Domingo, 23 de diciembre de 2007
ZENIT publica una conferencia del obispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, sobre ?Bien com?n y doctrina Social de la Iglesia desde el Concilio hasta Benedicto XVI?.


En mi reflexi?n sobre la relaci?n entre el bien com?n y la Doctrina Social de la Iglesia tendr? en cuenta la naturaleza y los fines de este Seminario. No tratar?, pues, el tema del bien com?n en relaci?n con la doctrina social desde un punto de vista te?rico y doctrinal tal como ha sido elaborado por el magisterio social. Ante todo porque quienes me escuchan son personas "expertas" en estos temas y ciertamente conocen la doctrina y tambi?n los lugares en los que ?sta se encuentra, desde la constituci?n pastoral Gaudium et spes del concilio Vaticano II hasta la enc?clica Deus c?ritas est de Benedicto XVI. En segundo lugar porque en este Seminario se quiere preguntar y se pretende reflexionar para un adecuado compromiso de los cat?licos en la sociedad, profundizando en la importante cita de la pr?xima edici?n del centenario de las Semanas sociales. Pienso que el encuentro de hoy no debe ser celebrativo de nuestro pasado, sino dedicado a la discusi?n y a la investigaci?n, para que, leyendo cr?ticamente el pasado, podamos plantear mejor nuestra acci?n hoy y ma?ana. Por esto prefiero tocar tres puntos cr?ticos sobre la relaci?n entre bien com?n y Doctrina Social de la Iglesia en la Italia de ayer y de hoy y sobre estos hacer reflexiones para ofrecerlas como base de discusi?n. M?s exactamente, mi preguntar? cuales son las tres principales carencias que en el pasado reciente han obstaculizado una aportaci?n de los cat?licos al bien com?n. De ello resultar?, a sensu contrario, cu?les son las prioridades que los cat?licos deben afrontar hoy para que den fruto las potencialidades que a ellos les ofrece la Doctrina Social de la Iglesia con vista a la construcci?n del bien com?n.

