Carta abierta con ocasi?n del 40 aniversario de la Ley del Aborto de 1967 de los Presidentes de las Conferencias de Obispos Cat?licos de Escocia, Inglaterra y Gales. 22 de Octubre de 2007
(Traducci?n particular no oficial desde el ingl?s)
El 40 aniversario de la ley del aborto de 1967 es un momento importante para la reflexi?n. Nos da a todos una oportunidad de buscar el estimar la vida humana y apoyar a las mujeres en circunstancias dif?ciles. La ley afecta a las actitudes, pero eso por s? mismo no obliga a nadie a tener un aborto. Incluso sin un cambio en la ley el ?ndice del aborto pudiera bajar dram?ticamente si cambiaran las opiniones y corazones.
La naturaleza milagrosa de la reproducci?n humana ha llegado a ser m?s que nunca evidente a trav?s de los avances actuales en la tecnolog?a m?dica. En 1967 la ecograf?a fue una herramienta primitiva, la m?quina ecocardiogr?fica hoy d?a puede revelar en detalles extraordinarios el desarrollo de un vida humana en la matriz. Los ni?os prematuros est?n ahora capacitados para sobrevivir incluso en edades m?s j?venes. La biolog?a del desarrollo hace cada vez m?s claro el bello e intrincado proceso del desarrollo continuo y crecimiento del solo ?nico organismo que es formado en la concepci?n. As? es cuando nuestras vidas comienzan. Desde este punto, hay una nueva vida que no es la vida del padre ni la de la madre. En el 2007 lo entendemos mejor que antes, porque lo hemos visto con nuestros propios ojos, el maravilloso proceso de la vida que se lleva a un final por el aborto.
En estos a?os desde 1967 mucho se ha hecho del eslogan ?el derecho de las mujeres a elegir?. Aunque el derecho a hacer una elecci?n genuina es exactamente lo que much?simas mujeres, que dicen que tuvieron que abortar, no debieron.
La Ley de 1967 tuvo la intenci?n de resolver el problema del aborto ilegal, sobre la base de que era la mayor causa de muerte en las mujeres embarazadas. Aunque nuestros pa?ses ahora efect?an 200.000 abortos cada a?o. Tenemos una de las leyes m?s liberales de aborto en Europa con el aborto por arriba de las 24 semanas y el aborto en caso de incapacidad (y en algunos otros campos) hasta el nacimiento. Cualquiera que sea nuestra creencia religiosa o convicci?n pol?tica, el aborto a esta escala solo puede ser una fuente de angustia y profundo dolor para todos nosotros. La Iglesia Cat?lica por todo el mundo ha sido constante en su oposici?n al aborto como un mal moral, y ha estado resuelta a dar la voz al silencioso llanto por amor y reconocimiento que pertenece a cada vida humana. La Iglesia ha estado por muchos a?os en nuestros pa?ses en la vanguardia ofreciendo cuidado pr?ctico, emocional y espiritual a las mujeres y ni?os en necesidad. Ha buscado, tambi?n, ayudar a muchas mujeres, y hombres, que sufren dolor, pena y p?rdida al seguir la experiencia del aborto.
El aborto es un momento de elecci?n. El aborto es siempre una elecci?n entre la vida y la muerte, pero reconocemos que se hace en complejas situaciones personales y dom?sticas. Puede ser especialmente dif?cil para la madre si ella se siente abandonada por su pareja o teniendo el ni?o perder? el apoyo de su familia y de la sociedad. Las mujeres en esta situaci?n pueden sentirse intensamente solas. Muchas mujeres y hombres, tambi?n, ya sienten la presi?n del cari?o por sus familias. Muchas veces tienen que arregl?rselas con cargas financieras y con las demandas de una carrera. En tales situaciones, las relaciones familiares pueden sentirse tan tensas que no sienten que pueden acoger con agrado otra vida. Si el embarazo es no deseado puede ser m?s f?cil sostener que de alguna manera est? en los intereses del ni?o no nacer porque el ni?o no ser? bienvenido. A veces, la vida del ni?o se ve como una innecesaria limitaci?n para la madre y el padre. La vida del ni?o se pone en oposici?n a la de ellos. Cuando esto sucede el aborto puede ser descrito como el menor de dos males que elimina un obst?culo hacia ?el ?xito? de la vida de los padres. Aunque la vida, especialmente la nueva vida, nunca es en ?ltima instancia una p?rdida. Es un don que siempre enriquece, una promesa llena de esperanza. Nunca deber?amos permitir ser convencidos de otra manera. Muchas veces, ?el derecho de las mujeres a elegir? no consigue reconocer el rol del padre: Parece pasar sobre el hecho que la mayor?a de los hombres quieren ser padres de sus hijos. Si aceptamos ?el derecho de las mujeres a elegir? como el principio regulador una tal profunda elecci?n entre la vida y la muerte, entonces m?s que animar a los hombres a aceptar responsalibidad, puede suponer su negativa o evasi?n.
