S?bado, 20 de octubre de 2007
ZENIT publica el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del pr?ximo domingo, XXIX del tiempo ordinario.

XXIX Domingo del tiempo ordinario [C]
Exodo 17, 8-13a; 2 Timoteo 3, 14-4,2; Lucas 18, 1-8



Les dijo una par?bola sobre la necesidad de orar



El evangelio [dominical] empieza as?: ?En aquel tiempo, Jes?s les dec?a una par?bola a sus disc?pulos para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer?. La par?bola es la de la viuda importuna. A la pregunta: ??Cu?ntas veces hay que orar??, Jes?s responde: ?Siempre! La oraci?n, como el amor, no soporta el c?lculo de las veces. ?Hay que preguntarse tal vez cu?ntas veces al d?a una mam? ama a su ni?o, o un amigo a su amigo? Se puede amar con grandes diferencias de conciencia, pero no a intervalos m?s o menos regulares. As? es tambi?n la oraci?n.

Este ideal de oraci?n continua se ha llevado cabo, en diversas formas, tanto en Oriente como en Occidente. La espiritualidad oriental la ha practicado con la llamada oraci?n de Jes?s: ?Se?or Jesucristo, ?ten piedad de m?!?. Occidente ha formulado el principio de una oraci?n continua, pero de forma m?s d?ctil, tanto como para poderse proponer a todos, no s?lo a aquellos que hacen profesi?n expl?cita de vida mon?stica. San Agust?n dice que la esencia de la oraci?n es el deseo. Si continuo es el deseo de Dios, continua es tambi?n la oraci?n, mientras que si falta el deseo interior, se puede gritar cuanto se quiera; para Dios estamos mudos. Este deseo secreto de Dios, hecho de recuerdo, de necesidad de infinito, de nostalgia de Dios, puede permanecer vivo incluso mientras se est? obligado a realizar otras cosas: ?Orar largamente no equivale a estar mucho tiempo de rodillas o con las manos juntas o diciendo muchas palabras. Consiste m?s bien en suscitar un continuo y devoto impulso del coraz?n hacia Aqu?l a quien invocamos?.

Jes?s nos ha dado ?l mismo el ejemplo de la oraci?n incesante. De ?l se dice en los evangelios que oraba de d?a, al caer de la tarde, por la ma?ana temprano y que pasaba a veces toda la noche en oraci?n. La oraci?n era el tejido conectivo de toda su vida.

Pero el ejemplo de Cristo nos dice tambi?n otra cosa importante. Es ilusorio pensar que se puede orar siempre, hacer de la oraci?n una especie de respiraci?n constante del alma incluso en medio de las actividades cotidianas, si no reservamos tambi?n tiempos fijos en los que se espera a la oraci?n, libres de cualquier otra preocupaci?n. Aquel Jes?s a quien vemos orar siempre es el mismo que, como todo jud?o de su tiempo, tres veces al d?a ?al salir el sol, en la tarde durante los sacrificios del templo y en la puesta de sol-- se deten?a, se orientaba hacia el templo de Jerusal?n y recitaba las oraciones rituales, entre ellas el Shema Israel, Escucha Israel. El S?bado participa tambi?n ?l, con los disc?pulos, en el culto de la sinagoga y varios episodios evang?licos suceden precisamente en este contexto.

La Iglesia igualmente ha fijado, se puede decir que desde el primer momento de vida, un d?a especial para dedicar al culto y a la oraci?n, el domingo. Todos sabemos en qu? se ha convertido, lamentablemente, el domingo en nuestra sociedad; el deporte, en particular el f?tbol, de ser un factor de entretenimiento y distensi?n, se ha transformado en algo que con frecuencia envenena el domingo... Debemos hacer lo posible para que este d?a vuelva a ser, como estaba en la intenci?n de Dios al mandar el descanso festivo, una jornada de serena alegr?a que consolida nuestra comuni?n con Dios y entre nosotros, en la familia y en la sociedad.

Es un est?mulo para nosotros, cristianos modernos, recordar las palabras que los m?rtires Saturnino y sus compa?eros dirigieron, en el a?o 305, al juez romano que les hab?a mandado arrestar por haber participado en la reuni?n dominical: ?El cristiano no puede vivir sin la Eucarist?a dominical. ?No sabes que el cristiano existe para la Eucarist?a y la Eucarist?a para el cristiano??.

[Traducci?n del original italiano realizada por Zenit]
Publicado por verdenaranja @ 23:21  | Espiritualidad
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios