Viernes, 21 de diciembre de 2007
Crece la expectaci?n en toda Espa?a ante la gran celebraci?n de la Familia que tendr? lugar el pr?ximo d?a 30, Fiesta de la Sagrada Familia, en la madrile?a plaza de Col?n, coincidiendo con el 25 aniversario de la primera visita de Juan Pablo II y que lleva por lema ?Por la Familia cristiana?.
Mons. Antonio Dorado Obispo de M?laga (Espa?a) se?ala en su carta pastoral de la semana que esta fiesta ha cobrado una dram?tica actualidad entre nosotros, debido a tres hechos particularmente graves que han tenido lugar en Espa?a. Los tres hechos son el problema creciente del aborto, el divorcio r?pido que lleva a muchas parejas a tomar decisiones precipitadas y el fen?meno ins?lito de la violencia infantil en el hogar y en la escuela.



LA SITUACI?N DE LA FAMILIA, UN GRAN DESAF?O


El domingo, d?a 30 de Diciembre, celebramos los cat?licos la fiesta de la Sagrada Familia. Como sab?is, entendemos por familia la comuni?n de vida y de amor que tiene su origen en el matrimonio estable entre un hombre y una mujer, para engendrar y educar a los hijos y ayudarse entre s?. Es una jornada muy propicia para que los matrimonios celebren sus bodas de plata y de oro; y para que todos revisemos en profundidad nuestra convivencia y demos gracias a Dios por la familia en general y por la nuestra, de modo particular.

Este a?o, dicha fiesta se va a celebrar sobre un fondo social oscuro y doloroso, que ha cobrado una dram?tica actualidad entre nosotros. Hay tres hechos particularmente graves que debemos denunciar con dureza y que nos exigen tomar las medidas posibles dentro de la legalidad vigente y alentar un cambio de leyes. El primero y m?s llamativo es el hecho del aborto. Los recientes casos de cl?nicas abortistas cerradas despu?s de a?os de actuaci?n en Barcelona y en Madrid han provocado reacciones comprensibles entre los ciudadanos normales, que somos la mayor?a. Pero estos aut?nticos infanticidios corren el riesgo de paliar el impacto grave de todo aborto, tambi?n de los que se practican en los primeros d?as de gestaci?n y que se presentan as?pticamente como interrupci?n voluntaria del embarazo, para ocultar su triste realidad.

Los excesos que se han dado a conocer estos d?as, y que ahora escandalizan a casi todos, no pueden llevarnos a infravalorar la gravedad de todo tipo de aborto. Ante el hecho tremendo de su pr?ctica y de su proliferaci?n, los cat?licos y todas las personas contrarias al aborto tenemos que alentar a la sociedad a que se rebele.

El segundo problema muy grave en estos momentos es el divorcio r?pido, que se ha convertido pr?cticamente en un sistema de repudio, donde no siempre es el inocente el que sale mejor parado. Esta posibilidad legal de romper el matrimonio lleva a muchas parejas a que, en lugar de tomarse un tiempo para la reflexi?n, para buscar ayuda y para dialogar, tomen decisiones precipitadas, lo que provoca una autodestrucci?n lenta del tejido social y de las relaciones primarias que lo sustentan y que son b?sicas para la educaci?n, la madurez y el desarrollo psicol?gico de la persona. Basta con mirar las estad?sticas del ?ltimo a?o para comprobar este hecho que denuncio. Adem?s, se constata que aquellas personas que se han divorciado ya una vez vuelven a divorciarse en un porcentaje alto.

Las principales v?ctimas de estas rupturas son los ni?os, pero se ha corrido un tupido silencio sobre esta cuesti?n. Nadie quiere hablar de ella. En la mayor?a de los casos, porque tendr?an que hablar de sus propios hijos. El fen?meno ins?lito de la violencia infantil en el hogar y en la escuela, que por fin empieza a preocupar a los medios de comunicaci?n, tiene una parte importante de su origen en la falta de un hogar c?lido y acogedor. Cuando el ni?o no se siente querido ni escuchado, cuando no percibe en las personas queridas un testimonio claro de amor y paciencia, cuando se ve habitualmente privado de uno de sus progenitores, cuando es utilizado como moneda de cambio y cuando tiene que permanecer en el colegio m?s de diez horas diarias, es comprensible que reaccione con violencia, sin ser culpable.

Por eso, la celebraci?n de esta ?Jornada por la Familia y por la Vida? nos convoca a los cristianos y a toda persona de buena voluntad a denunciar estos hechos y a buscar las medidas m?s eficaces y oportunas, no s?lo de acuerdo con las leyes vigentes, sino a la luz de la fe que confesamos y del Evangelio que nos salva.

+ Antonio Dorado Soto
Obispo de M?laga
Publicado por verdenaranja @ 22:30  | Hablan los obispos
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