Texto de la Exhortaci?n Pastoral de la 88? Asamblea Ordinaria Planaria del Episcopado de Venezuela.documento de la Conferencia Episcopal de Venezuela. EXHORTACI?N PASTORAL
LXXXVIII ASAMBLEA ORDINARIA PLENARIA
Introducci?n
1. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela reunidos en la 88a Asamblea saludamos en el Se?or, al Pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de nuestra patria, proclamando que Jes?s es ?el Camino la Verdad y la Vida? (Jn 14,6.)
2. Queremos responder a los desaf?os que la realidad de nuestro tiempo plantea a la Iglesia en Venezuela, siguiendo los lineamientos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe reunida del 13 al 31 de mayo de 2007, en Aparecida, Brasil, donde los obispos nos han animado a ser disc?pulos misioneros de Jesucristo para construir un continente de la vida, del amor y de la paz.
3. Adem?s, con el Concilio Plenario de Venezuela, reafirmamos nuestra invitaci?n a ?todos, creyentes y no creyentes, a asumir la tarea de ser hombres y mujeres nuevos, impregnando la sociedad de valores que dignifiquen a la persona humana y hagan posible en nuestro pa?s la novedad de la vida (cf. Rm 6,4) y se logre as? la transformaci?n de nuestro pueblo con el brillo del esplendor de la verdad, la justicia y la paz, y se experimente la fuerza del amor fraterno.?(Mensaje Final CPV, n. 9).
La realidad del pa?s que nos interpela
4. Nuestro pronunciamiento sobre los problemas sociales no es una injerencia indebida en la vida pol?tica, sino el cumplimiento de nuestra obligaci?n de iluminar la vida personal y social de nuestros fieles desde la perspectiva del Evangelio y con criterios estrictamente pastorales. El Papa nos lo ha recordado hace poco: ?La Iglesia es abogada de la justicia y de los pobres, precisamente al no identificarse con los pol?ticos ni con los intereses de partido. S?lo siendo independiente puede ense?ar los grandes criterios y los valores inderogables, orientar las conciencias y ofrecer una opci?n de vida que va m?s all? del ?mbito pol?tico. Formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, educar en las virtudes individuales y pol?ticas, es la vocaci?n fundamental de la Iglesia en este sector. Y los laicos cat?licos deben ser conscientes de su responsabilidad en la vida p?blica; deben estar presentes en la formaci?n de los consensos necesarios y en la oposici?n contra las injusticias? (Discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe).
5. Actualmente nuestra patria vive uno de los momentos m?s cruciales de su historia. Despu?s de las elecciones de diciembre de 2006, el Ejecutivo Nacional anunci? la reforma de la Constituci?n de 1999, con el objetivo de introducir cambios de gran magnitud que conllevan la instauraci?n de un modelo pol?tico y social bajo el signo ideol?gico del as? llamado ?socialismo del siglo XXI?, para lo cual constituy? una comisi?n presidencial encargada de elaborar el proyecto.
6. Los obispos de Venezuela nos referimos a este asunto con ocasi?n de la 87? asamblea ordinaria en enero de este a?o, y all? manifestamos la esperanza de que la reforma en cuesti?n contribuyera a la consolidaci?n de la vida democr?tica y estuviera en consonancia con el pluralismo pol?tico y el respeto a los derechos humanos (Cf. Exhortaci?n ?Tiempo de di?logo para construir juntos?, enero 2007, n. 7). Sin embargo, los temas ventilados por la opini?n p?blica como contenidos de los cambios constitucionales y, sobre todo, la forma misma del proceso de su elaboraci?n, que no acoge suficientemente el esp?ritu de participaci?n exigido por la Constituci?n, arrojan serias dudas sobre el talante democr?tico de la reforma constitucional. Diferentes decisiones oficiales, como el lema impuesto ?Patria, socialismo o muerte? y declaraciones del Presidente y de voceros del gobierno hacen suponer que esta reforma se dirige hacia el establecimiento de un sistema socialista fundado en la teor?a y la praxis del marxismo-leninismo.
7. La pobreza, el desempleo, la falta de vivienda, la carencia en los hospitales, los deficientes servicios p?blicos, ni?os de la calle, ancianos sin atenci?n, contin?an siendo verdaderos problemas sociales. Otro problema es la violencia, que en nuestro pa?s ha crecido exageradamente: los delitos contra la vida y la propiedad, el sicariato o asesinato por encargo, los secuestros, la extorsi?n conforman un cuadro de inseguridad, que especialmente en las grandes ciudades y en la frontera con Colombia, ha alcanzado niveles alarmantes. Uno de los factores que ha contribuido al aumento de esta violencia lo constituye el narcotr?fico y el lavado de dinero, que lamentablemente ahora est? presente en casi todo el territorio nacional.
