Jueves, 12 de julio de 2007
Los Obispos espa?oles ?conscientes de la importancia de la educaci?n y de las dificultades por las que atraviesa en el momento presente?, han publicado un documento titulado ?La escuela cat?lica. Oferta de la Iglesia en Espa?a para la educaci?n en el siglo XXI?, cuyo texto fue aprobado durante la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), en su LXXXIX reuni?n, celebrada la semana del lunes 23 al viernes 27 de abril de 2007


La escuela cat?lica.
Oferta de la Iglesia en Espa?a
para la educaci?n en el siglo XXI


Madrid, 27 de abril de 2007



?NDICE

I.- Introducci?n

II.- Retos que debe afrontar la escuela cat?lica


Una sociedad en cambio
Una sociedad pluralista
Unas familias cuyos comportamientos no siempre est?n sinton?a con la educaci?n que se imparte en la escuela
Cierto desencanto de la comunidad educativa
El derecho de los padres ante determinadas pol?ticas educativas
El descenso progresivo del n?mero de religiosos y sacerdotes en los colegios
El reto b?sico de educar

III.- La identidad de la escuela cat?lica

Su especificidad de escuela cat?lica, como servicio a la formaci?n integral
Un proyecto en el que la fe cat?lica se presenta en di?logo con la cultura
Un proyecto educativo en el que Dios es su fundamento primero y ?ltimo
Un proyecto educativo en el que se implica toda la comunidad educativa
Una acci?n educativa de la Iglesia Cat?lica

IV.- Prioridades y urgencias

Renovar y fortalecer la propia identidad
Implicar a las familias en el ejercicio de su derecho
Actualizar el compromiso con los m?s necesitados
Promover la unidad de la comunidad eclesial a favor de sus centros y de su identidad

V.- Propuesta de actuaciones futuras

VI.- Conclusi?n


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I. INTRODUCCI?N

1. Los obispos de la Conferencia Episcopal Espa?ola, conscientes de la importancia de la educaci?n y de las dificultades por las que atraviesa en el momento presente, pretendemos recordar y afianzar el sentido y significado de la concepci?n educativa de la Iglesia y su realizaci?n pr?ctica mediante una de las instituciones educativas m?s genuinamente cristianas como es la escuela cat?lica.

Al mismo tiempo, nuestra solicitud como pastores del Pueblo de Dios nos invita a ofrecer un servicio cualificado a la educaci?n de ni?os y j?venes, cuyos padres demandan esta acci?n de la Iglesia en el ejercicio de su derecho a que sus hijos reciban la formaci?n que responda a sus convicciones educativas, especialmente por lo que se refiere a la formaci?n religiosa y moral, amparados por la Constituci?n espa?ola y los tratados internacionales ratificados por el Estado espa?ol.

En el comienzo de este nuevo siglo la escuela cat?lica est? llamada a examinarse a s? misma y a responder a los nuevos retos planteados a la acci?n educativa cristiana. A su vez, la misi?n pastoral y evangelizadora de la Iglesia le insta a una permanente valoraci?n que nuestro tiempo reclama con particular apremio, cuando se trata de educar a ni?os y j?venes: ?La Iglesia es siempre una Iglesia del tiempo presente. No mira a su herencia como a un tesoro de un pasado caduco, sino como a una poderosa inspiraci?n para avanzar en la peregrinaci?n de la fe por caminos siempre nuevos?.[1]

Es un momento oportuno para que la Iglesia espa?ola promueva la renovaci?n de la propia escuela cat?lica y clarifique, a su vez, el servicio educativo que con ello aporta a la sociedad. El trabajo que en este aspecto se est? realizando en la escuela cat?lica es grande y son muchas las esperanzas que la sociedad deposita siempre en la acci?n educativa de la Iglesia.

II. RETOS QUE DEBE AFRONTAR LA ESCUELA CAT?LICA

2. La escuela cat?lica, al igual que toda instituci?n educativa se ve hoy afectada por las situaciones y problemas de la misma sociedad a la que sirve. No es la escuela un ?mbito aislado. En ella confluyen los problemas culturales y sociales, la r?pida trasformaci?n de la misma sociedad, los problemas de la familia, especialmente reflejados en los alumnos, adem?s de los frecuentes cambios del sistema educativo.

La estructura de esta sociedad en continua transformaci?n obliga a la escuela cat?lica a centrar su atenci?n sobre su naturaleza y sus caracter?sticas propias desde las cuales afrontar una adecuada renovaci?n y revisi?n de sus propuestas educativas en orden a mejorar la calidad de la ense?anza. A su vez, en la educaci?n confluyen tantos agentes, instituciones, ?mbitos de influencia, corrientes de pensamiento? que propician y demandan una acci?n conjunta de la Entidad titular, padres, profesores, personal no docente y alumnos uniendo sus fuerzas, cada cual seg?n sus responsabilidades, a favor de una aut?ntica educaci?n, expresi?n de los valores del Evangelio.

Partimos de una constataci?n fundamental: ?La escuela cat?lica encuentra su verdadera justificaci?n en la misi?n misma de la Iglesia; se basa en un proyecto educativo en el que se funden arm?nicamente fe, cultura y vida. Por su medio la Iglesia local evangeliza, educa y colabora en la formaci?n de un ambiente moralmente sano y firme en el pueblo?.[2] ?En el proyecto educativo de la escuela cat?lica Cristo es el fundamento: ?l revela y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma, capacitando al hombre a vivir de manera divina, es decir, a pensar, querer y actuar seg?n el Evangelio, haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida?.[3]

El Evangelio con su fuerza y vitalidad responde a los problemas fundamentales del hombre y contribuye a la articulaci?n de la personalidad en su proceso de maduraci?n.

Con su acci?n evangelizadora la escuela cat?lica est? contribuyendo a la formaci?n del alumno desde sus ra?ces hasta sus m?s altas aspiraciones: ?Realmente el misterio del hombre s?lo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado? Cristo, el nuevo Ad?n, en la misma revelaci?n del misterio del Padre y de su amor manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocaci?n?.[4] Es en la verdad de Jesucristo donde se proporciona al alumno la posibilidad del crecimiento hacia la verdad plena.

Para el logro de este objetivo hay que responder a una serie de retos que est?n determinando, de alguna manera, nuestro compromiso de servir a la educaci?n de los hijos que hoy se nos encomienda.

a) Una sociedad en cambio

3. La escuela est? inserta en una sociedad en continua evoluci?n en la que desaparecen algunos elementos b?sicos de nuestra cultura y emergen otros nuevos que la van conformando.

En efecto, en la cultura occidental se impone como principio de progreso y de vida la creatividad artificial, la eficacia en la producci?n y, en consecuencia, la valoraci?n y utilizaci?n de la ciencia al servicio del progreso t?cnico donde priman los resultados. Estas primac?as solapan todo intento de conocer la esencia de las cosas, su significado ?ltimo[5]. Su repercusi?n en la educaci?n conlleva una determinada concepci?n de la vida en la que los objetivos y fines de car?cter puramente instrumental, soslayan el valor trascendente de la persona que hace posible dar una respuesta a las grandes preguntas sobre el sentido de la existencia, o sobre el mismo valor de la persona ante las manipulaciones a las que est? expuesto.[6]

4. Una de las manifestaciones de la cultura, que tambi?n est? presente en la educaci?n, es la crisis moral con ra?ces claramente culturales; se caracteriza, entre otras cosas, por la exaltaci?n de la libertad y de la conciencia individual como fuente de valores, independientemente de la verdad del hombre y de Dios. ?La fuerza salv?fica de la verdad es contestada y se conf?a s?lo a la libertad, desarraigada de toda objetividad, la tarea de decidir aut?nomamente lo que es bueno y lo que es malo. Este relativismo se traduce, en el campo teol?gico, en desconfianza en la sabidur?a de Dios, que gu?a al hombre con la ley moral.?[7] Con ello se pierden los puntos b?sicos de referencia ?tica e incluso el sentido de responsabilidad.

