Entre las dificultades y los pequeños pasos de esperanza, la misión en Asia continúa gracias al compromiso de las comunidades cristianas y, de las congregaciones religiosas, de los misioneros laicos que ofrecen la propia vida para difundir la Palabra de Dios en tierras generalmente hostiles, o donde la Iglesia aún es una minoría. El anuncio continúa también de frente a los obstáculos, en donde los fieles tienen que enfrentar en distintos lugares movimientos integralistas o grupos que quisieran eliminar el cristianismo de sus territorios. Sin embargo, la historia de la Evangelización de Asia enseña que, tomando ejemplo de los mártires, justamente allí en donde las dificultades fueron mayores o las persecuciones atroses la semilla del Evangelio germinó dando frutos abundantes en los siglos sucesivos. Las pequeñas comunidades católicas en Asia, de hecho, no pierden la esperanza, tienen viva la llama de la fe, obran incansables en la caridad.
Uno de los contextos en el cual la Iglesia continúa sufriendo es ciertamente el subcontinente indio. El 2007 se reveló un año difícil sobre todo para los cristianos en Pakistán en donde, como ha denunciado varias veces la “Comisión Justicia y Paz” de los Obispos, las minorías cristianas sufrieron amenazas por parte de grupos integralistas islámicos o fueron obligados a migraciones forzadas, especialmente en el Norte del País. A familias enteras se impone convertirse al islam bajo pena de muerte, o bien se los invita a migrar, incluso con gestos amenzadores como destrucción de propiedades y actividades comerciales, como sucedió en Charsadda e Mardanm dos aldeas en las Provincias de la Frontera Noroeste.
Los Obispos pakistaníes se dirigieron a las autoridades políticas locales y al gobierno pakistaní para solicitar medidas urgentes: la situación, de hecho, ya grave, podría ulteriormente degenerar, considerando los grupos terroristas que arrecian en el área. También se han visto afectadas las instituciones y escuelas cristianas que realizan una obra de diáologo y convivencia, como la “Saint John Bosco Model School” en el districto de Bannu, administrada por los misioneros de Mill Hill, golpeada por un atentado a dinamitero que destruyó la Capilla y dañó otras partes del edificio. La escuela es frecuentada por el 50% de estudiantes cristianos y el 50% musulmanos; también los profesores son de diversas religiones y es un ejemplo de convivencia pacífica y de armonía. La Iglesia, no obstante las intimidaciones, rechazó cerrar las escuelas amenazadas, pidiendo la urgente resolución de las fundamentales cuestiones de libertad, democracia y derechos humanos en Pakistán. Pero, aún las dificultades, procede la obra de apostolado, como la difusión de grupos de “Apostolado Bíblico”, que proponen un camino de lectura, estudio, oración, compartir interpersonal a partir de la Palabra de Dios. A lanzar la iniciativa, que se está tomando pie en medio de los fieles pakistaníes y se esta revelando también un buen medio de evangelización, es la Comisión Bíblica de Pakistán, creada en 2001, dedicada principalmente a la traducción y difusión de la Biblia, en la lengua nacional, el urdu. El anuncio más simple y sincero generalmente se las confía a los pequeños: en la Jornada de la Infancia Misionera celebrada en Pakistán millares de niños y chicos fueron anunciadores de paz y de amor entres sus coetaneos, ofreciendo un testimonio de fe genuina y de entusiasmo.
Una situación de compresión para las comunidades católicas, aunque en modalidades y cantidades mucho más pequeñas, se registra también en la vecina India (en donde los cristianos son alrededor de 25 millones y, sobre una población total que supera el millar de personas representan acerca del 2,5%) en donde las asociaciones por los derechos humanos cuentan más de 100 episodios de violencia que sufrieron el personal o extructuras cristianas en 2007. Por esto las minorías religosas cristianas se concentraron en Delhi manifestandose masivamente, en un pacífico corteo de oración, el 29 de mayo 3007 para pedir al gobierno del país el respeto de los derechos fundamentales de expresión de culto, de libertad de consciencia y de religión. “Sacerdotes y religosas, Pastores y laicos, simples fieles fueron asesinados, heridos o maltratados y las mujeres violentadas. Los trabajadores cristianos fueron maltratados y humillados, mientras que la policia tolera las violencias”, se lee en el comunicado que convocaba la manifestación.
Los manifestantes dirigieron un mensaje al Primer Ministro Indiano y al Jefe de la Policía, difundiendo una Carta abierta a las autoridades políticas, deteniéndose a rezar delante de la Sede del Parlamento Federal, para pedir que se detenga la violencia “en contra de una pacífica y pequeñísima minoría religiosa India”. Los cristianos en India están muy presentes en el campo de la instrucción y de las obras sociales, gestionando el 17% de los servicios de instrucción del país. Ofrecen un servicio de alta calidad y pueden jugar un rol clave para el crecimiento cultural, social y político de la nación. Sin dejar de lado la vasta contribución de obras sociales al servicio de pobres y marginados, recordada con gran relevancia pública en ocasión del 10° aniversario de la muerte de Madre Teresa de Calcuta, y reconocida recientemente en el campo de la prevención, tratamiento y la cura de enfermos de SIDA. Por estas razones en 2007 la misma comunicad civil indiana otorgó a la Hermana Cyril Mooney, religiosa del Instituto de la Beata Virgen María, el premio “Padma Shri Award”, el más alto reconocimiento otorgando por el gobierno indiano a las personas distinguidas por obras sociales.