8. Recientemente el pa?s ha sido sacudido por una ola de protestas ante la negativa del gobierno de renovar la concesi?n a uno de los m?s importantes canales de televisi?n del pa?s. La presidencia de la Conferencia Episcopal en su momento fij? una posici?n contraria a tal decisi?n. M?s all? de la defensa de un determinado medio, ante el cual el Episcopado ha expresado en el pasado cuestionamientos, se trata de denunciar un atentado a la libertad de expresi?n, que reduce los espacios de libre comunicaci?n y favorece una hegemon?a indebida del gobierno en materia de comunicaci?n social, lo cual es evidentemente antidemocr?tico.
9. A ra?z de este ?ltimo acontecimiento, los venezolanos hemos sido testigos del surgimiento de un movimiento estudiantil que, con creatividad y coraje, bajo las consignas de la libertad y la reconciliaci?n, ha salido a las calles a manifestar por el derecho a la libertad de expresi?n, de opini?n, de informaci?n y en defensa de la autonom?a universitaria. Valoramos positivamente el que los j?venes estudiantes hayan optado por el recurso a la no violencia activa para manifestar su descontento con decisiones que atentan contra las libertades. Los estudiantes denuncian un ejercicio poco democr?tico del poder y reclaman una Venezuela para todos, pregonando la reconciliaci?n.
10. Igualmente, manifestamos nuestra preocupaci?n por el nuevo proyecto de Ley de Educaci?n, en segunda discusi?n en la Asamblea Nacional. Si bien contiene elementos positivos, ofrece graves omisiones en asuntos importantes, como la finalidad de la educaci?n, los derechos de los docentes, los subsidios mediante convenios a instituciones educativas que atienden sectores populares, la evaluaci?n y el derecho de los padres a decidir sobre la educaci?n religiosa de sus hijos, entre otros. Y, lo m?s importante, existe preocupaci?n sobre la pretensi?n de impartir una educaci?n con una ?nica y determinada orientaci?n pol?tica e ideol?gica, que afectar?a gravemente derechos y deberes de los educandos y de los padres de familia. El di?logo institucional sobre el proyecto de ley, que mantuvimos con la presidencia de la Comisi?n de Educaci?n de la Asamblea Nacional y con el Ministro de Educaci?n y Deporte, a lo largo de una buena parte del a?o pasado, no ha sido retomado por las nuevas autoridades, a pesar de nuestra disposici?n y petici?n de hacerlo.
11. Nos inquieta adem?s que se pretenda solucionar los problemas sociales que nos aquejan con medidas populistas en lugar de utilizar los abundantes ingresos petroleros para soluciones estructurales a nuestras graves deficiencias. Ahora, al igual que en la segunda mitad del siglo XX, los altos ingresos por el petr?leo se han visto acompa?ados por el aumento de la corrupci?n y el clientelismo pol?tico. Cada d?a nuestro pa?s se hace mas rentista y pierde la oportunidad de convertirse en un pa?s productivo.
Un camino de di?logo y reconciliaci?n
12. Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (Jn. 14,6), es fuente inagotable de paz, de reconciliaci?n y de amor. Los Obispos de Venezuela, ante los problemas que agobian al pa?s, proponemos el camino que indica el Se?or: el camino fundamental hacia la paz, que todos anhelamos, es la reconciliaci?n y la solidaridad. Por eso no podemos aceptar que se pretenda dividir a los venezolanos en dos bandos irreconciliables. La diversidad de posturas ideol?gicas, propias y convenientes en toda democracia, no debe convertirse en beligerancia e intolerancia. Se impone el di?logo que busque el consenso, sobre el que debe asentarse la vida pol?tica y social de cualquier sociedad que se considere democr?tica.
13. La soluci?n a los problemas pol?ticos y sociales de Venezuela debe ir m?s all? del populismo que no va al fondo de los mismos y del militarismo que cede el protagonismo de la sociedad al estamento militar, al cual no le corresponde dicho papel. Para resolver nuestros males sociales tampoco son v?lidos los caminos propuestos por el neoliberalismo, pues aunque supongan un aparente progreso de la sociedad, llevan inherentes la marginaci?n de amplias masas del pueblo y el ahondamiento de la injusticia y exclusi?n.
14. Benedicto XVI acaba de recordar ?en el discurso de inauguraci?n de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida- que ?la econom?a liberal de algunos pa?ses latinoamericanos ha de tener presente la equidad, pues siguen aumentando los sectores sociales que se ven probados cada vez m?s por una enorme pobreza o incluso expoliados de los propios bienes naturales?; pero el Papa nos recuerda tambi?n otro camino equivocado para solucionar nuestros problemas: ?las formas de gobierno autoritarias o sujetas a ciertas ideolog?as que se cre?an superadas, y que no se corresponden con la visi?n cristiana del hombre y de la sociedad, como nos ense?a la Doctrina social de la Iglesia?.
15. Una de esas ideolog?as ya superadas es el socialismo estatista que impide la primac?a de la persona y de la solidaridad, suplant?ndolas por la hegemon?a del Estado. As?, pues, ni el capitalismo salvaje ni el socialismo marxista son los caminos que conducen a la construcci?n de una sociedad m?s justa.
