Mi?rcoles, 26 de septiembre de 2007
ZENIT publica la intervenci?n que pronunci? en nombre de la Santa Sede el lunes, 24 de Septiembre de 2007, monse?or Pietro Parolin, subsecretario para las Relaciones con los Estados, en la sesi?n de la Asamblea General de Naciones Unidas dedicada al cambio clim?tico que llevaba por t?tulo: ?El futuro est? en nuestras manos: c?mo afrontar el reto del cambio clim?tico?.



Se?or presidente:
Gracias por darme la oportunidad de expresar algunas consideraciones de la Santa Sede a la luz de lo que hoy hemos escuchado de labios de las distinguidas personas que precedentemente han tomado la palabra.

El cambio clim?tico es una seria preocupaci?n y una responsabilidad ineludible para cient?ficos y otros expertos, para l?deres pol?ticos y gubernamentales, para administradores locales y organizaciones internacionales, as? como para todo sector de la sociedad humana y para cada persona. Mi delegaci?n desea subrayar el imperativo moral, seg?n el cual, todos, sin excepci?n, tienen la grave responsabilidad de proteger el ambiente.

Ante las diferentes reacciones e interpretaciones de los informes del Panel Internacional sobre Cambio Clim?tico (IPCC por sus siglas en ingles, ndr.), las mejores evaluaciones cient?ficas han establecido una relaci?n entre la actividad humana y el cambio clim?tico. De todos modos, los resultados de estas valoraciones cient?ficas, y las incertidumbres que permanecen, no deber?an ser exageradas ni minimizadas en nombre de la pol?tica, de ideolog?as o del inter?s personal.

M?s bien, ahora, necesitan ser estudiadas m?s a fondo para dar una base seria a la creciente preocupaci?n y para tomar decisiones efectivas.

Recientemente ha sido desestabilizador constatar c?mo algunos comentaristas han dicho que nosotros deber?amos explotar nuestro mundo hasta el final, sin tener en cuenta las consecuencias, utilizando una visi?n del mundo supuestamente basada en la fe. Creemos firmemente que se trata de una actitud fundamentalmente imprudente. En el extremo opuesto est?n quienes consideran que la tierra es el ?nico bien, y que ven a la humanidad como una amenaza irredimible para la tierra, cuya poblaci?n y actividad tienen que ser controladas con medios dr?sticos.

Nosotros creemos firmemente que estas afirmaciones ponen a los seres humanos y sus necesidades al servicio de una ecolog?a inhumana. He expuesto estas dos posiciones extremas para ilustrar lo que quiero decir: algunas actitudes semejantes, aunque sean menos extremas, podr?an tambi?n impedir claramente todo intento profundo global de promover la mitigaci?n, adaptaci?n y resistencia [ante los efectos del cambio clim?tico, ndr.], as? como la salvaguarda de nuestro futuro com?n.

Se?or presidente:

Dado que ning?n pa?s puede resolver por s? mismo los problemas relacionados con nuestro medio ambiente debemos anteponer la acci?n colectiva al inter?s personal. Para la comunidad internacional esto supone la adopci?n de una estrategia pol?tica coordinada y eficaz capaz de responder a esta compleja cuesti?n. Deber?a encontrar los caminos y los medios de mitigaci?n y adaptaci?n que son econ?micamente posibles para la mayor?a, valorizar?a el desarrollo sostenible y promover?a un ambiente sano. El aspecto econ?mico de estos caminos y medios deber?a ser seriamente tenido en cuenta, considerando que las naciones pobres y sectores de la sociedad son particularmente vulnerables a las consecuencias adversas del cambio clim?tico, ya que sus recursos y su capacidad para adaptarse a este cambio y mitigar sus repercusiones son muy limitados.

Es previsible que estos programas de mitigaci?n y de adaptaci?n encuentren una serie de barreras y obst?culos, no tanto de car?cter tecnol?gico natural, sino m?s bien de car?cter social, como el comportamiento y las preferencias de los consumidores, y de naturaleza pol?tica, como las pol?ticas gubernamentales.

Tenemos que prestar atenci?n a la educaci?n, en especial a la de los j?venes, para cambiar actitudes innatas y ego?stas de consumo y abuso de los recursos naturales. Al mismo tiempo, pol?ticas gubernamentales que ofrezcan incentivos econ?micos y ayudas financieras a tecnolog?as m?s adaptadas al ambiente dar?n al sector privado la se?al positiva que necesita para programar su desarrollo en esta direcci?n. Por ejemplo, en estos momentos, la investigaci?n en recursos energ?ticos y en la mejora de la eficacia energ?tica ser?a m?s atractiva si estuviera acompa?ada por fondos p?blicos y por otros incentivos financieros.

Se?or presidente:

Con frecuencia escuchamos en las salas de las Naciones Unidas que ?la protecci?n es una responsabilidad?. La Santa Sede cree que esto se aplica tambi?n al contexto del cambio clim?tico.

Los estados tienen la responsabilidad compartida de defender el clima mundial a trav?s de la mitigaci?n y de la adaptaci?n, y sobre todo tienen la responsabilidad compartida de defender nuestro planeta y de asegurar que las generaciones presentes y futuras puedan vivir en un ambiente sano y seguro.

El camino hacia el logro de un nuevo acuerdo internacional sobre el cambio clim?tico no siempre est? acompa?ado por una singladura igualmente r?pida y eficaz para poner en pr?ctica esos acuerdos. Los Estados pueden adoptar libremente convenciones y tratados internacionales, pero si las palabras no son acompa?adas por una acci?n eficaz, haremos muy poco para impedir un mundo inh?spito y acabaremos reuni?ndonos dentro de poco tiempo para lamentar otro fracaso colectivo.

Deseamos sinceramente que los Estados aprovechen la oportunidad que se les presenta dentro de poco con la pr?xima Conferencia sobre el Cambio Clim?tico que se celebrar? en Bali.

Gracias, se?or presidente.
Publicado por verdenaranja @ 23:01  | Hablan los obispos
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