Sin embargo, la Iglesia no quedó inerte frente a los empujes fundamentalistas: la Comisión Episcopal para el Diálogo Interreligioso ha lanzado los “Forum de la armonía” en Gujarat (India Nord Occidental), en colaboración con la Iglesia local. La inciativa mira a llevar armonía en la sociedad y a promover buenas relaciones entre las comunidades religiosas, implicando líderes religiosos de diversas comunidades representantes de la sociedad civil, jóvenes, estudiantes y familias. Los Forum son pequeñas asambleas permanentes que examinarán los problemas relativos a las relaciones entre religiones, organizarán encuentros e iniciativas culturales y espirituales, puntualizarán estrategias de intervención para calmar los conflictos, restablecer el diáologo y trabajar para la pacificación social. Y el mismo objetivo de combatir el fundamentalismo religioso y la corrupción en la sociedad indiana pertenece al “Movimiento de Regeneración Nacional” creado por un grupo de líderes religiosos pertenecientes a diversas confesiones y hoy guiado por el Obispo de Jammu-Srinagar (en el estado de Kashmir), Mons. Peter Celestine Elampassery.
Mientras tanto la comunidad católica en India ha progresado en la organización del Congreso Misionero Nacional que tendrá lugar en la primavera de 2008, a través de una serie de encuentros y seminarios preparatorios que han involucrado las diócesis indianas de tres ritos existentes en el territorio, pero también a movimientos y congregaciones laicales, las Obras Misionales Pontificias. La Iglesia indiana se preguntará sobre las modalidades y los caminos más eficaces para evangelizar hoy, sobre las respuestas a las exigencias y a las expectativas de la población, sobre formas y medios más adecuados para transmitir el testimonio cristiano.
El punto de referencia para la evangelización en India sigue siendo San Francisco Javier, puente entre Oriente y Occidente, figura fundamental para el diálogo, santo que trasciende los confines de su tiempo y tiene un valor universal también para la actualidad, sobre todo porque ha buscado establecer relaciones profundas entre religión y cultura, en una visión siempre previsora. Teniendo en cuenta que “en India es un desafío vivir los valores auténticos del Cristianismo; a partir de nuestros vecinos, a los que estamos llamados a anunciar la Buena Nueva, para seguidamente mirar a los lejanos, instaurando un diálogo de vida con personas de otras culturas y religiones”, como subrayó Mons. Oswald Gracias, Presidente de la Conferencia Episcopal Indiana de rito Latino, interveniendo en una conferencia de preparación al Congreso Misionero Indiano. Así mismo reconociendo la urgencia de “dar más espacio a los laicos crisitanos para la animación de la sociedad y de la política”.
Entre las noticias relevantes para la misión en las áreas fronterizas; por último, se renueva la iniciativa de anunciar el Evangelio a la tribu indiana de los “Santal”, en el ditricto de Kalyani (estrado de Bengala Occidental). Lo hicieron los Salecianos de don Bosco, haciendo su ingreso oficial en una comunidad de la tribu Santal que cuenta con 500 familias. Es importante recordar que evangelizar los tribales en India siempre fue una tarea difícil, que ha solicitado a los primeros misioneros que pusieron pie en tierra indiana paciencia y dedicación. Aún hoy entre los numerosos grupos étnicos tribales que pueblan India hay algunos que no recibieron la palabra del Evangelio.
En cambio, se hizo siempre más crítica en 2007, hasta parecer decisivamente dramática, la situación de Sri Lanka, la isla en donde el conflicto civil se volvió de altísima intensidad (más de 5000 muertos en los últimos dos años, 250 mil los desplazados internos, como en la etapa precedente al cese-al-fuego acontecida en 2002.
Entre las muchas víctimas de la guerra, recientemente también se cuenta la de un sacerdote, el p. Nicholaspillai Packiyaranjith, coordinador del Jesuit Refugee Service en el distrito de Mannar, asesinado durante la explosión de una bomba colocada en el camino que el religioso recorría para llevar asistencia a un campo de refugiados y a un orfanato. “¿Cuánto más tiene que durar esta masacre? Episodios como estos tendrían que hacer entender a nuestra conciencia la gravedad de la situación y la necesidad de restablecer la paz inmendiatamente”, observó S. Ecc. Mons. Oswald Gomis, Arzobispo de Colombo, rezando para que p. Nicholas no haya dado su vida en vano.
En la zona Norte de Sri Lanka continúan los combates entre el ejército oficial y las milicias de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil Eelam (Ltte), con numerosas muertes de civiles. Millares de niños en el Norte de Sri Lanka no pueden frecuentar la escuela a causa del recrudecimiento del conflicto y la población sufriendo por las graves consecuencias del conflicto: miseria, desplazados, vida completamente desestabilizada. Las carencias se hacen aún más graves en los campos de refugiados preparados velozmente para responder a las exigencias de nuevas masas de población que continúan llegando desde las zonas donde los conflictos son más violentos: faltan alimentos, agua y medicinas, es decir, los elementos básicos para la sobrevivencia.