5. Esta situaci?n ha provocado en las nuevas generaciones la presencia de personalidades desestructuradas, sin ra?ces donde sustentarse, ni finalidades transcendentes hacia las que caminar. Muchas veces sin posibilidades de respuesta a las preguntas sobre el sentido de la existencia, o sobre el mismo valor de la persona ante las manipulaciones t?cnicas o econ?micas a las que est? expuesta. En esta situaci?n es f?cil sucumbir al desencanto y a la evasi?n a toda costa. La sensaci?n de soledad y de vac?o interior es una de sus expresiones m?s constatables.

En la ra?z de todo ello ?est? el intento de hacer prevalecer una antropolog?a sin Dios y sin Cristo. Esta forma de pensar ha llegado a considerar al hombre como el centro absoluto de la realidad haci?ndolo ocupar as? falsamente el lugar de Dios y olvidando que no es el hombre el que hace a Dios, sino que es Dios quien hace al hombre?.[8]

Todo ello est? interpelando a la Iglesia y, sobre todo, est? condicionando la forma en que la escuela cat?lica puede llevar a cabo sus propios fines y objetivos. Las Entidades titulares de escuelas cat?licas han realizado a lo largo de los a?os un encomiable esfuerzo de reflexi?n a fin de responder a los cambios de la sociedad; fruto del mismo es la actualizaci?n de sus propuestas educativas en orden a mejorar y hacer m?s eficaz su acci?n evangelizadora.

b) Una sociedad pluralista

6. En todo tiempo y, concretamente, en los ?ltimos decenios alumnos procedentes de diversas culturas han accedido a la escuela estatal y, proporcionalmente, a la escuela cat?lica.

Este alumnado aporta diferentes actitudes ante la educaci?n, con valores, creencias, moral y pr?cticas religiosas distintas, que chocan, a veces, con el universo cultural que se transmite en la escuela. Se trata de un fen?meno complejo en cuanto a las convicciones y sus formas de expresi?n en la sociedad. ?Tiene efectos positivos, como la posibilidad de encuentro entre pueblos y culturas, pero tambi?n negativos, que corren el riesgo de producir ulteriores desigualdades, injusticias y marginaciones.?[9]

7. Por otra parte, la cohabitaci?n de culturas que necesariamente demandan un lugar y respeto a sus peculiaridades, pueden generar conflictos. Es posible que estos hechos creen actitudes de rechazo, o bien, de desconfianza y oscurecimiento de la propia cultura y de la propia fe en el deseo de evitar posibles confrontaciones.

Son desaf?os nuevos para la educaci?n y especialmente para la escuela cat?lica cuyo proyecto educativo est? anclado en el Evangelio y conformado por valores objetivos y universales que orientan y dan sentido a la vida. El ideario de las escuelas cat?licas, que tiene como n?cleo los valores del Evangelio, ofrece para alumnos y padres, una realidad llena de posibilidades para el encuentro intercultural. Esto nos obliga a todos a discernir a la luz de la fe los signos de este tiempo y a afrontar con lucidez los fen?menos culturales nuevos. Las Entidades titulares de la escuela cat?lica han venido realizando a lo largo de los a?os un esfuerzo de reflexi?n sobre su identidad cat?lica; fruto del mismo son las propuestas de actualizaci?n del ideario y su empe?o por mejorar el clima educativo de las escuelas, expresi?n clara de su responsabilidad evangelizadora.

c) Unas familias cuyos comportamientos, no siempre, est?n en sinton?a con la educaci?n que se imparte en la escuela

8. Algunas familias que acceden a la escuela cat?lica no comparten las grandes l?neas y principios educativos propios del Ideario de la escuela cat?lica ni est?n en total sinton?a con los valores y proyectos de vida de la misma.

La situaci?n de la familia presenta aspectos positivos y aspectos negativos con influencia en la educaci?n. Por una parte existe, entre otras, ?una mayor atenci?n a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio... a la educaci?n de los hijos... a la necesidad de desarrollar relaciones entre las familias... al conocimiento de la misi?n eclesial propia de la familia?.[10] Es necesario constatar que la familia cristiana est? siendo cada vez m?s consciente de su identidad y de su responsabilidad educativa para con sus hijos. Los movimientos asociativos en defensa de la familia son cada vez m?s demandados y secundados.

9. Por otra parte, las nuevas tecnolog?as y su influencia medi?tica en la educaci?n de ni?os y j?venes ha creado en una gran parte de las familias la convicci?n de incapacidad o impotencia para educar adecuadamente a sus hijos y dotarles de aquellos principios, valores y actitudes que posibiliten su normal desarrollo. Los padres se sienten desasistidos ante el poder de las influencias extraescolares que inculcan principios y actitudes contrarias a sus propias convicciones.

A ello hay que unir el grave fen?meno de las crisis familiares y el deterioro del concepto mismo de la familia[11]. ?Las rupturas matrimoniales y la consiguiente desestructuraci?n familiar inutilizan las posibilidades reales de educar a los hijos, cuando no la misma capacidad educativa de los padres. La absorci?n exhaustiva de la vida del padre y de la madre por el ejercicio de la profesi?n con la secuela inevitable de su alejamiento no s?lo f?sico, sino tambi?n ps?quico, afectivo y espiritual de los hijos, les impide ejercer todo compromiso educativo serio?[12].

El hecho es que no pocas familias van dejando de participar en las responsabilidades educativas de sus hijos, al menos, en lo que ata?e a la formaci?n que se lleva a cabo en los colegios. Los ?ltimos estudios realizados al respecto denuncian que el seguimiento que los padres hacen de la formaci?n de sus hijos desciende paulatinamente. ?Las familias mismas deben de ser cada vez m?s conscientes de la atenci?n debida a los hijos y hacerse promotores de una eficaz presencia eclesial y social para tutelar sus derechos.?[13]

Ante este fen?meno, las escuelas con ideario cat?lico han desarrollado programas para la mayor implicaci?n de los padres en el proceso educativo de sus hijos, e incluso planes de formaci?n dirigidos directamente a ellos, como son las Escuelas de Padres. El reto est? en vincularles a?n m?s y en aumentar el n?mero de padres que se implican en estos procesos.

En todo caso, creemos muy necesaria una acci?n coordinada de la comunidad educativa con la familia y la parroquia. De lo contrario, la educaci?n cristiana quedar?a fragmentada e incluso con serias dificultades para llevar a cabo su propio proyecto educativo.

d) Cierto desencanto de la comunidad educativa

9. Pese a la entrega y continua donaci?n de los educadores por trasmitir una educaci?n de calidad a sus alumnos, cierto desencanto est? aflorando al no ver realizados los proyectos formativos que con tanto esfuerzo pusieron en pr?ctica. Los profesores encuentran importantes dificultades para ayudar a los alumnos conflictivos o con lastres acad?micos o disciplinarios. El maestro tiene que limitar precisamente su rol a facilitar el acceso a la informaci?n, en muchos casos, y, en consecuencia, queda debilitada la dimensi?n formativa de su acci?n.

Factores culturales, sociales y de estructura acad?mica est?n influyendo negativamente en aquellos alumnos desmotivados para el trabajo y el esfuerzo, a sabiendas de que al final de curso pasar?n f?cilmente al siguiente, sin mucho sacrificio. Ello contribuye al deterioro disciplinar de la escuela, al fracaso escolar y a la infravaloraci?n de la autoridad acad?mica y moral del profesor. Los reclamos que la cultura predominante propone a los alumnos sobre el sentido de la vida conformado por la diversi?n y el ocio suponen un continuo reto a la escuela en su propuesta educativa.

