Homil?a Bas?lica de Ntra. Sra. de Coromoto
Cardenal Jorge Urosa Savino Arzobispo de Caracas
Guanare, 20 de octubre de 2007
Amad?simos hermanos:
Como peregrinos, con inmensa alegr?a, hemos venido los Arzobispos y Obispos de Venezuela a postrarnos a los pies de Mar?a, nuestra Madre celestial, la Virgen de Coromoto, en esta solemne ocasi?n en la cual se ejecuta el Decreto Pontificio de elevaci?n de este bell?simo santuario de la Virgen de Coromoto al t?tulo y dignidad de BASILICA MENOR.
En efecto: Su Excelencia Mons. Jos? Sotero Valero, Obispo de Guanare, movido por su anhelo de promover el culto a Mar?a de Coromoto, la Patrona de Venezuela, y a enaltecer cada vez m?s este santuario, que es como el coraz?n espiritual de nuestra patria, solicit? al Santo Padre Benedicto XVI ese privilegio. Y el Papa, con el mayor gusto as? lo concedi?, para alegr?a de los cat?licos de Portuguesa y de su Obispo, sacerdotes y religiosos.
Hoy en una demostraci?n de unidad y comuni?n, los Arzobispos y Obispos de Venezuela nos hacemos presentes aqu? con ustedes mis queridos hermanos, para ratificar nuestro inmenso amor a Mar?a Sant?sima, nuestra cohesi?n como episcopado, y nuestro respaldo y felicitaciones a S. E. Mons. Valero, dign?simo obispo de esta querida Di?cesis de Guanare.
Lo hacemos en una concelebraci?n eucar?stica, la m?xima expresi?n de la sagrada liturgia cat?lica, en la que participan Ustedes, fieles de la Di?cesis de Guanare y de muchas otras partes del pa?s, que se han hecho presentes aqu? en homenaje de amor filial y confiada s?plica a nuestra madre amorosa por tantas necesidades, materiales y espirituales, personales y nacionales.
Conmemoramos en ?ste momento el santo sacrificio redentor del Se?or, su pasi?n y muerte, y celebramos su gloriosa resurrecci?n. S?, mis queridos hermanos: como ense?a nuestra fe, cada vez que celebramos el santo sacrificio de la Misa, la sagrada Eucarist?a, conmemoramos y anunciamos la muerte y resurrecci?n de Cisto, hasta que El vuelva, hasta el fin de los tiempos. Celebramos aqu? el triunfo de Jesucristo sobre el pecado y el mal, sobre el demonio y la muerte. Y nos llenamos de alegr?a y de fortaleza espiritual, porque sabemos que El ha vencido a los enemigos de la felicidad humana, que El est? con nosotros, y que mediante nuestra fe y la participaci?n digna y fructuosa en la Sagrada Eucarist?a, recibiendo el cuerpo y la sangre del Se?or, El nos alimenta y alienta, nos comunica su vida, y nos hace hijos de Dios, para que vivamos de acuerdo a su palabra y consigamos la felicidad en esta vida y en la vida eterna.
LA COROMOTO Celebramos con gozo a nuestra madre celestial, la Sant?sima Virgen de Coromoto. Le damos gracias a Dios porque tuvo a bien dignarse enviarnos, como misionera de salvaci?n, de elevaci?n espiritual, a su madre amorosa, para que en las personas del Cacique Coromoto y su familia, nos indicara el camino de la vida, de la justicia y de la paz: la fe en Cristo, verdadero camino de la realizaci?n humana, de la fraternidad y de la convivencia social, de la salvaci?n y de la felicidad en esta vida y en la vida eterna.
El a?o de 1652, cuando tuvo lugar la aparici?n de Mar?a Sant?sima en las sabanas de Guanare, es sin duda un momento estelar en la vida de la Iglesia en Venezuela. Aquella Iglesia joven, incipiente, que apenas daba sus primeros pasos en nuestra querida Venezuela, recibi? la espl?ndida visita de Mar?a. Es una muestra indudable del amor de Dios a nuestro pueblo venezolano, y por supuesto un motivo para que nosotros, los fieles cat?licos sintamos una profunda e intensa devoci?n a Mar?a de Coromoto.