Los obispos de Sri Lanka recordaron las dolorosas llagas del conflicto también en el mensaje difundido en ocasión de la Cuaresma 2007: que los cristianos viven “mientras el país atraviesa tiempos de inmensa dificultad, dramáticos y desgarradores: una experiencia de sufrimiento que recuerda al Señor en la Cruz”. Los Obispos invitaron a todos los fieles a rezar y pedir “al Señor Crucificado” los dones del perdón, de la reconciliación y de la paz”. Los cristianos de Sri Lanka, observaron los Obispos, están llamados a aliviar los sufrimientos de sus conciudadanos y a afanarse para eliminar el odio, la avidez, la desconfianza, la intolerancia y la injusticia, viviendo un tiempo de profunda conversión del corazón. La Iglesia Católica, en todos los niveles, siempre lanzó un afligido llamado a la paz y reconciliación en el país, confiándose a la Virgen del Santuario de Madhu, Nuestra Señora de la Paz. Y todas las Iglesias cristianas de Sri Lanka piden a la comunidad internacional no olvidar la atormentada isla del subcontinente indiano, en donde arrecia el conflicto. Mientras tanto, los cristianos permanecen cercanos a la población ofreciendo asistencia sanitaria y ayuda humanitaria, poniendo a su disposición recursos, estructuras y personal, sobre todo para la defensa y la atención de los más débiles (niños, ancianos y viudas). Están comprometidos también en programas de paz y de reconciliación étnica y en iniciativas de diálogo interreligioso, trabajando para difundir una cultura de paz y de solidaridad, especialmente en las escuelas. Defienden los derechos humanos, se hacen cargo de los más débiles y de los marginados. Entre las organizaciones más activas en esta situación se encuentra la JRS en Sri Lanka (para la cual trabajaba también el p. Nicholaspillai Packiyaranjith, que inició programas de instrucción, asistencia humanitaria, formación profesional y cultura de los derechos humanos, destinados a más de sesenta mil personas, muchos de los cuales son niños.
Es importante destacar que, en el intento de dar un nuevo impulso al proceso de paz, S. Ecc. Mons. Malcolm Ranjith, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, recientemente realizó una misión en su país de origen para una visita pastoral desarrollada principalmente en la zona de Madhu, en el centro de la isla. A la Virgen de Madhu, Mons. Ranjith confió la suerte de la población de Sri Lanka, desde hace décadas herida por una guerra civil que, luego de etapas alternas de beligerancia y de cese del fuego, aún no encontró la conclusión y continúa devastando el país postrando cada actividad de desarrollo humano, económico y cultural.
Desplazándose más al Oriente, en Indochina, en cambio, llegan buenas noticias para la misión que se desarrolla en otra tierra, donde los cristianos encuentran limitaciones y dificultades desde hace más de 30 años: Laos. A comienzos del año la pequeña comunidad católica local (42 mil, en una polbación de 5,4 millones de habitantes) tuvo la alegría de acoger un nuevo sacerdote de Laos. El 30 diciembre de 2006, Mons. Louis Marie Ling Mangkhanekhoun, Vicario Apostólico de Paksé, consagró al p. Andrew Souksavath Nouane Asa, en una solemne Celebración Eucarística realizada en la parroquia de San José, en la aldea de Khampeng, provincia de Champasak. El evento representó una fiesta para la comunidad interna católica de Laos (más de 1500 fieles llegaron de todo el país), que en los últimos tiempos vieron multiplicarse los signos de esperanza.
Pero también otros Vicariatos apostólicos registraron, en las semanas inmediatamente precedentes, nuevas ordenaciones sacerdotales: p. Pietro Wilaiphorn Phonasa y p. Luca Sukpaphorn Duangchansai fueron ordenados sacerdotes en el Vicariado Apostólico de Thakhek, en el Sur del país, mientras que en el verano de 2006 fue ordenado el p. Somphone Vilavongsy, de los Oblatos de María Inmaculada (OMI), en el Vicariado de Vientiane.
Los pequeños signos de esperanza fueron confirmados por los Obispos de Laos en la visita Ad Limina realizada en septiembre 2007: “Somos una Iglesia muy pobre y pequeña pero en la Iglesia Universal nos tienen en consideración y nos animan para nuestra misión en Laos”, dijo a Agencia Fides, S. Ecc. Mons. Jean Khamsé Vithavong, OMI, Vicario Apostólico de Vientiane. El Obispo observó que luego del evento de los socialistas “Pathet Lao” nen 1975 – cuando los misioneros fueron obligados a dejar el país – se abrió una etapa muy difícil para la Iglesia en Laos pero “la situación, luego de alrededor de 15 años, se ha mitigado ligeramente y hasta el día de hoy aún mejora, con una mayor apertura de las autoridades al concedernos más libertad”.
La Iglesia local está comprometida en aumentar la pastoral de las vocaciones al sacerdocio - abrió un Seminario en la diócesis de Savannakhet - aunque la cuestión de la carencia de educadores sigue siendo un problema. La Iglesia de Laos está desarrollando un trabajo también hacia el laicado: hoy en Laos, hay más de 250 catequistas, mientras que en la diócesis de Vientiane, tres religiosas filipinas se dedican a las parejas, niños y sobre todo a los jóvenes. Un grupo de ellos participó a la Jornada Mundial de la Juventud, y esperan poder ir a Australia para lal JMJ 2008. Hoy, observa Mons, Jean Khamsé “a la religión católica, considerada generalmente religión extranjera”, se la conoce mejor por lo que cambió positivamente la opinión general hacia nuestra fe. Tenemos conversiones, a pesar que no podemos mostrarlo demasiado abiertamente. Las semillas de la fe crecen gradualmente”.