En medio de esta situaci?n muchas comunidades educativas han logrado generar un ambiente de trabajo positivo, donde toda la comunidad se implica en su propio proyecto educativo, no exento de dificultades. Son comunidades educativas que han asumido su propio proyecto educativo a la luz de su ideario y lo han llevado a la pr?ctica en la vida diaria de su colegio. Ala vez, nuevas experiencias educativas se est?n plasmando en la creaci?n de colegios, de inspiraci?n cristiana y proyecto educativo cat?lico, que est?n generando expectativas positivas para la educaci?n cat?lica. Son realidades y signos de responsabilidad y de esperanza.

e) El derecho de los padres ante determinadas pol?ticas educativas

10. Esper?bamos que la nueva Ley Org?nica de Educaci?n afrontase, entre otros, algunos de los problemas m?s acuciantes que conciernen tanto a la escuela estatal como a las dem?s escuelas de iniciativa social. Lamentablemente la regulaci?n de los derechos y libertades que fundamentan el conjunto de nuestro sistema educativo se ha vuelto a producir sin obtener el consenso social y pol?tico imprescindible para mejorar la calidad y la equidad en el conjunto de las escuelas. Por otro lado, la nueva Ley Org?nica de Educaci?n presenta ambig?edades que no nos pueden dejar de preocupar en materia de derechos y libertades y que, sin duda, generar?n situaciones conflictivas en su desarrollo, en particular en lo que afecta a la elecci?n por los padres del tipo de formaci?n religiosa y moral que responda a sus convicciones.

11. No pocas familias tienen dificultades al comienzo de cada curso para ejercer su derecho de elegir el tipo de ense?anza que deseen de acuerdo con sus convicciones. En concreto, son muchos los alumnos que cada curso quedan fuera de la escuela cat?lica por las trabas que suponen las condiciones establecidas por la Administraci?n educativa para su admisi?n y las dificultades a?adidas para aumentar el n?mero de puestos escolares necesarios para cubrir la demanda de este tipo de ense?anza.

f) El descenso progresivo del n?mero de religiosos y sacerdotes en los colegios

12. A todo ello hay que a?adir algunos retos propios de laescuela cat?lica. La escuela cat?lica es mayoritariamente una escuela de titularidad de Institutos religiosos. La disminuci?n del n?mero de religiosos es un hecho que obliga a renovar las iniciativas de las Entidades titulares para asegurar la continuidad de las escuelas cat?licas como una plataforma fundamental de evangelizaci?n. Esta y otras dificultades demandan de todos quienes tienen responsabilidades educativas, poner en com?n aquellos medios que puedan dar estabilidad a los colegios en crisis.

13. La progresiva extensi?n de la corresponsabilidad en la misi?n, ha tenido como efecto que actualmente la responsabilidad de direcci?n de las escuelas cat?licas y de la educaci?n directa de los alumnos la tengan los profesores laicos en la mayor?a de los colegios. Es esperanzador y ya una realidad constatable la eficacia con que est?n asumiendo los profesores laicos el proyecto educativo de la escuela cat?lica. Se han hecho muchos esfuerzos por formar, proporcionando medios para que el profesorado laico asuma el carisma o el ideario de la instituci?n religiosa correspondiente, como agentes responsables de su proyecto educativo. Las Entidades titulares y las organizaciones que las agrupan han de continuar e incrementar los esfuerzos respecto a la formaci?n en la propia identidad de todos los agentes educativos de los centros.

Con todo, es digno de reconocimiento el esfuerzo material, espiritual y personal que los religiosos y religiosas est?n realizando a favor de la educaci?n cat?lica. Esta encomiable tarea sacrificada es una alabanza a Dios que asiste a su Iglesia.

g) El reto b?sico de educar

14. El reto m?s importante de la escuela cat?lica es educar y formar a sus alumnos conforme al proyecto educativo cristiano. Es muy dif?cil sustraerse a las influencias que van determinando el tipo de educaci?n en la escuela espa?ola. Por ello, tambi?n la escuela cat?lica, inmersa en este mundo, ha de contrarrestar aquellos condicionantes que dificultan el aut?ntico desarrollo de la formaci?n integral conforme la concibe el humanismo cristiano.

Entre otros, tiene especial influencia el c?mulo de informaci?n que proporcionan las nuevas tecnolog?as. La facilidad de acceso a los datos por estos medios contrasta con la dificultad para aprender lo que se recibe, pues el verdadero aprendizaje, la aprehensi?n, asimilaci?n y posesi?n del saber exige esfuerzo, ordenaci?n y sentido[14]. En general, la informaci?n como elemento b?sico del saber est? propiciando, en cierto modo, el aprender a conocer y hacer, soslayando el aprender a ser que demandan las instituciones educativas de rango internacional.[15]

Por otra parte, es muy determinante para la educaci?n el hecho de que los alumnos progresivamente no reconozcan la autoridad del profesor para corregir o motivar el ejercicio de los valores m?s b?sicos en la construcci?n de la convivencia y en el progreso arm?nico de la personalidad. Algunas doctrinas pedag?gicas que formulan el no direccionismo y el libre desarrollo de la naturaleza est?n influyendo negativamente en el normal desarrollo de la escuela.

15. En este contexto, la formaci?n integral que propicia la escuela cat?lica sufre graves dificultades para su desarrollo. En efecto, Dios mismo puede dejar de ser la instancia ?ltima que ilumine y d? sentido a toda superaci?n y humanizaci?n y, con ello, puede mutilarse un elemento fundamental para la dicha formaci?n integral como horizonte ?ltimo de la educaci?n.[16] Construir la propia identidad, descubrir lo que la persona es y lleva dentro, orientar su m?s profundo deseo de bien, de verdad y de belleza, fundamentar su ra?z y su sentido ?ltimo, recrear su ansia de infinito, fundamentar su ser filial en el Padre Dios, es la tarea de educar, de formar y de aprender a ser. La fe escruta lo m?s profundo del ser humano proyect?ndolo a su m?s alta vocaci?n a la que ha sido llamado.

16. Ante estos y otros desaf?os, pretendemos favorecer e impulsar una sana renovaci?n de la acci?n educativa de la escuela cat?lica que d? respuestas y horizontes ilusionantes de calidad educativa cristiana. El reto educativo nos invita a utilizar todos los medios a nuestro alcance para que este gran objetivo de educar se lleve a cabo con entrega, desinter?s y esperanza. Est? en juego la misma libertad de ense?anza, pues ?sta no existir?a sin la concurrencia de distintos proyectos educativos que posibiliten el derecho de los padres a la formaci?n religiosa y moral de los hijos seg?n sus convicciones.


III. LA IDENTIDAD DE LA ESCUELA CAT?LICA

17. El tiempo y las circunstancias que nos ha tocado vivir nos invita a acudir a las fuentes de nuestra fe de donde surgi? y surgir? la genuina educaci?n cat?lica. Nuestra fe ha contribuido a configurar una manera de ser y una manera de educar. La fe vivida y profesada por la Iglesia a trav?s de la historia ha sido la g?nesis y la misma configuraci?n de la escuela cat?lica. En consecuencia, la respuesta primera a los retos antes analizados nos invita a llevar a cabo una honda reflexi?n sobre la identidad propia de la escuela cat?lica conforme a los principios cristianos que la informan.

