Carta a Mi querido Te?filo del Padre Antonio Mar?a Hern?ndez del Hogar Santa Rita del puerto de la Cruz en Tenerife, publicada en la revista "Como las Abejas", n?mero 35, Septiembre-Octubre 2007.
Mi querido amigo Te?filo, puedes estar tranquilo, que por ning?n motivo puedo sentir repugnancia de tu vida. No te voy a tener en cuenta, ni voy a poner en tela de juicio, lo que me has contado en otras ocasiones. Ni tampoco creo que me hayas dicho tantas mentiras, y ni siquiera que hayas sido tan falso y hayas hecho da?o a tanta gente. Tampoco quiero yo caer en la trampa de cometer lo mismo que t? te criticas a ti mismo. Yo no conozco, por supuesto, la totalidad de la vida de todo el mundo; pero entiendo que, salvo algunas excepciones de hombres y mujeres que desde que nacieron tuvieron una vida transparente y santa, la mayor?a de los mortales, hemos sido un poco hip?critas y pecadores.
Ser totalmente coherentes y que lo que creemos vaya en consonancia total con lo que hacemos y que toda nuestra amistad sea aut?ntica es un tanto dif?cil. Esto no quiere decir que yo, en ninguno de los modos, quiera justificar el mal, ni la hipocres?a que tanto aborrec?a el Se?or y menos la doble vida. "Esto nadie con dos dedos de frente puede quererlo". Lo que quiero, mi amigo Te?filo, es que aproveches este momento de tu vida un tanto desconcertante para que recapacites. Hay una cosa muy importante que te ha ocurrido y es, que te hayas percatado, de la vida indigna que est?s llevando y que, por lo menos, hayas querido poner fin a esta situaci?n ambigua y que t? mismo hayas optado por no seguir as?.
No obstante, hay algo, amigo Te?filo, que debes de tener en cuenta, para, por lo menos, partir de un punto en el que los dos estemos de acuerdo y es que, es imposible que Dios te haya dado por condenado, o desahuciado, como si tu vida no tuviera arreglo. El mero hecho de que est?s ahora mismo vivo, es la mayor se?al que indica que Dios te sigue queriendo. Dios te sigue esperando. Dios tiene una gran paciencia y aunque t? le des larga, ?l sigue insistiendo un d?a y otro d?a, para ver si caes en la cuenta de tus incoherencias, de tu falta de honradez y des el primer paso que un d?a dio el hijo pr?digo. Te acuerdas ?Verdad? Aquel famoso joven, lleg? a los m?s bajos vicios que le llevaron a la corrupci?n. A cu?nta gente habr?a enga?ado. Se hundi? hasta el cuello en el pantano de la maldad. Ya no amaba a nadie. Empez? a sentir repugnancia de s? mismo, a darse cuenta de que era un verdadero canalla, que ya ni merec?a de que su padre le admitiera como hijo, sino como un trabajador cualquiera, sin ning?n privilegio. Y s?lo se acord? del Padre, cuando ya no pod?a aguantar m?s y lo estaba pasando muy amargo. Tambi?n ten?a verg?enza de volver a su casa, y que le despreciaran, porque se lo ten?a merecido, por la vida de corrupci?n que estaba llevando, poni?ndose a?n a un nivel m?s bajo que los mismos cochinos; pero por otra parte, el padre, como t? bien sabes, mi buen Te?filo, cada d?a iba al mirador, sacaba los lentes de largo alcance para ver si ven?a el hijo. ?Cu?ntas veces se habr? vuelto el padre triste y lleno de l?grimas, con los lentes colgados sobre los hombros, pensando en ese hijo! Ni una noticia, ni una llamada telef?nica, ni un telegrama, ni una carta con alg?n mercader que podr?a pasar por su casa. ?Qu? pensamientos pasar?an por la cabeza del padre? ?D?nde estar? mi hijo?\ ?Estar? vivo? ?Estar? muerto? ?Estar? enfermo? ?Se lo habr? comido una fiera? Qu? impotencia ?Verdad? No pod?a hacer nada. No sab?a en qu? pa?s del Mundo se encontraba su hijo.