Progreso constantes en la misión se notan también en el corazón de las estepas centro asiáticas: en Mongolia una comunidad de hermanas misioneras coreanas abrió un nuevo centro pastoral en Ulaanbataar, dedicado especialmente a la instrucción de los jóvenes de las áreas rurales. En un edificio de tres pisos en la perifería de la capital, las Hermanas de la Congregación de Jesús (CJ) crearon el “Mary Ward Center”, que acoge particularmente a jóvenes de las áreas rurales que quieren seguir un camino de instrucción en la ciudad. El Centro cuenta asimismo con un espacio dedicado a los chicos y niños, para actividades lúdicas y culturales. Al lado de éste, se encuentra la casa de las religiosas y una capilla, abierta para todos aquellos que deseen rezar o encontrar acogimiento espiritual. El Centro quiere ser asimismo corazón vivo de testimonio y de evangelización, al servicio de los chicos y de los jóvenes. Como explicó Hermana Laurentia, Superiora de la comunidad, la estructura nació para responder a las exigencias de los jóvenes que desde las áreas rurales van a la capital por motivos de estudio, y que a veces se encuentran en situaciones peligrosas, relacionadas con la criminalidad y la prostitución. El Centro podrá acoger a unos cuarenta jóvenes. En segundo lugar está la exigencia de ocuparse de la educación de los niños, que será desarrollada por las mismas religiosas, según el carisma principal de su congregación. A menudo las religiosas otorgan servicios de instrucción a chicos de familias pobres o con problemas, que no se pueden permitir enviar a sus hijos a la escuela. En Mongolia, las religiosas ya obran en el sector, enseñando a los chicos en los locales de la Catedral de San Pedro y Pablo. Actualmente transfieren su actividad en el nuevo Centro Pastoral Mary Ward.
Entre las órdenes femeninas, además de la Congregación de Jesús, están presentes en Ulaanbataar también las Misioneras de la Caridad (de Madre Teresa) y las Hermanas de San Pablo de Chartres. La comunidad católica en Mongolia consta en su conjunto con 370 fieles y está poniendo raiz en todo el país, como lo demuestran las nuevas estaciones misioneras en las ciudades de Darkhan, Erdenet y otra en la provincia al sudoeste de la capital. Actualmente trabajan en Mongolia 56 misioneros (de distintas órdenes masculinos y femeninos) provenientes de 16 países del mundo.
El trabajo misionero está dando sus frutos también fuera de los confines de la capital, Ulaanbataar. De hecho, con ocasión de la Vigilia Pascual 2007, 23 niños y jóvenes recibieron el Bautismo en la pequeña comunidad católica de la ciudad de Darkhan, centro industrial en el Norte de la capital. El encargado de esta comunidad es el sacerdote salesiano, p. James Cheruwathur, que trabaja desde hace algunos años en el sitio con otros dos religiosos salesianos. Este evento, con los nuevos jóvenes bautizados, representa el primer fruto importante de su trabajo pastoral. “Apenas llegados aquí empezamos a encontrar gente, en particular a establecer contacto con los jóvenes. El resto lo hizo el Señor”, afirma.
La Iglesia está poniendo raíces en todo el país, como demuestran las estaciones misioneras en la ciudad de Darkhan, Erdenet y en otra provincia al Sudoeste de la Capital. Los misioneros aumentan y actualmente hay religiosos que vienen de todo el mundo: son un gran signo de la universalidad de la Iglesia y su testimonio es realmente precioso.
Más al Oriente, en Corea del Sur, la Comunidad católica tiene una presencia tradicionalmente más fuerte y enraizada y actualmante la misión busca llevar en la sociedad, expuesta al peligro del consumismo de la secularización y de la indiferencia religiosa, los valores del Evangelio. A partir de lo básico: desde el respeto a la vida desde su concepción hasta la natural conclusión, pasando por la dignidad inviolable y los derechos de cada persona, hasta la centralidad de la familia en la sociedad y a la solidaridad para con el prójimo.
Reconociendo como fundamental en su misión la defensa de la vida, la Iglesia coreana publicó un nuevo manual que ilustra y clarifica la posición de la Iglesia al respecto y cuestiones de bioética, temas que tienen un fuerte impacto sobre la opinión nacional.
Fue el movimiento católico “Life 31” quien lo realizó, que estudió una documentación por alrededor de 5 años, profundizando cuestiones relativas a la manipulación de los embriones, el aborto, la eugenética y la eutanasia. El libro quiere ser una contribución para promuover “la cultura de la vida, en oposición a una cultura de muerte que querría imponerse en la sociedad coreana”, dijeron los productores del texto, destinado a católicos y no católicos. El texto, distribuido gratuitamente, cumple un excursus sobre el compromiso de la Iglesia coreana en este campo, a partir de la carta de los Obispos de 1961, en relación a la población y el control de la natalidad, para luego tocar la controvertida ley coreana que legaliza el aborto, la pena de muerte y la investigación sobre los embriones. El libro contiene un aparato de documentos publicados por la Comisión Episcopal para la Familia, para la Bioética, para la Justicia y la Paz.
