Martes, 25 de septiembre de 2007
Discurso que entreg? Benedicto XVI el lunes, 24 de Septiembre de 2007, al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Nicaragua ante la Santa Sede, Jos? Cuadra Chamorro.


Se?or Embajador:

1. Recibo complacido de sus manos las Cartas que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Rep?blica de Nicaragua ante la Santa Sede y, a la vez que le agradezco las amables palabras que ha tenido a bien dirigirme, le doy mi m?s cordial bienvenida en este solemne acto con el que inicia la misi?n encomendada por su Gobierno, la cual ya ejerci? entre 1997 y 1998.

Le ruego que haga llegar al Se?or Daniel Ortega Saavedra, Presidente de la Rep?blica, mis mejores deseos de paz, bienestar y prosperidad para su querida Naci?n, tan duramente probada por el reciente hurac?n "F?lix". Como ya hice en su momento, elevo de nuevo mi oraci?n al Todopoderoso por las v?ctimas humanas y expreso mi cercan?a espiritual a los numerosos damnificados que han perdido su vivienda o sus instrumentos de trabajo. Es de esperar que, adem?s de la ayuda interna, reciban generosas aportaciones por parte de la comunidad internacional.

2. Nicaragua, como tantos otros Pa?ses, tiene que afrontar diversos problemas de orden econ?mico, social y pol?tico. Encontrar los medios para resolverlos no es tarea f?cil, ya que se ha de contar siempre no s?lo con la buena disposici?n y colaboraci?n de los ciudadanos, sino sobre todo con la de los responsables de las diferentes instancias pol?ticas y empresariales. Es indispensable, pues, la uni?n de esfuerzos y voluntades para hacer posible una decidida acci?n de los gobernantes ante los retos de un mundo globalizado, los cuales hay que acometer con esp?ritu de aut?ntica solidaridad.

Esta virtud cristiana y tambi?n humana -dec?a mi predecesor Juan Pablo II- ha de inspirar la acci?n de los individuos, de los gobiernos, de los organismos e instituciones internacionales, as? como de todos los miembros de la sociedad civil, que se han de sentir comprometidos a trabajar por un aut?ntico desarrollo de los pueblos y de las naciones, teniendo como objetivo el bien de todos y de cada uno, como ense?a la doctrina social cat?lica (cf. ?Sollicitudo rei socialis?, 40-41).

3. En sus palabras, Se?or Embajador, se ha referido a las prioridades se?aladas por su Gobierno, como son lograr la llamada "Hambre cero", combatir el problema de las drogas, incrementar la alfabetizaci?n y eliminar la pobreza. Para alcanzar estos objetivos y reducir as? la desigualdad entre quienes lo tienen todo y quienes carecen de bienes b?sicos como la educaci?n, la salud y la vivienda, es fundamental la transparencia y honradez en la gesti?n p?blica que, frente a cualquier forma de corrupci?n, favorecen la credibilidad de las autoridades ante los ciudadanos y son determinantes para un justo desarrollo.

Ante estos objetivos, los responsables de las entidades civiles encontrar?n en la Iglesia en Nicaragua, a pesar de la escasez de sus recursos pero con la firmeza de los principios inspirados en el Evangelio, una colaboraci?n sincera para la b?squeda de soluciones justas. Se han de reconocer tambi?n sus esfuerzos por hacer crecer la conciencia y responsabilidad de los ciudadanos fomentando su participaci?n y su empe?o por atender las necesidades de quienes a menudo est?n sumidos en la pobreza y la marginaci?n.

Los Obispos en su Pa?s, desde las estructuras nacionales y diocesanas, y fieles a su misi?n estrictamente pastoral, ofrecen su disponibilidad a mantener un di?logo y una comunicaci?n constante y sincera con el Gobierno, contribuyendo a que se den las condiciones esenciales que favorezcan una verdadera reconciliaci?n, instaurando un clima de paz y de aut?ntica justicia social. Sin embargo, "el deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad es m?s bien propio de los laicos" (?Deus caritas est?, 28), los cuales deben desarrollar su actividad pol?tica como "caridad social". En este sentido me dirig?a a los Nuncios Apost?licos en Am?rica Latina, durante el encuentro con ellos, el 17 de febrero pasado (cf. ?L?Osservatore Romano?, edic. en lengua espa?ola, 23 febrero 2007, p. 10).

4. La Santa Sede quiere tambi?n expresar su reconocimiento a Nicaragua por su posici?n en los foros multilaterales sobre temas sociales, especialmente el respeto a la vida, frente a no pocas presiones internas e internacionales. En este sentido cabe considerar muy positivo que, el a?o pasado, la Asamblea Nacional aprobase la derogaci?n del aborto terap?utico. A este respecto, es imprescindible incrementar la ayuda del Estado y de la sociedad misma a las mujeres que tienen graves problemas con su embarazo.

Junto con el insoslayable tema de la vida, se percibe una urgente necesidad de rescatar y promover los valores humanos y morales, ante tantas formas de violencia, incluso en los hogares, a menudo fruto de la desintegraci?n de la familia o de la degradaci?n de las costumbres. La Iglesia en Nicaragua es bien consciente de esta triste realidad y trata de afrontarla con sus ense?anzas y programas pastorales, pero tambi?n es necesaria la intervenci?n de las instituciones p?blicas con programas educativos apropiados en lo que se refiere a la organizaci?n de la vida social.

5. Se?or Embajador, al final de este acto quiero formularle mis mejores deseos por el feliz desempe?o de sus funciones, que ayuden a fortalecer los tradicionales lazos de buena avenencia y cooperaci?n entre Nicaragua y la Santa Sede. Le ruego que transmita mi saludo al Se?or Presidente de la Rep?blica, a la vez que tengo presente en mi plegaria, por intercesi?n de Sor Mar?a Romero, la primera y tan querida Beata de su Pa?s, a todo el pueblo nicarag?ense. Pido al Alt?simo que lo asista siempre en la misi?n que hoy comienza, a la vez que invoco abundantes bendiciones sobre usted y sus colaboradores, as? como sobre los gobernantes y ciudadanos de Nicaragua.

[Texto original en espa?ol
? Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]
Publicado por verdenaranja @ 23:53  | Habla el Papa
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