La escuela cat?lica es una instituci?n educativa que la Iglesia pone al servicio del hombre y de la sociedad, al mismo tiempo que responde al derecho de los padres a que sus hijos reciban la formaci?n religiosa y moral conforme a sus convicciones, art?culo 27.3 de la Constituci?n Espa?ola en el marco de la libertad de ense?anza. El Estado debe garantizar la libre opci?n de los padres con aquellos proyectos educativos que respondan a sus convicciones. Este derecho est? ampliamente refrendado por la Declaraci?n de los Derechos Humanos, Tratados Internacionales, Pactos Internacionales y otras Declaraciones de altos organismos internacionales que instan a las naciones para que cumplan y garanticen los derechos de las familias a la educaci?n de sus hijos seg?n sus convicciones y se facilite el ejercicio de la libertad de ense?anza.[17]

18. La escuela cat?lica est? al servicio de la educaci?n no por ning?n privilegio o concesi?n del Estado, sino para ofrecer este tipo de formaci?n cat?lica a los que libremente quieran acceder a ella. Del mismo modo, la formaci?n religiosa que se recibe a trav?s de las clases de religi?n en la escuela estatal no es tampoco una concesi?n del Estado, sino una respuesta al derecho que asiste a los padres de recibir para sus hijos la formaci?n conforme a sus propias convicciones religiosas y morales.

El art?culo 27.5 de nuestra Constituci?n afirma que ?los poderes p?blicos garantizan el derecho de todos a la educaci?n mediante una programaci?n general de la ense?anza, con participaci?n efectiva de todos los sectores afectados y la creaci?n de centros docentes?.

La misma Ley Org?nica de Libertad religiosa explicita las garant?as constitucionales en el art?culo 2.1c cuando dice: ?La libertad religiosa y de culto garantizada por la Constituci?n comprende, con la consiguiente inmunidad de coacci?n, el derecho de toda persona a recibir e impartir ense?anza e informaci?n religiosa de toda ?ndole, ya sea oralmente, por escrito o por cualquier otro procedimiento; elegir para s? y para los menores no emancipados e incapacitados bajo su dependencia dentro y fuera del ?mbito escolar la educaci?n religiosa y moral que est? de acuerdo con sus propias convicciones?.

Este proyecto educativo, demandado por un alto porcentaje de padres se define como escuela cat?lica que pretende desarrollar todas las capacidades del ser humano desde la ?ptica de la Vida, la Palabra y la Persona de Jesucristo, al que todos pueden en su crecimiento escuchar, imitar y seguir compartiendo y promoviendo sus valores y su forma de vida en toda su actividad escolar y extraescolar. Esta propuesta educativa de la escuela cat?lica se concibe como formaci?n integral.

a) Su especificidad de escuela cat?lica, como servicio a la formaci?n integral

Partiendo del fin mismo de la educaci?n

19. La escuela cat?lica responde a la finalidad misma de la educaci?n, que la Constituci?n consagra en el art?culo 27.2 en referencia a todo tipo de escuela: el pleno desarrollo de la personalidad humana.

En el logro de esta finalidad comparte objetivos similares con la escuela estatal y los distintos tipos de escuelas de iniciativa social. En concreto, ?en virtud de su misi?n, a la vez que cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por las generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores, prepara a la vida profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos de diversa ?ndole y condici?n contribuyendo a la mutua comprensi?n; adem?s, constituye como un centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios deben participar juntamente las familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural, c?vica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad humana?.[18] Al menos formalmente, al igual que toda escuela, la escuela cat?lica pretende aquella ense?anza que haga posible el ?ptimo desarrollo del alumno, de sus capacidades intelectuales, sociales, afectivas, morales y religiosas.

Se apoya en la naturaleza y la dignidad del hombre


20. Ahora bien, la acci?n educativa de la Iglesia, a trav?s de la escuela cat?lica, no debe ser considerada un simple a?adido al desarrollo de la personalidad del alumno. Hunde sus ra?ces en la naturaleza misma del hombre, creado a imagen de Dios y en la dignidad de la persona que esta realidad conlleva. ?La Iglesia sabe muy bien que su mensaje conecta con los deseos m?s profundos del coraz?n humano cuando reivindica la dignidad de la vocaci?n humana, devolviendo la esperanza a quienes desesperan ya de su destino m?s alto. Su mensaje, lejos de empeque?ecer al hombre, infunde luz, vida y libertad para su progreso; y fuera de ?l nada puede satisfacer el coraz?n del hombre: ?Nos hiciste, Se?or, para ti y nuestro coraz?n est? inquieto hasta que descanse en ti??.[19]

El fin propio y la peculiaridad de la escuela cat?lica


21. Afirmamos, en consecuencia, que la escuela cat?lica pretende, como las dem?s escuelas, los fines culturales y la formaci?n plena de los alumnos. ?En qu? se distingue? ?Su nota caracter?stica es crear un ?mbito de comunidad escolar animado por el esp?ritu evang?lico de libertad y de amor, ayudar a los adolescentes a que, al mismo tiempo en que se desarrolla su propia persona, crezcan seg?n la nueva criatura en que por el bautismo se han convertido, y finalmente, ordenar toda la cultura humana al anuncio de la salvaci?n, de modo que el conocimiento que gradualmente van adquiriendo los alumnos sobre el mundo, la vida y el hombre sea iluminado por la fe?.[20] Esta realidad funda el car?cter propio de la escuela cat?lica.

Pretende servir a la configuraci?n, en cada alumno, del hombre nuevo que surge del Bautismo. Su progresivo crecimiento se realiza en la escucha de la Palabra de Jesucristo, la imitaci?n de sus obras, con el ejemplo y ayuda de la comunidad educativa concreta y de la Iglesia que se hace presente en la educaci?n.

La educaci?n cat?lica conlleva una concepci?n de la persona


22. El desarrollo pleno de la personalidad depende de muchos factores: Los principios que informan la actividad educativa, los fines que se pretenden, los objetivos prioritarios en el quehacer escolar y, sobre todo, el tipo de persona que se pretende educar. La educaci?n cristiana entiende que la calidad de su ense?anza est? vinculada a la visi?n cristiana del hombre y del mundo, que le aporta la fe, y que est? presente en todo el quehacer educativo del colegio, de tal manera que el alumno adquiera una verdadera s?ntesis de fe, cultura y vida.

El elemento primordial de toda educaci?n es la concepci?n de la persona que se pretende formar y que subyace a todo proyecto educativo, tanto en la escuela estatal como en cualquier otro tipo de educaci?n. La escuela cat?lica constituye, ante todo, un proyecto de formaci?n que incluye una concepci?n determinada del hombre, seg?n la criatura nueva que surge del Bautismo.

?El hombre, en cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad de persona: no es solamente algo, sino alguien capaz de conocerse, de darse libremente y de entrar en comuni?n con Dios y las otras personas? Ha sido creado para conocer, servir y amar a Dios, para ofrecer en este mundo toda la creaci?n a Dios en acci?n de gracias, y para ser elevado a la vida de Dios en el cielo.?[21] En esta filiaci?n se enra?za su dignidad, se fundamenta la fraternidad universal por la que ha de trabajar y da sentido a su vida. Es, por tanto una persona con un destino trascendente e inmortal, libre y responsable ante esta vida y ante la eterna. Este proyecto tiene su realizaci?n plena en Jesucristo y ?el que sigue a Cristo, hombre perfecto, tambi?n se hace ?l mismo m?s hombre?.[22]

En consecuencia, Jesucristo es la esperanza de todo proyecto humano hacia su plenitud. ?l es el camino la verdad y la vida. En ?l el alumno no solamente tiene un ejemplo que imitar en su crecimiento, sino tambi?n un amor en quien confiar, una esperanza en su vida, una raz?n de su esfuerzo y un sentido a su vivir. Todo ello conlleva una concepci?n de la vida abierta a Dios que ama a cada persona y la invita a hacerse cada vez m?s ?conformado a la imagen del Hijo? (Rom 8,29). Este proyecto divino es el coraz?n del humanismo cristiano.