Además, para sensibilizar la población y los gobernantes sobre el delicado tema de la tutela y la promoción de la vida, la comunidad católica difundió en todas las parroquias, escuelas, ateneos, centros sociales, periódicos, una especie de “Decálogo para la custodia de la vida” que incluye algunas resoluciones hechas de “principios no negociables”, y que contempla también pedidos oficiales a las autoridades civiles coreanas. En la parte de las resoluciones del principio, el documento publicado afirma: “Proclamamos siempre el Evangelio de la vida; Nos oponemos a la pena capital y a toda forma de terrorismo y violencia; Condenamos la investigación sobre los embriones humanos y la clonación porque menoscaban la dignidad humana”. Al gobierno coreano se solicita no autorizar el uso de la vida humana para fines industriales, abolir la ley sobre la Salud de la madre y del niño (Mother and Child Health Law), que promueve el aborto, prohibir la investigación sobre los embriones humanos y la práctica de la clonación, abolir la pena de muerte, promover políticas que animen las parejas a tener hijos y promueban el parto natural. Un primer paso en esta dirección se dió con la solemne proclamación del país como “abolicionista de hecho”, ya que en Corea no se efectúan ejecuciones capitales desde hace diez años, y no se programaron para el futuro.
En otro delicado lado de las relaciones y de la misión en Corea del Norte, se consiguieron, con resultados satisfactorios e incluso, recientemente sorprendentes (teniendo en cuenta el acuerdo de paz entre Corea del Sur y Corea del Norte), los contactos Norte-Sur en el sector de las ayudas humanitarias y de la cooperación para el desarrollo continúan. Las relaciones inaugurados por la Iglesia Coreana siempre siguieron un camino de recíproca colaboración y esto hace esperar que en un futuro se logre la reconciliación, con armonía entre ambas Coreas. En 2007 una delegación de Cáritas Corea estuvo presente en Pyongyang, en donde encontró las autoridades locales y verificó con la Asociación para la Cooperación Económica Nacional, órgano delegado del Norte, el desarrollo del programa de ayuda alimenticia y de cooperación para el desarrollo, ya efectivo desde hace dos años. Muy importante fue confirmar la continuación de la asistencia y la cooperación, para el Hospital del Pueblo que se encuentra en Pyongyang y otras estructuras sanitarias, para otorgarles curas gratuitas a los estamentos más débiles.
En 2007 se insistió en el compromiso de Cáritas para ofrecer medios y técnicas para la agricultura, sobre todo para procurar semillas de papas y cereales: las partes expresaron el deseo de que la cooperación en este sector estratégico pueda continuar e incluso aumentar, para poder combatir cada vez más eficazmente la emergencia alimentaria que aún aqueja a Corea del Norte y que golpea particularmente a las mujeres, niños y ancianos. Bajo mandato y en representación de Caritas International, desde el 1° de enero de 2007, Cáritas Sur Corea asumió la responsabilidad de los proyectos de cooperación en Corea del Norte. El traspaso oficial de entrega (precedentemente los proyectos eran seguidos por la Oficina Cáritas Hong Kong) tuvo lugar en la máxima tranquilidad. Cáritas insistió sobre su misión de llevar ayuda a áreas en donde el hambre, la pobreza, la falta de instrucción y de estructuras sanitarias causan mayor sufrimiento a la población.
Entre las experiencias de misión que se pueden nombrar están aquellas de los jóvenes voluntarios coreanos en Camboya: una experiencia de encuentro con la pobreza, el sufrimiento, la pesadumbre. Una experiencia de profunda humanidad, que ha relevado el sentido de la misión, como contaron los jóvenes coreanos que participaron recientemente en el programa “International Youth Volunteer Service”, describiendo su viaje en Camboya. El viaje tenía una doble finalidad: mostrar la cercanía, solidaridad, amor a los chicos pobres y marginados de la periferia de Phnom Penh: asimismo era una manera de hacer florecer en los jóvenes coreanos implicados los valores evangélicos del servicio, del don de sí al otro, de la dignidad inalienable de cada ser humano, de la presencia de Jesucristo en el hermano que sufre. La expedición fue realizada gracias a la Familia Salesiana en Corea. Los jóvenes coreanos respondieron con entusiasmo a los “llamados misioneros” que les presentaron y están organizando una delegación para participar en la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Sydney 2008.
En su conjunto la Iglesia en Corea puede considerarse satisfecha por cómo está procediendo la misión; de hecho, se registraron datos positivos también a nivel numérico: la comunidad católica en Corea creció en un año en más de 100 mil fieles, alrededor del 2,2% del total, como lo hizo público la Oficina de Estadística de la Conferencia Episcopal de Corea, que publicó en 2007 los datos de un censo actualizado el 31 diciembre 2006. Según el censo, los católicos en Corea son 4.768.242, el 9% de la población coreana. En 2006 hubo 147 mil nuevos bautismos, con un crecimiento registrado especialmente en la diócesis de Suwon y Daegu. Se registra un aumento de sacerdotes y misioneros (son 139 más en relación al año precedente), aunque la Iglesia advierte la urgencia de renovar la pastoral vocacional.
