Artículo publicado en BLOG MD, 9 - Noviembre 200, de Centro de Pastorla Litúrgica.
Sobre el tema de las ofrendas en la misa se ha hablado mucho, y se ha debatido mucho, sobre todo por el sentido de las ofrendas simbólicas de misas especiales como confirmaciones u otras fiestas.
La idea es que, junto al pan y al vino, nos ofrecemos nosotros mismos, nuestra vida, llevando al altar todo lo que somos y vivimos. Ofrecemos el sacrificio de Cristo y nos ofrecemos nosotros mismos con el sacerdote, y esto lo expresan muy bien las ofrendas. aunque también es cierto que a veces se ha abusado y se presentan ofrendas simbólicas que no se sabe muy bien a qué vienen y después se pasan a recoger en la sacristía; o sea, que nada de ofrenda. Por esto, hay que hacer visible la ofrenda del pan y del vino. Y, con ellos, presentar alguna ofrenda real, que signifique el compromiso y la solidaridad de la comunidad con la Iglesia y los necesitados.
En las parroquias de Vilafranca del Penedés, en las confirmaciones, hace ya tiempo que eliminamos las ofrendas simbólicas, y hacemos lo siguiente.
Unas semanas antes de la celebración explicamos a los grupos a confirmar cuál es el sentido de las ofrendas, y les invitamos a que ellos mismos hagan una ofrenda solidaria en el día de su confirmación. Y que den idea de causas, lugares o entidades u ONG a las que querrían destinar la aportación. Se recogen las propuestas, se votan y se opta por una. El día antes de la confirmación, junto al pan y el vino, se ofrece lo que se ha recogido, se explica y además se invita a toda la comunidad a añadirse al donativo de los chicos y chicas confirmandos, se hace una colecta en aquel momento que se añade a lo que los chicos y chicas han recogido.
Esto les ayuda a entender, y a vivir, este sentido de solidaridad propio de la Eucaristía, y, en general, la fe cristiana que chicos y chicas profesan de manera especial en el día de la confirmación.- Xavier Aymerich
El Dios de la vida, que ha resucitado a su Hijo Jesucristo de entre los muertos, esté con todos vosotros.
Celebramos hoy la eucaristía en la conmemoración de todos los fieles difuntos. Recordamos de un modo especial a todos aquellos hermanos y hermanas nuestros que nos han dejado. Oramos por ellos, ofrecemos esta misa por ellos. Porque confiamos en el amor misericordioso de Dios, y porque creemos que Jesús muerto y resucitado nos abre las puertas de la vida para siempre. Y a la vez, esta celebración nos ayuda a reforzar nuestra fe, y a llenarnos de consuelo y de esperanza.
A. penitencial: Comencemos nuestra celebración haciendo un momento de silencio y reconociendo que no siempre avanzamos por el camino de la verdadera vida.
Tú que con tu resurrección has destruido el pecado y la muerte. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú que con tu resurrección has renovado la creación'
entera. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú que con tu resurrección das la alegría a los vivos y la vida a los muertos. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Antes de las lecturas: Dispongámonos a escuchar ahora la Palabra de Dios, unas lecturas que hoy nos traen, más allá del dolor y la tristeza de la muerte, un mensaje de consuelo y esperanza: la confianza en el amor de Dios, la fe en la vida eterna, la adhesión a Jesús muerto y resucitado.
Es importante cantar siempre una antífona de respuesta al salmo responsorial, para crear clima de oración. También hoy, y con mayor razón, dado que acostumbran a participar de la Eucaristía asistentes no habituales.
Oración universal: Al Dios del amor y de la vida, en quien creemos, en quien confiamos, le presentamos ahora nuestras peticiones, diciendo: ESCÚCHANOS, PADRE.
1. Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que demos testimonio de la vida y la esperanza de Jesús en medio de nuestro mundo. OREMOS:
2. Por todos los hombres y mujeres, especialmente los que sufren. Que encuentren en la fe un estímulo de vida y de esperanza. OREMOS:
3. Por nuestros familiares y amigos difuntos. Que Dios les llene de su amor, y a nosotros nos dé consuelo y paz. OREMOS:
4. Por todos los difuntos, especialmente los que han muerto en el último año. Que gocen de la plenitud de la vida con Jesús resucitado. OREMOS:
5. Por todos nosotros. Que vivamos cada día siguiendo a Jesús, que es el camino, la verdad y la vida. OREMOS:
Escucha, Padre, las intenciones que te hemos presentado por Cristo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Padrenuestro: Digamos ahora juntos el padrenuestro, la oración de los hijos de Dios. Unidos con Jesús, y como él nos enseñó, nos atrevemos a decir:
CPL
Artículo publicado en el programa de fiestas de fiestas del "Santísimo Cristo del Calvario de Icod 2007", escrito por el periodista y profesor José Fernando Díaz Medina
Te escribo esta carta, Ciudad, porque tengo la seguridad de que te gustará. Sabes que para los icodenses, las Fiestas del Santísimo Cristo del Calvario son fechas señaladas que marcan la sobreabundancia de la alegría, un tiempo en que se sacan por tus calles las mejores galas. Sí, te vuelves señorial, movilizando tus infinitos recursos para alegrar a todos los participantes. Levantas la voz nuevamente y todos hacemos un alto en el camino, en el quehacer fecundo y constructivo, para dedicar unos días a tus jornadas de conmemoración y solemnidad.
Septiembre, siempre en septiembre, es cuando las manecillas del reloj te señalan puntualmente hacia la celebración de tus Fiestas Mayores. Cada año, vives tus símbolos y ritos apreciando escenarios múltiples y variados. Y hoy, como ayer, nos asomamos con curiosidad a tus señales de obsequio. Las escalas de los ruidos y sonidos festivos se aumentan y particularizan. Todas las fidelidades están en pie. Yes el último domingo de septiembre, cuando la fantasía y la realidad se confunden y culminan en una suerte de apoteosis: la Fiesta de Arte. Sí, Ciudad, como sin duda recordarás punto por punto ese es el día superior, una jornada hermosa donde se dan cita la música y la literatura.
¡Fiestas del Cristo! Los recuerdos se aglomeran ahora atropelladamente al intentar la síntesis. Muchas veces me he preguntado si no fue tu orgullo y señorío lo que ha dictado el buen hacer de estas Fiestas de Septiembre. Así, la solemne Misa y Procesión del Retorno son momentos de extraordinario fervor. Como siempre, el sentido de lo grandioso te hace vibrar en el orden de la caridad tan sustancial al cristianismo. La Iglesia de San Marcos se abarrota, se pone a tope para el responso, y mucha gente tiene que permanecer fuera, esperando. Los icodenses te rendimos este modesto homenaje filial, queremos siempre en ese Vía Crucis de recogimiento dejar testimonio de gratitud.
Yo, la verdad, de pequeño las vivía más que nunca en múltiples aventuras. Pero hubo más, Ciudad. La alegría adoptaba distintas formas. Te acordarás que los niños de entonces fuimos felices en tu regazo. En efecto, estas Fiestas se nos pasaban en un suspiro, y uno de los instantes cruciales era presenciar el acto de la Entrada del Crucificado en la Plaza del Calvario donde atronaba una lluvia de voladores. Al amor de la noche, crecía el rumor de nuestras travesuras. Todo esto lo consigo ver con perfecta claridad cuando hablo del pasado con mis amigos. En el rompecabezas encajo unas piezas con otras. Añoranzas entrañables de aquellas fiestas del Santísimo Cristo que nos regalaste. Sobre todo, gozábamos en los recorridos procesionales, llenos de fuegos pirotécnicos, "ruedas de fuego", que antes se explosionaban muy cerca de la gente creando sustos considerables. ¿Quién no las recuerda?
