Colocamos a continuaci?n el Plan Diocesano de Pastoral de la Di?cesis de Tenerife, islas canarias, para el cuatrienio 2007-2011.
(Ver presentaci?n del obispo) PLAN DIOCESANO DE ACCI?N PASTORAL "Haz memoria de Jesucristo Resucitado"
El ocho de diciembre de dos mil ocho celebraremos el d?cimo aniversario de la solemne clausura de nuestro primer S?nodo Diocesano. Hemos recorrido las etapas programadas bajo el lema general de Renovaci?n, Comuni?n y Misi?n. Una d?cada despu?s, damos gracias a Dios por los frutos de aquel verdadero acontecimiento del Esp?ritu y proseguimos la aplicaci?n de sus Constituciones Sinodales en el tercer Plan Diocesano de Pastoral que asume sus directrices y orientaciones.
Nuestra realidad socio-cultural, a diez a?os vista de aquel 1998, podemos afirmar que es sustancialmente parecida y mantiene algunas de sus constantes. Sin embargo, como se ha venido manifestando, conviene advertir en nuestro tiempo una profundizaci?n en los retos que se plantean a la misi?n evangelizadora de la Iglesia Diocesana y al fortalecimiento de la fe de los creyentes. Ahora, corno dijera entonces nuestro actual Obispo Em?rito don Felipe, es importante ponernos en actitud de conversi?n personal y de renovaci?n espiritual,
"a fin de escuchar los gemidos del Esp?ritu y saber discernir sus deseos"; para ello, el gran misionero de la predicaci?n Apost?lica nos leg? una regla de oro:
"Transformaos por la renovaci?n de la mente para que sep?is discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto" (Rom, 12,2).
Siguiendo la estela del Papa Juan Pablo II pensarnos que "todo lo que nos propongamos, con la ayuda de Dios,
debe de estar fundado en la oraci?n y en la contemplaci?n para no caer en el activismo, con el riesgo f?cil de hacer por hacer"1 Mantengamos, por ello, la convicci?n de que el Evangelio es un manantial de verdad y vida tan precioso en nuestro aqu? y en nuestro ahora, como en tiempos de Jes?s; un tesoro sin igual para nosotros y para el mundo. Quien lo vive de verdad experimenta la salvaci?n, siente el impulso irresistible de comunicarlo a los dem?s y su testimonio se hace cre?ble y eficaz. Para vivirlo se nos abre un camino seguro: seguir a Jes?s, cada cual seg?n su propia vocaci?n, bajo la gu?a del Esp?ritu
2.
Damos gracias por el empe?o con que se trabaja en los distintos ?mbitos de nuestra Iglesia Diocesana y por los frutos que est?n dando muchos proyectos y acciones eclesiales, al tiempo que, en comuni?n con el vigente Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal, llevamos tambi?n las
preocupaciones ya apuntadas desde hace tiempo:
* Las que tienen
su origen en una cultura p?blica que se aleja decididamente de la fe cristiana y camina hacia un humanismo inmanentista. Esto se manifiesta en diversas formas mentales o actitudes vitales: las tendencias laicistas en la organizaci?n de la sociedad, la desidentificaci?n de la realidad misma del matrimonio y la familia, los atentados contra la vida del concebido no nacido, el recorte de libertades en materia educativa, la deriva de una parte de la juventud, sometida a nuevas formas de esclavitud.
* Las que surgen
en la misma vida interna de la Iglesia: la d?bil transmisi?n de la fe a las generaciones j?venes; la desorientaci?n que afecta a un buen n?mero de sacerdotes, religiosos y laicos; la disminuci?n de vocaciones para el sacerdocio y para los institutos de vida consagrada; la pobreza de vida lit?rgica y sacramental de no pocas comunidades cristianas; la aparici?n de nuevas formas de disenso teol?gico y eclesial, y la escasa presencia p?blica de los cat?licos. El problema de fondo, al que una pastoral de futuro tiene que prestar la m?xima atenci?n, es la
secularizaci?n interna. La cuesti?n principal a la que la Iglesia ha de hacer frente hoy en Espa?a se encuentra tanto en la sociedad (lo que llamamos la cultura ambiente) como en su propio interior; es un problema de casa y no s?lo de fuera.3
Los cat?licos de estas islas tenemos que asumir plenamente que nuestra situaci?n, en este inicio del siglo XXI, contin?a siendo de misi?n.
