Art?culo publicado en SOLIDARID MISIONERA, Hoja de Informaci?n Misionera, Misioneros Combonianos al servicio del Evangelio. LA HORA DE ?FRICA
Celebramos en abril el 50 aniversario de la enc?clica misionera Fidei donum (El don de la fe) de P?o XII. En ella se ampl?an los horizontes misioneros de la Iglesia, con un reto especial hacia el continente africano. La Iglesia, ante los cambios sociales y pol?ticos que se estaban dando, requer?a de una presencia m?s activa en ?frica, cooperando y comprometi?ndose para no quedarse a remolque de la historia. Uno de los hechos importantes a ra?z de la publicaci?n de la enc?clica es la aparici?n de una nueva figura en el campo de la evangelizaci?n universal: los sacerdotes diocesanos.
Perteneciendo a sus di?cesis en Europa y ante la llamada urgente para paliar una situaci?n de emergencia, prestan un servicio temporal o permanente en la evangelizaci?n y en el desarrollo de las Iglesias locales del Tercer Mundo, especialmente en ?frica. Son los llamados sacerdotes ?Fidei donum?.
Pero hay que destacar que cien a?os antes, en 1864, Daniel Comboni, despu?s de su primer viaje a ?frica, haciendo una lectura de los acontecimientos de su tiempo y de los signos de aquel momento hist?rico, comprendi? que la hora de gracia para ?frica hab?a llegado. Ide? un "Plan para la regeneraci?n de ?frica" que se llevar?a a cabo con los mismos africanos. Cuando Europa s?lo manifestaba desprecio hacia el hombre africano, Comboni apuesta firmemente por ?l, acrecentando su amor por la raza negra y por la misi?n, como expresi?n del amor de Dios por la humanidad m?s sufriente y dolorida. Su intuici?n de "salvar ?frica por medio de ?frica" y al servicio de la Iglesia fue una idea genial. Su Plan constituye un documento de gran inter?s sobre la historia de la Misi?n y de la civilizaci?n en ?frica y es un anticipo de lo que hoy denominamos "colaboraci?n para el desarrollo". Son centenares las cartas y los informes misioneros enviados a la Santa Sede, a organizaciones misioneras europeas, a sus amigos particulares, insistiendo en esa llamada "hora de ?frica". La misi?n africana, sostiene Comboni, es una obra tan amplia y exigente que s?lo puede ser gestionada con eficacia por la Iglesia en su conjunto y en su responsabilidad colectiva. Afirm? con claridad que toda la Iglesia ten?a que interesarse por ?frica, consecuencia clara de su universalidad. La actividad misionera deb?a ser sentida por la Iglesia como algo esencial en ella, apoyando, sosteniendo y coordinando la iniciativa privada de congregaciones e institutos misioneros. Propone un Consejo Superior de Misiones, que, dependiente de Propaganda Fide, est? formado no s?lo por religiosos y sacerdotes, sino tambi?n por seglares, es decir, por todos los estamentos de la Iglesia. Con ello se subraya la naturaleza misionera de la Iglesia y compromete en su actividad a todos los cristianos. El mismo Papa de entonces, P?o IX, aprueba su Plan misionero para ?frica, pues comprende la urgencia y la imperiosa necesidad de anunciar el Evangelio a la raza negra, que se encuentra, en palabras de Comboni, "sumamente deplorable, como ninguna otra raza se encuentra en ning?n otro lugar de la tierra".
Comboni subraya con fuerza que la evangelizaci?n en ?frica tiene como objetivo la formaci?n de una Iglesia local en su m?s amplio sentido: sacerdotes, religiosos, laicos, desarrollo humano y cristiano de la vida comunitaria... Una visi?n de la nueva cristiandad africana de forma aut?noma.
Cuando se publica la Fidel donum , en ?frica ya hab?a casi dos mil sacerdotes. El Plan de Comboni daba sus frutos y la Iglesia, con la aportaci?n de los sacerdotes diocesanos europeos, dio un impulso definitivo para la misi?n sin fronteras. El compromiso de los laicos en la evangelizaci?n y en el desarrollo humano, pol?tico y social fue otro de los grandes avances. Un esp?ritu misionero que sigue calando hondo en todos los hombres de buena voluntad y que nos lleva a compartir una solidaridad sin fronteras.
Gracias a todos los amigos de SOLIDARIDAD MISIONERA, pues con la edici?n de este bolet?n hemos alcanza-do el n?mero 50. Muchos proyectos, sin vuestra inestimable ayuda, no se hubieran podido realizar. Gracias en nombre de los que nada tienen, de los pobres, enfermos, desprotegidos, desplazados... Bienaventurados vosotros, pues vuestra solidaridad hace un mundo m?s justo y humano.