Y ya sabemos que esa devoci?n debe expresarse en la vida diaria en el seguimiento del ejemplo de Mar?a, que nos indica precisamente el camino a seguir: "He aqu? la esclava del Se?or, h?gase en m? seg?n tu palabra". El camino de la vida no es otro que el cumplimiento de la Palabra de Dios, de sus Consejos evang?licos, de los 10 mandamientos, que son, para todos nosotros, senderos hacia la vida eterna y hacia la paz y la felicidad en el hogar y en la convivencia social.
?Bendigamos, pues al Se?or, por la generosidad con que nos hace ver a Mar?a Sant?sima nuestra Patrona nacional, la Virgen de Coromoto, como nuestra madre amorosa, y como el ejemplo en el seguimiento de Jesucristo!
DISC?PULOS DE JESUCRISTO En esta hermos?sima celebraci?n, llenos de fervor y de alegr?a hemos escuchado el relato de la visita de los pastores al pesebre. Ellos acababan de oir el sorprendente anuncio del Angel, que les hab?a anunciado el gran gozo del nacimiento del Mes?as, del Hijo de Dios hecho hombre: "Os anuncio una gran alegr?a: ??Os ha nacido hoy un salvador, que es el Cristo Se?or!!" Sobrecogidos de emoci?n, y acogiendo con fe esa maravillosa noticia, fueron corriendo a ver a Mar?a, a Jos? y al Ni?o Dios. ?Qu? ejemplo de prontitud, de respuesta de fe, de docilidad; de seguimiento del anuncio de Jes?s, nos dan a todos nosotros los pastores!
Ellos se retiraron del pesebre felices y contentos, y contaron a muchos lo que hab?an visto y o?do. Se convirtieron as? en seguidores, disc?pulos del Mes?as, del Ni?o Dios, y en misioneros, heraldos, comunicadores de ese mensaje maravilloso: el mundo, el hombre agobiado, la mujer llena de problemas, la humanidad entera, todos nosotros, mis queridos hermanos, tenemos en Jes?s al Salvador, al ?nico en cuyo nombre podemos tener la salvaci?n y el perd?n de los pecados.
Hace pocos meses los obispos de Am?rica Latina y del Caribe nos reunimos en una ciudad Mariana de Brasil, la ciudad de la Inmaculada Concepci?n Aparecida. All? estuvimos meditando y considerando los retos de la hora presente para la Iglesia en nuestros pa?ses. Y all? se?alamos que el camino es ser disc?pulos y misioneros de Jesucristo, nuestro Divino Salvador. S?, mis queridos hermanos, ese es el camino del cristiano. Tenemos la gloria, el privilegio, la inmensa gracia de Dios de ser disc?pulos de Jes?s, nuestro divino Redentor, el rey de reyes y se?or de los se?ores.
Nuestra fe nos ense?a que no seguimos simplemente a un hombre extraordinario; ni a un gran profeta; mucho menos a un l?der pol?tico o a un potentado de este mundo. Los cristianos sabemos que Jes?s, el Hijo de Dios hecho hombre, es Dios, "Dios de Dios y Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero", como rezamos en el Credo. El no es ning?n l?der pol?tico, ning?n rey de este mundo, sino el rey de la verdad y de la vida, de la santidad y de la gracia, de la justicia, del amor y de la paz. El no puede ser encerrado en esquemas socio pol?ticos, ni ser reducido a una parcialidad o a una ideolog?a, sino que ha venido a indicarnos a todos los hombres y mujeres del mundo de ayer y de hoy, el camino de la elevaci?n espiritual, de la aceptaci?n de Dios, de la vivencia de la fe; el camino de la pr?ctica de la caridad, viviendo en respuesta a la inmensa magnanimidad y bondad de Dios. El mismo Jesucristo nos ha revelado, como lo proclama con fuerza el Papa Benedicto XVI, que Dios es Amor. No podemos entonces minimizarlo, empeque?ecerlo, reduci?ndolo a una especie de promotor de un sistema sociopol?tico alguno.