Misi?n que ha de apoyarse y llevarse adelante desde el encuentro gozoso con Jes?s vivo que nos invita a comunicar, con humildad, pero con firmeza, el tesoro hallado. Llevarnos este tesoro de la fe en vasijas de barro (2 Cor 4,7) Pero sigue siendo un tesoro y, por ello, resuena en nosotros la Buena Noticia de la salvaci?n. ?Conocer y anunciar a Jes?s! Si a nosotros esto no nos hiciese felices ?c?mo podr?amos hacer llegar a los dem?s su encanto? Nos urge, pues, tener coraje misionero, priorizar el objetivo de la evangeli?zaci?n, dejarnos evangelizar m?s plenamente tambi?n nosotros, devolver el atractivo que conserva nuestra fe y nuestra Iglesia, "casa y escuela de comuni?n, (...)
si queremos ser fieles al designio de Dios y responder tambi?n a las esperanzas profundas de las mujeres y hombres", este es el reto, que tiene la Iglesia en el inicio del nuevo milenio4.
Un impulso que Benedicto XVI expresa de m?ltiples formas y que se concentra en el anuncio del Dios Amor como centro de todo el mensaje cristiano. En realidad,
"el amor de Dios por nosotros es una cuesti?n fundamental para la vida y plantea preguntas decisivas sobre qui?n es Dios y qui?nes somos nosotros"<sup>5.
Somos requeridos a un trabajo cordial y entusiasta de renovaci?n de lo que hemos heredado y quiz? ha perdido vigor o ha desvirtuado su fundamento y, al mismo tiempo, se nos llama para la edificaci?n de obra nueva y para la propuesta valiente y generosa de la fe a los hombres y mujeres de hoy.
Por consiguiente, consideramos que la atenci?n decidida por una pastoral misionera, con todas las consecuencias que esto conlleva, se constituye en la tarea prioritaria de nuestra Iglesia diocesana. Optar por una m?s apasionada evangelizaci?n nos pide, por una parte, prestar atenci?n al ser humano de hoy, mirarlo con los ojos de Dios, es decir, con amor, tomando en consideraci?n su cultura, lo que vive, sien-te y piensa, conociendo a fondo sus aspiraciones y sus heridas, sus limitaciones y sus posibilidades. En una palabra, integramos en la gran corriente de en-carnaci?n que arranca de Jes?s, hecho en todo igual a los hombres, excepto en el pecado, y que vino al mundo para salvarlo. Y nos reclama, por otra parte, tener siempre activada nuestra vivencia de Jesucristo y de su Evangelio, de manera que aflore f?cilmente a nuestros labios y que en todo momento estemos siempre a dispuestos ofrecer una respuesta a quien nos pida dar raz?n de nuestra esperanza.
6 Por otro lado, como ped?a Juan Pablo TI, es preciso:
"Que toda la Iglesia en Europa sienta como dirigida a ella la exhortaci?n y la invitaci?n del Se?or: arrepi?ntete, convi?rtete, ?ponte en vela, reanima lo que te queda y est? a punto de morir? (Ap 3, 2) "7, y citaba unas palabras del Mensaje final del S?nodo de 1999 dedicado a Europa:
"el secularismo que contagia a un amplio sector de cristianos que normalmente piensan, deciden y viven ?como si Cristo no existiera?, lejos de apagar nuestra esperanza, la hace m?s humilde y capaz de confiar s?lo en Dios. De su misericordia recibimos la gracia y el compromiso de la conversi?n"8 Nuestra Planificaci?n Pastoral quiere propiciar en toda la di?cesis un esfuerzo ?humilde, paciente y perseverante? para ?conocer con mayor profundidad el misterio de Cristo? y ?para dar testimonio de El?.9 Por ello el nombre en el que somos salvados:
Jesucristo, aparece tanto en el
Objetivo General que fija la gran direcci?n de marcha, como en los
tres objetivos espec?ficos, que en realidad son
dimensiones con un mismo objetivo que han de guiar todas las acciones que los concreten en los distintos ?mbitos y con referencia a las distintas personas y situaciones.