La Iglesia coreana siempre fue una comunidad religiosa y vivaz, rica de vocaciones a la vida consagrada y de laicos comprometidos. Los Obispos están buscando construir un modelo de Iglesia basado en la Palabra de Dios, en el cual todos los fieles se sientan protragonistas.
En Filipinas también se vive un fuerte compromiso de la Iglesia a nivel social y político, en donde el Episcopado filipino en 2007 insistió muchas veces respecto a cuestiones relativas a la vida de la nación y a las comunidades católicas que continúan a realizando su misión pastoral a favor de los pobres y marginados, para que sean en relación a la paz y reconciliación nacional, una campaña de moralización de la vida política y civil.
Un tema importante para los Obispos lo afrontaron pidiendo al gobierno mayor compromiso para poner fin al período de homicidios políticos. Según el Episcopado “Las respuestas del gobierno y del ejército a la vergonzosa ola de homicidios extra judiciales en contra de indefensos activistas de la justicia y de la equidad son insatisfactorios, y las simples declaraciones no son muy persuasivas”, ya que las dos comisiones (una civil y una militar), instituidas para averiguar sobre el fenómeno, no dieron resultados.
Después de la publicación del “Informe Melo”, que mostraba pruebas circunstanciales sobre la responsabilidad del ejército por muchas de las ejecuciones realizadas en los meses precedentes, la Iglesia se unió a la invocación de restablecer el estado de derecho en la nación y de no dejar ningún homicidio impune.
Un momento significativo para la vida de la nación en el 2007 fue aquél de las elecciones generales, realizadas en mayo. Para las elecciones la Conferencia Episcopal movilizó las parroquias, las comunidades locales, las asociaciones eclesiales, pidiendo a todos comprometerse para que las elecciones fuesen “creíbles y libres de violencia”. La Comunidad católica se comprometió a promover transaprencia, honestidad, respeto de los valores cristianos en la política y en la sociedad filipina. Los católicos fueron llamados a comprometerse en primer lugar para el bien del país y para promover los valores cristianos en la fase de acercamiento a las elecciones generales: para esto la comunidad católica se implicó activamente en la fase preparatoria al voto en el proceso de desarrollo y de control del mismo voto.
Luego de las exhortaciones de los Obispos a trabajar para la transparencia y el bien común, el “Consejo Pastoral para un Voto Responsable”, órgano católico que obra a nivel nacional, ha elaborado y ha difundido un “Manual de control de las Elecciones”, que ha sido útil para todos los católicos que estarán comprometidos en los escaños o como observadores. Desde 1991 el Consejo, gracias a su equipo de observadores, dio un gran apoyo a la Comisión Nacional para las Elecciones, ayudando a garantizar la validez y la transparencia del voto, también en áreas periféricas del archipiélago filipino.
La voz de la Iglesia se alzó también en ocasión de la entrada en vigor de la nueva “Ley anti-terrorismo”: con el fin de proteger personas inocentes, tutelar los derechos humanos y la libertad fundamental de todos los ciudadanos, impedir abusos por parte de las fuerzas del orden, los Obispos filipinos declararon su oposición a la nueva Ley anti-terrorismo, promulgada por la presidenta Gloria Arroyo en marzo de 2007 y entrada en vigor el 15 de julio. Los Obispos expresaron con claridad todas sus críticas y dudas sobre medidas que, en nombre de la lucha contra el terrorismo, dañan y suspenden las libertades y los derechos civiles.
Algunos observadores compararon la ley con la medida de la Ley marcial de la triste época del dictador Marcos. La ley permite a las fuerzas del orden interceptar, escuchar y registrar conversaciones de grupos y personas solamente por ser sospechosas y arrestarlas sin un mandato del magistrado. Se teme que la ley se utilize para facilitar instrumentalizaciones e intimidaciones gratuitas. Se arriesga la detención de personas inocentes y por lo tanto graves violaciones a los derechos humanos, creando así miedo e inseguridad en la población. La Conferencia Episcopal se unió al coro de las voces críticas, pidiendo una pronta revisión del texto, resaltando que la definición de “actividades terroristas” presente en la ley “es demasiado amplia, y permite al gobierno incluir cualquier cosa”. Cada medida legislativa, recordó la Iglesia filipina, tiene que respetar la dignidad de la persona y los derechos humanos fundamentales.
Pero, además del compromiso civil que siempre caracterizó la misión de la Iglesia filipina, se dio un reflorecimiento de realidades específicamente misioneras, dedicadas al anunciamiento de la Buena Noticia, a la catequesis, al diálogo con fieles de otras religiones y la asistencia de los pobres.
Entre las nuevas realidades eclesiales que se dedican a la misión con entusiasmo y dedicación, está la Congregación de los Misioneros de Jesús (Missionaries of Jesus, MJ), comunidad misionera internacional y multicultural, fundada en Filipinas en 2002 por un grupo de 41 hombres inspirados a realizar un servicio a la misión, subrayando el servicio al hombre en el cual, según el Misterio de la Encarnación, está presente Jesucristo.
