24 Octubre (
ACI).- Al dedicar la catequesis de este mi?rcoles a la importante figura de San Ambrosio de Mil?n, el Papa Benedicto XVI destac? que quienes tienen la tarea de predicar las ense?anzas de la Iglesia no puede ser como un payaso que s?lo interpreta un papel, sino que deben dar un testimonio de vida.
Ante m?s de 30 000 fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pont?fice record? que San Ambrosio (340 ca. - 397), considerado uno de los cuatro m?ximos doctores de la Iglesia, aprendi? de Or?genes a conocer y a comentar la Biblia.
As?, ?traslad? al ambiente latino la meditaci?n de las Escrituras, iniciando en Occidente la pr?ctica de la ?lectio divina?, la cual orient? su predicaci?n y escritos, que brotan precisamente de la escucha de la Palabra de Dios".
Con ?l, sigui? el Santo Padre, los catec?menos ?aprend?an primero el arte de vivir bien para prepararse despu?s a los grandes misterios de Cristo? y su predicaci?n part?a ?de la lectura de los Libros Sagrados, para vivir en conformidad con la revelaci?n divina?.
?Es evidente que el testimonio personal del predicador y la necesidad de ser ejemplo para la comunidad cristiana condicionan la eficacia de la predicaci?n. Desde este punto de vista es tambi?n decisivo el contexto vital, la realidad de la Palabra vivida?, explic? el Santo Padre.
Benedicto XVI record? que San Agust?n relata en sus Confesiones que su conversi?n no se deb?a ?solamente a las hermosas homil?as? de Ambrosio, que conoci? en Mil?n, sino ante todo ?a su testimonio y al de su Iglesia milanesa, que cantaba y rezaba compacta como un cuerpo s?lo?.
San Agust?n narra tambi?n su sorpresa al ver como Ambrosio, cuando estaba s?lo, le?a las Escrituras con la boca cerrada, ya que en aquel tiempo la lectura estaba concebida para ser proclamada en voz alta, para facilitar su comprensi?n.
"En esa lectura, donde el coraz?n se esfuerza por comprender la palabra de Dios -subray? el Santo Padre-, se entrev? el m?todo de la catequesis ambrosiana: la Escritura ?ntimamente asimilada, sugiere los contenidos que se deben anunciar para convertir los corazones?.
As?, ?la catequesis es, pues, inseparable del testimonio de vida?; dijo el Papa, subrayando que ?quien educa en la fe no puede correr el riesgo de aparecer como un clown, que interpreta un papel, sino que debe ser como Juan, el disc?pulo amado, que apoyaba la cabeza en el coraz?n de su Maestro y all? aprend?a la forma de pensar, de hablar y de actuar?.
San Ambrosio muri? la noche del Viernes Santo, con los brazos extendidos en forma de cruz. ?As? expresaba -concluy? el Papa- su participaci?n m?stica en la muerte y en la resurrecci?n del Se?or. Esta fue su ?ltima catequesis. En el silencio de las palabras, hablaba todav?a con el testimonio de su vida?.