Conscientes del momento en que vivimos, debemos centrarnos en lo fundamental del cristianismo, en los contenidos esenciales de la fe. El viaje del cristiano de hoy pasa por ir al coraz?n de la fe. Es por ello necesario que sepamos afianzar el eje central de la vida y obra de Jes?s y que nuestras acciones se encaminen a lo nuclear de la fe y la experiencia de la misma. Se trata de adentrarse en el coraz?n de la fe para vivirla gozosamente, celebrarla y transmitirla con esperanza. Encaminar todo el Plan Pastoral y, consecuentemente, orientar toda la acci?n de la Iglesia diocesana en orden a suscitar, cuidar y ayudar a madurar la
experiencia de la fe es nuestro gran reto.
Nos recuerda Benedicto XVI que:
"No se comienza a ser cristiano por una decisi?n ?tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientaci?n decisiva" 10. Por tanto, hemos de ayudar a los agentes de pastoral a ser m?s conscientes y desplegar las actitudes y competencias necesarias, no tanto para hacer "programas nuevos", sino vivir la novedad permanente del evangelio y orientar nuestros esfuerzos a lo nuclear de la vida cristiana:
el encuentro con Cristo.
11 En orden a esto ?ltimo, los
criterios de discernimiento para ver si cada elecci?n es la mejor opci?n posible a la hora de la programaci?n de una actividad pastoral concreta tendr?an que ser:
- avivar la fe de quienes participen en ella,
- convocar a otros para que se abran y acojan la fe,
- transmitirla tal como la vivimos gozosamente en la Iglesia.
Se trata, por tanto, de focalizar nuestras op?ciones de fondo y los criterios pastorales para afrontar de manera fecunda la evangelizaci?n. Opciones y criterios que concretamos en la perseverancia creativa de las acciones concretas de la pastoral ordinaria, la acogida cordial y la renovaci?n en santidad por parte de las comunidades parroquiales, grupos, movimientos, agentes en general. Todo ello unido a la s?lida formaci?n
cristiana y pastoral de todos y cada uno, como ya se dijera en nuestra Asamblea Diocesana.
En base a todo ello, nuestro Plan Diocesano de Pastoral 2007-2011, bajo el objetivo fundamental "
haz memoria de Jesucristo Resucitado", quiere impulsar en toda la Di?cesis el conocimiento, la adhesi?n y el seguimiento de Jesucristo. Para ello centraremos nuestra atenci?n en el desarrollo de estas tres dimensiones: en El creernos, a El celebramos y a El anunciamos.
CREER "El secularismo contagia a un amplio sector de cristianos que piensan, deciden y viven, como si Dios no existiera"12. S?lo desde una acogida m?s plena, m?s consecuente, m?s gozosa de Jesucristo por nuestra parte, podemos pensar esperanzadamente en una misi?n m?s apasionada y significativa de la Iglesia en y para el mundo de hoy, y al servicio del Reino de Dios. Aunque uno "est? muerto" (desani?mado, incoherente, vac?o...) si cree en Cristo vivir? (cf. Jn. 11,24). La obra que Dios quiere es que crea?mos en quien El envi? (cf. Jn. 6,29).
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna" (Jn. 3,36). Urge, por tanto, suscitar, cultivar y fortalecer una fe viva (una fe consciente, libre y responsable).