16. Por eso, los pastores de la Iglesia en Venezuela, fieles a nuestra vocaci?n de ser voz de los que no tienen voz, alentados por el seguimiento de Jes?s, Camino, Verdad y Vida, por el magisterio del Papa y por el Concilio Plenario, reafirmamos nuestra presencia, la de los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos en todos los lugares de nuestra patria, llevando el Evangelio de Jesucristo y sanando las heridas de los m?s abandonados, de los enfermos y de todo aquel que necesite de nuestro aliento; caminando con ellos hacia la justicia, la paz y la reconciliaci?n. Sin una cultura del respeto, la tolerancia, la inclusi?n y la aceptaci?n del otro no se puede entablar una reflexi?n y di?logo nacional.
17. Se debe renunciar a la intolerancia, al enfrentamiento permanente, a la discriminaci?n en el trabajo por razones pol?ticas, que muchos venezolanos sufren a trav?s de listas de excluidos o de exigencias ideol?gicas. Igualmente debe rechazarse el lenguaje descalificador, ofensivo e irrespetuoso. Nadie, y mucho menos el Presidente de la Rep?blica, tiene derecho a insultar o agredir a personas o instituciones que disientan de sus opiniones o proyectos. La reconciliaci?n, la paz y la solidaridad no anulan el derecho a disentir, lo cual incluso puede conducir a la protesta leg?tima; pero ?sta debe hacerse siempre en t?rminos pac?ficos, la llamada no violencia activa, la cual no implica la indiferencia ante los problemas sociales. Las instituciones p?blicas tienen la grave obligaci?n de permitir y respetar ese derecho a disentir consagrado en nuestra Constituci?n.
18. Se impone un gran acuerdo nacional en defensa de la vida, desde el momento de la concepci?n hasta su fin natural; esto implica oponerse a todo tipo de violencia e impunidad; e igualmente a las consignas que tienen a la muerte como objetivo o alternativa, pues no son ni humanas ni cristianas. El hombre siempre apuesta por la vida, nunca por la muerte. Esas consignas fomentan la violencia, el odio y la venganza. Adem?s se debe afrontar el problema de las c?rceles, velar por la apropiada actuaci?n de las instituciones policiales y, sobre todo, garantizar la independencia y rectitud del sistema judicial.
19. Un elemento b?sico en la consecuci?n de la justicia, la paz y la reconciliaci?n es una educaci?n para todos y de calidad: tenemos que partir de los logros conseguidos en materia educacional en los ?ltimos a?os, sobre todo en la extensi?n de la educaci?n a sectores excluidos. Sin embargo, hay que evitar la tendencia a ideologizar la educaci?n y luchar por mejorar la calidad de la misma, que todav?a es muy deficiente, sobre todo para los sectores m?s populares. El manifiesto ?La educaci?n que Venezuela necesita?, realizado por diferentes organizaciones educativas de la Iglesia, puede servir de base para este objetivo. El rol de la familia en la educaci?n es imprescindible. El Estado debe reconocer que la familia es la principal responsable de la educaci?n de sus hijos. La educaci?n religiosa escolar debe permanecer en el horario escolar tal como se encuentra en la vigente Ley de Educaci?n.
20. Venezuela necesita bendiciones, no improperios. Venezuela necesita que se aplique la Constituci?n vigente, no una nueva. Con ella basta para construir entre todos una democracia social, humanista, trascendente, inclusiva y solidaria. Venezuela quiere y reclama a gritos, por boca de sus ni?os y j?venes, que se termine con los odios, los insultos y las descalificaciones y que sus hijos e hijas se reconcilien, se respeten y vivan en paz. Los venezolanos y venezolanas queremos una educaci?n donde todos sus leg?timos sujetos, padres de familia, estudiantes, maestros, profesores, comunidad y sociedad, con la alta direcci?n del Estado, puedan actuar en libertad y transmitir los principios, valores y virtudes fundamentales para alcanzar juntos la plenitud de la condici?n humana.
Conclusi?n
21. Nuestra fuerza est? en el auxilio del Se?or. Por eso, pedimos que en todas las Parroquias, Vicar?as, Movimientos y Comunidades se intensifique la oraci?n por la Solidaridad y la Reconciliaci?n en Venezuela, en Latinoam?rica y en todo el mundo, especialmente por medio de la Eucarist?a. Tal como nos lo ha recordado el Papa Benedicto XVI en su Exhortaci?n ?El Sacramento del Amor?: ?El misterio de la Eucarist?a nos capacita e impulsa a un trabajo audaz en las estructuras de este mundo para llevarles aquel tipo de relaciones nuevas, que tiene su fuente inagotable en el amor de Dios? (n. 91).
22. Que Nuestra Se?ora de Coromoto, Patrona de Venezuela, nos siga guiando y acompa?ando en este peregrinar hacia un futuro siempre mejor y nos aliente en el compromiso de hacer realidad las aspiraciones de una Venezuela m?s humana y m?s cristiana, para que Jesucristo sea para todos ?el Camino, la Verdad y la Vida? (Jn 14, 6).
Con nuestra bendici?n,
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 7 de julio de 2007