ZENIT publica la carta que en nombre de Benedicto XVI ha enviado el secretario de Estado del Papa, el cardenal Tarcisio Bertone, al secretario general de la Organizaci?n Mundial del Turismo, Francesco Frangialli, con ocasi?n de la Jornada Mundial del Turismo, promovida por tal organismo el jueves, 27 de Septiembre e 2007.
Ilmo. Sr. D. Francesco Frangialli
Secretario General de la O.M.T.
Ilustr?simo se?or:
El pr?ximo 27 de septiembre se celebrar? la Jornada Mundial del Turismo. Por la circunstancia el Santo Padre desea hacerle llegar, a trav?s de m?, su cordial saludo junto con el deseo de que esta fecha sirva para potenciar el fen?meno del turismo en sus valores positivos.
Uno de los fen?menos socio-culturales m?s caracter?sticos que el siglo XX ha confiado al XXI es la progresiva afirmaci?n de la mujer como sujeto creativo en la historia humana. Ya el Beato Juan XXIII, en la Enc?clica Pacem in terris, se?alaba ?la presencia de la mujer en la vida p?blica? como signo caracter?stico de los tiempos modernos, y observaba: ?La mujer ha adquirido una conciencia cada d?a m?s clara de su propia dignidad humana. Por ello no tolera que se la trate como una cosa inanimada o un mero instrumento; exige, por el contrario, que, tanto en el ?mbito de la vida dom?stica como en el de la vida p?blica, se le reconozcan los derechos y obligaciones propios de la persona humana? (n. 39). Oportunamente la Organizaci?n Mundial del Turismo propone este a?o como tema de reflexi?n: ?El turismo: puerta abierta para las mujeres?. Esta representa una feliz e importante ocasi?n para reflexionar sobre varios aspectos del problema, no s?lo en lo relativo a la compleja realidad del turismo contempor?neo, sino tambi?n para la consideraci?n m?s general acerca de la concreta acogida de las instancias derivadas de la dignidad propia de la mujer.
Los datos estad?sticos m?s recientes difundidos por la Organizaci?n Mundial del Turismo dicen que, si bien con diferencias de pa?s a pa?s y de un ?rea geogr?fica a la otra, cerca del 46% de la fuerza laboral de la industria tur?stica mundial es femenina. Var?an sin embargo las modalidades de empleo, dada la fort?sima incidencia de los factores culturales, sociales y religiosos sobre la situaci?n hist?rica de la mujer. El positivo logro de los resultados econ?mico-financieros, p?blicos y privados, y la enorme flexibilidad del sector tur?stico son la causa de tal crecimiento r?pido y universal. Por esta raz?n el turismo, a?n estando a?n muy necesitado de garant?as legislativas, culturales y morales, es en cambio una puerta abierta y con oportunidades propicias para la afirmaci?n de las mujeres en todo lugar del mundo.
Todos los que afrontan un viaje por razones de turismo, de trabajo o de vacaciones, conservan en la memoria la imagen de mujeres que, en distintos momentos del viaje, han intervenido para desempe?ar alguna tarea espec?fica. Puede haber sido una empleada de agencia, la azafata del avi?n, la acompa?ante del tour, la camarera del restaurante, la gobernanta de las habitaciones, la directora del hotel, la gu?a del museo, la pobre repartidora de productos y artesan?as locales: se trata de presencias con papeles diversos que sin embargo jam?s deben entrar en contradicci?n con la dignidad propia de cada mujer. Es necesario lamentablemente reconocer que, a pesar de esta masiva y funcional presencia femenina, persiste en muchos caso la segregaci?n vertical de la mujer de la gesti?n directiva y de la responsabilidad organizativa del turismo. La causa de tal fen?meno negativo hay que buscarla en los fuertes prejuicios que permiten todav?a que persistan estereotipos y atribuciones tradicionales de papeles subalternos seg?n el g?nero. Y esto sucede en todas partes, pero particularmente en esos lugares del mundo donde la consideraci?n moral, cultural y civil de la mujer la sit?a en condici?n de minor?a y de fuerte injusticia. Con todo, la gran cantidad de hombres y de mujeres que tur?sticamente est?n viajando por el mundo crea afrontamientos de mentalidades, internacionaliza cada vez m?s modelos de vida, abre a costumbres distintas. Todo esto pone los presupuestos de posibles desarrollos positivos. Para que ello se realice los responsables de la Organizaci?n Mundial del Turismo, los Estados nacionales con las agencias regionales, las grandes empresas del sector, los sindicatos, las asociaciones de turismo, deben crear estructuras y dedicar recursos econ?micos para proteger, para desarrollar y para mantener viva la instancia moral, cultural y social del respeto de la mujer y de su efectivo crecimiento en este sector.
Por este responsable compromiso de tutela y de promoci?n de la mujer tambi?n todo turista, sea cual sea la religi?n, clase social o continente al que pertenezca, deben sentirse en conciencia interpelado: ?nadie puede considerarse exonerado! A tal fin, hay que actuar una efectiva igualdad de los derechos de las mujeres, garantiz?ndoles la paridad en el trabajo, la libertad religiosa, el respeto de las exigencias relacionadas con la maternidad, la correspondencia de un salario equitativamente percibido. Es necesario favorecer concretamente el derecho al estudio y a la cualificaci?n profesional de la joven y de la mujer, combatiendo con una legislaci?n positiva y conforme toda forma de injusta explotaci?n de su g?nero y de indigno mercantilismo de su cuerpo. Hay que denunciar, de hecho, el intolerable esc?ndalo de cierto turismo sexual que humilla a las mujeres reduci?ndolas a una situaci?n de pr?ctica esclavitud. Hay que hacer lo que sea necesario a fin de que el turismo no ceda a una deriva similar, sino que se oriente siempre a ser ocasi?n de provechoso di?logo entre civilizaciones distintas, que pueden, gracias a este afrontamiento, ennoblecerse y enriquecerse rec?procamente.
Obviamente la Iglesia, en su visi?n articulada y multipolar, siempre se orienta a tener abierto y cr?tico el horizonte de la humanizaci?n del turismo por las oportunidades que ofrece de crecimiento, de desarrollo y de perfeccionamiento de la persona. Tambi?n en lo que respecta a la mujer en cuanto tal, el turismo, ?tica y antropol?gicamente bien entendido, puede contribuir eficazmente a su elevaci?n en las potencialidades, en la naturaleza relacional, en sentir en femenino el valor de la vida y del esp?ritu, en el replanteamiento del trabajo y de su beneficio. En este prop?sito no hay que olvidar que, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este a?o, el Santo Padre ha denunciado la insuficiente consideraci?n de la condici?n femenina ?en las concepciones antropol?gicas persistentes en algunas culturas, que todav?a asignan a la mujer un papel de gran sumisi?n al arbitrio del hombre, con consecuencias ofensivas a su dignidad de persona y al ejercicio de las libertades fundamentales mismas? (n.7). S?lo superando estas formas de discriminaci?n ser? posible hacer del turismo una carta ganadora para conjugar oportunamente la gesti?n de la vida del turista con la garant?a de la calidad de vida para los residentes. De tal forma el turismo puede convertirse en disfrute aut?ntico y compartido del tiempo libre y de la naturaleza, experiencia y pr?ctica de una hospitalidad id?nea para crear una cultura de la acogida, b?squeda de lo bello y de la sabidur?a de la que es rica la tradici?n b?blica y cristiana.
Desde esta perspectiva, el Santo Padre, mientras desea abundantes dones de sabidur?a, de generosidad y de valor para cuantos est?n comprometidos en un sector tan importante de la vida moderna, invoca sobre usted, se?or Secretario General, y sobre sus colaboradores las bendiciones de Dios, ?Padre de la luz, en quien no hay variaci?n ni sombra de cambio? (St 1,17).
Uniendo mis deseos por el ?xito de la Jornada, aprovecho la ocasi?n para enviarle mis m?s cordiales saludos.
Tarcisio Card. Bertone
Secretario de Estado
[Traducci?n del original italiano realizada por Zenit]