No podemos quedarnos en los medios o sim?plemente en hacer cosas. No se puede perder de vista lo esencial, hacia lo que tiende todo:
"Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el ?nico Dios verdadero, y al que t? has enviado, Jesucristo" (Jn. 17,3). Por eso, m?s all? de planes y de programaciones que son muy convenientes y necesarios pastoralmente para orientar y aunar esfuerzos? es momento de comunicar y fortalecer decididamente la espiritualidad de adhesi?n y seguimiento de Jes?s, en las personas que formarnos la di?cesis y los distintos ?mbitos comunitarios, con acentos espec?ficos, necesarios para estos momentos. Se trata de dise?ar una pastoral en el horizonte de la santidad, centr?ndola en las personas.
Es esencial para ser buenos disc?pulos, estar bien alimentados por su Palabra y bien unidos a El en la oraci?n constante y los Sacramentos, especialmente la Eucarist?a, ya que en ella,
"Dios nos llega corporalmente para seguir actuando en nosotros y por nosotros"13 CELEBRAR El Papa Benedicto XVI, en La Exhortaci?n Apost?lica "Sacramentum Caritatis", pone de manifiesto que la participaci?n activa en la liturgia -que tanto urge el Concilio? parte de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relaci?n con la vida cotidiana. Durante estos a?os hemos de implementar acciones que ayuden a los fieles a la participaci?n consciente, piadosa y activa en la celebraci?n lit?rgica. No en vano la liturgia es fuente y culmen de la vida de la Iglesia.
Por ello, es preciso impulsar nuestra vida cristiana y la de las comunidades y grupos, emprender acciones y preguntarnos: "?Se vive la liturgia como
fuente y cumbre de la vida eclesial, seg?n las ense?anzas de la Iglesia? El redescubrimiento del valor de la palabra de Dios, que la reforma lit?rgica ha realizado, ?ha encontrado un eco positivo en nuestras celebraciones? ?Hasta qu? punto la liturgia ha entrado en la vida concreta de los fieles y marca el ritmo de cada comunidad? ?Se entiende como camino de santidad, fuerza interior del dinamismo apost?lico y del esp?ritu misionero eclesial?"14
ANUNCIAR con palabras y obras Parece existir un consenso amplio en torno a cinco criterios inspiradores en la pastoral de la transmisi?n de la fe hoy. Como se?ala Ra?l Berzosa, obispo auxiliar de Oviedo, en su libro "La parroquia en la cibercultura: retos y posibilidades", se trata de abrir cauces para ir pasando:
1.
De una pastoral de cristiandad a una pastoral misionera. Lo que supone el primer anuncio, valorar la religiosidad popular, saber acoger y salir a la plaza p?blica, etc.
2. Del
"hacer por hacer" a una acci?n coordinada que cultive todas las dimensiones de la vida cristiana (formativa, celebrativa y misionera).
3.
De respuestas puntuales a verdaderos itinerarios de fe, que nos permitan ir pasando de una pastoral de la respuesta a otra de la propuesta audaz y creativa.
4.
De respuestas ?nicas a respuestas diversificadas, seg?n contextos pastorales y teniendo en cuenta la necesaria pastoral de conjunto a implementar desde los arciprestazgos u otras unidades pastorales.
5. De
la tarea exclusiva de unos agentes de pastoral aislados a la implicaci?n de toda la comunidad. El desaf?o comunitario es b?sico para la evangelizaci?n.
Posiblemente convenga, por lo tanto, cuidar
una pastoral personalizada y diversificada, valorar el contacto personal, como lo hac?a Jes?s con Mar?a, Marta, la Samaritana o Nicodemo.