Propone una concepci?n integral de la educaci?n


23. La acci?n educativa de la Iglesia a trav?s de la escuela cat?lica, adem?s de vincularse a la formaci?n plena, entendida como desarrollo perfectivo de las capacidades b?sicas del alumno, propone una educaci?n integral del mismo tratando que todas las capacidades puedan ser integradas arm?nicamente desde la luz del Evangelio que fundamenta una cosmovisi?n integradora de la personalidad: ?La verdadera educaci?n se propone la formaci?n de la persona humana en orden a su fin ?ltimo y al bien de las sociedades de la que es miembro?[23]. Se entiende as? la formaci?n integral no s?lo como desarrollo de todas las capacidades del alumno, incluida necesariamente la capacidad trascendente que recrea y proyecta el sentido ?ltimo de la vida, sino tambi?n y especialmente su desarrollo integrado y arm?nico, como corresponde a la vocaci?n integral de la persona[24]. Es aqu? donde se revela un elemento espec?fico de su quehacer educativo: trasmite una ense?anza que en todos los planos del conocimiento revela un saber unificado por la luz de la fe.

?La fe que no se identifica con ninguna cultura y es independiente de todas ellas, est? llamada a inspirar a todas?[25]. Es un derecho del alumno y una exigencia de la formaci?n integral que el saber religioso y moral, que hace posible dicha formaci?n, tenga un tratamiento equiparable al resto de saberes en su proceso educativo, siendo ?ste un elemento integrador que armoniza el sentido de la vida y su ser personal.

24. La escuela cat?lica opta por el ser humano y su formaci?n integral, lo cual le exige un acercamiento personalizado del alumno no s?lo para valorar y apoyarle en la evoluci?n de su individual proceso de aprendizaje sino tambi?n y, especialmente, para acompa?arle en su crecimiento afectivo, en su inserci?n social y en su progreso espiritual.

La escuela cat?lica promueve la integraci?n del alumno en la comunidad educativa, en los grupos de alumnos, en la relaci?n sincera con los profesores y en una mayor confianza con sus propios padres, de forma consciente y activa. La incorporaci?n del alumno al proyecto educativo cat?lico ser? una base eficaz en la prevenci?n y eliminaci?n de los obst?culos que le impiden crecer como persona.

Integraci?n e incorporaci?n que posibilitan que se atienda fraternalmente a los alumnos de diferentes culturas que acceden a la escuela cat?lica. Una interculturalidad, enraizada en el amor de Cristo a todos los hombres y en las ense?anzas del Evangelio, es connatural al ser de la Iglesia. En este objetivo la educaci?n cat?lica siempre est? abierta para acoger en su seno a los ni?os y j?venes de otras tradiciones religiosas sin que esto sea un obst?culo para el desarrollo del car?cter propio y la especificidad cat?lica de las instituciones.[26]

La universalidad del mensaje y de la redenci?n de Cristo se ha de hacer palpable en cada uno de los proyectos educativos de las escuelas cat?licas, como ya lo es vivido con normalidad en muchas de ellas.

Es una acci?n educativa humanizadora


25. Dicha formaci?n integral propicia y fundamenta los valores m?s humanos que orientan el progreso evolutivo y perfectivo del alumno. No se desentiende de los problemas diarios de los alumnos sino que los afronta y orienta hacia el bien y la verdad; en dicha formaci?n ?el saber iluminado por la fe, lejos de desertar de los ?mbitos de las vivencias cotidianas, los habita con toda la fuerza de la esperanza y de la profec?a. El humanismo que auguramos propugna una visi?n de la sociedad centrada en la persona humana y sus derechos inalienables, en los valores de la justicia y de la paz, en una correcta relaci?n entre individuos, sociedad y Estado, en la l?gica de la solidaridad y la subsidiaridad?[27].

Esta concepci?n integral de la educaci?n hace posible una personalidad cr?tica y libre ante cualquier intento de desestructuraci?n, capacita para optar por el bien y la verdad, responde org?nicamente a las grandes preguntas sobre su origen y destino, y motiva aquellas opciones que favorecen el perfeccionamiento de la sociedad. ?Cristo, el nuevo Ad?n, en la misma revelaci?n del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocaci?n?.[28] Por ello, a partir de la Persona de Jesucristo, y de la experiencia de plenitud humana que se vive, por la participaci?n en la vida divina, en la comuni?n de la Iglesia, se hace posible descubrir la vocaci?n humana, y por tanto, tambi?n en qu? consiste la humanidad plena, la vida moralmente recta y verdadera. Este es el sustrato fundamental de toda educaci?n en su sentido m?s hondo y radical.

A trav?s de la educaci?n en los valores m?s genuinamente cristianos


26. La escuela cat?lica al servicio de la formaci?n integral del alumno debe educar en los principios morales, valores y virtudes que proceden de la fe cristiana. Podemos decir que ?sin su referencia a Dios el hombre no puede responder a los interrogantes fundamentales que agitan y agitar?n siempre su coraz?n con respecto al fin y, por tanto, al sentido de su existencia. En consecuencia, tampoco es posible comunicar a la sociedad los valores ?ticos indispensables para garantizar una convivencia digna del hombre?[29].

27. Desde este fundamento, la escuela cat?lica fomenta en todo el ?mbito educativo, aulas, recreos, actividades complementarias y extraescolares, los valores y virtudes de ra?z cristiana, como son: el respeto al otro en toda su peculiar dignidad nacida de la paternidad de Dios, el servicio y la ayuda desinteresada, la sensibilidad ante los d?biles y la cercan?a para los que necesitan de apoyo y amistad, consecuencia inmediata de la fraternidad universal de los hijos de Dios.

Es vital en el proyecto educativo cristiano educar desde la primera edad el valor permanente y trascendente del amor, que se expresa, especialmente, en el sentido de gratuidad, de donaci?n y de servicio desinteresado. ?No es s?lo progreso educativo humano, sino verdadero itinerario cristiano hacia la perfecci?n. El alumno religiosamente sensible sabe que cumple la voluntad de Dios en el trabajo y en las relaciones humanas cotidianas?[30].

La escuela cat?lica no se queda, por eso, en los valores m?nimos de una ?tica com?n. El amor no es s?lo un mandato del Se?or. El amor est? enraizado en la paternidad de Dios por la cual somos hermanos y, a su vez, alimentado por la presencia de Dios en nosotros, lo cual hace imposible concebir el amor a Dios sin el amor a los hermanos. El respeto al otro, tan demandado por la comunidad educativa, es una de las muchas consecuencias que surgen del valor fontal y primero que es el amor. ?De ah? el trabajo escolar acogido como deber y desarrollado con buena voluntad, ?nimo y perseverancia en los momentos dif?ciles; respeto al profesor; lealtad y caridad con los compa?eros; sinceridad, tolerancia y bondad con todos?.[31]

La escuela cat?lica impulsa y cultiva el esfuerzo y el sacrificio no tan s?lo como medios necesarios para la adquisici?n de mejores resultados acad?micos sino como valores y actitudes que capacitan al alumno para un mayor servicio a la humanidad y la realizaci?n propia, realidades m?s valiosas que el s?lo ?xito acad?mico o profesional.

28. El cultivo de la interioridad de los ni?os y j?venes es urgente y de gran importancia en nuestro mundo. El alumno en proceso de aprendizaje necesita razones para creer, razones para amar y razones para esperar. Necesita saber darle sentido a su vida, una raz?n a su existencia, una orientaci?n a su vivir. Se trata de tomar conciencia de su ser, de su misi?n de amar en este mundo, de la trascendencia de su vida, de la importancia y responsabilidad de su acci?n en relaci?n con los otros y con Dios. ?La persona humana, en efecto, de la que la libertad constituye la m?s alta dignidad, se realiza no en el repliegue sobre s? misma, sino en la entrega de s? (cfr. Lc 17,33; GS 24).?[32]

As? mismo, el cultivo de la espiritualidad desde la perspectiva cristiana pretende elevar las capacidades del alumno hacia el encuentro con Dios, mediante la relaci?n con ?l en la oraci?n, en el respeto y valoraci?n de su Palabra y de su Vida conforme al Evangelio, motivando su sensibilidad hacia la presencia del Se?or entre nosotros. ?Los valores evang?licos no pueden ser separados de Cristo mismo que es su fuente y su fundamento y constituye el centro de todo el anuncio evang?lico?.[33]

Es un proyecto que se recrea en todo el ?mbito educativo


29. Para llevar a cabo este proyecto la escuela cat?lica en sus espacios, personas y tiempos est? al servicio de los fines y objetivos que integran su ideario. Espacios, tiempos y personas que hacen posible un ambiente animado por el esp?ritu evang?lico de caridad y libertad en el que se percibe la presencia viva de Jes?s Maestro. Un ambiente creado por la presencia serena y acogedora de los profesores, que acompa?an con la palabra, el consejo, el signo y el comportamiento[34]. Este tipo de ambiente influir? en el mismo trabajo escolar, en el mismo proceso de ense?anza-aprendizaje y en el progreso hacia la formaci?n integral del alumno.

