?Fidei Donum?, con la que se promovi? y alent? la cooperaci?n entre las Iglesias para la misi?n ad gentes.
"Todas las Iglesias para todo el mundo": este es el tema elegido para la pr?xima Jornada Mundial de las Misiones. Invita a las Iglesias locales de todos los continentes a tomar mayor conciencia de la urgente necesidad de impulsar de nuevo la acci?n misionera ante los m?ltiples y graves desaf?os de nuestro tiempo.
Ciertamente han cambiado las condiciones de la humanidad, y en estas d?cadas se ha realizado un gran esfuerzo por difundir el Evangelio, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II. Sin embargo, todav?a queda mucho por hacer para responder al llamamiento misionero que el Se?or continuamente dirige a todos los bautizados. ?l continua llamando, en primer lugar, a las Iglesias llamadas de antigua tradici?n, que en el pasado ofrecieron a las misiones, adem?s de medios materiales, un numero considerable de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, dando vida a una eficaz cooperaci?n entre las comunidades cristianas. De esta cooperaci?n surgieron abundantes frutos apost?licos tanto en las j?venes Iglesias en tierras de misi?n, como en las realidades eclesiales de origen de los misioneros.
Frente al avance de la cultura secularizada, que en tantas ocasiones parece que penetra cada vez m?s en las sociedades occidentales, y considerando adem?s la crisis de la familia, la disminuci?n de las vocaciones y el progresivo envejecimiento del clero, estas Iglesias corren el peligro de encerrarse en si mismas, de mirar al futuro con poca esperanza y de disminuir su esfuerzo misionero. Pero es precisamente este, el momento de abrirse con confianza a la Providencia de Dios, que nunca abandona a su pueblo y que, con la potencia del Esp?ritu Santo, lo conduce hacia el cumplimiento de su eterno dise?o de salvaci?n.
El Buen Pastor invita tambi?n a las iglesias de reciente evangelizaci?n a dedicarse generosamente a la ?missio ad gentes?. A?n en medio de grandes dificultades y obst?culos en su desarrollo, estas comunidades est?n en constante crecimiento. Algunas poseen afortunadamente numerosos sacerdotes y personas consagradas y no pocos de estos, a?n siendo muchas las necesidades en sus lugares de origen, son sin embargo enviados para desarrollar su ministerio pastoral y su servicio apost?lico en otros lugares, incluidas las tierras de antigua evangelizaci?n. De esta manera se asiste a un providencial "intercambio de dones", que redunda en beneficio de todo el Cuerpo M?stico de Cristo.
Deseo vivamente que se intensifique la cooperaci?n misionera, valorizando las potencialidades y los carismas de cada uno. Deseo, adem?s, que la Jornada Mundial de las Misiones contribuya a que todas las comunidades cristianas y todos los bautizados sean cada vez m?s conscientes de que la llamada de Cristo a propagar su Reino hasta los ?ltimos confines del planeta es universal "La Iglesia es misionera por su propia naturaleza - escrib?a Juan Pablo II en la Enc?clica ?Redemptoris missio? -, ya que el mandato de Cristo no es algo contingente y externo, sino que toca el coraz?n mismo de la Iglesia. Por ello, toda la Iglesia y cada Iglesia es enviada a las gentes. Las mismas Iglesias m?s j?venes deben participar cuanto antes y de hecho en la misi?n universal de la Iglesia, enviando tambi?n ellas misioneros a predicar por todas las partes del mundo el Evangelio, aunque sufran escasez de clero" (n. 61).
