Monse?or Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Crist?bal de las Casas, desde Roma habla de la Iglesia "madre y maestra", fundada por Jesucristo y presidida por el Papa, signo y expresi?n de unidad eclesial. San Crist?bal de las Casas, Chis a 27 de junio de 2007
CREO EN UNA IGLESIA VIVA
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Escribo desde Roma, despu?s de la multitudinaria audiencia semanal del Papa a los fieles. Estuvieron miles las personas, venidas espont?neamente de muchos pa?ses del mundo, lo cual nos da una experiencia viva de catolicidad, de universalidad. Vine para acompa?ar, como signo de comuni?n fraterna, a nuestro arzobispo Rogelio Cabrera, quien recibir? el palio en la fiesta de los ap?stoles Pedro y Pablo. Esta vivencia eclesial confirma y fortalece mi fe en la Iglesia que fund? Jesucristo, sobre la roca de Pedro y de sus sucesores. El palio arzobispal es un signo de cercan?a y colaboraci?n con el Papa. Por medio de nuestro arzobispo, nos relacionamos m?s significativamente con quien preside la Iglesia.
No faltan voces que hablan de que nuestra Iglesia est? en crisis, que va en declive, que si no se adapta a los postulados del mundo moderno se va a acabar, que el Papa actual no tiene el carisma de Juan Pablo II, que la Curia Romana es s?lo una instituci?n de poder, etc. Esas mismas voces se encargan de sobredimensionar las fallas inocultables de quienes conformamos esta Iglesia, con el fin de desprestigiarla. No quieren que les removamos su conciencia, quiz? no tan limpia, y prefieren quitar fuerza a todo cuanto se oponga a sus criterios y comportamientos. Esto no es novedad. As? pas? a Jesucristo y a los profetas.
JUZGAR
La Iglesia Cat?lica, nuestra amada ?madre y maestra?, no es s?lo una instituci?n humana. Lo es, sin duda, pues est? compuesta por seres fr?giles y pecadores, limitados y expuestos a la contaminaci?n del mundo. No somos ?ngeles, perfectos e indefectibles. No siempre estamos a la altura de nuestra identidad y misi?n; no somos tan fieles a nuestro Fundador, Jesucristo. Sin embargo, nuestro cimiento es El. La roca en que nos apoyamos es Jes?s. El punto central de referencia es Cristo, quien quiso organizar su Iglesia, que es su sacramento, su continuaci?n visible en la historia, como una comunidad, una familia de hombres y mujeres imperfectos y d?biles. El es quien la gu?a y sostiene con su Esp?ritu. Si no fuera por esta asistencia permanente, ?desde cu?ndo se hubiera acabado!
Venimos a Roma no por turismo, no por curiosidad, no por quedar bien con nuestras autoridades superiores, sino movidos por la fe y por el amor fraterno. Estamos seguros de que Jes?s dej? a Pedro como su Vicario en la tierra, para que haga sus veces, para que lo haga visible a los hermanos, para que lo represente, para que prolongue en la historia su misma misi?n y tarea. Esto es lo que expl?citamente dice Jes?s: ?T? eres Pedro y sobre esta piedra edificar? mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecer?n contra ella? (Mt 16,18). ?Apacienta mis corderos? Apacienta mis ovejas? (Jn 21,15-17). ??Sim?n, Sim?n! Mira que Satan?s ha solicitado el poder cribarlos como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y t?, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos? (Lc 22,31-32). Apoyados en esta palabra divina, que es revelaci?n del misterioso plan de Dios, nos acercamos con fe y cari?o al Sucesor de Pedro. ?C?mo todos quieren tocarlo, escucharlo, estar cerca de ?l, o al menos sacarle una foto cuando pasa entre la gente! Antes fue Juan Pablo II y sus antecesores; ahora es Benedicto XVI; pero lo importante no es tanto su personalidad individual, sino lo que representa para la Iglesia. Con el Papa, ?la Iglesia est? viva!, porque ?l nos conduce a Jes?s, nos centra en Cristo. No ocupa su lugar.
El Papa es signo y expresi?n de unidad eclesial. Estando en comuni?n con ?l, tanto en lo doctrinal como en lo pastoral, tenemos garant?a de ser la verdadera Iglesia de Jes?s. Por ello, le entregamos el documento final que elaboramos en Aparecida, durante la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe, para que, con la ayuda de sus colaboradores, lo revise y autorice su publicaci?n y puesta en pr?ctica. No somos independientes en nuestras Iglesias locales, para que podamos hacer de nuestras di?cesis lo que queramos, para tomar determinaciones que rompan la unidad fundamental. Somos una sola Iglesia, no iglesitas que surgen por todos lados, no sectas que dividen.
El mismo Pablo, que hab?a recibido revelaciones directas de Cristo, acude ante Pedro: ?Sub? a Jerusal?n para conocer a Cefas y permanec? quince d?as en su compa??a? (G?l 1,18). Lo mismo hace despu?s de catorce a?os, para estar con quienes eran ?considerados como columnas: Santiago, Cefas y Juan? y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles, para saber si corr?a o hab?a corrido en vano? (G?l 2,9.2). Esto es ser Iglesia de Cristo. Por ello, acatamos con fidelidad cuando el Papa declara que la doctrina de una te?logo no es conforme con el Evangelio. Por ello, tambi?n, estamos dispuestos a que sus colaboradores revisen nuestros documentos, como el Plan Diocesano de Pastoral, o el Directorio Diocesano del Diaconado Permanente; valoramos y agradecemos su servicio, que no es una ingerencia arbitraria, ni un control indebido. No somos una Iglesia aut?noma, sino que queremos siempre vivir la comuni?n que Cristo quiso, con Pedro y bajo Pedro. ?Esta es la Iglesia viva en la que creo, y la que amo!
Aprovecho la estancia en Roma para dialogar con la Congregaci?n para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos sobre el reconocimiento que hemos solicitado para la traducci?n tseltal y tsotsil de la Misa y del Leccionario. Ya fue aprobada por la Conferencia del Episcopado Mexicano, pero, para darle solidez y valor permanente, requiere una revisi?n por parte de la autoridad suprema de la Iglesia. No es que en Roma haya quienes hablen y dominen estos idiomas ind?genas, sino que deben analizar si seguimos el procedimiento prescrito para estos casos. Por ejemplo, es el Papa quien debe aprobar la traducci?n de las f?rmulas sacramentales, que son la parte central de los ritos. No es un tr?mite burocr?tico, sino un signo de comuni?n de nuestras di?cesis con quien preside la Iglesia universal. De esta forma, al celebrar nuestros pueblos la liturgia, viven unidos al Sucesor de Pedro, y tienen garant?a de estar firmes en la fe.
ACTUAR
Apreciemos, como un valor incalculable, vivir esta comuni?n a nivel universal con el Papa, y a nivel local entre las di?cesis de una provincia eclesi?stica, como es el caso de Chiapas. Ya dejemos de lamentar que San Crist?bal de Las Casas no fue erigida como arquidi?cesis, y vivamos la fraternidad, que es el signo por excelencia de autenticidad de una Iglesia, como eran las primeras comunidades cristianas.
Seg?n las ense?anzas de Jes?s, lo que vale para el Reino de Dios no son los t?tulos y los honores, sino el servicio amoroso entre nosotros, y en particular a los pobres. ?Esta es la Iglesia viva en la que creo y en la que tratamos de servir!
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Crist?bal de Las Casas