Esta carta nace de una satisfacción. Con la memoria como arma, soy testigo excepcional de las emociones vividas en cada pálpito recreado dadas las hechuras con que estaba dispuesto Icod. Gracias a aquellos días de celebraciones procuramos poblar de recuerdos y delicias el mundo de la niñez, en que los niños a través de la pleitesía cobramos el diseño imaginativo y real de la persona futura, pues hay siempre en el hombre la posibilidad de volverse niño para hacerse infinitamente creador. Supongo que este estado de cosas se debía principalmente a la circunstancia de que Icod en sí era atractivo para el recreo y la alegría. Lo que nunca olvidaré, Ciudad, es que la vida que llevaba con mis amigos en tí estaba llena de encanto y así permanece aún en mis recuerdos.
Hacíamos muchas cosas en aquellos breves días de septiembre. ¿Te acuerdas? Comenzaba el tierno otoño y en el aire ya se percibía el olor a las hojas amarillas de los árboles. Girando recuerdos en el carrusel infantil aprecio que me sentía de veras transportado perezosamente hacía la estación otoñal. Eran jornadas festivas que zarandeaban tu ser. Cuando comenzaba a oscurecer, el Parque Andrés De Lorenzo-Cáceres y Ossuna se iluminaba con todas las luces. Eso me gustaba. He disfrutado, sin duda, con los repiques mañaneros. También con las exhibiciones de las bandas de música. Bueno, desde entonces siempre que he oído sus rítmicas marchas la emoción llena todos los espacios de mi recuerdo.
Puedo recordar, porque lo pide la ocasión, otras muchas vivencias del ayer. Por ejemplo, los primeros días del curso en el "Sector Oeste" de los Pabellones de la Parada. En mi fantasía lo puedo ver todo. Hay mucha gente que cree que una impresión depositada en la memoria de un niño en los primeros años de su existencia no puede seguir ahí más de cinco o seis años, pero eso es un error. Yo recuerdo y aprecio todos esos momentos en este territorio icodense que te pertenece. Vienen a la memoria lugares secretos para los juegos de mi infancia, reflejos donde derramábamos vivencias, sueños v aspiraciones. Todo está sellado en mis recuerdos.
Ciudad de Icod de los Vinos, las razones que te confieren tu carácter único son innumerables, pero quizá debiéramos centrar en pequeños detalles el conocimiento preciso y precioso sobre la identidad icodense. Cualquier mínimo aspecto sobre las costumbres, tradiciones, gastronomía, festejos y modos de ser de tus habitantes es un recurso inagotable. O, mejor dicho, un tesoro en el que caben todos o casi todas las influencias culturales tomadas desde hace cinco siglos de historia, con las connotaciones migratorias por todos conocidas en estas latitudes, y respecto a las cuales se ha percibido siempre una viva nostalgia con América.
Bueno, Ciudad, conoces de sobra que por muchos motivos para los icodenses tu Cristo del Calvario es el Cristo de los Emigrantes. Su rostro sufriente tiene dureza, dolor, lágrimas y sangre. Ante Él suplicaron, imploraron y se encomendaron en la partida. Ante Él rezaron, cumplieron y agradecieron el retorno. Los indianos han llorado las nostalgias del terruño. Y la ermita es el lugar privilegiado que envuelve todas esas promesas con América en un halo de devoción y de ternura. Como digo, sus fortalezas religiosas, en términos de fe y certeza sobrehumana se sienten profundamente en nuestro imaginario local.
Verdaderamente, en el misterio de la Crucifixión tienes en Icod ejemplos de calidad incuestionable. De entre ellos, merece singular atención esta impresionante obra escultórica. Cuantos hemos vivido en Cristo estos días entendemos el sentido de estas palabras. Simbólicamente, observando la Imagen Venerada vemos sufrir al Hijo de Dios, hecho hombre. Jesús nos enseña a mirar de cerca el sufrimiento. Nos basta ver su rostro castigado, azotado, resignado, para ver ahí reflejado el rostro de todos los hombres. Te confieso que siempre me ha estremecido el patetismo y la profunda espiritualidad que irradia esta imagen tan sentida popularmente. De anónimo cubano, tallada en escultura, técnicamente en bulto redondo, está fechada alrededor de 1730 (siglo XVIII).
Bien, permíteme que dé un salto en el tiempo y evoque, eso sí, aquel escrito de Gutiérrez Albelo. Nadie como don Emeterio que en Gloría estará. El poema que sigue, muy hermoso, se refiere a tu alma de Ciudad y se titula "Cristo de Icod". Dice:
Bueno, quizá haya llegado el momento de despedirnos. No cometeré el pecado de los discursos largos. Éste es el final de mi carta, Ciudad. Ansiosos estamos por apreciar el programa jubilar de las Fiestas Mayores en esta edición del año 2007. No lo sé, pero barrunto que te gustará que participemos todos, que sea gozo de diversión y viva alegría. Concluyo expresando mi cordial y fraterno agradecimiento. Hasta la próxima oportunidad. Tuyo para siempre.
Septiembre 2007
JOSÉ FERNANDO DÍAZ MEDINA
Dentro de muy poquito tiempo, el 28 de octubre, tenemos la beatificación de los 498 mártires.
Ciertamente, en Roma. Un gran día para la Iglesia en el mundo, pero de una manera muy especial para la Iglesia en España y, por supuesto, también para la Iglesia en Madrid.
Siguiendo la actualidad, la Conferencia Episcopal Española ha organizado un acto académico que se va a celebrar en breve, el pró- ximo viernes, bajo el título El siglo de los mártires y la persecución religiosa en España. Preguntando a bote pronto, don Antonio, ¿la Iglesia pretende reabrir viejas heridas?
La Iglesia, cuando venera a sus mártires, lo que quiere ofrecer es testigos y testimonios de caridad heroica, de los que dan la vida por los dem ás, porque la han dado y la dan por Cristo. Yeso siempre es un camino y un surco abierto para que ese amor prenda entre nosotros y la reconciliaci ón sea el signo del presente y el futuro de una sociedad concreta, en este caso de Europa, donde hubo muchos mártires en el siglo XX. Yde España, donde hubo muchísimos mártires, uno de los lugares donde más se vio el martirio en el siglo XX, de toda la Iglesia en todo el mundo. Eso es lo que confiamos obtener como fruto de las beatificaciones, un impuslo espiritual dentro de la Iglesia y para la sociedad, donde la primacía del amor que se da, del testimonio por el amor de Cristo y por la cruz de Cristo, siembre en los espíritus y los corazones de la sociedad española sentimientos de amor fraterno, de perdón mutuo, de concordia, y de paz.
Para mucha gente, el tema propio del martirio cristiano les resulta inalcanzable, es una cuestión para otros, o meramente ajena. ¿Cómo comunicar el martirio cristiano?