Es muy importante favorecer procesos de conversi?n que nos lleven a descubrir con
alegr?a la acci?n del Esp?ritu entre nosotros y nos estimu?len a colaborar con El, edificando, avanzando en nuevas posibilidades pastorales, sintiendo, desde la caridad con nuestros semejantes, la urgencia de evangelizar. Desde la confianza en la semilla de Dios que estamos llamados a sembrar de modo generoso e incansable, recordando que, en ella, "por d?bil y peque?a que parezca ante el surco de la realidad hist?rica, est? presente el futuro, pues cada semilla lleva en s? el pan del ma?ana, la vida de ma?ana"
15 Estamos en tiempos de fidelidad, amasados con una cierta dosis de audacia y modestia, de paciente responsabilidad y aprecio a lo peque?o de la vida ordinaria. Vivimos tiempos de siembra, de caridad, en los que la mejor medicina es ofrecer la Palabra del amor de Dios como sentido de la vida y esperanza cierta para el ser humano de hoy, de modo que nuestra manera de vivir y anunciar el evangelio sea un testimonio del amor preferencial de Dios por los m?s pobres y heridos por la vida. Que este Plan Diocesano de Pastoral nos ayude en este empe?o necesario, y en la tarea de edificar, desde el amor del Se?or que act?a en nosotros, una Iglesia samaritana, para estos tiempos de postmodcrnidad.
Objetivo General y Lema:
"Haz memoria de Jesucristo Resucitado
Dimensi?n 1: Jesucristo en quien Creemos
Dimensi?n 2: Jesucristo al que Celebramos
Dimensi?n 3: Jesucristo a quien Anunciamos
OBJETIVO ESPEC?FICO PRIMERO: JESUCRISTO EN QUIEN CREEMOS
ACCIONES: 1. Realizar una Asamblea Diocesana con participaci?n de representantes de todos los grupos que trabajan en la Pastoral Juvenil - despu?s de un proceso de revisi?n interna- a fin de elaborar un espec?fico proyecto pastoral con este sector. Iniciando un trabajo en las parroquias, arciprestazgos y di?cesis
2. Intensificar e impulsar, si es el caso, los procesos encaminados a la mejor cualificaci?n cristiana y pastoral de los agentes que se est?n formando en las parroquias, grupos, movimientos, tratando de seguir unos criterios comunes diocesanos que potencien una espiritualidad laical y el compromiso asociado y p?blico.
16 3. Impulsar la implantaci?n de nuevos cauces en la pastoral vocacional, desde los que ya existen y mejorar la coordinaci?n entre la pastoral juvenil, de ense?anza y la de vocaciones.
17 4. Promover en nuestras comunidades, grupos, movimientos, etc. una experiencia de Dios que nos ayude a entender la vida como respuesta a la llamada de Dios y consecuentemente a vivir corno disc?pulos y testigos de Cristo Re?sucitado, potenciando as? una espiritualidad laical y el compromiso asociado y p?blico de los cristianos al servicio del Reino de Dios.
5. Culminar el proceso de elaboraci?n de un Directorio Diocesano de Iniciaci?n Cristiana y evaluar c?mo se est? llevando este proceso en la di?cesis
18 OBJETIVO ESPEC?FICO SEGUNDO: JESUCRISTO AL QUE CELEBRAMOS
ACCIONES: 1. Promover en todas las parroquias y ?mbitos pastorales la oraci?n personal y comunitaria, subrayando en la formaci?n la necesidad de una espiritualidad de adhesi?n y seguimiento, al tiempo que se creen cauces que favorezcan la acogida, el acompa?amiento, espiritual y pastoral, a fin de "cuidar a los cuidadores"
19.
2. Elaborar un instrumento pastoral que realce y ayude a una mejor vivencia y celebraci?n de los Sacramentos de la Iniciaci?n Cristiana y de la Penitencia, siguiendo las indicaciones del Papa en torno al Misterio que se ha de creer, celebrar y vivir
20.
3. Educar en la dimensi?n celebrativa en todos los procesos catequ?ticos y formativos.
4. Ofertar instrumentos para educar a los cristianos de cara una activa, consciente y fructuosa participaci?n en el misterio Eucar?stico que impulse a trabajar por un mundo m?s justo y fraterno"
21.
5. Revisar e impulsar el trabajo que se realiza en orden a la atenci?n de las manifestaciones de piedad popular, con el fin de ?stas sean un medio cada vez m?s apto para el acercamiento a Jesucristo y a los sacramentos, as? como un adecuado cauce muy aprovechable para la evangelizaci?n (cf. SC 13), facilitando la armonizaci?n con la Liturgia y la fecundaci?n creativa mediante elementos lit?rgicos adecuados.