Para cualquiera que est? involucrado, el aborto habr? sido muchas veces una decisi?n penosa y pasmosa. Para muchas mujeres es algo en el que ellas, quiz? tambi?n para su hijo no nacido, habr?n sido las v?ctimas. Esto es por lo que creemos que el aborto no s?lo es una decisi?n personal, es tambi?n sobre las decisiones que nuestra sociedad hace para ayudar a las mujeres, a sus parejas y familias en estas situaciones. Si nuestra sociedad hiciera de la vida su opci?n entonces no hay raz?n por la que el ni?o, la madre y el padre, y en verdad toda la familia de la sociedad no pudiera avanzar hacia la realizaci?n de su potencial. El aborto roba a cada uno su futuro. Individualmente y como sociedad creemos que no tenemos otra elecci?n: dar a luz a la vida.
?C?mo podemos todos ayudar a traer el cambio? No hay nada que pare nuestra sociedad de la acci?n a favorecer un nuevo entendimiento y acercamiento a las relaciones, responsabilidad y mutua ayuda:
. Siendo padres y familias que quieran la vida y ayuden a nuestras hijas e hijos a hacer decisiones que sean de responsabilidad para la vida.
. Proporcionando compresivo asesoramiento psicol?gico y ayuda para las mujeres j?venes que se encuentran embarazadas.
. Proporcionando m?s y mejores facilidades para apoyar y ayudar a las madres j?venes que eligieron tener sus ni?os.
. Desmontando la cinta transportadora que puede muchas veces llevar a una mujer joven a tener un aborto temprano sin que se hayan adecuadamente explorado y buscado otras alternativas. Hacer de la libertad aut?ntica de elecci?n una realidad es el primer y crucial paso en el cambio fundamental de pensamiento y coraz?n.
. Apoyando y desarrollando mejor programas educacionales que pongan el don de las relaciones sexuales dentro del contexto del matrimonio de de la fidelidad. Tales programas pueden ayudar a las personas a entender de manera realista la alegr?a y la responsabilidad sagrada de la paternidad. Pueden informarles acerca de los recursos disponibles dentro de la Iglesia cat?lica y de la sociedad para ayudar a las familias y a los padres en los momentos de dificultad.
. Respetando y apoyando la decisi?n de aquellos en la asistencia sanitaria que se niegan llevarla a cabo o ayudar en los abortos en el campo de la conciencia
. Presionando para un cambio alcanzable en la ley a la luz de los avances en los desarrollos m?dicos, incluso si el Parlamento no aboliera la ley. Manteniendo mientras tanto el principio de la sacralizad de la vida humana, es juntamente l?cito e importante para aquellos que en la vida p?blica se oponen al aborto sobre el principio de trabajar y votar por la creciente mejora alcanzable de lo que es una ley injusta.
La fe cat?lica nos permite ver la gloria radiante de la vida humana desde su principio hasta su fin. Cuando conocemos que cada persona cualquiera que sea su edad, raza o condici?n lleva la imagen de Dios, vemos su infinito valor y dignidad. Si tenemos esta visi?n de fe o no, mantener la vida es el valor central de cada sociedad que quiere prosperar.
La Iglesia cat?lica se ofrece a participar con otros trabajando por este cambio oportuno de coraz?n y de mente. Esperamos y rogamos por el bien de nuestra com?n humanidad, y de las vidas con la apuesta, que los 40 pr?ximos a?os se dir? una historia muy diferente. El tiempo de tomar un diferente camino es ahora.
Cardinal Keith O?Brien
President
Cardinal Cormac Murphy-O?Connor
President