Muchas veces habría que empezar por la experirencia de la propia vida. La necesidad de darse a los demás, la donación de lo que uno es, se presenta muchísimas veces en la vida ordinaria de las personas. Los problemas de la madre, de la familia, del que sirve al enfermo, del que se entrega a los pobres, del que se da a sí mismo en cualquier circunstancia de la vida; de algún modo, eso es martirio, una forma de testimonio martirial que conecta con el de Cristo, el primer Mártir, que abre un camino nuevo del martirio en la Historia. El Hijo de Dios se hace hombre para sufrir en la Cruz y dar la vida en la Cruz por los hombres. Por eso, si no se entiende el misterio del amor, no se entiende el misterio de la Cruz y del martirio cristiano. Pero sí se entiende el misterio de Dios como misterio de amor, y el misterio de la Cruz como el lugar, el momento. El Señor, en el lugar de la Cruz, da la vida siendo Hijo de Dios, pero tambi én siendo Hijo del Hombre, por la salvación del hombre; así también se entiende el martirio. Un mártir es el que, por ese Crucificado, da su vida, y por eso la da por los demás. Yno antepone a Cristo nada, ni siquiera a su propia vida, aunque lo amenacen e insulten, aunque le digan que si reniega de Cristo salvará su propia vida. No antepone nada, ni su propia vida, a Cristo.
¿Por qué debería ser trascendental que todos los madrileños que podamos vayamos a Roma en peregrinación, con alguna de las varias posibilidades que tenemos?
Yo creo que muchos madrileños deberían ir. El grupo de los mártires madrileños refleja muy bien las características de todo el grupo de los 498 mártires. Lo refleja como un grupo de mártires donde la juventud prima de una forma llamativa. De los 176 mártires que fueron martirizados en Madrid, 61 tienen una edad que va desde los 17 a los 30 años, jovencísimos. Los demás, también muy jóvenes; entre 30, 40 y 50, la inmensa mayoría. Que esos jóvenes nuestros, de la Iglesia y de Espa ña de aquellos momentos, amasen tanto a Cristo, que no prefiriesen nada anteponiéndolo a Él, que diesen todo por Él, es un acto de amor cuyos frutos seguro que estamos todavía recogiendo. Con las beatificaciones del 28 de octubre, podremos constatar y, de alguna forma, favorecer y promover eso. Por lo tanto, creo que la participación en la peregrinaci ón es una colaboración bellísima a esa gran siembra de amor cristiano que es reconcilicación, perdón y paz verdadera para la España del presente y del futuro.
Entonces también animamos a muchos jóvenes para que se acerquen a la peregrinación el próximo 28 de octubre.
Efectivamente, ahí tienen unos modelos fantásticos de lo que es ser cristiano, y de cómo se vive y se muere cristianamente.
ZENIT.org El Observador publica una intervención del doctor por la Academia Internacional de Filosofía en el Principado de Liechtenstein, Rodrigo Guerra López, director del Proyecto «Centro Karol Wojtyla para la investigación social avanzada» y miembro de la Academia Pontificia para la Vida, sobre «Racionalidad y cristianismo en el discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona (12 de septiembre de 2006).
Introducción
Ratisbona es una pequeña ciudad de la región de Bavaria situada en las orillas del Río Danubio [1]. Actualmente cuenta con 150 mil habitantes y ha sido morada, a través de su larga historia, de personajes sumamente variados como San Alberto Magno, Johannes Kepler u Oskar Schindler.
En los años que transcurren de 1969 a 1977, la recién inaugurada Universidad de la ciudad, ofreció una oportunidad de trabajo a Joseph Ratzinger para ampliar su dedicación como investigador y docente. En su autobiografía, nuestro autor comenta que el motivo principal por el que aceptó una cátedra de teología dogmática en este lugar, dejando su puesto en la Universidad de Tubinga, fue porque «quería desarrollar» su «teología en un contexto menos agitado y no quería estar implicado en continuas polémicas» [2]. Cuando Ratzinger escribía este último aserto, no se imaginaba, siquiera lejanamente, que algún día sería elegido Pontífice de la Iglesia católica. Mucho menos pensaba que Ratisbona, apacible lugar para la vida académica, sería el lugar en el que nacería una intensa controversia en torno a un pequeño discurso que él, en su calidad de Papa, dirigiría a un conjunto de profesores el día 12 de septiembre del año 2006.
Las reacciones y contra-reacciones aparecidas alrededor del discurso pontificio en Ratisbona fueron innumerables y llenaron los espacios periodísticos durante varias semanas. No es nuestro propósito abundar en ellas. De hecho, es fácil advertir que un discurso pontificio sobre una cuestión esencial para el presente y el futuro del cristianismo en el nuevo escenario mundial, fue gravemente tergiversado por algunos medios de comunicación, por algunos analistas y por algunos líderes político-religiosos.
Pasada la tormenta mediática, lo importante es volver al texto original y tratar de descubrir cuál es la cuestión de fondo que gravita en las palabras del Papa. Más allá de los juegos de poder que algunos implementaron: ¿cuál es la intuición que mueve a Benedicto XVI en esta intervención realizada en el contexto de una visita pastoral a Alemania? ¿Qué es lo que desea subrayar al hablar frente a los representantes del mundo de la ciencia y la cultura en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona?
1. Un texto antiguo
El Papa Benedicto XVI comenta que ha leído recientemente un texto antiguo, posiblemente redactado a finales del siglo XIV, y que cuenta el diálogo sobre cristianismo e Islam mantenido por el emperador bizantino Manuel II Paleólogo y un persa particularmente culto. El diálogo versa sobre diversas materias. Pero una idea llama la atención del Pontífice: el emperador se pronuncia en contra de la difusión de la fe a través de la violencia. La violencia, según Manuel II Paleólogo, contrasta con la esencia de Dios y del alma. Y así, llega a sostener textualmente que:
«Dios no se complace con la sangre —dice—; no actuar según la razón (σὺν λόγω) es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas. (...) Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir al propio brazo ni a instrumentos contundentes ni a ningún otro medio con el que se pueda amenazar de muerte a una persona» [3].
Luego de citar este texto, Benedicto XVI a renglón seguido comenta:
«En esta argumentación contra la conversión mediante la violencia, la afirmación decisiva es: no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios» [4].
¿A qué razón se refiere el Papa? A la razón humana. De hecho, el discurso en Ratisbona fue leído en alemán. El término usado en particular para señalar la referencia a la razón fue: «Vernunftgemäß». Cuando esta palabra se usa como adjetivo significa: «razonable». Cuando se usa como adverbio quiere decir: «de acuerdo con la razón», «según la razón», «conforme a la razón».
De esta manera, podemos observar que Benedicto XVI, citando un texto antiguo, coloca la discusión en un contexto singularísimo, plenamente actual, y al mismo tiempo, vinculado con lo mejor del pensamiento clásico: ¿es auténticamente humano actuar conforme a la razón? ¿la actuación según la razón se opone a la esencia de Dios? La cuestión sobre Dios ¿es razonable?
2. La cuestión de la «razón»
¿Por qué el Papa privilegia este enfoque? ¿Por qué se percibe un acento en los problemas en torno a la «racionalidad»? Desde mi punto de vista esto responde a una cuestión histórica capital: en la antigüedad cristiana y en el medioevo, el desafío central que el cristianismo experimentó fue el reto lanzado en contra del núcleo de la fe: la Trinidad, las cuestiones centrales de la cristología, etc. Otra manera de afirmar esto mismo es reconocer que la historia de la Iglesia durante largo tiempo estuvo marcada por la historia de las herejías. Existían autores y movimientos que rompían con el depósito de la fe de manera directa: negando la Encarnación, negando algún rasgo esencial de las relaciones intra-trinitarias, y tantas otras cosas. Por el contrario, para el cristianismo de nuestro tiempo el problema fundamental no es en primer lugar la fe, sino cómo se concibe la razón. ¿Qué quiere decir esto?
Que la fe surge como una realidad inderivable, en su absoluta originalidad, sólo en el campo de una razón que no se ha visto reducida, deformada, mutilada. La fe se aprecia en su especificidad irreductible sólo cuando la razón se deja interpelar por un rostro, por un afecto que conmueve al corazón y le ofrece como verdad suprema la primacía total del Amor que lo abraza y lo perdona.
Por ejemplo, una razón instrumental, animada por intereses utilitarios, que tiende a acoger solamente la dimensión pragmática de la realidad, tiende a limitar su capacidad de mirar, de manera que nos hace apreciar y gozar sólo de un aspecto de lo real, de una cierta apariencia de lo real, separada de su verdadero significado. Cuando así sucede, la razón se torna en el principal enemigo de la posibilidad de un Misterio que salve [5]. La razón se vuelve puramente formal y el cristianismo se disuelve en moralismo [6].
3. Cristianismo: opción por la prioridad de la razón
Por el contrario, cuando la razón está abierta al estupor ante la totalidad de los factores de lo real, tal y como se puede constatar en algunos de los mejores momentos del pensamiento griego antiguo [7], su horizonte en principio se encuentra virtualmente abierto para acoger la revelación de una racionalidad superior a la humana, que de manera gratuita se ofrezca ante los hombres. La pretensión cristiana precisamente consiste en esto: en que la razón humana se encuentra sorprendida con la novedad de que el «Logos» (palabra, razón) que es desde siempre, se introduce de manera libre y empírica en la historia para habitar entre nosotros (Cf. Jn 1, 1-14). El encuentro entre el mensaje bíblico y el pensamiento griego no es, entonces, «una simple casualidad» [8] sino que Benedicto XVI dirá que «el patrimonio griego, críticamente purificado, forma parte integrante de la fe cristiana» [9].
Esta es una idea que Joseph Ratzinger, como teólogo, ya había desarrollado con amplitud antes de ser elegido Papa. Por ejemplo, en una conferencia pronunciada en La Sorbona a fines de 1999, cuyo provocador título es La victoria de la inteligencia en el mundo de las religiones, él decía:
«El cristianismo tiene, en esta perspectiva, sus precursores y su preparación en la racionalidad filosófica, no en las religiones. (…Así,) se remite a lo divino que puede mostrarse en el análisis racional de la realidad. (…) Esto significa que la fe cristiana no se fundamenta en la poesía o en la política (estas dos grandes fuentes de la religión), sino en el conocimiento. En el cristianismo, la racionalidad se ha convertido en religión y no ya en su adversario» [10].
Sin embargo, esta convicción tiene importantes resistencias culturales en el contexto presente gracias al relativismo y el escepticismo que brotan de un modelo de racionalidad que pre-selecciona los factores de la realidad que han de ser considerados como auténticamente racionales, en lugar de cultivar una apertura irrestricta ante cualquier dato, ante cualquier fenómeno. Dicho de otro modo, la cuestión es:
«Si sigue siendo verdad aquella convicción fundamental de la fe cristiana y de su filosofía: In principio erat Verbum – al principio de todo estaba la fuerza creadora de la razón. La fe cristiana es hoy como ayer la opción por la prioridad de la razón y de lo racional» [11].
¿No es acaso esto una posición gnóstica? ¿No se está enfatizando demasiado a la razón con merma del lugar que ocupa la fe en la vida del hombre?
La respuesta a estas preguntas es negativa. El gnosticismo afirma un camino de ascensión gradual a través del conocimiento. El pelagianismo, a su modo, sostiene lo mismo pero por vía de la voluntad. El resultado de un planteamiento ascensional de la vida humana es la construcción de una aristocracia espiritual, de una secta de puros y sabios en la que se restringe el acceso a los no-coherentes, a los ignorantes, a los que están caídos. Es esencial al gnosticismo que la razón termine regulando el contenido de la fe. Dicho de otro modo, el estupor ante la Persona de Jesús, el estupor que realmente conmueve la vida, se suprime metodológicamente por un conjunto de parámetros formales que son propuestos como camino de perfección y como mediación adecuada entre la persona humana y Cristo.
Por el contrario, primero como teólogo y luego como Pontífice de la Iglesia católica, Joseph Ratzinger, en continuidad con el Evangelio, con los Padres de la Iglesia y con los santos, ha descubierto que la esencia del cristianismo consiste en la absoluta gratuidad de la Encarnación y de la Redención, es decir, en la primacía absoluta del Amor personal de Dios, de su Misericordia [12]. Por ello, el cristianismo sin negar la relevancia de la razón advierte que la verdad más grande a la que la razón humana puede acceder consiste en reconocer al Amor, consiste en que sólo el Amor es digno de fe… que el Amor ha acontecido dentro de la historia, se ha abajado al máximo (kénosis) y nos ha amado primero. Ratzinger dice: «la persona (…) necesita una razón que llegue hasta el fondo del corazón. Solo cuando el entendimiento permanece abierto a la magna razón, puede ser realmente inteligente y conocer la verdad.» [13]. Sólo de esta manera el cristianismo se repropone como propuesta realmente universal y abierta a todos. Sólo de esta manera el cristianismo se afirma como una propuesta creíble.
4. Carácter personalista de la razón y sentido religioso
La primacía del Amor permite que la razón mantenga una apertura y un realismo fundamentales. Es precisamente cuando la persona cultiva de manera deliberada una actitud de esta manera, que puede entender que el cristianismo es una provocación permanente y no algo meramente temporal para los fines de semana y fiestas de guardar.
Hay una razón metafísica profunda en esto: la razón es apertura constitutiva a lo dado, a acoger receptivamente la estructura objetiva de la realidad [14]. Todo ente goza por su inteligibilidad intrínseca de un cierto grado de auto-datidad (Selbst-gegeben). Sin embargo, no todo ente posee la misma inteligibilidad. El despliegue analógico de lo real ofrece multitud de grados y matices. De hecho, existen entes cuya oscuridad quoad se es enorme debido a que su esencia está fuertemente comprometida con elementos material-potenciales que dificultan apreciar su dimensión actual – y por ende, inteligible –. Sin embargo, existen entes máximamente oferentes, máximamente inteligibles quoad se y simultáneamente quoad nos. Me refiero a los entes que no sólo gozan de una cierta participación intensiva del acto de ser en ellos, sino de aquellos que además gracias a una especial modalidad de esta participación intensiva, han sido creados como capaces de entregarse de manera voluntaria en el amor. No hay ser que se ofrezca más como «dato» que aquel que se ofrece como «don», es decir, que aquel que voluntariamente se revela. Sólo un «yo» capaz de decir desde la libertad e intimidad de su corazón «soy tuyo», «me entrego», puede al ofrecerse, realizar a la razón en su horizonte último, en su dimensión más profunda y constitutiva.
Esta breve consideración nos permite entender el carácter personalista de la estructura de la razón. La razón no halla su objeto más adecuado sino en el encuentro con las personas. Las personas finitas, las personas creadas, sin duda ofrecen una oportunidad inmensa para la realización de esta vocación. Sin embargo, es en la posibilidad de revelación de una Persona infinita dónde la razón no sólo puede quedar plenificada sino radicalmente rebasada y sorprendida. Precisamente por este hecho, la razón no sólo posee un carácter personalista sino que su estructura más íntima consiste en el deseo incontenible de la unión amorosa definitiva del ser humano con una Persona que no defraude, que siempre permanezca y que se muestre enteramente en su verdad.