OBJETIVO ESPEC?FICO TERCERO: JESUCRISTO A QUIEN ANUNCIAMOS
ACCIONES: 1. Realizar un concreto plan para sensibilizar a la comunidad diocesana sobre la importancia que tiene la "realidad de los adultos y de la familia" para la vida de la Iglesia, con el fin de impulsar, con ellos, procesos catecumenales en las distintas comunidades parroquiales y en otros ?mbitos.
22 2. Realizar una Jornada Diocesana con profeso-res de Ense?anza Religiosa Escolar y agentes de otros ?mbitos educativos, de cara al estudio y proposici?n de acciones concretas que afron?ten el reto de la nueva realidad de este sector y su incidencia en la pastoral diocesana
23.
3. Preparar y realizar una Asamblea sobre la Escuela Cat?lica y los centros de inspiraci?n cristiana presentes en la Di?cesis.
4. Promover cauces que ayuden a sensibilizar a la Iglesia y la sociedad sobre el desaf?o de la in-migraci?n en sus aspectos sociales y pastora-les, ofertando medios para capacitarnos en laatenci?n, acogida, integraci?n y di?logo ecu?m?nico e interreligioso, en los niveles parroquiales, arciprestales y diocesanos.
5. Proseguir la capacitaci?n de los agentes de pastoral para el primer anuncio y la propuesta expl?cita de Jesucristo en la situaci?n actual, ofertando instrumentos para el mismo, priori?zando la catequesis de adultos.
6. Potenciar los medios existentes y establecer cauces nuevos que incidan en la familia como transmisora de la fe y como espacio natural donde se vive y descubre la vocaci?n.
7. Adecuar, en clave misionera, la acci?n pastoral de las parroquias y arciprestazgos, con el fin de adaptarlas a los nuevos tiempos mediante acciones concretas que favorezcan la creaci?n de comunidades cristianas m?s vivas
24.
8. Mejorar la presencia de la Iglesia en los Me-dios de Comunicaci?n Social y en el uso de las Nuevas Tecnolog?as de la Informaci?n, formando a agentes de pastoral, para la integraci?n en estos ?mbitos, del mensaje del Evange?lio y de la vida de la Iglesia.
25 9. Intensificar la dimensi?n evangelizadora y acogedora de la acci?n socio-caritativa.
10. Mejorar la atenci?n pastoral con ocasi?n de las manifestaciones de religiosidad popular, las catequesis ocasionales, los espacios de presencia p?blica de la Iglesia y la acogida en los distintos servicios pastorales.
11. Impulsar los movimientos apost?licos y otros medios concretos para el acompa?amiento, la presencia activa y la formaci?n de los laicos en la vida p?blica, as? como emprender iniciativas que favorezcan el apostolado asociado.
TEMPORALIZACI?N ANUAL Desde los criterios inspiradores se?alados anteriormente y, a la luz de lo aportado por los distintos ?mbitos pastorales, vamos a dedicar nuestras accio?nes preferentes y transversales en los pr?ximos cuatro a?os, pivotando sobre las tres dimensiones del ?nico objetivo: Creer, Celebrar y Anunciar que mantengan la unidad de la Planificaci?n Pastoral durante el cuatrienio. Para ello, marcamos unos centros de atenci?n y de inter?s preferente:
2007/2008 A?o de la parroquia. Para alcanzar los objetivos propuestos parece necesario valorar el papel de las parroquias y propiciar su renovaci?n a fin de que sea cada vez m?s, casa y escuela de oraci?n, comuni?n y misi?n, abierta y coordinada con otros ?mbitos y espacios evangelizadores. La parroquia est? llamada a cambiar y a abrirse a nuevas realidades, es cierto, pero tambi?n lo es que sigue siendo una realidad insustituible para, entre otras cosas, vivir la dimensi?n comunitaria constitutiva del seguimiento de Jes?s.
2008/2009 A?o de los j?venes y de las vocaciones. La Juventud aparece como un gran desaf?o en nuestra evaluaci?n pastoral. Es conveniente, por tanto, partir de la realidad existente entre nosotros para implantar nuevas ofertas y modos de presencia en el mundo juvenil, desde la perspectiva de fortalecer la fe en Jesucristo y su anuncio. As? mismo es necesario evaluar la formaci?n en el Seminario y la pastoral vocacional de cara a responder a la realidad de la so?ciedad actual y a las necesidades pastorales.
2009/2010 A?o de la iniciaci?n cristiana, con especial atenci?n en la Eucarist?a. La iniciaci?n cristiana es el gran desaf?o de esta hora. Su culmen es la Eucarist?a.
"Desde ella brota la transmisi?n de la fe, la celebraci?n del misterio cristiano, y el servicio al mundo en caridad. Al hablar de transmisi?n de la fe nos ce?iremos a la tarea educadora de la Iglesia que comprende la catequesis de iniciaci?n, la ense?anza religiosa y teol?gica, as? como la integraci?n del mensaje cristiano en la nueva cultura de la comunicaci?n. La consideraci?n de la celebraci?n del misterio cristiano, nos llevar? a ocuparnos de la celebraci?n lit?rgica de la Iglesia y de la vida de oraci?n y, por ?ltimo, el servicio al mundo en caridad nos situar? ante los nuevos retos que plantean la misi?n evangelizadora y la transformaci?n de la sociedad'.
26 2010-2011. A?o de los adultos, con especial incidencia en la familia. La familia y el mundo de los adultos aparec?an como una opci?n destacada en las propuestas realizadas para el Plan. Por ello, hemos de promover, re-visar y renovar las acciones pastorales que tengan como objeto y sujeto a los adultos y la familia, impulsando su compromiso en la transformaci?n de la sociedad, siendo semillas del Reino de Dios.
1. NMI 15.
2. Cf. Introducci?n del documento de los obispos de las Di?cesis de Pamplona y Tudela, Bilbao. S. Sebasti?n y Vitoria. "Vivir y co?municar el Evangelio hoy". Cuaresma- Pascua 2007. Tambi?n hemos recogido algunas afirmaciones de la Carta Pastoral de los obispos de las di?cesis de Catalu?a, "Creer en el evangelio y anunciarlo con nuevo ardor", 2007.
3. Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa?ola, 2006-2010, "Yo soy el Pan de Vida", 4 (En adelante Plan CEE).
4. Cf. NMI 43.
5. Benedicto XVI, Dios es amor, 2. (En adelante DCS)
6. Cf.1Pe3,15.
7. Ei E 26.
8. Mensaje final del s?nodo de 1999, n? 4.
9. Cf.CT72.
10. DCS 1.
11. Cf. NMI, 29: Plan CEE, 3.
12. EiE 26.
13. Benedicto XVI Exhortaci?n Apost?lica Postsinodal " Sacramen?tum Caritatis" 5 (en Adelante SC).
14. Cf. Carta Apost?lica "Spiritus et Sponsa" de Juan Pablo II, en el XL Aniversario de la Sacrosantum Concilium, 6.
15. BENEDICTO XVI, "Discurso a los sacerdotes de la di?cesis de Aosta ", 25 de julio de 2005.
16. Cf. Constituciones Sinodales (En adelante CS). 227-237.
17. Cf. CS. 55-59. 826.
18. Cf. CS; SC 17-19.
19. Cf. Constituciones Sinodales (en adelante CS) 41. 42; 825.
20. CC. SC en sus diversos cap?tulos; Plan CEE 20-23; CS 815.
21. Cf. SC 88.
22. Cf. CS 185. 187. 199.
23. Cf. Plan CEE, 15.
24. Cf. CS 832. 835. 838
25. Cf. Plan CEE, 16.
26. Plan CEE, 6.7.