Domingo, 15 de julio de 2007
Carta semanal del arzobispo de Valencia Don Agust?n Garc?a-Gasco Vicente.

El amor de Dios,
ra?z de las virtudes ciudadanas


Publicada en ?Paraula-Iglesia en Valencia? el 1 de julio de 2007


Dios es amor. Este es el gran fundamento y, al tiempo, la gran aportaci?n del cristiano a la humanidad. La fe cat?lica nos permite reconocer el amor de Dios y apoyarnos en ?l para vivir con los dem?s ese mismo amor, para desear y hacer el bien al pr?jimo.
En la sociedad actual, algunos contempor?neos que viven de forma superficial y banal se encuentran desenga?ados del amor, y de su propia vida que acaban encontrando vac?a. Los profundos v?nculos de amor generan profundos motivos para vivir, mientras que una concepci?n banal de las relaciones acaba banalizando la propia vida.

Adorar a un Dios que se nos ha manifestado como Amor nos permite y nos obliga a reconocer que el amor es el fondo de la realidad y que el amor es la norma de nuestra libertad. La pr?ctica del amor como norma universal de vida es esencial para cada cristiano y para la Iglesia entera. El amor, vivido y practicado con generosidad y eficacia, muestra el rostro trinitario de Dios, su verdad, su bondad y su belleza. Cuando vivimos alimentados del amor que Dios nos tiene, somos al mismo tiempo capaces de amar y de servir a nuestros hermanos necesitados con alegr?a y sencillez.

Hoy, en Espa?a, necesitan este compromiso del amor, tanto los inmigrantes que requieren acogida, como los que no tienen trabajo, los que est?n solos, los j?venes amenazados por las redes de quienes explotan con la prostituci?n, las mujeres humilladas y atemorizadas por la violencia dom?stica, los que no tienen casa, los que han ca?do bajo el enga?o de las adicciones, los que encuentran dificultades para fundar una familia, para abrirse a la vida y aceptarla incondicionalmente, as? como muchos seres humanos que en la fase inicial de su vida se ven desprotegidos por las leyes.

Cuando va a cumplirse un a?o del V Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Valencia con el Papa Benedicto XVI, debemos recordar que el catecismo nos subraya la verdad de que la familia es la primera c?lula de la sociedad humana. Los cat?licos hemos de ser ejemplo del papel celular e indivisible del n?cleo familiar, que no puede renunciar a su funci?n educadora. Hoy m?s que nunca el compromiso de los cat?licos con la familia conlleva la responsabilidad de educar d?a a d?a a los hijos, en cuestiones que afectan al comportamiento y a la moral, a lo que est? bien y a lo que est? mal. La educaci?n t?cnica, cient?fica o art?stica que necesariamente debe impartirse en las escuelas p?blicas y privadas no pueden ser una coartada para que el Estado llegue a invadir parcelas que corresponden a la moral personal, en contra de las creencias de los propios padres, pues as? est? garantizado en el gran pacto que supuso la Constituci?n de 1978, y cuya vigencia y aplicaci?n de forma reiterada he defendido.

Existen motivos de fondo que generan incertidumbres sobre la asignatura de educaci?n para la ciudadan?a, empezando por ser una cuesti?n que no nace del consenso, tan ?til y eficaz en cuestiones que afectan a la verdadera educaci?n. Por otra parte, existen signos claros en nuestro pa?s de un movimiento de laicismo radical, que pretende silenciar todas las manifestaciones religiosas, negando no s?lo la libertad de expresi?n en cuestiones sociales, sino tambi?n en la dimensi?n moral y de promoci?n de los valores humanos. El laicismo radical acaba desembocando en una pseudo-religi?n, que necesita fabricar su propia moralidad y un sistema de creencias sin Dios. Se trata de una religi?n atea.

No nos dejemos enga?ar por maniobras que se presenten con buenas palabras y argumentos enga?osos. El Estado no puede ser el primer educador, porque la captaci?n del bien humano es propia de las personas, de cada persona, de cada coraz?n, no atributo de las leyes ni de la funci?n burocr?tica. La responsabilidad de amar en primera persona es un don indelegable de Dios a sus hijos e hijas, por humildes y peque?os que puedan parecer al aparato del Estado. Por ello, reitero que las familias cristianas deben ser un ejemplo en la transmisi?n de los valores y en la educaci?n, de la que no pueden hacer dejaci?n.

Con mi bendici?n y afecto,

Don Agust?n Garc?a-Gasco Vicente
Arzobispo
Publicado por verdenaranja @ 0:11  | Art?culos de inter?s
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