Uno de los pasajes más significativos de esta tensión estructural de la razón y del corazón humanos hacia el destino se encuentra en el Fedón. Platón intuye que las incursiones filosóficas de los naturalistas se quedan en un nivel de penetración puramente fenoménico (primera navegación). Descubre con gran entusiasmo que el acceso a lo suprasensible es una incursión amorosa y ardua en algo superior (segunda navegación). Sin embargo, en un cierto momento, advierte algo que nunca antes había sospechado: que sería muy deseable que el destino último de la vida se autorevelara y se mostrara como es:
«Me parece (...) que la verdad segura en estas cosas no se puede alcanzar de ningún modo en la vida presente, o al menos sólo con grandísimas dificultades. Pero pienso que es una vileza no estudiar bajo todo punto de vista las cosas que se han dicho al respecto, o abandonar la investigación antes de haberlo examinado todo. Porque en estas cosas, una de dos: o se logra aprender de otros cuál es la verdad, o se la descubre por uno mismo, o si esto no se consigue, habrá que agarrarse al mejor y más seguro de entre todos los razonamientos humanos y, sobre este, como sobre una balsa, afrontar el riesgo de una travesía sobre el mar de la vida; a menos que no se pueda hacer el viaje de un modo más seguro y con un riesgo menor sobre una nave más sólida, es decir, teniendo confianza en una revelación divina» [15].
¿Qué nos enseña Platón en este pasaje? Lo mismo que Benedicto XVI en el discurso de Ratisbona: que el sentido religioso de las personas no es una realidad heterogénea a la estructura constitutiva de la razón sino que es su exigencia fundamental [16]. Así es como puede entenderse que «una razón que sea sorda a lo divino y relegue la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de entrar en el diálogo de las culturas». Sin embargo, el Papa va más allá cuando sostiene que es también la propia fe cristiana la que por su naturaleza exige de un asentimiento racional: «partiendo verdaderamente de la íntima naturaleza de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de la naturaleza del pensamiento griego ya fusionado con la fe, Manuel II podía decir: No actuar «con el logos» es contrario a la naturaleza de Dios» [17].
5. A modo de conclusión: ¿qué hacer con la fe?
Así las cosas, la fe ¿cuándo y cómo ha de interactuar con la razón? ¿habrá que dejarla para la práctica de vida privada? ¿habrá que hacer una «epoché» metodológica sobre de ella? ¿Acaso lo más conveniente será que actuemos y pensemos como si la novedad del acontecimiento cristiano no existiera en la historia? ¿Es racional colocar a la fe como un elemento un tanto incómodo, un tanto extraño, que obstaculiza a la razón al momento que busca ser «razonable»?
Si la fe hay que suspenderla metodológicamente al momento de pensar con rigor es porque la propia fe se ha volatilizado, ha perdido su contenido empírico y su dimensión verificable (esta es la esencia de la herejía docetista). Pero si la fe es certeza de la Amistad a la que hemos sido confiados de manera histórica y concreta, entonces es imposible para un creyente en Jesucristo no pensar dejándose provocar por ella: «si la razón no es una esfera abierta a la fe – que resulta después sostenida por la fe e impulsada -, si esta no es un lugar que puede entrar en relación directa con la fe, entonces la fe resulta algo irracional, queda reducida de modo fideísta, pertenece por tanto al ámbito de la costumbre y no de la verdad.» [18].
El 28 de enero de 2007, Benedicto XVI retoma explícitamente algunos de los temas del Discurso en Ratisbona, ahora con ocasión de la celebración de la fiesta de Tomás de Aquino. Ahí el Papa señala:
«Es urgente, por tanto, redescubrir de una manera nueva la racionalidad humana abierta a la luz del «Logos» divino y a su perfecta revelación que es Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre. Cuando la fe cristiana es auténtica no mortifica la libertad ni la razón humana; entonces, ¿por qué la fe y la razón deben tenerse miedo, si al encontrarse y al dialogar pueden expresarse de la mejor manera? La fe supone la razón y la perfecciona, y la razón, iluminada por la fe, encuentra la fuerza para elevarse al conocimiento de Dios y de las realidades espirituales. La razón humana no pierde nada al abrirse a los contenidos de fe, es más, estos exigen su libre y consciente adhesión» [19].
El discurso del Papa en Ratisbona es una invitación para ensanchar la razón, no para agobiarla. El ensanchamiento no se logra por vía doctrinal sino por vía del encuentro personal. Para facilitar el itinerario de la razón y de la libertad Dios ha querido manifestarse a través de situaciones reales, de encuentros, que nos permitan verificar y vibrar con particular intensidad. Dios se sirve de rostros concretos gracias a los cuales la vida se devela interesante y bella. Delante de aquello que más nos atrae, que más nos interesa, se vuelve urgente implicarse con toda nuestra persona para comprender y abrazar hasta el fondo lo que tenemos delante. Nunca como en esas situaciones nuestra humanidad urge una respuesta de significado exhaustivo. Jamás basta una respuesta parcial o superficial.
Precisamente esta estructura antropológica dispone para el encuentro con Cristo. El conocimiento afectivo del otro en cuanto signo del Misterio presente es la modalidad vivida de una relación de amistad entre razón y fe. Que esto no es un proyecto particular sino el método esencial para un cristianismo conforme a la razón, es la tesis central de las palabras del Papa y de su valiente anuncio en Ratisbona.
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NOTAS
[ ] La ciudad de Ratisbona es conocida principalmente como Regensburg, su nombre original en alemán.
[2] RATZINGER, J. Mi vida. Recuerdos (1927-1977), Encuentro, Madrid 2005, p. 142.
[3] KHOURY, Th. Manuel II Paleólogo, Entretiens avec un Musulman. 7e controverse, Sources chrétiennes, n. 115, París 1966, citado en: BENEDICTO XVI, «Fe, razón y Universidad. Recuerdos y reflexiones», Discurso con los representantes del mundo de la cultura en la Universidad de Ratisbona, 12 de septiembre de 2007.
[4] «Der entscheidende Satz in dieser Argumentation gegen Bekehrung durch Gewalt lautet: Nicht vernunftgemäß handeln ist dem Wesen Gottes zuwider». (BENEDIKT XVI, "Glaube, Vernunft und Universität. Erinnerungen und Reflexionen" (12. September 2006). Las cursivas son nuestras.
[5] Cf. PRADES, J. «¿Es la razón enemiga del misterio?», conferencia del 22 de agosto de 2006, en el Meeting para la amistad entre los pueblos, Rimini, Italia, publicado en Huellas. Litterae Communionis, Año X, n. 9, octubre 2006, p.p. 18-25.
[6] «La tentación de transformar el cristianismo en moralismo y de concentrar todo en la acción moral del hombre es grande en todos los tiempos. (...) Creo que la tentación de reducir el cristianismo a moralismo es grandísima incluso en nuestro tiempo (...) Dicho de otro modo, Agustín enseña que la santidad y la rectitud cristianas no consisten en ninguna grandeza sobrehumana o talento superior. Si fuera así, el cristianismo se convertiría en una religión para algunos héroes o para grupos de elegidos.» (RATZINGER, J. «Presentación del libro El Poder y la Gracia. Actualidad de San Agustin» en 30 Giorni, n. 5, 2005).
[7] Cf. PLATÓN, Teeteto, 155 d; ARISTÓTELES, Metafísica A 2, 982 b 12.
[8] BENEDICTO XVI, op. cit.
[9] Ibidem.
[10] RATZINGER, J. Fede, verità, tolleranza, Cantagalli, Milano 2003, p. 178.
[11] Ibidem, p.p. 190-191.
[12] Cf. BENEDICTO XVI, Deus Caritas est.
[13] RATZINGER, J. Colaboradores de la verdad, Rialp, Madrid 1991, p, 74.
