Viernes, 24 de agosto de 2007
Art?culo publicado en el programa "Fiestas del Carmen 2007, 25 Aniversario de la Coronaci?n, Villa de Los Realejos", editado por el Excmo. Ayuntamiento, escrito por ?lvaro Hern?ndez.

La Antiqu?sima Devoci?n a Nuestra Se?ora del Carmen


?lvaro Hern?ndez D?az


Uno se admira continuamente cuando asiste a la misa de los mi?rcoles a las nueve de la ma?ana en el templo parroquial de la Virgen del Carmen, al igual que durante los actos religiosos que tienen lugar en sus fiestas del mes de julio. Se trata de un entusiasmo colectivo que se transmite desde generaciones con la misma intensidad. Contemplar la imagen de la Madre de Cristo a las puertas del santuario desata torrentes de recuerdos, emociones y plegarias que quieren acompa?arla por las calles de San Agust?n, Las Toscas, La Cascabela o La Carrera. Y m?s lejos a?n, cuando la ocasi?n o las efem?rides as? lo han dispuesto, como en la peregrinaci?n de 2004 a San Juan de la Rambla, aquella noche de cantos y de rezos, de pies cansados y de sentimiento enfervorizado, compartido; una manifestaci?n de fe comunitaria que resulta dif?cil de traducir en palabras certeras y precisas, pero que se palpa en el ambiente e interroga.

Siente entonces el esp?ritu curioso ansias de navegar por los mares de la historia a trav?s de los libros plagados de documentos que confirman id?nticas apreciaciones en el pasado. Y se remonta a los tiempos de las Cruzadas de los europeos para recuperar los Santos Lugares donde Cristo vivi? y realiz? su obra. Unos monjes ermita?os edificaron en el monte Kermel o Carmelo una capilla a la Virgen Mar?a a principios del siglo XIII que fue, sin duda, el origen de la profunda devoci?n que desde entonces profesar?an los carmelitas a Nuestra Se?ora, y con ellos, miles de devotos en todo el mundo a partir de que en el a?o I726, durante el pontificado de Benedicto XIII, se se?ala la fecha del I6 de julio para conmemorar dicha festividad, extendida a toda la Iglesia latina. (Son datos que nos brinda el investigador Jos? Javier Hern?ndez Garc?a en su libro Los Realejos y la imagen de Nuestra Se?ora del Carmen, Aula de Cultura del Cabildo de Tenerife, 1990).

Y don Guillermo Camacho (I898-1995) en su estudio sobre la iglesia parroquial de Nuestra Se?ora de la Concepci?n del Realejo Bajo nos transmite que en el desaparecido Altar del Se?or de la Ca?ita hab?a cinco pinturas rodeando el nicho, entre las que se pod?a ver una de la Virgen del Carmen resguardando con su manto dos grupos de carmelitas; y en lo alto, un escudo del Carmen, tambi?n de pincel. (El pincel de Crist?bal Hern?ndez de Quintana, seg?n el profesor Juan Jos? Mart?n Gonz?lez, citado por don Guillermo). Estimamos que merece especial atenci?n el texto que le sigue, reproducido ahora para la consideraci?n general: "La presencia aqu? de esta advocaci?n de Nuestra Se?ora se relaciona con la certeza de que hubo en el templo un altar que le estuvo dedicado, aunque luego pasara la devoci?n carmelitana al vecino convento de agustinos. Porque resulta que el capit?n de Caballos don Dami?n jacinto Guerrero, corregidor y capit?n de Guerra que fue de Tenerife, instituy? capellan?a en la Concepci?n del Realejo de Abajo el 3 de abril de 1731 ante Lucas de Bethencourt Cabrera, escribano p?blico de Las Palmas, con el designio de poner su entierro y losa donde fue enterrada su madre, que es en la iglesia dicha, "junto al altar de Nuestra Se?ora del Carmen". (Esta escritura se encuentra en el Archivo Hist?rico Provincial de Las Palmas, legajo I484, afirma el siempre recordado don Guillermo, realejero de adopci?n, a quien tanto debemos sobre el conocimiento del pasado hist?rico de nuestro municipio y de Canarias en general).

