Martes, 30 de octubre de 2007
Discurso que dirigi? Benedicto XVI el s?bado, 27 de Octubre de 2007, al nuevo embajador de Ecuador ante la Santa Sede, el se?or Fausto Cordovez Chiriboga.


Se?or Embajador:
1. Me es grato recibir las Cartas que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Rep?blica del Ecuador ante la Santa Sede. A la vez que le doy mi cordial bienvenida en este solemne acto, quiero expresar una vez m?s el sincero afecto que siento por todos los hijos e hijas de esa noble Naci?n.

Le agradezco el deferente saludo que ha tenido a bien transmitirme de parte del Se?or Presidente Constitucional, Dr. Rafael Correa Delgado, as? como las amables expresiones para con esta Sede Apost?lica y mi persona, las cuales testimonian tambi?n los filiales sentimientos del pueblo ecuatoriano. Le ruego, pues, que tenga la bondad de hacerle llegar mi sincero reconocimiento.

2. Durante mi visita al Ecuador, como representante del Papa Juan Pablo II en el a?o 1978, tuve la dicha de encontrarme con un pueblo pac?fico, sencillo y acogedor, pero sobre todo muy arraigado en la fe cristiana que, como usted ha destacado en sus palabras, ha dado tantos frutos a lo largo de varias generaciones. En este sentido quiero recordar a Santa Marianita de Jes?s y de modo especial a la joven seglar, Beata Narcisa de Jes?s, tan querida por el pueblo fiel, el cual desea poder verla pronto canonizada.

En sus Santos, los fieles cristianos descubren el fruto maduro de una fe que ha marcado su historia. Se trata de un patrimonio transmitido a lo largo de los siglos, y que bajo diversas expresiones de piedad popular y del arte, junto con los valores morales, c?vicos y sociales, forma parte de su identidad como Naci?n.

3. La humanidad se encuentra hoy ante nuevos escenarios de libertad y esperanza, turbados a menudo por situaciones pol?ticas inestables y por las consecuencias de estructuras sociales d?biles. Adem?s, se va ampliando cada vez m?s la interdependencia entre los Estados. Por esto es necesario y urgente trabajar por la construcci?n de un orden interno e internacional que promueva la convivencia pac?fica, la cooperaci?n, el respeto de los derechos humanos y el reconocimiento, ante todo, del puesto central de la persona y de su inviolable dignidad.

En este sentido, y pensando en los numerosos ecuatorianos que emigran a otros pa?ses en condiciones dif?ciles, buscando un futuro mejor para s? mismos y sus familias, no podemos olvidar que "el amor -caritas- siempre ser? necesario, incluso en la sociedad m?s justa. No hay orden estatal, por justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor. Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre" (Deus caritas est, 28). La caridad es, pues, la que, como generoso don de s? mismo al otro, ha generado y sigue generando ese entramado de obras educativas, asistenciales, de promoci?n y desarrollo, que honran a la Iglesia y a la sociedad ecuatoriana.

4. La Iglesia cat?lica, mediante su propio ministerio pastoral, y que "en virtud de su misi?n y su naturaleza, no est? ligada a ninguna forma de cultura humana o sistema pol?tico, econ?mico o social" (?Gaudium et spes?, 42), realiza una importante aportaci?n al bien com?n del Pa?s. De ah? se ve la necesidad de promover y afianzar el ?mbito de libertad que le han reconocido los textos constitucionales y legales del Ecuador. Por eso es de esperar tambi?n que el nuevo ordenamiento constitucional contemple las m?s amplias garant?as para la libertad religiosa de los ecuatorianos, de modo que la Naci?n pueda contar con un marco legal, conforme tambi?n al contexto y a los acuerdos internacionales.

5. La libertad de acci?n de la Iglesia, adem?s de ser un derecho inalienable, es condici?n primordial para llevar a cabo su misi?n entre el pueblo, incluso en circunstancias dif?ciles. Por eso, "lo que hace falta no es un Estado que regule y domine todo, sino que reconozca y apoye generosamente, de acuerdo con el principio de subsidiaridad, las iniciativas que surgen de las diversas fuerzas sociales" (Deus caritas est, 28).

No puede tampoco ser otra la aspiraci?n de un gobierno democr?tico empe?ado en fomentar una cultura de respeto e igualdad ante la ley, as? como un ejercicio ejemplar de la autoridad, orientada a servir a todo el pueblo. Por todo ello, el Gobierno ecuatoriano ha manifestado su decidida voluntad de atender con prioridad a los m?s necesitados, inspir?ndose en la Doctrina Social de la Iglesia. Es de desear, pues, que los ciudadanos puedan disfrutar de todos los derechos, junto con sus correspondientes obligaciones, obteniendo mejores condiciones de vida y un acceso m?s f?cil a una vivienda digna y al trabajo, a la educaci?n y a la salud, en el pleno respeto de la vida desde su concepci?n hasta su t?rmino natural.

7. Se?or Embajador, antes de concluir este encuentro deseo expresarle mis mejores deseos por el feliz desempe?o de su alta misi?n, que ayude a fortalecer los tradicionales lazos de di?logo y cooperaci?n entre el Ecuador y la Santa Sede, rog?ndole que tenga la bondad de hacerse int?rprete de mis sentimientos ante su Gobierno y dem?s Autoridades nacionales. Al mismo tiempo, tengo presente en mi plegaria al querido pueblo ecuatoriano, a la vez que imploro abundantes bendiciones del Alt?simo sobre el Ecuador, sobre usted, su distinguida familia y sus colaboradores.

[Texto original en espa?ol
? Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]
Publicado por verdenaranja @ 23:30  | Habla el Papa
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios