S?bado, 24 de noviembre de 2007
Los Obispos de Kenia fueron recibidos en audiencia por Benedicto XVI, el 19 de noviembre de 2007, con ocasi?n de la visita Ad Limina Apostolorum.


Mis queridos Hermanos Obispos,
Es con gran alegr?a que les doy la bienvenida a ustedes, los Obispos de Kenia, en vuestra visita quinquenal a las tumbas de los Ap?stoles Pedro y Pablo, una visita que sirve para fortalecer los lazos de amor fraternal y comuni?n entre nosotros. Doy las gracias al Arzobispo Njue por sus amables palabras que me dirigi? de vuestra parte. Vuestra solicitud de uno hacia otro y por el pueblo confiado a vuestro cuidado, vuestro amor del Se?or y vuestra devoci?n al Sucesor de Pedro son para m? una fuente de profunda alegr?a y de acci?n de gracias. Cada obispo tiene una particular responsabilidad de construir la unidad del reba?o, consciente de la oraci?n de Se?or ?que ellos puedan ser uno, como t?, Padre, est?s en m? y yo en ti? (Jn 17, 21). Unidos en una fe, participando de un ?nico Bautismo y creyendo en un solo Se?or, (cf. Ef 4, 5), la Iglesia es una a trav?s del mundo, aunque al mismo tiempo ella est? marcada por una rica diversidad de tradiciones y expresiones culturales. En ?frica, el color y la vivacidad con que los fieles manifiestan sus sentimientos religiosos ha a?adido una nueva dimensi?n al rico tapiz de la cultura mundial cristiana, mientras al mismo tiempo el fuerte cari?o a los valores tradicionales asociados con la vida familiar pueden ayudar a expresar la fe compartida que est? en el coraz?n de la unidad misteriosa de la iglesia (cf. Ecclesia in Africa, 63). Cristo mismo es la fuente y la garant?a de vuestra unidad toda vez que ?l ha vecido todas las formas de divisi?n a trav?s de su muerte en la Cruz y nos ha reconciliado con Dios en el ?nico cuerpo (cf. Ef. 2, 14). Doy gracias, queridos Hermanos, por predicar el amor de Cristo y exhortar a vuestro pueblo a la tolerancia, al respeto y al amor de sus hermanos y hermanas y de todas las personas. En este sentido ejercit?is el ministerio prof?tico que el Se?or ha confiado a la Iglesia, y en particular al Sucesor de los Ap?stoles (cf. Pastores Gregis, 26).

En verdad son los Obispos quienes, como ministros y signos de comuni?n en Cristo, son preferentemente llamados a hacer manifiesta la unidad de su Iglesia. La naturaleza colegial del ministerio episcopal remonta sus or?genes a los Doce Ap?stoles, llamados juntamente por Cristo y determinados a la tarea de proclamar el Evangelio y a hacer disc?pulos de todas las naciones. Su misi?n pastoral se contin?a por los miembros del Colegio episcopal de tal manera ?quien oye a ellos est? oyendo a Cristo? (Lumen Pentium, 20). Os urjo a continuar vuestra fraternal cooperaci?n de uno a otro en el esp?ritu de la comunidad de los disc?pulos de Cristo, unidos en vuestro amor por ?l y en el Evangelio que proclam?is. Mientras cada uno de ustedes tiene una aportaci?n individual a hacer la voz colegial com?n de la Iglesia en vuestro pa?s, es importante asegurar que esta variedad de perspectivas siempre sirve para enriquecer la unidad del Cuerpo de Cristo, tal como la unidad de los Doce fue aumentada y fortalecida por los dones diferenctes de los Ap?stoles mismos. Vuestra dedicaci?n al trabajo conjuntamente en temas de preocupaci?n eclesial y social traer? gran fruto para la vida de la Iglesia en Kenia y para la efectividad de vuestro ministerio episcopal.

Dentro de cada di?cesis, la vitalidad y la armon?a del presbiterado ofrece claro signo de la vitalidad de la Iglesia local. Las estructuras de consulta y de participaci?n son necesarias, pero pueden ser inefectivas si el propio esp?ritu est? perdido. Como Obispos, debemos constantemente esforzarnos por construir el sentido de comunidad entre nuestros sacerdotes, unidos en el amor de Cristo y en su ministerio sacramental. La vida puede ser dif?cil para los sacerdotes hoy d?a. Pueden sentirse aislados o solos y abrumados por sus responsabilidades pastorales. Debemos estar cercanos a ellos y animarles, en primer lugar, a que permanezcan firmemente arraigados en la oraci?n, porque solo aquellos que se alimentan a s? mismos son capaces de alimentar a su vez a los dem?s. Que beban profundamente de las fuentes de la Sagrada Escritura y de la celebraci?n diaria y reverente de la sagrada Eucarist?a. Que se den a s? mismos generosamente al rezo de la Liturgia de las Horas, oraci?n que se hace ?en comuni?n con todos los que rezan a lo largo de la historia, oraci?n en comuni?n con Jesucristo? (Carta a los sacerdotes y di?conos permanentes de Bavaria, 14 de Septiembre 2006). Rezando en este sentido incluyen y representan a los otros que puede carecer del tiempo o de energ?a o capacidad para rezar, y as? el poder de la oraci?n, la presencia de Jesucristo, renueva su sacerdocio y fluye hacia el mundo (cf. Ibidem). Ayudad a vuestros sacerdotes en este sentido a crecer en solidaridad de uno para otro, con su pueblo, y con ustedes, como vuestros colaboradores consagrados. El d?alogo respetuoso e ?ntimo entre los Obispos y sacerdotes no s?lo construye la Iglesia local sino tambi?n edifica la comunidad entera. En verdad, la unidad visible entre los l?deres espirituales puede ser un poderoso ant?doto contra la divisi?n dentro de la amplia familia del pueblo de Dios.

Un foco clave de unidad en una comunidad es la instituci?n del matrimonio y vida familiar, que el pueblo de ?frica mantiene en particular estima. El amor fiel de las parejas cristianas casadas es una bendici?n para vuesto pa?s, que expresa sacramentalmente la alianza indisoluble entre Cristo y su Iglesia. Este precioso tresoro debe ser guardado a toda costa. Con demasiada frecuencia, las enfermedades que ocupan gran parte de la sociedad africana, tal como la promiscuidad, poligamia y la proliferaci?n de enfermedades transmitidas sexualmente, pueden estar directamente relacionadas a nociones desordenadas del matrimonio y la vida familiar. Por esta raz?n es importante asistir a los padres en el ense?ar a sus hijos c?mo vivir una visi?n cristiana del matrimonio, concebido como una uni?n indisoluble entre un hombre y una mujer, esencialmente iguales en su humanidad (cf. Ecclesia in Africa, 82) y abierto a la generaci?n de una nueva vida. Mientras esta comprensi?n de la vida familiar cristiana encuentra una profunda resonanacia en ?frica, es materia de gran preocupaci?n que la cultura secular globalizada est? ejerciendo una influencia creciente en las comunidades locales como resultado de campa?as por agencias que promueven el aborto. Esta destrucci?n directa de una vida humana inocente nunca se puede justificar, por dif?ciles las circunstancias que puedan conducir a alguien a considerar tomar un tal grave paso. Cuando prediqu?is el Evangelio de la Vida, recordad a vuestro pueblo que el derecho a la vida de cada ser inocente humano, nacido o no nacido, es absoluto y se aplica por igual a toda persona con ninguna excepci?n de cualquiera que sea. Esta igualdad ?es la base de toda aut?ntica relaci?n social que, para que sea verdadermente tal, puede solo ser encontrada en la verdad y en la justicia? (Evangelium vitae, 57). La comunidad cat?lica debe ofrecer ayuda a aquellas mujeres que pueden encontrar dif?cil aceptar un ni?o, sobre todo cuando est?n apartadas de su familia y amigos. Asimismo, la comunidad deber?a estar abierta a recibir a todas las que se arrepienten de haber participado en el grave pecado del aborto, y deber?a guiarlas con caridad pastoral a aceptar la gracia del perd?n, la necesidad de la penitencia, y la alegr?a de entrar una vez m?s dentro de la vida nueva de Cristo.

La Iglesia en Kenia es bien conocida por la excelente contribuci?n hecha por sus instituciones educacionales en formar generaciones de j?venes en los s?lidos principios ?ticos y en el abrir sus inteligencias a dedicarse al di?logo pac?fico y respetuoso con miembros de otros grupos sociales o religiosos. Al mismo tiempo cuando una mentalidad secularista y relativista est? cada vez m?s imponi?ndose a trav?s de medios globales de comunicaci?n social, es mucho m?s esencial que continu?is promoviendo la calidad y la identidad cat?lica de vuestras escuelas, universidades y seminarios. Dad los pasos necesarios en orden a afirmar y clarificar su propio estatus institucional. La sociedad se beneficia grandemente de los cat?licos cultos que conocen y practican la doctrina social de la Iglesia. Hoy d?a hay una particular necesidad por profesionales sumamente formados y personas de integridad en el e?rea de la medicina, donde los avances en tecnolog?a contin?an levantando serias cuestiones morales. El di?logo ecum?nico e interreligioso presenta asimismo serios retos que pueden ser solo dirigidos adecuadamente dentro de la base una seria catequesis en los principios de la doctrina cat?lica, seg?n expuesto en el Catecismo de la Iglesia Cat?lica. S? que continuar?is siendo vigilantes acerca de la calidad y contenido de la ense?anza que se ofrece a los j?venes a trav?s de las instituciones educacionales de la Iglesia, de tal manera que la luz de la verdad de Cristo pueda resplandecer siempre m?s brillantemente sobre la tierra y el pueblo de Kenia.

Mis queridos hermanos Obispos, as? como gui?is vuestro pueblo dentro de la unidad por la que Cristo rog?, hacedlo con ardiente caridad y firme autoridad, constantes y la paciencia y en la ense?anza (cf. 2 Tim 4, 2). Por favor transmitid mis cari?osos saludos y mi est?mulo orante a vuestro querido pueblo, y atodos aquellos que son activos en el servicio de la Iglesia, a trav?s de la oraci?n o en las parroquias y puestos de misi?n, en la educaci?n, en la actividad humanitaria y en la asistencia sanitaria. A cada uno de ustedes a aquellos confiados a vuestro cuidado pastoral, imparto cordialmente mi Apost?lica Bendici?n.

(Traducci?n particular no oficial desde el Ingl?s)



El texto completo del discurso del Santo Padre, en ingl?s
http://www.evangelizatio.org/portale/adgentes/pontefici/pontefice.php?id=943
Publicado por verdenaranja @ 0:53  | Habla el Papa
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