Somos disc?pulos de Jesucristo, del mismo Dios, y eso es algo maravilloso. Por lo cual le damos gracias a El, que con tanta generosidad se nos ha manifestado. ?Reafirmemos en esta celebraci?n, acogidos al calor maternal de la Virgen de Coromoto, nuestra fe en Jesucristo, nuestra fe en Dios Uno y Trino, nuestra gloriosa condici?n cat?lica!
?Qu? grande es ser, como de hecho lo somos, hijos de Dios, disc?pulos de Jesucristo y con la Virgen Mar?a, miembros de nuestra Santa Iglesia Cat?lica! Por todo ello, ??demos gracias a Dios!!
MISIONEROS DE JESUCRISTO Y asumamos con alegr?a, con entusiasmo, con fidelidad, nuestra condici?n de misioneros de Jesucristo. Se trata de que cada uno de nosotros, los aqu? presentes: padres y madres de familia, j?venes, ni?os; fieles laicos, asociados o no en los diversos movimientos, asociaciones y grupos de apostolado seglar; los religiosos y consagrados, los sacerdotes y Obispos, sintamos con fuerza ese llamado a la Nueva Evangelizaci?n que nos ha hecho Juan Pablo II, m?s recientemente Benedicto XVI, y ahora, el Concilio Plenario de Venezuela y los Obispos latinoamericanos y del Caribe en el Documento de Aparecida: el llamado a anunciar con intenso ardor apost?lico la persona, el mensaje, la obra, los dones de Jesucristo para el pueblo venezolano.
Estamos llamados a organizarnos cada vez mejor, a planificar y realizar una labor constante, particularizada, de evangelizaci?n y de catequesis. Recuerdo que el papa Juan Pablo II nos pidi? a los Obispos venezolanos organizar y desarrollar una "Catequesis capilar". Sintiendo el orgullo de nuestra fe, de nuestra uni?n con Dios, de nuestra identidad cat?lica, estamos llamados a vivir con alegr?a nuestra condici?n cristiana, y a proclamar a nuestros hermanos, en los diversos ambientes donde nos movemos, la Buena Nueva de salvaci?n que movi? a los Pastores de Bel?n, y que la Virgen de Coromoto present? a los venezolanos como camino de paz y de salvaci?n.
TESTIMONIO DE UNIDAD Y para hacerlo hemos de dar testimonio de nuestra unidad eclesial, de nuestra cohesi?n en torno a Jesucristo, como miembros de su cuerpo m?stico, que es la Santa Iglesia cat?lica. Si, queridos hermanos: Hemos de fortalecer nuestra unidad eclesial. En un mundo dividido, los cat?licos todos: Obispos, sacerdotes, miembros de los institutos de vida consagrada, y todos los fieles cristianos, independientemente de nuestras diferencias personales, de nuestra condici?n social, de nuestra proveniencia geogr?fica y sobre todo, de nuestras simpat?as pol?ticas, hemos de mantener siempre la unidad.
Unidos como un cuerpo compacto en torno a Jesucristo, bajo la direcci?n del papa Benedicto XVI y de los obispos, que somos los ?nicos, aut?nticos y leg?timos pastores de la Iglesia cat?lica en Venezuela. Como ciudadanos de Venezuela, los Obispos ejercemos nuestro derecho, y tenemos el deber de opinar sobre la situaci?n del pa?s. Lo hacemos sin parcialidad pol?tica, sin bander?as pol?ticas, con el ?nico prop?sito de iluminar con la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia el camino de Venezuela, que debe ser siempre de justicia, de paz, progreso e inclusi?n de todos los venezolanos.
Las ense?anzas de los Obispos en los documentos colectivos del Episcopado venezolano, de la Conferencia Episcopal Venezolana forman parte del magisterio social de la Iglesia. Insisto, los presb?teros, los sacerdotes, no estamos, y no podemos estar al servicio de una bander?a pol?tica, sea cual sea. Debemos nuestra fidelidad al Se?or y no a los potentados de este mundo. Estamos llamados a ser padres y hermanos de todos. Estamos llamados a trabajar y defender los caminos de la paz, que son los caminos de la justicia, de los derechos humanos, de la convivencia social. Y eso es lo que hacemos los Obispos de Venezuela cuando en nuestros documentos colectivos se?alamos v?as para la paz, y alertamos ante los peligros que puedan impedir esa paz. As? lo hemos hecho desde hace much?simos a?os, y lo continuaremos haciendo, hablando, repito, no para complacer a una parcialidad pol?tica, sino para promover el bien com?n de todo el pueblo venezolano, sea cual sea su simpat?a partidista.
Hay voces que nos atacan, que quieren dividirnos, que quieren separar al pueblo de sus leg?timos pastores, que somos los obispos, leg?timos sucesores de los ap?stoles, a quienes el Esp?ritu Santo puso a regir la iglesia de Dios. Pues bien, queridos hermanos: No sucumbamos a esas tentaciones. Recordemos esa frase de Nuestro Se?or Jesucristo en el huerto de los olivos: "herir? al pastor y se dispersar?n las ovejas" (Mt. 26, 31).
CONCLUSI?N: Mis queridos hermanos: con alegr?a y profundo fervor exclamamos: ?Salve Aurora Jubilosa, de una Patria soberana!
?Salve, gloriosa Virgen Mar?a, madre de Dios y madre nuestra!; ?Salve, Virgen de Coromoto! ?Salve, Virgen de los llanos! Acudimos a ti hoy para reafirmar nuestra fe en Jesucristo, como pediste al pueblo venezolano en estas sabanas en 1652. Acudimos a tu Bas?lica para reafirmar nuestra alegr?a de ser hijos de Dios, y nuestra fidelidad como disc?pulos de Jesucristo. Hoy queremos tambi?n reafirmar nuestra decisi?n de proclamar, de difundir, ense?ar a los ni?os en las familias y en las Escuelas, a los j?venes, a todos los venezolanos, el Evangelio luminoso de Jesucristo. Reafirmamos nuestro deseo de continuar la Nueva Evangelizaci?n que nos pide el Papa Juan Pablo II, el Concilio Plenario de Venezuela y el Documento de Aparecida. Queremos anunciar que Dios es amor, que estamos llamados a la vida sobrenatural y a la felicidad eterna; que somos hermanos y debemos vivir en el amor, practicando los Mandamientos de la Ley de Dios y practicando las virtudes cristianas; queremos reafirmar nuestra voluntad de trabajar por la paz, promoviendo siempre la libertad, la justicia y la solidaridad.
Aqu? en tu Santuario reafirmamos nuestra devoci?n filial, nuestro amor, nuestro deseo de imitarte, de seguir a Jesucristo en el cumplimiento de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Damos gracias al Papa Benedicto XVI, que ha tenido la bondad de elevar este bell?simo y majestuoso Templo al t?tulo, grado y dignidad de Bas?lica Menor. Felicitamos a los guanare?os, y especialmente al clero y religiosos de esta Di?cesis y, particularmente a S. E. Mons. Jos? Sotero Valero, por haber obtenido esta gracia para Portuguesa, para Guanare, y para nuestra querida Venezuela.
Hoy Madre de Coromoto, te pedimos que nos ayudes a tener un intenso ardor apost?lico un gran entusiasmo en nuestra labor pastoral. Y te pedimos tambi?n que nos fortalezcas en nuestra unidad, Que podamos seguir a Jesucristo y anunciarlo con valent?a, proclamando los grandes valores de su Reino, que es el "Reino de la verdad y de la vida; de la santidad y la gracia de la justicia, el amor y la paz"8 Prefacio de la solemnidad de Cristo Rey). Am?n.