Llamamiento que ha hecho mone?or Rafael Romo Mu?oz, arzobispo de Tijuana y responsable de la Dimensi?n Pastoral de la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Mexicana. M?xico, D.F., 22 de agosto de 2007
Dimensi?n Pastoral de la Movilidad Humana
?REA PASTORAL DE MIGRANTES
COMUNICADO DE PRENSA
Como obispos, somos testigos
de las consecuencias humanas de la migraci?n
en la vida diaria de la sociedad.
CPC, 4.
Estimados hermanos y hermanas en la fe.
Nos despierta una inquietante situaci?n que hemos estado viviendo a lo largo de los a?os, la Migraci?n; por un momento nos hemos acostumbrado a ver que nuestra gente part?a, iba y ven?a y ten?amos tiempo para celebrar las fiestas del hijo ausente y la fiesta de los paisanos etc, acostumbrados al ritmo del vaiv?n de los pueblos.
Hoy la situaci?n se torna diferente, nos hemos convertido en un pueblo que ve pasar al Extra?o al Extranjero y que ve sus comunidades solas porque la gente se va y cada vez se van m?s y en este irse y transitar por el pueblo mexicano, hemos sido testigos de tantas cosas, desde los migrantes que logran llegar a su sue?o y triunfar, hasta aquellos que son vejados, maltratados, lastimados e impedidos o mutilados en su b?squeda de una vida mejor; como bautizados, no podemos callar y ser c?mplices de quien abusa contra la dignidad de los Hijos e Hijas de Dios.
En estos ?ltimos d?as, hemos venido acompa?ando la suerte de nuestros hermanos centroamericanos varados en Tenosique, Tabasco, el apoyo que la Iglesia como Madre ofreci? a quien lo pudo dar y el que no pudo ser apoyado y acompa?ado, fue presa f?cil de un sin n?mero de abusos y corrupciones de violaciones a sus derechos humanos como persona y como Hijo de Dios.
Hoy somos testigos de una deportaci?n a una mujer mexicana que estuvo luchando por buscar una reunificaci?n familiar como indocumentada, un caso como ?ste, tiene que ser p?blico para despertarnos y recordar la situaci?n injusta que viven los y las migrantes en los pa?ses que se desarrollan por su fuerza laboral.
Sin duda en esas mismas condiciones se encuentran tantos hombres y mujeres que en silencio o escondidos, tienen que vivir en la ?oscuridad? del pa?s que se beneficia y crece por la mano de obra barata y la fuerza laboral; cu?ntas familias como ?stas est?n ah?, esperando por una reforma migratoria, y cuantas tenemos aqu? en nuestro pa?s en la misma situaci?n, en la Carta Pastoral Conjunta expres?bamos la vulnerabilidad en que quedan nuestros pueblos al estar involucrados en todos los aspectos del fen?meno migratorio, c?mo quedan las familias devastadas por la p?rdida de aquellos seres queridos, los ni?os que viven en la soledad desde el momento que sus padres les son arrancados. Las consecuencias son de enorme gravedad a nivel personal, familiar, cultural, la p?rdida del capital humano de millones de personas, profesionales calificados, investigadores y amplios sectores campesino, nos va empobreciendo cada d?a m?s. (cfr CPC, 4; Ap. 73)
Como comunidad en la fe, nos debemos cuestionar por el trato que brindamos a los m?s vulnerables entre nosotros. Esta actitud hacia los migrantes, desaf?a la conciencia de los cat?licos, en especial de los servidores p?blicos, de las autoridades, de los que definen las pol?ticas p?blicas, de los habitantes de las comunidades fronterizas o de tr?nsito y de los prestadores de servicio jur?dico y social que ejerciendo su funci?n como servidores p?blicos se dejen apelar por su conciencia de cristianos, (cfr. CPC, 6).
No podemos seguir permitiendo tanta violaci?n a los derechos humanos y desintegraci?n familiar a la que hermanos y hermanas nuestras se ven expuestos, porque no son solamente ellos los lastimados sino toda la Iglesia, toda la familia de Dios que se ve violentada, trastocada en lo m?s sagrado que tiene, la persona misma y la INTEGRACI?N FAMILIAR, en quien nosotros vemos al mismo Se?or Jes?s y la familia de Nazareth, donde nuestro Se?or Jes?s crec?a en gracia y sabidur?a. (cf. Lc 2,40) y a la que muchos hermanos y hermanas migrantes no les hemos permitido crecer.
La apelaci?n es a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que nuestra acci?n desde los diferentes servicios que realicemos a la Naci?n, sea evangelizadora y con ella mostremos ser disc?pulos y misioneros de Cristo, Camino, Verdad y Vida, para que todos los pueblos tengan vida en ?l.
Seamos portadores de la Vida y de la Esperanza, como tal, vivamos con los y las migrantes que acogemos y que servimos en nuestro amado Pa?s.
En Cristo,
+ Mons. Rafael Romo Mu?oz
Arzobispo de Tijuana y
Responsable de la Dimensi?n Pastoral de la Movilidad Humana-CEM
? 2007 CEM ::
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO