Mi?rcoles, 11 de julio de 2007
Alfonso Aguil?
www.interrogantes.net



Victor Frankl cuenta c?mo los que estuvieron en campos de concentraci?n durante y despu?s de la Segunda Guerra Mundial recuerdan perfectamente a aquellos hombres que iban de barrac?n en barrac?n dando consuelo a los dem?s, brind?ndoles su ayuda y, muchas veces, d?ndoles el ?ltimo trozo de pan que les quedaba.
Puede que fueran pocos en n?mero, pero ofrec?an pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa que es como la ?ltima de sus posesiones: la elecci?n de la actitud personal para decidir el propio camino.

El mensaje de Frankl es claro y esperanzador: por muchas que sean las desgracias que se abatan sobre una persona, por muy cerrado que se presente el horizonte en un momento dado, siempre queda al hombre la libertad inviolable de actuar conforme a sus principios, siempre queda la esperanza.

?C?mo infundir esperanza en uno mismo, en la familia? Hay muchos detalles que pueden contribuir mucho a lograrlo. Por ejemplo:

Transmitir un aliento positivo en todo aquello que hacemos. No dejar hundido a nadie. Decir primero lo que va bien, y de lo que va mal hablar s?lo lo imprescindible.

Quiz? tus hijos, por lo que sea, te ven poco: que insufles ox?geno en el poco rato que te vean.

Cuida de no caer en un optimismo simpl?n, que ser?a un sustitutivo barato de la esperanza. Los optimistas vac?os se van dando golpes contra la realidad. En cambio, los realistas con esperanza saben afrontar con entereza la realidad, porque la esperanza no es un consuelo para ni?os ni un narc?tico para ingenuos.

La gente necesita que le digan de vez en cuando que lo ha hecho bien. Es una pena que algunos parezcan como incapaces de hacer un elogio o un cumplido, cuando es algo m?s importante de lo que parece.

S? previsor para esquivar los males evitables. La esperanza no es una resignaci?n tonta sumada a un optimismo ingenuo: es para trabajar y transformar la realidad y as? evitar en lo posible esos males.

Afronta con serenidad las contrariedades, los destrozos, los errores de tus hijos. Piensa que incluso quienes han recibido una esmerada formaci?n pueden cometer a veces errores serios. Un descuido ocasional, por tanto, aunque sea grave, no es motivo para la desesperaci?n. Si tu hijo vuelve una noche borracho a casa despu?s de una fiesta, o si tu hija fuma un d?a marihuana con un grupo de amigotes, el mundo no se acaba ah?. Por supuesto que es grave y hay que actuar con rapidez y decisi?n, pero todav?a hay remedio.

A veces parece como si los errores acumulados de mucho tiempo ti?eran de negro el futuro, y piensas que todo va a acabar mal. A veces llega un momento en que no encuentras sentido a casi nada, y no te sientes con fuerzas para pasarte la vida luchando sin ver el final del camino...

Ser?a estupendo tener luz para ver claro el camino en todos los momentos, todos los d?as, toda la vida. Ser?a mucho m?s bonito, m?s tranquilizador, ser?a maravilloso. Pero no siempre se tiene. A lo mejor tenemos luz en un momento determinado, y unas horas despu?s no. Y unos d?as s? y otros no. Y puede llegar una temporada especialmente oscura. Pero hay que seguir adelante.

Algunos abandonan su lucha simplemente porque no pueden lograr sus objetivos al ciento por ciento. Les falta esperanza para construir humildemente cada d?a aunque sea s?lo un dos o un tres por ciento de sus planes.

Haz ese poquito que puedes y procura que en tu casa haga cada uno ese poquito que puede, y cambiar?n mucho las cosas en poco tiempo. Teme menos al futuro y pon m?s coraje en el presente. Es mala pol?tica vivir demasiado mediatizado por el pasado o el futuro, tanto si es por amargura como si lo es por a?oranza.

Si es por amargura, convendr?a recordar aquel adagio ruso que dice que lamentarse por el pasado es como correr en pos del viento. En vez de dar vueltas y m?s vueltas a ideas recurrentes, en vez de decir que el mundo es un asco, o que todos los hombres son unos ego?stas, o que cada uno s?lo se preocupa de lo suyo; en vez de eso, vamos a ver si cada uno mejora un poco su propia vida y la de los cuatro o cinco, o quince, o veinte, que tiene a su lado. Menos preguntas, menos quejas y m?s trabajo.

Y si es por a?oranza, habr?a que pensar si ese recuerdo del pasado sirve para iluminar el presente o es un torpe refugio sentimental para no hacer frente al d?a de hoy.

Otros se desaniman porque ven muy negro su futuro profesional o afectivo. Las cosas no est?n nada f?ciles hoy d?a... Ante la sombra del no hay futuro, es f?cil caer en la tentaci?n de rehuir el esfuerzo cotidiano, de buscar el refugio en unos ratos de disfrute enga?osos que siempre se hacen breves, en el embaucamiento de aguantar el paso del tiempo so?ando con esos momentos de fuga.

As?, un estudiante puede pasarse clases enteras pensando en lo que har? el fin de semana, y semanas enteras pensando en la llegada del verano, y a?os enteros so?ando con que la felicidad vendr? con la vida universitaria, o con el comienzo del ejercicio profesional, o con el matrimonio..., o con la jubilaci?n. Y no comprende que el futuro est? en el presente.



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