Tarea que se lleva a cabo desde la adecuada organizaci?n del tiempo acad?mico hasta del tiempo, tambi?n necesario, que llamamos complementario a la acci?n educativa reglada. Es sobre todo en este tiempo complementario al quehacer educativo en el que se pueden desarrollar aspectos b?sicos muy concretos del ideario cristiano como son las actividades catequ?ticas y las celebraciones sacramentales necesariamente voluntarias y coordinadas con la parroquia.

b) Un proyecto en el que la fe cat?lica se presenta en di?logo con la cultura

30. El derecho de los padres a la formaci?n religiosa y moral de los hijos seg?n sus convicciones tiene en el ?mbito educativo de la escuela la posibilidad de su ejercicio mediante el di?logo de la fe con la cultura, con el cual el alumno integra en su formaci?n humana la dimensi?n religiosa.

Es congruente que los alumnos se inicien ya en las edades primeras en el deseado di?logo de la fe con la cultura y de la fe con la raz?n, iluminando progresivamente el conocimiento que ellos adquieren sobre s? mismos, sobre el mundo y sobre la vida[35].

Esta relaci?n y di?logo, especialmente a trav?s de las otras ?reas, es un medio adecuado para que los alumnos adquieran personalmente la deseada s?ntesis de la fe con la cultura.

?La cultura que el hombre asimila constantemente desde su universo cultural, tiende a ser una fuerza totalizadora de su personalidad. Pero es en la escuela donde esa asimilaci?n totalizadora se produce ?en cualquier edad? de una manera expl?cita, sistem?tica y cr?tica. Tal asimilaci?n, funci?n de la escuela, la realiza el alumno a trav?s de las diferentes disciplinas escolares. Una de ellas, la ense?anza religiosa, conforma esta asimilaci?n cultural desde la perspectiva de la fe cristiana?[36].

Es evidente que en esta asimilaci?n totalizadora que se da en la transmisi?n de la cultura, se configura impl?cita o expl?citamente un concepto de persona, es decir, una respuesta a la pregunta sobre el origen, naturaleza, vocaci?n, destino y misi?n del hombre, que va determinando la misma orientaci?n de la acci?n educativa. El Mensaje cristiano constituye una opci?n educativa sobre toda la persona respondiendo a sus m?s profundos problemas sobre su origen y destino, sobre la libertad, la justicia, el dolor, la muerte y la inmortalidad.

Finalidades


31. La fe en di?logo con la cultura apunta a una manera nueva de ser, de mirar, de comprender y tratar la realidad, de considerar a las personas, los acontecimientos y las cosas. Es decir, la s?ntesis entre la fe y la cultura ha de tender en definitiva a realizar en el alumno una s?ntesis personal entre la fe y la vida.

Ahora bien, ?esto ser? posible si los fieles laicos saben superar en ellos mismos la fractura entre el Evangelio y la vida, recomponiendo en su vida familiar, en el trabajo y en la sociedad, esa unidad de vida que en el Evangelio encuentra inspiraci?n y fuerza para realizarse en plenitud?.[37] As? se es consecuente con el fin del proyecto educativo cat?lico: la formaci?n integral lograda desde la cosmovisi?n cristiana de la vida.

Es necesario afirmar que educar en la fe es mucho m?s que desarrollar las facultades y capacidades del ser humano: es ayudar al alumno a dar una respuesta de adhesi?n libre y consciente, seg?n su capacidad, a la Palabra de Dios, lo que implica un cambio de vida conforme al proyecto de persona que se le ofrece. El cristiano no puede tener dividida su conciencia sino que ha de lograr la s?ntesis entre los valores humanos y evang?licos seg?n la perspectiva que nos ofrece el plan de Dios sobre el mundo: ?restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y en la tierra? (Ef 1,10).

32. La fe cristiana en di?logo con la cultura supone una aportaci?n cr?tica a las realidades culturales que afectan a la visi?n cristiana del mundo y de la vida, asumiendo lo positivo e integrable en la vida de fe, y desechando aquello que entorpece su vital y org?nico crecimiento. El di?logo de la fe con la cultura es discernimiento cr?tico y constructivo. Para ello, la fe proporciona al educador cat?lico premisas esenciales para realizar esa cr?tica y esa valoraci?n.

Esta funci?n cr?tica[38] se ejerce como luz, mostrando los riesgos de deshumanizaci?n latentes, expresando su sentido acerca de la verdadera liberaci?n y la aut?ntica cultura humana. Se trata de ?trasformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de inter?s, las l?neas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad que est?n en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvaci?n?[39].

En este cometido adquiere un protagonismo especial la figura del profesor que desde su m?s profunda convicci?n y respeto a la conciencia del alumno presenta este proyecto como ofrecimiento y nunca como imposici?n, propiciando la debida s?ntesis interior del educando. S?ntesis que el educador debe haber conseguido en s? mismo previamente[40].

Presupuestos de donde partimos


33. La ense?anza cat?lica no puede desatender el desarrollo intelectual de la vida de fe. La fe es conocimiento, (Heb 10,26) y amor a la verdad (2 Tes 2,10). La fe es tambi?n un saber razonable, un saber que se traduce en expresiones objetivas de valor universal.

A su vez, el di?logo de la fe con la raz?n y con la cultura en la escuela no es una estructura educativa ajena al inter?s del alumno o a la misma funci?n de la escuela. Por naturaleza el hombre busca la verdad, y en ello no busca s?lo la conquista de verdades parciales, f?cticas o cient?ficas. Su b?squeda tiende hacia una verdad ulterior que pueda explicar el sentido de su vida; por ello es una b?squeda que no puede encontrar soluci?n si no es en el Absoluto. ?La Iglesia aprecia el esfuerzo de la raz?n por alcanzar los objetivos que hagan cada vez m?s digna la vida del ser humano pero es posible, que la raz?n misma, movida a indagar de forma unilateral sobre el hombre como sujeto, parece haber olvidado que ?ste est? tambi?n llamado a orientarse hacia una verdad que lo transciende.?[41]

34. El profesor cristiano, en su aportaci?n e iluminaci?n del aprendizaje desde la perspectiva cristiana, parte de valores irrenunciables desde los cuales camina hacia la verdad, tales como, la dignidad primaria del ser humano como persona, que lo eleva sobre todos los otros seres y le concede una posici?n de absoluto privilegio, como lo es la de ser capaz para la Trascendencia. ?Es Dios quien ha puesto en el coraz?n del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a ?l, para que conoci?ndolo y am?ndolo, pueda alcanzar tambi?n la plena verdad sobre s? mismo (Cfr. Ex 33,18; Sal 27 (26), 8-9; 63 (62), 2-3; Jn 14,8; Jn 3,2)?.[42]

La acci?n educativa del profesor en el di?logo entre la fe y la cultura


35. Todo ello exige del profesor cat?lico una actitud continua de apertura a la raz?n plena del hombre y de b?squeda de la verdad, de creciente sensibilidad cr?tica hacia los valores y contravalores que conforman la cultura m?s cercana e influyente en su entorno; y, a la vez, de la necesaria renovaci?n y explicitaci?n del acontecimiento cristiano vivido en su coraz?n. ?Una raz?n que es sorda a lo divino y que relega la religi?n al espectro de las subculturas es incapaz de entrar en di?logo con las culturas?. Por el contrario, ?la fe cristiana es fuente de conocimiento; ignorarla ser?a una grave limitaci?n para nuestra escucha y respuesta?.[43]

El profesor cristiano no s?lo imparte los contenidos acad?micos obligatorios sino que su acci?n educativa pretende descubrir y comunicar a sus alumnos el sentido trascendente que los planteamientos de las ciencias humanas puedan entra?ar, contemplados desde la perspectiva cristiana, de tal manera que el alumno pueda descifrar en cada uno de los saberes que recibe el sentido sobrenatural que contienen.