El Evangelio s?lo dice que se fue con todo lo suyo a "un pa?s lejano". Por eso en el mismo Evangelio, cuenta San Lucas, que en una de esas idas al mirador, con los famosos catalejos divis? a lo lejos a su hijo, "mejor, a algo que se parec?a a su hijo", sucio, desgre?ado, cargado de malos olores, sin afeitar, con una barba abandonada; pero ?l sab?a que aquella piltrafa de hombre era su hijo, y a pesar de su vejez, se olvida de los callos, del reuma, y de las caderas rotas y se embala emocionado, y llega al hijo, le aprieta entre sus brazos y se lo come, literalmente, "a besos". Le parece mentira. Aquel mont?n de carne vestida de harapos era su hijo y no le da asco y no le rechaza por las malas obras y su mal estado. Ni siquiera le reprocha la vida horrorosa que ha llevado, ni le reprende porque su hijo se desapareci? y no daba se?ales de vida. No le deja ni hablar al hijo. "Anden, prep?renle un ba?o, p?nganle zapatos, calcetines, ropa nueva, colonia, ?chenle un buen pelado y un afeitado, traigan la mejor orquesta, no importa lo que cueste, y hagamos un banquete". "Mi hijo, mi hijo querido ha vuelto, lo he recuperado. Est? vivo".
Yo creo, mi amigo Te?filo, que con este ejemplo sacado del Evangelio, tendr?s un vivo retrato de qui?n es Dios, y con qu? facilidad pasa p?gina a nuestra vida, si tenemos la honradez de "abrir de par en par las puertas de nuestra conciencia", como t? bien dices, y pones al descubierto todos los recovecos del laberinto de tu situaci?n espiritual.
Respecto al da?o que has hecho en tu vida y de las consecuencias ciertamente que hayas podido cometer, pienso que la mejor manera de que se olvide todo el mal que has hecho es que empieces, sin darle m?s vueltas, a cambiar de conducta y no lo dejes para m?s tarde, sino empieza ahora mismo. Esta es una nueva oportunidad que te est? dando Dios ?Qui?n sabe si ser? la ?ltima oportunidad! Respecto a que muchos han muerto sin t? haberle pedido perd?n, o que se hayan podido condenar por tu culpa. Primero, no sabemos qu? habr? pasado con sus vidas aunque t? le hayas llevado por un camino equivocado. Dios es tambi?n Dios de ellos. Haz lo que puedes hacer ahora, que es rezar, rezar y hacer penitencia por ellos.
Tambi?n temes aceptar la triste realidad, de que algunos que a?n viven, ya no crean en ti porque se han sentido enga?ados y que no s?lo les hayas perdido como amigos y que ni te saluden, sino no puedas impedir, que puedan a?n odiarte, maldecirte y hasta intentar vengarse de ti, y hacerte tambi?n da?o. Ah? no puedes hacer nada, sino que t? no se lo tengas en cuenta, que no guardes rencor a nadie, ni desees mal ni a tu peor enemigo.
Recuerda de que en adelante, tu vida sea abierta, que no vaya por una parte lo que dices y por otra lo que haces. Que de una vez por todas, tu misma vida sea real, y el resto d?jalo en manos de Dios. Acu?rdate que al mismo Se?or, le criticaron y le odiaron hasta tal punto que lo crucificaron en una cruz, confundi?ndole con aquellos famosos ladrones. Y era el mismo Dios. Pero al final la verdad siempre triunfa. Y Jes?s triunf? resucitando, ya no pueden los hombres matarle de nuevo.
Venga, mi amigo Te?filo, ya est? bien de larga esta carta. Pero son tantas las cosas que quisiera decirte que siempre se me hace corta. De todos modos, levanta ese ?nimo, camina erguido con la cabeza levantada, sinti?ndote hijo de Dios. Creo que t? habr?s sido malo; pero pienso que no tanto como aquel hijo pr?digo y ya ves c?mo termin? aquella bonita historia contada por el mismo Cristo nuestro Se?or. Hasta siempre amigo Te?filo, y con la esperanza puesta en Dios que tanto te quiere, como nadie te ha querido, ni te querr?, jam?s. Ese es el verdadero Dios, que te quiere, como la mejor de las madres.