Jueves, 30 de agosto de 2007
Art?culo publicado en EL D?A, 30 de Agosto de 2007, escrito por Don Felipe Gonz?lez, vecino de nuesttra parroquia de San Jos? y amante de todo lo nuestro.

Felipe Juan Gonz?lez Garc?a


San Juan de la Rambla
y las fiestas de San Jos?


EL AMBIENTE FESTERO se nota en estos d?as en todo el ?rea donde El Santo ejerce su patronazgo. En las fechas previas a la celebraci?n de la fiesta, cuyo d?a solemne corresponde al lunes siguiente al segundo domingo del mes de septiembre, los vecinos se movilizan para adecentar las fachadas de las casas m?s deterioradas y tomar las medidas oportunas de higiene y limpieza de sus hogares, as? como decidir sobre el mejor men? y el mejor vino para atender al amigo o familiar que, habitualmente, por tan destacadas fechas, suele hacer acto de presencia.

Por otro lado, la comisi?n responsable de los actos "pone la carne en el asador" tratando de recaudar los ingresos suficientes que permitan llevar a cabo la programaci?n que consiga -que no es nada f?cil- el gusto un?nime de j?venes y mayores. Por eso se afanan en incrementar la recaudaci?n, yendo casa por casa, intentando persuadir al vecindario, cuyo est?mulo consiste en disparar cohetes en funci?n de la cantidad aportada espont?neamente por cada "contribuyente". Incluso el propio Ayuntamiento, adem?s de proporcionar todas las facilidades necesarias, tambi?n "arrima el hombro" con una cantidad en met?lico que, aunque no sea habitualmente generosa, viene como anillo al dedo para engrosar el activo destinado a tal fin. El caso es que siempre la comisi?n se ve obligada a realizar aut?nticos malabarismos para que el desarrollo del programa se acerque lo m?s posible al gusto de todos.

Hay que hacer constar que la fiesta en honor de San Jos?, en medio siglo, ha sufrido un cambio asombroso, salvo las actividades de ?ndole religiosa, todo el aspecto profano ha cambiado totalmente. Ya no se ve por ninguna parte aquel sabor a parrandas y ventorrillos de anta?o. Todas las actuaciones han dado un giro de ciento ochenta grados. Antes, con motivo de la bendici?n del ganado, se contemplaban ejemplares de vacuno y caballar de singular belleza. Hoy, el problema del progreso: el c?mulo interminable de veh?culos que, ?nicamente, respiras hondo cuando encuentras un aparcamiento no muy lejano.

Igualmente, los que pasamos la infancia y juventud en aquel medio rural, recordamos con lamentable nostalgia la prioridad que ten?an las labores de trilla en relaci?n con la fiesta del Santo Patrono. Todo lo dem?s se dejaba; sin embargo, si te tocaba el turno de trilla en esos d?as, hab?a que olvidarse de la fiesta. La cosecha del a?o, por un s?lo d?a, pod?a sufrir alguna contrariedad climatol?gica y hab?a que impedir ese riesgo. Sobre todo, y con raz?n, esa era la mentalidad de los mayores.

En fin, son muchos los ejemplos que podemos contar a los j?venes acerca de la verdadera metamorfosis -como todo en general- de los cambios experimentados. Todos, o casi todos, para bien, afortunadamente.
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