A cincuenta a?os del hist?rico llamamiento de mi predecesor P?o XII con la Enc?clica Fidei donum para una cooperaci?n entre las Iglesias al servicio de la misi?n, quisiera recordar que el anuncio del Evangelio continua teniendo gran actualidad y urgencia. En la citada Enc?clica ?Redemptoris missio?, el Papa Juan Pablo II, reconoc?a que "la misi?n de la Iglesia es m?s vasta que la ?comuni?n entre las Iglesias?: ?sta, adem?s de la ayuda para la nueva evangelizaci?n, debe tener sobre todo una orientaci?n con miras a la especifica ?ndole misionera" (n. 65). El compromiso misionero continua siendo pues, como se ha recordado en diversas ocasiones, el primer servicio que la Iglesia debe a la humanidad de hoy, para orientar y evangelizar las transformaciones culturales, sociales y ?tica; para ofrecer la salvaci?n de Cristo al hombre de nuestro tiempo, que en tantas partes del mundo es humillado y oprimido a causa de pobrezas end?micas, de la violencia, de la negaci?n sistem?tica de los derechos humanos.
La Iglesia no puede sustraerse de esta misi?n universal, pues tiene para ella una fuerza vinculante. Al haber confiado Cristo el mandato misionero en primer lugar a Pedro y a los Ap?stoles, esta labor compite en la actualidad ante todo al Sucesor de Pedro, que la Providencia divina ha elegido como fundamento visible de la unidad de la Iglesia. Y a los Obispos directamente responsables de la evangelizaci?n ya sea como miembros del Colegio episcopal, ya sea como pastores de las Iglesias particulares (cfr Redemptoris missio, 63). Me dirijo, por tanto, a los Pastores de todas las Iglesias puestos por el Se?or para guiar su reba?o, para que compartan la obsesi?n del anuncio y la difusi?n del Evangelio. Precisamente esta fue la preocupaci?n que impuls? hace cincuenta a?os al Siervo de Dios P?o XII a hacer la cooperaci?n misionera m?s conforme a las exigencias de los tiempos. Ante las perspectivas de la evangelizaci?n pidi? especialmente a las comunidades de antigua evangelizaci?n que enviaran sacerdotes para apoyar a las Iglesias de reciente fundaci?n. Se dio vida de este modo a un nuevo "sujeto misionero" que toma su nombre precisamente de las primeras palabras de la Enc?clica, "Fidei donum". Escribi? a este prop?sito: "Considerando por un lado las innumerables filas de nuestros hijos que, sobre todo en los Pa?ses de antigua tradici?n cristiana, son part?cipes del don de la fe, y por otro, la masa a?n m?s numerosa de los que todav?a esperan el mensaje de salvaci?n, sentimos el ardiente deseo de exhortaros, Venerables Hermanos, a apoyar con vuestro celo la causa santa de la expansi?n de la Iglesia en el mundo". Y a?adi?: "Quiera Dios que gracias a nuestro llamamiento, el esp?ritu misionero penetre m?s a fondo en el coraz?n de todos los sacerdotes e inflamen a todos los fieles con su ministerio" (AAS XLIX 1957, 226).
Damos gracias al Se?or por los frutos abundantes que se han obtenido gracias a esta cooperaci?n misionera en ?frica y en otras regiones de la tierra. Filas de sacerdotes, dejando sus comunidades de origen, han dedicado todas sus energ?as apost?licas al servicio de comunidades apenas creadas, en zonas pobres y en v?as de desarrollo. Entre ellos se encuentran no poco m?rtires que, unieron al testimonio de la palabra y a la dedicaci?n apost?lica, el sacrificio de la propia vida. No podemos tampoco olvidar a tantos religiosos, religiosas y laicos voluntarios quienes, junto a los presbiterios, se prodigaron por difundir el Evangelio hasta los ?ltimos confines del mundo.
Que la Jornada Mundial de las Misiones sea una ocasi?n para recordar en la oraci?n a estos nuestros hermanos y hermanas en la fe y a cuantos contin?an trabajando con desvelo en el vasto campo misionero. Pidamos a Dios que su ejemplo suscite en todas partes nuevas vocaciones y una renovada conciencia misionera en el pueblo cristiano. Efectivamente, toda comunidad cristiana nace misionera, y precisamente el amor de los creyentes hacia su Se?or, se mide seg?n la valent?a en evangelizar. Podr?amos pues decir, que para los fieles no se trata ya simplemente de colaborar en la actividad de evangelizaci?n, sino de sentirse ellos mismos protagonistas y responsales de la misi?n de la Iglesia. Esta corresponsabilidad implica un crecimiento de la comuni?n entre las comunidades y un incremento en la ayuda rec?proca por lo que concierne tanto al personal (sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos voluntarios) como al empleo de los medios necesarios para evangelizar hoy en d?a.
Queridos hermanos y hermanas, el mandato misionero confiado por Cristo a los Ap?stoles nos afecta a todos. Que la Jornada Mundial de las Misiones sea por tanto, una ocasi?n propicia para tomar una m?s profunda conciencia de este compromiso y para elaborar juntos itinerarios espirituales y formativos adecuados que favorezcan la cooperaci?n entre las Iglesias y la preparaci?n de nuevos misioneros que difundan del Evangelio en este nuestro tiempo. Sin embargo, no podemos olvidar que la primera y principal contribuci?n, que estamos llamados a ofrecer a la acci?n misionera de la Iglesia, es la oraci?n. "La mies es mucha, pero los obreros son pocos - dice el Se?or -. Rogad pues al due?o de la mies para que env?e operarios a su mies" (Lc 10,2). "En primer lugar - escrib?a hace cincuenta a?os el Papa P?o XII de venerada memoria - rezad pues, Venerables Hermanos, rezad m?s. Recordad las inmensas necesidades espirituales de tantos pueblos que est?n lejos de la verdadera fe y carecen de las ayudas para perseverar" (AAS, cit., p?g. 240). Y exhortaba a multiplicar las Misas celebradas por las Misiones, indicando que "eso responde a los deseos del Se?or, que ama a su Iglesia y la quiere extendida y floreciente por todos los rincones de la tierra" (ibid., p?g. 239).
Queridos hermanos y hermanas, yo tambi?n renuevo esta invitaci?n m?s actual que nunca. Se extienda por todas las comunidades la coral invocaci?n al "Padre nuestro que est? en los cielos", para que venga su reino sobre la tierra. Realizo un llamamiento especialmente a los ni?os y j?venes, siempre dispuestos a generosas acciones misioneras. Me dirijo a los enfermos y a los que sufren, recordando el valor de su misteriosa e indispensable colaboraci?n en la obra de la salvaci?n. Pido a las personas consagradas y especialmente a los monasterios de clausura que intensifiquen su oraci?n por las misiones. Que gracias al compromiso de todos los creyentes se extienda por toda la Iglesia la red espiritual de oraci?n en apoyo de la evangelizaci?n. Que la Virgen Maria, que acompa?? con maternal solicitud el camino de la Iglesia naciente, conduzca tambi?n nuestros pasos en esta ?poca y nos obtenga un nuevo Pentecost?s de amor. Nos haga especialmente conscientes de que todos somos misioneros, enviados por el Se?or para ser sus testigos en todos los momentos de nuestra existencia. A los sacerdotes "Fidei donum", a los religiosos, a las religiosas, a los laicos voluntarios que trabajan en primera fila en la labor de la evangelizaci?n, as? como a cuantos se dedican de modos diversos al anuncio del Evangelio, les aseguro un recuerdo cotidiano en mi oraci?n, mientras imparto con afecto a todos la Bendici?n Apost?lica.

Del Vaticano, 27 de mayo de 2007, Solemnidad de Pentecost?s
BENEDICTUS PP. XVI

(Agencia Fides 29/5/2007, L?neas: 133 Palabras: 1995)
(Traducci?n realizada por la Agencia Fides)

Links:

Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI en otros idiomas >>
http://www.fides.org/ita/approfondire/2007/index_gmm.php
Publicado por verdenaranja @ 23:03  | Habla el Papa
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios