Trabajo sobre la presenica de la Virgen Mar?a en Europa publicado en DOSSIER FIDES de Agencia Fides. MARIA Y EUROPA
(Segunda Parte)
A cargo de N. Bux y S. Vitiello
(Ver Mar?a en rep?blica Checa y Eslovaquia) PA?SES ESCANDINAVOS
Se ha tomado la opci?n de tratar conjuntamente los pa?ses de Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia, con motivo de la clara homogeneidad hist?rica, cultural y religiosa que los une, dedicando en cambio un espacio propio a Dinamarca, que hist?rica y culturalmente es m?s aut?noma y rica en tradici?n cristiana respecto a los otros pa?ses.
El m?rito de la difusi?n del cristianismo en estas vastas tierras, caracterizadas principalmente por bosques, ha de reconocerse a la obra realizada por la persona del benedictino san Ancario, en el a?o 830. Luego de la llegada de la orden cisterciense se desarroll? notablemente la actividad misionera arraigada en la devoci?n mariana y confiada a Su intercesi?n.
La difusi?n del culto a Mar?a, considerado elemento fundamental e insustituible para la maduraci?n de la fe, es un objetivo primario de los hijos de san Bernardo y san Norberto. A ellos se debe la edificaci?n y la consagraci?n de un importante n?mero de capillas e iglesias, construidas precisamente en honor de la Virgen.
SANTUARIO DE LA MADRE DEL SE?OR ? VADSTENA. Un nuevo impulso a la piedad mariana se atribuye a la llegada de las ordenes franciscana y dominica, y en particular a la luminosa figura de santa Br?gida (1303-1373). Educada en la vida cisterciense, fund? despu?s la Orden del Sant?simo Salvador, subdividiendo la pertenencia en una rama masculina y una femenina. La madre abadesa, que representa a la Sant?sima Virgen Mar?a, recib?a la obediencia tanto de las consagradas como de los monjes, inspir?ndose en Mar?a en medio de los Once el d?a de Pentecost?s.
Surgieron despu?s varias cofrad?as del Rosario que se terminaron constituyendo como tales en verdaderas y aut?nticas ?casas del Rosario de Mar?a?, centros propulsores del testimonio dominico y custodios de la corona de Santa Br?gida.
DINAMARCA El Pueblo Santo de Dios ha encontrado siempre en la historia consuelo y acogida en el materno afecto de la Virgen Mar?a. El Acontecimiento cristiano y el consiguiente movimiento de devoci?n hacia la Madre Celeste arrib? por primera vez en tierra danesa gracias al santo benedictino Wilibrordo (658-739), primer obispo de Utrecht. La obra de Dios fue conducida luego entre el 950 y el 1150 por los misioneros anglo-normandos y los benedictinos. A Nuestra Se?ora se le atribuy? entonces el t?tulo de ?Reina de Dinamarca?. Apenas en un siglo el pa?s se enriqueci? con cerca de dos mil iglesias, muchas de ellas dedicadas a Mar?a. Se elevaron como consecuencia espl?ndidas y majestuosas catedrales g?ticas y rom?nicas que suscitaron la afluencia constante de nuevas ?rdenes mon?sticas, difundiendo as? mayormente la espiritualidad mariana: surgieron, bajo el santo nombre de la Virgen, veinticuatro monasterios benedictinos, quince cistercienses, siete premonstratenses, veintis?is dominicos, treinta franciscanos, once carmelitas, nueve agustinos y dos brigidinos.
Luego de la expansi?n del luteranismo, en el siglo XVI, el pueblo dan?s asisti? a la supresi?n de los altares dedicados a la Virgen y a la destrucci?n de los ?conos a los cuales se dirig?an los ojos de los fieles recogidos en oraci?n y, posteriormente, a la promulgaci?n en 1683 de una disposici?n legal que prohibi?, bajo pena de muerte, a los sacerdotes cat?licos permanecer en el reino.
Con todo el Pueblo de Dios permaneci? fiel al culto mariano y al sonido del Angelus los campesinos siguieron descubri?ndose la cabeza para la recitaci?n del Ave Maria, como tambi?n tambi?n arrodill?ndose y rezando en el lugar de la iglesia donde en el pasado se hab?a encontrado un altar o una estatua de la Virgen.
Finalmente, en 1849 la promulgaci?n de una nueva ley reconoci? a los cat?licos la plena libertad de culto, y por lo tanto la facultad de reunirse en asociaciones, tambi?n marianas, volviendo a edificar en las d?cadas que siguieron conventos y santuarios dedicados a la Sant?sima Virgen.