[14 SEIFERT, J. Back to Things in Themselves. A Phenomenological Foundation for Classical Realism, Routledge & Kegan Paul, New York-London 1987.
[15] Algunos pensamos que esta es la hipótesis sobre una «tercera navegación» que sin suprimir a la «segunda» (la metafísica) la realice en máximo grado: PLATÓN, Fedón, 85 c.
[16] Cf. GIUSSANI, L. El sentido religioso, Encuentro, Madrid 1998.
[17] BENEDICTO XVI, «Fe, razón y Universidad. Recuerdos y reflexiones», Discurso con los representantes del mundo de la cultura en la Universidad de Ratisbona, 12 de septiembre de 2007.
[18] RATZINGER, J. «Das Christentum wollte immer mehr sein als nur Tradition», en Frankfurter Allgemeine Zeitung, 8.3.2000, p. 8.
[19] BENEDICTO XVI, «Por una alianza entre fe y razón». Intervención durante el Angelus del 28 de enero de 2007.
“Yo empecé a trabajar de muy chico y el trabajo infantil es muy difícil. A pesar de que nosotros salimos a las ciudades a ganar dinero, salimos a perder el cariño de nuestros padres u otras actividades que nosotros como niños deberíamos estar haciendo, como por ejemplo estudiar”. Este testimonio de Adolfo Ramírez, que desde los 12 años trabaja como carretillero en el mercado central de la Ciudad de México, ilustra bien el objetivo de este informe: un niño siente perder la oportunidad de estudiar, porque se ve obligado a trabajar. Actualmente, muchos millones de niños son utilizados, en general de modo abusivo y en contra de su voluntad y condición, en las más diversas actividades, privándolos de la oportunidad de ir a la escuela. El caldo de cultivo de las diversas formas de explotación infantil suele ser la pobreza, en todas sus expresiones.
Entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), establecidos en 2000, no se incluyó explícitamente la eliminación del trabajo infantil, pero sí figura el objetivo de lograr la enseñaza primaria universal. Asimismo, en una de las metas se introduce una exhortación a promover el trabajo decente y productivo para los jóvenes. Ambos aspectos son elementos importantes de cualquier estrategia destinada a erradicar el trabajo infantil, incluyendo también la eliminación de las peores formas de trabajo infantil y el trabajo forzoso.
En la última década, diversos Organismos de las Naciones Unidas y Organizaciones No Gubernamentales están tratando de establecer la relación entre el trabajo infantil, la reducción de la pobreza y la iniciativa “Educación para Todos” (Jontiem 1990 y Dakar 2000). Esto se debe también a que se ha avanzado en el conocimiento del trabajo infantil en todo el mundo, y se ha ampliado el consenso respecto de la urgencia de erradicar esta lacra.
I.- LA EXPLOTACIÓN LABORAL INFANTIL
La forma más extendida de explotación infantil es, sin duda, la laboral. Esta explotación es todavía más sangrante si, bajo lo laboral, se esconden las formas peores del trabajo infantil, como son la esclavitud, la trata de niños, la servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, el reclutamiento en conflictos armados, la prostitución, la pornografía y otras actividades ilícitas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó en el año 2002 el informe “Un futuro sin trabajo infantil”, y advirtió que este problema no afecta sólo a los países en vías de desarrollo, pues en los países desarrollados también se presenta, sobre todo, en el sector de las manufacturas. Así, cita expresamente dentro de la UE, además de a España, a Portugal y a Italia. Cuatro años más tarde, este organismo de las Naciones Unidas publicó el Informe “La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance” (2006), en el que se aprecian algunos avances en la eliminación de este problema.
¿Qué es el “trabajo infantil”?
Según el Informe de OIT (2006) las nuevas estimaciones y tendencias globales se presentan bajo tres categorías: niños económicamente activos, niños que trabajan y niños que realizan trabajos peligrosos.
Las nuevas estimaciones indican que en 2004 había aproximadamente 317 millones de niños económicamente activos de 5 a 17 años de edad, 218 millones de los cuales podrían considerarse niños trabajadores. De estos últimos, 126 millones realizaban trabajos peligrosos. Las cifras correspondientes al grupo de edad más limitado de 5 a 14 años eran de 191 millones en el caso de los niños económicamente activos, de 166 millones en el de los niños trabajadores, y de 74 millones el de los que se dedicaban a trabajos peligrosos.
Entre el año 2000-2004, se estima que la tendencia ha sido la siguiente: el número de niños trabajadores de 5 a 14 años de edad y de 5 a 17 años se redujo un 11 por ciento. Sin embargo, se redujo mucho más en el caso de los trabajos peligrosos: un 26 por ciento en el caso del grupo de 5 a 17 años y un 33 por ciento en el de 5 a 14 años.
La incidencia del trabajo infantil (porcentaje de niños que trabajan) en 2004 se calcula en 13,9 por ciento en el caso del grupo de 5 a 17 años de edad, en comparación con un 16 por ciento en 2000. En conjunto, se desprende de éstos y otros datos que el trabajo infantil está disminuyendo, y cuanto más perjudicial el tipo de trabajo y más vulnerables los niños afectados, más rápida ha sido la disminución.
La agricultura: el sector con mayor índice
de trabajo infantil
La inmensa mayoría de los niños que trabajan lo hacen en la agricultura: el 70 por ciento, o más de 130 millones de niñas y niños menores de 15 años de edad. Los niños de las zonas rurales, en especial las niñas, suelen comenzar a trabajar a temprana edad, entre 5 y 7 años. En algunos países se calcula que los niños menores de 10 años representan el 20 por ciento del trabajo infantil de las zonas rurales. Gran parte de ese trabajo es invisible y no está reconocido, ya que se absorbe dentro de las unidades de trabajo familiar.
El elemento «explotación agrícola familiar», que es universal y está estrechamente vinculado a la cultura y la tradición, dificulta reconocer que hay niños que pueden estar siendo explotados sistemáticamente, ya que el trabajo que realizan puede ser percibido como «solidaridad familiar», sin tener en cuenta que ese tiempo debería dedicarse a la educación.
La agricultura es un ámbito «especial» y difícil para poner en marcha acciones contra el trabajo infantil. No obstante, precisamente por todos los factores citados y la imposibilidadm, para los niños de ser escolarizados, la agricultura debería ser un sector prioritario para la erradicación del trabajo infantil.
Tendencias regionales
En todas las regiones se registra una disminución del trabajo infantil. No obstante, el sur de Asia presenta uno de los peores índices de explotación laboral infantil, con más de 100 millones de menores en esta situación, obligados a hacer jornadas de 12 y más horas al día, a cambio de unos 20 euros al mes.
Latinoamérica registra una disminución llamativa, del 16,1 al 5,1 por ciento, entre 2000-2004. A pesar de todo, la industria de la minería, la extracción de oro y la fabricación de ladrillos se aprovechan del esfuerzo de gran parte de los 17 millones de menores de 5 a 17 años que trabajan en la región. Esto no tiene una solución fácil, ya que el salario de estos niños representa un importante porcentaje de la renta de muchos países pobres. A este respecto, se calcula que las ganancias de los menores de 17 años en Latinoamérica suponen entre un 10 y un 20% de los ingresos de sus familias.
En el África Subsahariana, región con la mayor incidencia de trabajo infantil, se registró una ligera disminución de la tasa de actividad, que pasó del 28,8 al 26,4 por ciento, entre 2000-2004. Sin embargo, coincide que en el continente se encuentran regiones con las peores tasas de matriculación y alfabetización del mundo.