Para ello, es imprescindible que la escuela cat?lica trasmita ?el patrimonio cultural cristiano ofreciendo a los ni?os y j?venes los elementos del suelo nutricio de su cultura. Y ha de poder ofrecerlos, al menos a los creyentes, en toda su verdad y realidad, es decir, mediante una presentaci?n creyente de los mismos?[44].

Es necesario dar raz?n de nuestra fe y esperanza en la escuela


36. La escuela cat?lica y, en concreto el profesor, en toda ocasi?n deben dar raz?n de su fe y de su esperanza (I Pe 3,15), con lo cual testifican su propia identidad y ayudan al alumno para que descubra la plenitud del ser humano realizada en Jesucristo, el Hombre nuevo[45]. ?l es la clave para comprender el misterio del hombre, ?l es quien da sentido a toda la vida y a toda la realidad.

c) Un proyecto educativo en el que Dios es su fundamento primero y ?ltimo

Est? fundamentado en Dios, Verdad, Bien y Belleza


37. El fundamento y raz?n b?sica de este ser y hacer educativo es Dios, Verdad, Bien y Belleza supremas. Es el alma de toda nuestra acci?n educativa, pues ?l es el principio y fin de la vida, el sentido y plenitud de toda obra creada. La paternidad de Dios hace posible en los hijos la fraternidad universal, su vida entregada por todos nosotros es fundamento de nuestro amor desinteresado, su ser eterno al que estamos destinados es el sentido de nuestra vida.

En este cometido la fe en Dios cumple la funci?n de unificar y totalizar la acci?n del hombre. En ?l adquiere significado la formaci?n integral entendida desde la perspectiva cristiana de la vida.

Se realiza en la Persona de Jesucristo, plenitud del hombre nuevo


38. El alumno en crecimiento, consciente o inconscientemente, aprende de los otros, imita a los otros, sirve y se sirve de los otros. Por ello, necesita en su educaci?n ejemplos, realizaciones y proyectos claros y positivos de sus aspiraciones m?s nobles como desarrollo de sus capacidades. En consecuencia, la escuela cat?lica propone siempre a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida para quienes libremente optan por este tipo de formaci?n.

La Persona de Jesucristo es el marco de referencia continuo del proyecto educativo cat?lico. Esto conlleva una llamada al seguimiento de Cristo que es, adem?s de una llamada libre a adherirse a sus ense?anzas morales y espirituales, una invitaci?n al cambio de vida, al amor en identificaci?n con ?l y en servicio a los hermanos. Los alumnos cristianos tienen una Luz en medio del mundo que les sirve de gu?a, un Maestro a quien imitar, una Vida con la que conformarse y una Persona en quien poner su confianza, Jesucristo. La formaci?n plena del alumno tiene un marco claro y real en el que mirarse y hacia el que caminar, Jesucristo.

La educaci?n cat?lica es un proyecto vital


39. Imitar a Jesucristo es una propuesta educativa a vivir seg?n el Evangelio, a recrear el hombre nuevo en cada uno de los alumnos, trabajando por superar aquellas conductas, situaciones y estructuras que se oponen a esta nueva vida. Es un compromiso con toda la persona del alumno.

El proyecto educativo cat?lico pretende renovar al hombre entero y su cultura, eliminar los errores y males que acechan a los m?s d?biles, purificar y elevar las aptitudes m?s profundas de los alumnos, restaurar y completar en Cristo, como desde dentro, las caracter?sticas y cualidades propias de los alumnos. As? contribuye a educar a los ni?os y j?venes para la libertad interior que les va a hacer libres desde lo m?s hondo de su ser.[46]

Esta invitaci?n conlleva un progresivo perfeccionamiento en la personalidad del alumno cuyo proceso va m?s all? de los contenidos que se transmiten en cada una de las materias. La acci?n educativa del colegio cat?lico ha de tener en cuenta todos los elementos que influyen en la formaci?n del alumno. La fe que la Iglesia Cat?lica ofrece en su proyecto educativo representa una dimensi?n fundamental de la educaci?n y, a la vez, una opci?n libre por la vida nueva en Cristo, plenitud y finalidad ?ltima de la vida humana.
La fe no es una parcela m?s del hombre, sino la dimensi?n m?s profunda que impregna toda la vida de la persona. Reafirmando la verdad de la fe, la educaci?n cat?lica har? posible que la persona en su proceso educativo adquiera confianza en sus capacidades cognitivas y seguridad en su caminar.

Con todo, el alumno en b?squeda de s? mismo adquiere su propia identidad, pues quien de veras busca su propia identidad, su formaci?n plena, busca a Dios y quien de veras busca a Dios se encuentra as? mismo.

Se alimenta en los sacramentos


40. El servicio de la Iglesia culmina siempre en la celebraci?n del don de Dios y de su Palabra que recibe en los sacramentos, celebraciones de su amor y de su gracia. No es s?lo un servicio de socializaci?n y transmisi?n cultural. La celebraci?n es el lugar del cual todo parte y en el que todo se reencuentra en la Persona del Se?or. El anuncio del Mensaje y su servicio a la educaci?n plena podr?a convertirse en mera propaganda si se elimina de la comunidad educativa la vida sacramental y celebrativa. Incluso, el mismo testimonio, tan b?sico para la educaci?n cat?lica, podr?a perder su caracter?stica cualidad cat?lica y la misma oraci?n podr?a ser evasi?n.

El proyecto educativo cat?lico incluye las necesarias ofertas para que los alumnos celebren el misterio de Cristo, reciban algunos de los sacramentos, de acuerdo con las orientaciones del obispo diocesano, y posean las ayudas adecuadas, fomenten y faciliten su relaci?n con Dios en la oraci?n y sientan el apoyo y la sinton?a de sus padres en su progreso educativo. Para ello, es necesario que la comunidad educativa coordine estas acciones con la parroquia de referencia a fin de canalizar la futura inserci?n parroquial de los alumnos y, a su vez, puedan recibir los auxilios espirituales que el colegio no puede ofrecerles.

La ense?anza de la religi?n cat?lica es b?sica y fundamental


41. La presentaci?n org?nica del mensaje de Jesucristo en la escuela fundamenta, estructura y alimenta la cosmovisi?n cristiana presente en el proyecto educativo.

Uno de los medios b?sicos para el desarrollo de dicho proyecto es la ense?anza de la religi?n cat?lica que ocupa un lugar primordial en la escuela cat?lica, como ?rea fundamental en el curr?culo de los alumnos. Su valoraci?n y aprecio es correlativo a su aportaci?n indispensable para el logro de los fines del propio proyecto educativo. La formaci?n religiosa debe ser integrada en todo la acci?n educativa, no como algo a?adido al proceso de ense?anza?aprendizaje del alumno sino como elemento fundamental para el desarrollo evolutivo del alumno. Con todo, aunque la ense?anza religiosa escolar no eval?a la fe, sin embargo, esto no obsta para que el colegio cat?lico en toda su acci?n educativa, en el clima escolar, proponga, cuide y facilite las posibilidades de una respuesta de fe a Dios.