“Nos tocan situaciones difíciles para dar testimonio y proclamar a las naciones la presencia y la venida del Reino de Dios con espíritu dialógico en el respeto a las personas de otras religiones, culturas y tradiciones. Creemos firmemente que la inculturación del Evangelio sea un mutuo enrequecimiento y una interacción entre fe y culturas”, explicó a Fides P. Melanio Viuya, de la comunidad MJ.
“Conducidos por el Espíritu de Jesús, estamos llamados a dar un testimonio profético y a poner en práctica radicalmente la opción por los pobres con los cuales vivimos y actuamos por plena solidaridad. Trabajamos en los sectores más marginados de la sociedad: con las comunidades indígenas, con los pobres en las zonas urbanas, con los inmigrantes, los refugiados, los desplazados. Nuestro objetivo es la promoción y la universalidad del mensaje cristiano, a través de la presencia (que significa testimonio de vida), el anuncio y la oración”, afirmó el p. Melanio. Un territorio en donde la misión es siempre difícil es aquél de la isla de Mindanao, en el Sur del archipiélago, el Centro Ecuménico e Interreligioso de la archidiócesis de Davao, que en 2007 cumplió diez años de vida y compromiso por la paz. Actualmente es una institución estimada por cristianos y musulmanes y un punto de referencia para iniciativas de carácter espiritual (como encuentros de oración y vigilias por la paz) y cultural (debates, congresos, manifestaciones).
Las actividades del Centro resultaron importantes sobre todo para incrementar el diálogo y la solidaridad entre cristianos y musulmanes en la isla. Su finalidad es siempre contribuir a construir una cultura de paz en la población filipina del Sur, a través del diálogo ecuménico e intereligioso.
Un resquicio de esperanza se abrió también en la atormentada isla de Jolo, lugar de conflicto y grandes operaciones militares: allí nació el nuevo “Centro Silsilah”, para la armonía islámico-cristiana, que se hará promotora de iniciativas de paz, diálogo islámico-cristiano, reconciliación, y que trabajará en pos de la armonía social y religiosa en el archipiélago de Sulu.
El Centro Silsilah –terminología de la mística sufi que significa “cadena” – surge de la experiencia del Movimiento Silsilah nacido en la ciudad de Zamboanga, en la isla de Mindanao, fundado por el misionero del Pime (Pontificio Instituto Misiones Extranjeras) p. Sebastiano D’Ambra. El movimiento fue enseguida comportido por algunos fieles musulmanes que asumieron la “espiritualidad del diálogo”, de la relación con el otro, de la paz.
Nacido en 1984, “Silsilah” desarrolló en los años un estilo de “vida en diálogo”, creando, en los alrededores de Zamboanga, la “Aldea de la armonía”, en donde los cristianos y musulmanes, viven una vida común, ofrecen un ejemplo concreto de solidaridad, respeto y recíproca hermandad. El Centro se propone promover iniciativas culturales y espirituales, para incrementar la cercanía y la solidaridad en la comunidad de Jolo, además de programas y seminarios de educación para diálogo en las escuelas.
Permaneciendo en Filipinas del Sur, es importante recordar que el 2007 fue el año del secuestro del misionero del Pime, p. Giancarlo Bossi, cuyo secuestro se concluyó felizmente con una liberación que generó regocijo y alivio en la Iglesia Filipina. El misionero fue liberado el 19 julio, luego de 39 días de prisión cerca de Payao, en donde fue secuestrado.
Entre los sacerdotes y misioneros que dieron la vida por el Evangelio, en el 2007 se recuerda al Obispo Mons, Benjamin De Jesus, de los Oblatos de María Inmaculada (OMI), mártir del diálogo y de la paz. El Obispo fue asesinado a golpes de pistola por tres criminales delante de la Catedral de Jolo el 4 febrero de 1997. En la ceremonia de conmemoración que tuvo lugar en Jolo, en la cual participaron más de 1.200 personas, Mons. Rómulo Valles, Obispo de Zamboanga, subrayó: “La semilla de los mártires y su memoria en la comunidad es un claro signo que la propuesta del Evangelio está viva en el mundo”. Lo demuestra el nacimiento de una nueva misión, surgida en las islas de Tawi-Tawi, en el mar de los Sulu, en donde están presentes 72 familias católicias. “¡Surgió una nueva misión! Eh aquí el momento de gracia: niños y adultos llevan sus mejores vestidos para ser bautizados y confirmados; entusiasmados y un poco tensos, escuchan la Palabra de Dios. Durante muchos años no recibieron los sacramentos, ahora son un sólo cuerpo a través de la Sagrada Escritura”, dijo exultantemente el Mons. Angelito R. Lampon, OMI, Vicario Apostólico de Jolo, inaugurando la nueva misión.
A modo de conclusión de este viaje panorámico en la msión del continente asiático, miramos un país en donde los cristianos son una minoría en el contexto islámico, y, a menudo, se registran tensiones y conflictos: Indonesia. Pero también queremos evidenciar algunas experiencias positivas para la misión de la Iglesia que en estas tierras que a menudo entrecruza el diálogo y la solidaridad entre musulmanes y cristianos.
La primera es la insignia de la caridad: la Iglesia católica de Padang en efecto se destacó por las obras de solidaridad con los que sufrieron el terremoto de Sumatra, sobre todo musulmanes, víctimas del sismo de marzo 2007, que mató a 73 personas e hirió a más de 420, destruyendo más de 1000 edificios en el área. El Obispo de Padang, Mons. Martinus Situmorang, explicó que “los voluntarios católicos fueron muy activos y los destinatarios fueron sobre todo musulmanes. La caridad es sin límites o discriminaciones”. La comunidad católica de Padang por lo tanto movilizó todos los canales y los recursos útiles para proveer a la asistencia de las víctimas del terremoto de Sumatra, enviando ayudas humanitarias de emergencia, como alimentos, frazadas, carpas, agua potable para los desplazados, en su mayoría musulmanes.
En Sumantra, la mayor isla indonesia, se registra también una floreciente comunidad franciscana, en la provincia del extremo Norte, Aceh (conocida por el tsunami del 2004) en donde avanzan los movimientos sociales y políticos del Islam radical que quieren islamizar las instituciones e imponer la sharia.
Conduciendo una vida a la insigna de la simplicidad, del “diálogo de vida”, de solidaridad, del compartir con los pobres (de cualquier religión), las comunidades franciscanas se dieron un lugar en Sumatra y atiraron la simpatía de la población local. A tal punto de volverse ricos en vocaciones: son muchos cada años los jóvenes indonesios que se interesan en la vida y espiritualidad del Santo de Asís y quieren seguir sus huellas.
Todo esto se hizo visible recientemente en Pematang Siantar, ciudad en el Norte de Sumatra, en donde la comunidad franciscana local vivió en el 2007 un momento importante y comovedor: 67 jóvenes del Orden de los Hermanos Menores Conventuales renovaron sus votos por un año. Los hermanos están llamados a ser apóstoles, a vivir el carisma franciscano en la observancia del Evangelio “sine glossa” en las condiciones a menudo no fáciles de una sociedad que es atravesada por estremecimientos radicales y en donde algunos movimientos extremistas minoritarios querrían hacer desaparecer la presencia cristiana. Aquella orden franciscana presenta un testimonio precioso del Evangelio de acogida y de amor hacia cada hombre, incluso hacia el enemigo.
Otro ejemplo que da mucha esperanza a la misión es aquello de Flores, isla felíz por la convivencia islámico-cristiana en las familias, en las escuelas, en la sociedad es el testimonio de Hermana Daniela Martinello, de las Hermanas del Santo Rosttro, desde hace 13 años misionera en Indonesia, afirmó que Flores “es un fiel ejemplo de armonía islámico-cristiana. Cristianismo e islam conviven pacíficamente. Esto se da cuando hay pleno respeto, absoluta reciprocidad, convergencia hacia el objetivo del bien común para la sociedad”. La isla de Flores (que los locales llaman Pulau Bunga, a decir, “isla de las flores”) se encuentra en el centro del archipiélago indonesio, al Este de Bali, y es el único lugar en donde la religión cristiana es mayoritaria en relación al islam, por herencia de la colonización portuguesa: sobre una población de alrededor 1,5 millones de personas, los católicos son el 60% y los musulmanes el 40%.
En Flores, se observa a la Hermana Daniela, experiencia de las relaciones islámico-cristianas: “Hay una armoniosa convivencia islámico-cristiana también en las mismas familias, que es normal que tengan hijos de distintas religiones. Recuerdo la historia de dos gemelos, uno católico y el otro musulman, ejemplo de armonía. El hecho es que aún rige en Flores la institución de la familia, que tiene una sólida tradición cultural, y prevalece la relación de sangre. Además en Flores funciona muy bien el Foro sobre el diálogo intereligioso, que interviente a menudo a resolver disputas, concernientes a cuestiones de cualquier genero, que se resuelven por un equipo mixto, sin dejar que se fomenten enemistades entre las dos comunidades”. Además las dos comunidades vigilan sobre la eventual presencia de extremistas: “En los períodos de fiestas católicas e islámicas se presta mucha atención a los nuevos rostros. Los habitantes locales mantienen lejanos los eventuales exponentes radicales que vienen del extremo (recordamos el caso de la guerra en las islas Molucche). A menudo los jóvenes islámicos hacen la ronda alrededor de las iglesias católicas y los católicos alrededor de las mezquitas para evitar que inflitraciones extremistas. Y la policía está muy atenta. Hay una plena reciprocidad: se busca evitar que las pequeñas tensiones se vuelvan grandes, también porque hay una situación de pobreza que puede ser terreno fértil para el radicalismo”. Asimismo en las escuelas existe una ósmosis entre católicos y musulmanes: “Las escuelas islámicas no son rígidamente craneales, y están frecuentadas por alumnos católicos, y viceversa niños musulmanes frecuentan nuestras escuelas. En acuerdo con las autoridades civiles locales, se permite la oración de una religión específica: y nosotras, las hermanas, pudimos ir a hacer pastoral vocacional a los alumnos católicos en una escuela islámica”.
Importante observar que aquel de Flores es un Islam abierto y tolerante, profundamente influenciado por la mística islámica sufi. “Entre ambas comunidades – concluye la religiosa – hay pleno respeto y acuerdo, hay óptimas relaciones porque ambas quieren el bien común”. Un ejemplo que se espera contagiar en otras áreas de tensión en el archipiélago indonesio y que pueda salir también fuera de los confines de Flores, para la convivencia islámico–cristiana en todo el mundo. (PA) (Agencia Fides 13/10/2007)