Ocupación infantil y educación de las niñas
En los últimos cuatro años no se han producido cambios importantes en la distribución del trabajo infantil por sexo. Los niños siguen estando más expuestos que las niñas al trabajo infantil fuera de casa, en particular a los trabajos peligrosos: en las minas y canteras la presencia de niños es muy superior. Sin embargo, en el trabajo doméstico hay una mayor presencia de niñas.
Según el Informe Estado Mundial de la Infancia 2007, las niñas corren el riesgo de perder su escolarización cuando las madres trabajan. El hecho de que las madres que trabajan necesiten un cuidador que las sustituya, hace que muchos niños corran el riesgo de no ir a la escuela, o de abandonarla, para ocuparse de sus hermanos menores, de las tareas del hogar, o de ambas cosas. En Egipto, por ejemplo, se considera normal que las niñas se ocupen de la mayor parte de las labores de la casa. A menudo los padres se muestran reacios a enviar a las niñas a la escuela, ya que no se considera una buena inversión educarlas, pensando que pronto se casarán y se marcharán de casa.
El impacto del trabajo de los niños
en su asistencia y resultados escolares
Según las estimaciones globales sobre el trabajo infantil realizadas por la OIT, cerca de la mitad de los niños trabajadores están matriculados en la escuela. Por lo tanto, cabe preguntarse qué repercusiones tiene el trabajo en la asistencia a la escuela y en los beneficios de la educación. Las horas de trabajo son un indicador importante para conocer qué relación existe entre trabajo y escuela; pero ¿cómo determinar el límite que no se puede sobrepasar? En un estudio del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), basado en datos recientes obtenidos en Brasil, Kenya, Líbano, Sri Lanka y Turquía, se indicaba que sí había ciertas diferencias entre los niños que trabajan y los que no trabajan en cuanto al rendimiento escolar (por ejemplo, asistencia regular, retrasos, cansancio o abandono).
La explotación laboral puede producir analfabetos de por vida. Los niños que trabajan, si tienen tiempo y no están agotados, pueden frecuentar una escuela informal, pero no obtendrán un título elemental. En general, las largas jornadas y las penosas condiciones en que los niños realizan su trabajo impiden su acceso a la educación, les agota física e intelectualmente y, al mismo tiempo, provocan en sus países graves efectos socioeconómicos, como el aumento del desempleo en la población activa, pues estos menores ocupan el puesto de trabajo de la población adulta.
No todo el trabajo infantil es explotador
La Declaración de los Derechos del Niño afirma: “La humanidad debe al niño lo mejor que puede darle (...). El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad ... El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación”.
No todo el trabajo infantil es rechazable. El concepto de «trabajo infantil» se basa en el Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138), de la OIT, que contiene la definición más completa y reconocida a nivel internacional del concepto de edad mínima de admisión al empleo o al trabajo, lo cual implica una «actividad económica».
En Manos Unidas somos partidarios de que el trabajo de los niños está en la escuela. Sin embargo, reconocemos que, en determinadas situaciones, la realización de tareas apropiadas, debidamente reguladas y compatibles con la asistencia a la escuela, puede aportar a los niños habilidades y responsabilidades, mantener unidas a las familias y contribuir a los ingresos familiares. Al evaluar el alcance del trabajo infantil y dibujar soluciones, es crucial definir qué es el trabajo infantil y distinguir las formas explotadoras de las formas apropiadas. No nos cabe duda de que el trabajo que exige al niño dedicación exclusiva, que le provoca estrés físico, social o psicológico, que se desarrolla en la calle, es trabajo explotador; el trabajo que impide al niño escolarizarse, el que humilla su dignidad y sus derechos (como la esclavitud, la explotación sexual, la trata …) es trabajo explotador.
Los Convenios 138 y 182 de OIT establecen los tipos de trabajo que entran dentro de los límites establecidos por la ley y qué tipos de trabajo se consideran inaceptables, a saber: las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil; un trabajo realizado por un niño que no alcanza la edad mínima especificada para el tipo de trabajo de que se trate y que, por consiguiente, impida probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño; un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, y que se denomina «trabajo peligroso».
II.- OTRAS CAUSAS DE EXCLUSIÓN Y
ABANDONO ESCOLAR
Abandono de la educación por matrimonio prematuro
Según el Informe Estado Mundial de la Infancia 2007, en numerosos países del Sudeste Asiático y Asia Oriental, los padres envían a sus hijas a trabajar en el servicio doméstico porque lo consideran una buena preparación para el matrimonio.
En Ghana, muchas madres animan a sus hijas a hacer lo mismo. En la India, las chicas jóvenes suelen acompañar a sus madres cuando van a trabajar en el servicio doméstico, de modo que a la edad de 8 o 9 años, ellas mismas acaban aceptando este tipo de empleo.
Se ha constatado una relación entre esta práctica y el matrimonio prematuro de las niñas en varias regiones de África y Asia, aunque resulta difícil conocer el número de matrimonios prematuros, debido a la cantidad de ellos que no se inscriben y que, por tanto, son ilegales. Los padres optan por preparar y casar a sus hijas a edades tempranas por diferentes motivos: porque consideran que son una carga económica, por ayudar a la supervivencia de la propia familia, por proteger a la niña del peligro de sufrir agresiones sexuales… Pero puede ser también por discriminación: a las mujeres se les casa siendo aún niñas con el fin de garantizar la docilidad y obediencia en el hogar del esposo y asegurar una reproducción longeva.
Lo cierto es que el matrimonio prematuro suele tener consecuencias muy perniciosas para las niñas, una de ellas es el abandono de la educación: una vez casadas, las niñas tienden a dejar la escuela.
La prostitución y las actividades ilícitas
De conformidad con lo dispuesto en el Convenio 182, los Estados Miembros de la OIT que hayan ratificado ese instrumento tienen la obligación de hacer frente con carácter urgente a la utilización de niños en la prostitución, al tráfico de niños con fines laborales y sexuales y a la utilización de niños en actividades ilícitas, como el tráfico de drogas.
La trata de niños y niñas con fines sexuales o laborales es un proceso que desemboca en otras formas peores de trabajo infantil. Según las estimaciones contenidas en el Informe global de OIT (2002) sobre el trabajo infantil, cerca de 1,2 millones de niños fueron víctimas de trata. La explotación sexual con fines comerciales es una de las formas incuestionablemente peores de explotación infantil que se manifiesta de muy diversas formas y está relacionada con la cuestión de la trata. Según OIT y UNICEF, cerca de 1,8 millones de niños están en la prostitución; y cada año, más de 1 millón de niños y niñas son víctimas de la prostitución, la trata y la venta con fines sexuales, o se los utiliza en la pornografía infantil. Muchos niños de la calle, víctimas de trata con fines de explotación laboral, suelen terminar ejerciendo alguna forma de actividad ilícita, como tráfico de drogas, robos menores, mendicidad y proxenetismo.
Niños afectados por
conflictos armados
El número de menores involucrados en conflictos armados ha aumentado en el último decenio y, en general, se calcula que asciende a cerca de 300.000, sobre todo en África, pero también en Asia y Colombia. Según datos de UNICEF, la proporción de niñas puede llegar al 40 por ciento. Aunque muchos tienen 15 años o más, se ha observado una marcada tendencia a reclutar niños más jóvenes. “Son utilizados como combatientes, mensajeros, espías, portadores, cocineros, y las niñas a menudo son explotadas sexualmente, privándoles de sus derechos e infancia”, denuncia Ann Veneran, Directora General de UNICEF, en la Conferencia Internacional “Liberemos a los niños de la guerra”, celebrada los días 5 y 6 de febrero de 2007 en París.
El primer intento del IPEC de abordar la cuestión de los niños soldados tuvo lugar en octubre de 2002 con la realización de una serie de evaluaciones rápidas en Burundi, Congo, República Democrática del Congo y Rwanda. Ahora el programa interregional también se ocupa de Colombia, Filipinas y Sri Lanka (países principales), así como de Costa de Marfil, Liberia, Sierra Leona y Uganda (países secundarios).
La reeducación, integración y readaptación de los antiguos niños soldados son prioridades fundamentales. En este marco, la formación para la obtención de calificaciones es un elemento clave. La comunidad internacional debe responsabilizarse y los políticos deben implicarse, en orden a erradicar el drama del “niño soldado”.
Trabajo forzoso y servidumbre por deudas
Algo más de dos tercios (5,7 millones de niños) de las peores formas de trabajo infantil más intolerables corresponden al trabajo forzoso y la servidumbre por deudas. El régimen de servidumbre en el sector agrícola, en la industria ladrillera, en el trabajo infantil doméstico, en las minas y las canteras, están siendo el objetivo del Programa Especial de Acción para Combatir el Trabajo Forzoso.
III.- CONCLUSIÓN
Cómo romper este círculo de explotación y exclusión
Un estudio presentado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), durante el I Congreso Mundial de Niños sobre Trabajo Infantil (Florencia, 2004), revela que, contrariamente a lo que muchos creen, mandar a los niños a la escuela es más rentable que mandarlos a una fábrica, al campo o a una mina. Eliminar la mano de obra infantil costaría 760.000 millones de dólares, pero arrojaría unos beneficios de 5,1 billones en el 2020. En América Latina, por ejemplo, el costo de la eliminación del empleo infantil rondaría los 76.600 millones de dólares y los beneficios llegarían a 407.200 millones en el 2020. Por otro lado, los organizadores del citado Congreso aseguran que enviar a la escuela a los niños trabajadores costaría 11.000 millones de dólares, más o menos lo que el mundo gasta cada tres días en armamento o el presupuesto anual de los europeos en artículos cosméticos.
Según el Informe OIT (2006), la erradicación del trabajo infantil y la reducción de la pobreza a través del desarrollo económico guardan una estrecha relación, pero esta relación no se da de manera automática. Deben aplicarse políticas coherentes que conjuguen el acceso de los niños a la educación, programas contra la explotación infantil y el impacto económico para las familias. El ritmo de la erradicación del trabajo infantil se acelera cuando las estrategias «abren oportunidades» para la gente pobre. Por ejemplo, se avanza en la lucha contra el trabajo infantil cuando los esfuerzos en materia de desarrollo se centran en la reducción de la pobreza en las zonas rurales, cuando se va aumentando progresivamente el número de años de la educación obligatoria y cuando los organismos gubernamentales, los empleadores, los sindicatos y otros actores aúnan fuerzas para aplicar las leyes sobre el empleo relativas a la edad mínima para trabajar y crean oportunidades para evitar que los niños caigan en la trampa de empezar a trabajar precozmente, sobre todo en condiciones peligrosas.
La educación es la clave
Para Manos Unidas la educación es clave no sólo como estrategia preventiva, sino como proceso de capacitación para la vida cotidiana y la autonomía en la adquisición de medios de vida. Los proyectos citados en este informe, relativos sólo al año 2006, son una pequeña muestra de casi cincuenta años de lucha contra el analfabetismo, la apuesta continuada por garantizar el acceso de los niños y niñas a la escuela, erradicando las causas que les ponen en situación de riesgo y de abandono escolar, los marginan y excluyen por motivos económicos, culturales o sociales.
Departamento de Estudios y Documentación
de Manos Unidas.
Fundada por Paulina Jaricot en Francia en 1822, La Obra de la Propagación de la Fe busca promover y sostener las vocaciones misiones y cooperar espiritual y materialmente con la tarea misionera de la Iglesia.
Paulina Jaricot nació en Lyón (Francia) en 1799. A los 17 años tuvo la inspiración de consagrar toda su vida al servicio de Dios y de la Iglesia como cristiana seglar en medio del mundo. La Sociedad de las Misiones Extranjeras de París había fundado en 1817, una de asociación en la que se pedía a sus miembros, además de oraciones, la colaboración material con una aportación por semana para la propagación de la fe. Paulina Jaricot se une a esta asociación a la que también ayudó a incorporarse a otras personas, especialmente de entre las obreras de la fábrica textil de su cuñado en Lyon.
Pero las colectas resultaban modestas e irregulares. Entonces, en otoño de 1819, tuvo Paulina la inspiración de organizarlas de otra manera: agrupar diez socios bajo un responsable que recogería de cada uno lo correspondiente a la aportación de un día cada semana; cada diez responsables de la decena habría un responsable de la centena, y cada diez jefes de la centena habría un responsable del millar. Así resultaba una red de oraciones, de recolección de fondos y de propaganda misional.
La asociación conoció un rápido desarrollo entre las gentes más humildes de Francia: obreros, criados y pequeños artesanos. En 1820 Paulina pudo hacer el primer envío importante a las misiones extranjeras de China.
Así, el 2 de mayo de 1822, nació la Obra de la Propagación de la Fe, una Obra que iría creciendo mientras Paulina se escondía como una más entre los asociados. Siguió trabajando hasta su muerte en 1862, para difundir esta gran asociación que tanto beneficiaba a las misiones.
No tardaría la Obra en extenderse por otros países gracias a la colaboración del Papa León XIII. Así, en el año 1922 la Santa Sede la declara órgano oficial de la Iglesia para las Misiones, con sede central a Roma y subsedes nacionales en cada país.
El Papa Pío XI fue el gran impulsor del Domund, cuando, en 1926 solicitó la institución de una jornada en todo el mundo católico en favor de dicha obra. Nació así la "Jornada Mundial de las Misiones", que más tarde recibió el nombre oficial de "Domingo Mundial de las Misiones".
En este año 2001 se celebra el 75 aniversario de su fundación.
La Obra de la Propagación de la Fe en España
Monseñor Ángel Sagarminaga, primer Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en España, fue, sin lugar a dudas, el gran promotor de la Jornada de las Misiones en nuestro país.
Ya en 1926 las diócesis de Santander y Zamora celebraron por primera vez esta jornada. Las colectas fueron modestas, pero pusieron la semilla de esta obra gigantesca, cuya influencia general no podía preverse entonces. Al año siguiente son ya nueve las diócesis que celebran el Domund: Vitoria, Gerona, Salamanca, Mallorca, Ciudad Rodrigo, Tudela, Teruel, más las dos anteriores.
Fue así como antes de que estallara la guerra civil en España se había implantado la Jornada. Hasta 1939 fueron años difíciles, pero no por eso el entusiasmo decayó. Finalmente, vinieron tiempos mejores que permitieron al Domund arraigarse poco a poco entre los españoles.
En 1943 Don Ángel, guiado por su imaginación y su sentido de animación misionera unió las dos sílabas iniciales de las palabras Domingo Mundial y lanzó a la calle el eslogan: DOMUND, que es como popularmente conocemos en España a la Jornada Mundial de las Misiones.
España, tradicionalmente ha sido, y sigue siendo, un país eminentemente misionero con una gran tradición en vocaciones. En la actualidad son más de 25.000 los misioneros españoles que se dedican en cuerpo y alma a la misiones. Además ocupa los primeros puestos de países que colaboran con la Misiones gracias a la generosidad de todos los españoles.
(Domund.org)