El ser humano mediante la religi?n trata de universalizar su interpretaci?n de la realidad, aborda las cuestiones l?mites de los or?genes y de los fines de la vida, crea un universo de sentido en donde es posible justificar y realizar la vida humana. As? el alumno logra unificar, totalizar y tranquilizar su conciencia por saberse integrado en un universo del que forma parte en la lucha por el bien y la verdad. La ense?anza de la religi?n cat?lica es b?sica y fundamental para llevar a cabo el proyecto educativo cat?lico.

La ense?anza de la religi?n en la escuela no s?lo hace presente la plenitud salvadora en Jesucristo, finalidad ?ltima; est? realizando, a su vez, una acci?n humanizadora a trav?s de la educaci?n para el amor a los dem?s, para el compromiso con los hermanos frente a las situaciones de odio, desigualdad e injusticia. La lucha en pro de la fraternidad, el amor, la justicia, la reconciliaci?n, la paz y la fraternidad universal, son valores del Reino de Dios que se anticipa aqu? y tendr?n su plena realizaci?n en la vida plena e inmortal con ?l. Son valores que la escuela cat?lica promueve y cultiva, como profundamente humanos, tanto como cristianos.

La religi?n, sin merma de su car?cter propio, forma as? parte de la cultura, est? ?ntimamente ligada y estructurada con el resto de las creaciones culturales y tiene una misi?n espec?fica dentro de la cultura: interpretar el sentido ?ltimo de la realidad y de la vida del hombre y acomodar las dem?s creaciones culturales, ya sea critic?ndolas, ya sea orient?ndolas o desechando aquellas que no fueran necesarias, incluso que pudieran ser nocivas en su desarrollo.

Es necesario advertir que: ?El derecho de los padres a decidir la formaci?n religiosa y moral que sus hijos han de recibir, consagrado por el art?culo 27.3 de la Constituci?n, es distinto del derecho a elegir centro docente que enuncia el art?culo 13.3 del Pacto Internacional de Derechos Econ?micos, Sociales y Culturales, aunque tambi?n es obvio que la elecci?n de centro docente sea un modo de elegir una determinada formaci?n religiosa y moral.?[47]

En concreto, ?han de ser los padres quienes determinen el tipo de formaci?n religiosa y moral que deseen para sus hijos. ?ste es su derecho primordial, insustituible e inalienable. Se lo reconoce la Constituci?n en el art?culo 27.3. Queda tutelado tambi?n por el art?culo 16, 1, que consagra la libertad ideol?gica y religiosa. Por tanto, el Estado no puede imponer leg?timamente ninguna formaci?n de la conciencia moral de los alumnos al margen de la libre elecci?n de sus padres. Cuando ?stos eligen libremente la Religi?n y Moral cat?lica, el Estado debe reconocer que la necesaria formaci?n moral de la conciencia de los alumnos queda asegurada por quienes tienen el deber y el derecho de proveer a ella. Si el sistema educativo obligara a recibir otra formaci?n de la conciencia moral, violentar?a la voluntad de los padres y declarar?a impl?citamente que la opci?n hecha por ellos en el ejercicio de sus derechos no es considerada v?lida por el Estado. Precisamente eso es lo que hace ahora el Estado con la nueva ?rea creada por la LOE bajo el nombre de ?Educaci?n para la ciudadan?a?.[48]

d) Un proyecto educativo en el que se implica toda la comunidad educativa

42. Las Entidades titulares de los centros, que les dotan de ideario propio y representan el ?rgano m?ximo de decisi?n de los mismos, est?n llamadas a asumir un protagonismo m?s intensivo en la conformaci?n de comunidades educativas comprometidas con los valores del ideario. La responsabilidad de la puesta en pr?ctica del proyecto educativo cat?lico recae en toda la comunidad educativa, Entidad titular, profesores, PAS ?Personal de administraci?n y servicios- padres y alumnos. Ello implica convicciones comunes sobre el proyecto asumido, vocaci?n y carisma, dedicaci?n y responsabilidades compartidas; exige entrega y confianza en la eficacia misma del proyecto, as? como medios adecuados para el desarrollo de sus fines y objetivos.

La colaboraci?n compartida para llevar a cabo el com?n proyecto educativo es considerada como un deber de conciencia para todos los miembros de la comunidad educativa, cada uno de los cuales la ejecuta seg?n las funciones que le ata?en. Esa participaci?n, vivida con esp?ritu evang?lico es, por su propia naturaleza, un testimonio que no s?lo edifica a Cristo en la comunidad, sino que lo irradia y se convierte en signo para todos.

La falta de fe en el proyecto com?n de cualquiera de sus responsables es un factor muy negativo para la participaci?n de padres y alumnos en la acci?n educativa del colegio. No es posible en la escuela presentar un proyecto del que no se es part?cipe, no se refleja en la persona del profesor y personal educador o se cuestiona su realizaci?n o su eficacia.

El proyecto educativo y el compromiso de los profesores laicos


43. Compete tambi?n a los profesores laicos la responsabilidad sobre el debido desarrollo del proyecto educativo cat?lico. ?Los fieles laicos ?debido a su participaci?n en el oficio prof?tico de Cristo? est?n plenamente implicados en esta tarea de la Iglesia. En concreto, les corresponde testificar c?mo la fe cristiana ?m?s o menos conscientemente percibida e invocada por todos? constituye la ?nica respuesta plenamente v?lida a los problemas y expectativas que la vida plantea a cada hombre y a cada sociedad. Esto ser? posible si los fieles laicos saben superar en ellos mismos la fractura entre el Evangelio y la vida, recomponiendo en su vida familiar cotidiana, en el trabajo y en la sociedad esa unidad de vida que en el Evangelio encuentra inspiraci?n y fuerza para realizarse en plenitud?.[49]

44. En gran manera, la concreci?n del proyecto educativo cat?lico est? basculando y dependiendo de la calidad humana, educativa y cristiana del profesor de la escuela cat?lica. Su apertura de miras en sus propuestas educativas, su actitud de servicio al colegio y a sus alumnos, su entrega personal por la cual no se predica a s? mismo sino que busca el crecimiento del alumno y la gloria de Dios, por su esp?ritu de fraterna solidaridad con todos, su misma integridad en su vida moral, hacen de este profesor una aut?ntica imagen del hombre evang?lico que precisa la escuela cat?lica.[50]

45. Es especialmente importante el deber de asumir responsabilidades en orden a la aplicaci?n del proyecto educativo cat?lico que se acrecienta cuando los profesores aceptan el incorporarse a la tarea de dirigir o codirigir el propio colegio tomando parte en la responsabilidad de la titularidad del mismo. Esto conlleva el asumir todos los elementos identificativos de la educaci?n cat?lica y que se expresan sobre todo en la impregnaci?n cristiana del saber y de la cultura que se trasmite en la escuela. Hay un riesgo de dejarse absorber por el sistema de aprendizaje presente en el desarrollo curricular y descuidar su verdadera raz?n de ser: formar aut?nticos cristianos capaces de dar raz?n de su esperanza.

46. Para el logro y perseverancia en estas actitudes y valores ?es importante que de acuerdo con la fe que profesan y el testimonio de vida que est?n llamados a dar, los laicos cat?licos que trabajan en esta escuela participen sencilla y activamente en la vida lit?rgica y sacramental que en su ?mbito se desarrolle.?[51]

As? mismo, ?es sumamente deseable que el laico cat?lico y muy especialmente el educador, est? dispuesto a participar activamente en grupos de animaci?n pastoral o cualesquiera n?cleos v?lidos de fermento ev
Publicado por verdenaranja @ 10:42  | Hablan los obispos
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