El documento trascrito nos va confirmando la antig?edad de un culto que pervive. Y al mismo tiempo, por otra parte, nos introduce en algunas inc?gnitas a?n por desvelar. Como por ejemplo, la exacta procedencia de la actual imagen que ha sobrevivido a incendios y al paso inexorable del deterioro de los a?os.
Se indica que lleg? iniciado el segundo cuarto del siglo XVIII (Dieciocho), procedente de G?nova, aunque no se puede precisar con exactitud el momento de la llegada a Tenerife de la preciosa escultura de Nuestra Se?ora del Carmen. Puede que alg?n d?a se halle un documento en forma de factura que desvele estos interrogantes. Y tambi?n el hecho de que la advocaci?n y el culto se enraizaran hasta el presente, sin la presencia de monjes carmelitas en Los Realejos de entonces, aunque s? de franciscanos y de agustinos. Y todo ello en el llamado Siglo de las Luces, donde brill? con luz propia nuestro paisano Viera y Clavijo, entre otras eminencias en los campos de la Literatura y de las Ciencias. Un siglo que supuso intensa actividad volc?nica, epidemias, pirater?a y sequ?a. Contrastan estas circunstancias con la fe del pueblo que, lejos de rebelarse y renegar, acoge la protecci?n amorosa de Mar?a, la poseedora de "la omnipotencia por s?plica", no en vano muestra a su Hijo como ni?o y parece repetir continuamente la recomendaci?n evang?lica: "Hagan lo que ?l les dice".

Los mares de la vida

En muchos templos de nuestro entorno pueden contemplarse representaciones de la Virgen del Carmen con su Hijo en brazos y con el escapulario, teniendo a sus pies a un grupo de personas entre llamas, las ?nimas del purgatorio que se purifican para entrar libres de mancha a la presencia del Alt?simo. Y esto lo mencionamos porque la Virgen del Carmen fue declarada Patrona de la Marina de Guerra y de todos los navegantes el I9 de abril de I901, aunque ya era venerada por las gentes de la mar y del interior de la Isla desde la centuria anterior, desde el nombrado siglo dieciocho en que adquiere todo el protagonismo, asegura el profesor Jos? Manuel Ledesma Alonso, gran conocedor de mares y puertos. Nos recuerda que los patronos de los mareantes tinerfe?os, durante los siglos XVI y XVII fueron San Telmo y la Virgen del Buen Viaje. (En definitiva, Mar?a de los mil nombres con que la honra la piedad cristiana).

Virgen del Carmen, Patrona de los marineros, adquiere una especial manifestaci?n de fe agradecida en la procesi?n de los marinos que se acercan desde el Puerto de la Cruz hasta el n?cleo de San Agust?n para llevar a hombros y rezarle a su modo a la que tambi?n se conoce como "Virgen de secano" por su relativa lejan?a de la costa realejera. Ante esta aparente extra?eza parece apropiado recordar la copla de Jorge Manrique a la muerte de su padre: "Nuestras vidas son los r?os / que van a dar a la mar / que es el morir". Lo cual explica esas esculturas o pinturas antes citadas en donde la imagen de la Virgen del Carmen no se relaciona con el mar, sino con la s?plica de las almas de los difuntos, confiando en su poderosa intercesi?n.

Por ?ltimo, expresamos otra inc?gnita, otro peque?o misterio relacionado con la venerada Virgen del Mar realejera. En la novela de Aurelio P?rez Zamora sobre la tr?gica vida del pirata Cabeza de Perro, se narra que a su regreso de Cuba tras su arrepentimiento, al pasar por la costa realejera elev? sus ojos como queriendo ver "una casita, blanca como una paloma, donde el pirata hab?a visto la luz primera" y quiz?s, queremos pensar, el santuario de la Virgen del Carmen, a la que posteriormente, ya en prisi?n en Santa Cruz de Tenerife, le construy? y ofreci? el famoso barco que a?n puede contemplarse en una vitrina del santuario, en la galer?a superior. Se ha querido ver en este hecho su vinculaci?n con nuestro municipio, aunque frecuentemente se le relaciona con Igueste de San Andr?s en la capital tinerfe?a. Dejamos la duda en el aire, al tiempo que deseamos a propios y a forasteros, as? como a todos los ausentes, que sepamos acoger la bendici?n de Nuestra Se?ora del Carmen, Estrella del mar, luz de la vida. Y que disfrutemos del magn?fico programa de festejos de la presente edici?n.
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