Jos? Mar?a Garc?a Hoz
ABC 26 de junio 2007
EL nuevo premio Pr?ncipe de Asturias de Investigaci?n, doctor Gin?s Morata, ha declarado en una entrevista que no ve con malos ojos la posibilidad de manipular la inteligencia ?si con ello conseguimos que las personas poseamos mejores sentimientos y anulemos los genes que nos conducen a actos de violencia (...) Si podemos modificar una mosca, ?por qu? no vamos a poder manipular a una persona??.
Lector habitual de prensa, por afici?n y por obligaci?n, no me escandalizan las exageraciones o las tonter?as que se pueden leer en un diario. Pero me resulta dif?cil recordar la ?ltima vez que le? una afirmaci?n tan terrible como la del flamante premio Pr?ncipe de Asturias, cuyo precedente m?s cercano es el del cient?fico pirado, protagonista de mil pel?culas en las que pretende dominar el mundo mediante un invento estramb?tico; en la vida real el antecedente es peor: el cient?fico favorito de Hitler, el doctor Josef Mengele, que experimentaba con jud?os para mejorar la raza aria.
La posmodernidad ha arrasado con el fundamento de la era moderna, en virtud del cual la ciencia y la raz?n ser?an capaces de encontrar la soluci?n de cualquier problema humano. Accidentes como el de Bupal o Seveso, que hace cuarenta a?os produjeron la muerte de miles de personas en la India e Italia, se convirtieron en el icono de lo peligroso que puede resultar el progreso cient?fico; detr?s de cada hallazgo se esconde un nuevo riesgo. De la raz?n, ?para qu? hablar? Nada m?s razonable que la utop?a comunista impuesta por Stalin y sucesores, o el intento de salvar a Vietnam de esa tiran?a comunista a golpe de bombas de napalm.
Es realmente peligroso que la ciencia, los cient?ficos, se constituyan en los ?rbitros de la conciencia humana. Dice el doctor Morata que estamos a un cuarto de hora de poder manipular la inteligencia del hombre para as? conseguir que tenga mejores sentimientos. Lo que no dice, y ning?n cient?fico podr? imponer por muy sabio que sea, es qu? sentimientos son mejores que otros. Alegrarse por una victoria del Bar?a y por la derrota del Madrid. ?Es un sentimiento bueno o malo? ?Indiferente? ?Y d?nde est? la l?nea que delimita los sentimientos indiferentes de los malos?
Seg?n creo, una adecuada combinaci?n de la ?ltima versi?n de gas mostaza con la fisi?n de unas cuantas bombas de hidr?geno podr?a dejar el planeta sin vida en apenas unos minutos. Un adelanto cient?fico, sin duda, pues hace apenas un siglo s?lo ?ramos capaces de fabricar bombas que mataban de cien en cien. Ahora ya podemos manipular una mosca (?tendr? la mosca sentimientos malos?), pero dentro de nada tambi?n podremos manipular la inteligencia humana (que sin duda los tiene). La comparaci?n del doctor Morata resultar?a rid?cula si no fuera tr?gica.
Deducir que, dada la similitud de los genomas, el hombre y la mosca merecen el mismo tratamiento resulta un escabroso disparate, a partir del cual s?lo se puede temer lo peor: primero se establecen los par?metros del hombre perfecto, despu?s se somete a la poblaci?n a un proceso de manipulaci?n masiva que lleve a la conformaci?n de todos al modelo preestablecido y, por ?ltimo, cuando se advierta que este proceso resulta insoportable para las finanzas p?blicas, se adapta un modelo sostenible: a partir de la manipulaci?n gen?tica se proceder? a fabricar hombres con cero defectos y buenos sentimientos desde el principio. ?Qu? feliz ser?a el doctor Mengele si levantara la cabeza!
No es nada personal. No tengo el gusto de conocer al doctor Morata y seguramente una entrevista period?stica (Expansi?n, 21 de junio) no es el marco m?s adecuado para reflexionar sobre la manipulaci?n de la inteligencia humana. Pero mis eventuales exageraciones o desenfoques no invalidan la cuesti?n de fondo que hoy est? planteada: la visi?n unidimensional del hombre, valorado s?lo desde un punto de vista cient?fico, es, desde luego, un disparate, pero corremos el peligro serio de que nos sea impuesto.
Si el coraz?n tiene razones que la raz?n no comprende, la conciencia del hombre tiene preguntas que la ciencia nunca podr? responder. Y manipular la inteligencia y la conciencia del hombre es como cortar la lengua al ni?o impertinente para que deje de hacer preguntas, y as? evitarnos la molestia de responderlas.