I.- La primera necesidad es la de superar las indecisiones del pasado sobre la relaci?n entre la vida de fe y el mundo, planteando de manera adecuada la cuesti?n de la laicidad. Mantengo que hoy no tenemos m?s alibi -si alguna vez hubieran tenido algo de verdaderamente v?lidos en el pasado- para continuar alimentando viejas incertidumbres e injustificadas perplejidades. Todos nosotros hemos vivido no pocos momentos de nuestra historia reciente con sufrimiento. No siempre, a pesar de la gu?a atenta del Magisterio, se ha resistido a las huidas hacia adelante, a las parcialidades, al debilitamiento de la propia identidad. A causa de objetivos cambiantes sociales, culturales y pol?ticos, pero tambi?n por carecer de algunas lecturas teol?gicas y sapienciales de cuanto estaba sucediendo, la relaci?n del llamado "mundo cat?lico" con la comunidad italiana m?s amplia, frecuentemente ha producido heridas internas a la misma catolicidad y, de rebote, situaciones de incomprensi?n con el mundo laico. Debemos reconocer que esto nos ha impedido dar toda nuestra aportaci?n al bien com?n de Italia. Para todos es una vocaci?n la identidad. Esto es verdad especialmente para la Iglesia, que puede dar plenamente la propia aportaci?n cuando toma toda su misi?n. Una teolog?a de la separaci?n entre fe y pol?tica se ha alternado con una teolog?a del compromiso directo, mientras que al mismo tiempo avanzaba, de manera no suficientemente advertida, una cultura del agnosticismo y del relativismo que, convirti?ndose en impositiva y casi dictatorial, golpeaba en su mismo coraz?n al mensaje cristiano, impidi?ndole de forma radical que lo recibiera. Perdido de vista el objetivo de que el hombre es capax veritatis, se hace imposible sostener que ?l puede ser capax Dei[1]. La cr?tica persistente, extenuante, ideol?gica, cr?tica, dirigida a la Doctrina Social de la Iglesia, con la pretensi?n de evitar un presunto integrismo cristiano, ha hecho insignificante hasta ahora el valor p?blico de nuestra fe, seg?n dos modalidades, opuestas en las motivaciones, pero convergentes en el ?xito: o poni?ndolas a seguir mesianismos terrenos de "profetismo sin Dios"[2], o tambi?n releg?ndola en la vida religiosa personal, aceptando en sustancia la idea de una laicidad como neutralidad[3]. Durante largo tiempo los cat?licos han alimentado fuertes dudas sobre la posibilidad y sobre la capacidad de la propia fe para animar una cultura social y pol?tica, y haciendo esto, no siempre han sido capaces de un discernimiento verdadero y aut?ntico. En la Carta a los Obispos Italianos del 6 de enero de 1994[4] Juan Pablo II invitaba precisamente a realizar este discernimiento (n. 5) en cuanto -escrib?a ?l- no ha cesado el deber de "expresar en el plano social y pol?tico la tradici?n y la cultura cristiana de la sociedad italiana" (n. 5) mediante una "presencia unida y coherente" (n. 6). Las claves para volver a semejante compromiso eran se?aladas con tres elementos conectados entre s?: el descubrimiento del un hecho, tomar conciencia de que las tendencias por las que Italia est? debilitada son propiamente las que "nacen del fondo de la negaci?n del cristianismo" (n 4), de que no existe "neutralidad" en el plano de los valores y, por ?ltimo, de que es necesario oponerse a un "modelo postiluminista de vida" (n. 4). Aquellas indicaciones son de notable actualidad, sobre todo tras la evoluci?n progresiva del magisterio de Juan Pablo II y las indicaciones que nos est? dando Benedicto XVI. Podr?amos resumirlo todo de la siguiente manera: la plena recuperaci?n de una teolog?a de la verdad permite que no se empobrezca en las conciencias de los fieles el sentido de la verdad de la fe, el de plantear la relaci?n entre la fe y la raz?n sobre la colaboraci?n anal?gica, la de fundar la posibilidad de que el cristianismo contin?e creando cultura, la de permitir y la de prohibir a la fe cat?lica un papel p?blico y discernir en la modernidad las tendencias nihilistas de las aut?nticamente humanistas. Creo que los obispos italianos entendieron exactamente esto cuando en las Orientaciones pastorales para este decenio invitaban a testimoniar una fe adulta y "pensada"[5]. Tambi?n la Nota doctrinal de la congregaci?n para la doctrina de la Fe del a?o 2002 afirmaba que "la fe en Jesucristo [...] exige a los cristianos el esfuerzo de entregarse con mayor diligencia en la construcci?n de una cultura que, inspirada en el Evangelio, reproponga el patrimonio de valores y contenidos de la Tradici?n cat?lica"[6]. Tambi?n invitaba ?sta a "evitar el peligro de una di?spora cultural de los cat?licos"[7]. No ser?a dif?cil descubrir el mismo mensaje tambi?n en el discurso de Benedicto XVI a la IV Asamblea Eclesial de Verona[8]. Pero el fundamento de semejante compromiso no hay que entenderlo solamente como fidelidad a la historia de nuestro pa?s, sino como fidelidad a la verdad y a la tradici?n eclesial, expresi?n de la misma verdad a lo largo de la historia. Poni?ndonos despu?s en el punto de vista de la sociedad y de la pol?tica italiana, no debemos pensar que estas acepten la dimensi?n p?blica del cristianismo s?lo por continuidad con la historia italiana, porque eso puede resultar demasiado d?bil respeto al r?pido desencanto al que est?n sujetas las nuevas generaciones. La fe cristiana reivindica el papel p?blico exacto en cuanto que es expresi?n de verdad y, por tanto, de racionalidad y de plena humanidad. La nuestra es la fe "en un Dios de rostro humano"[9]. Por id?ntico motivo, ?sta es indispensable para el bien com?n y para una raz?n p?blica que no quiera plantearse como fundamentalista. Estas exigencias fundamentales no pueden hacerse realidad si no es construyendo cultura, incluso social y pol?tica. Aqu? se inserta plenamente la Doctrina Social de la Iglesia -sobre la que volver? inmediatamente- que, como dice Benedicto XVI, est? en el cruce entre la fe y la raz?n[10].

II.- El segundo elemento sobre el que querr?a llamar vuestra atenci?n consiste en desarrollar lo dicho hasta ahora. Cuanto est? en juego la verdad del cristianismo tambi?n est? en juego la verdad del hombre. La Iglesia italiana se ha dado desde hace tiempo el programa del "Proyecto cultural". Hoy este programa, como sostiene el Cardenal Camillo Ruini, est? junto a un nudo fundamental que lo reconduce a su verdadera naturaleza y lo abre a un compromiso todav?a m?s amplio y profundo. Me refiero al hecho de que la "nueva cuesti?n antropol?gica"[11], fruto de las inauditas posibilidades t?cnicas de manipulaci?n del hombre, emerge tambi?n hasta tal punto que ya no se puede separar de la cuesti?n social y viceversa. Recuperar la plena verdad sobre el hombre, sobre su lugar en el cosmos y en la historia, sobre su naturaleza metaf?sica y su misma identidad antropol?gica, es el camino absolutamente necesario hoy para plantearse de manera adecuada la cuesti?n social en su totalidad. Se trata de un recorrido obligado que pide un compromiso cultural amplio y coordinado, la colaboraci?n estrecha entre Centros de pensamiento y Organismos de acci?n social. El bien com?n tiene necesidad de un nuevo compromiso entre la inteligencia y la caridad.

Aqu? debemos reconocer una falta de los cat?licos italianos en el pasado m?s o menos reciente. No hemos captado hasta el fondo y durante bastante tiempo que los temas de la vida y de la bio?tica no eran temas sectoriales, sino de valor social fundamental. S?lo por poner dos ejemplo entre los m?s evidentes, aunque no sean de los m?s importantes: las ense?anzas de la Doctrina Social de la Iglesia o de la moral social no tratan el problema de la vida; las colecciones de las enc?clicas sociales nunca contienen la enc?clica Evangeliun vitae[12]. No conseguiremos dar una aportaci?n v?lida al bien com?n de Italia si no es ampliando la cultura de la vida, de la bio?tica m?s all? de la bio?tica, y haciendo que se convierta en verdadera y propia cultura social y pol?tica. El motivo es de fundamental importancia: la acogida de la vida nos abre a la acogida de lo indisponible[13] y por eso funda una cultura de la vocaci?n m?s que una cultura del poder. Si las cuentas no cuadran sobre el tema de la vida tampoco pueden cuadrar por ninguna otra parte y de ning?n otro aspecto del bien com?n.

III.- Por esto dec?a que el "Proyecto cultural" es hoy empujado a mirar en profundidad a sus propias ra?ces y a abrirse a un compromiso m?s amplio. Dentro de este compromiso asume un papel fundamental la Doctrina Social de la Iglesia. Perm?tanme hacer observaciones cr?ticas y constructivas sobre este tercer punto.

Las incertidumbres de las que he hablado al principio sobre la naturaleza de la doctrina social -incertidumbres ya fuera del tiempo, pero que todav?a resisten obstinadamente ac? y all?- han sido decididamente eliminadas por el Magisterio pontificio de estos ?ltimos decenios. Me agrada recordar que Juan Pablo II ha precisado[14] que la Doctrina Social de la Iglesia nace de la fe cristiana, o sea, de las palabras y de la praxis de Jes?s y de su anuncio pascual de liberaci?n del pecado y de la muerte. Nace de una promesa y de un empe?o de vida nueva, que tiene que implicar tambi?n a las relaciones sociales entre los hombres. Es expresi?n de una esperanza en una sociedad renovada y de una caridad que se hace solidaridad concreta de la inteligencia y del coraz?n. La doctrina social no es marginal a la vida cristiana, ni es extra?a al anuncio de la Iglesia. Por esto ella est? estructuralmente ligada a la liturgia y a la catequesis, a la oraci?n y a la espiritualidad cristianas y es el coraz?n de la pastoral social. Esta tambi?n es el instrumento a trav?s del cual las comunidades cristianas se hacen sujetos de cultura social y pol?tica; los laicos cristianos encuentran en ella la referencia com?n para un compromiso con las realidades temporales jam?s puede ser simple adaptaci?n al mundo. Me complace tambi?n recordar que Benedicto XVI ha colocado la Doctrina Social de la Iglesia en el centro de la enc?clica Deus caritas est[15], como instrumento con el que la caridad purifica a la justicia y la fe purifica a la raz?n. No ser? posible contribuir al bien com?n a trav?s de una nueva cultura de la verdad sin una utilizaci?n sistem?tica de la doctrina social y sobre todo, sin una utilizaci?n de la misma como motor de una interdisciplinariedad ordenada. Pero debemos reconocer que todav?a estamos lejos de un di?logo fecundo de las disciplinas entre ellos y con la doctrina social como tambi?n de un plano formativo aut?ntico que tenga en el centro la doctrina social vista, a su vez, dentro de toda la vida de la Iglesia.

Ha existido un periodo de nuestra historia reciente en la que parec?a que la doctrina social podr?a recuperar un verdadero papel de lanzamiento del pensamiento y de la actividad social y pol?tica de los cat?licos italianos. Me refiero a los primeros a?os Noventa del siglo pasado. Seguramente exist?an causas hist?ricas: la publicaci?n de Centesimus annus (1991), la celebraci?n del centenario de Rerum novarum (1881-1991), los hechos relacionados con la ca?da del Muro de Berl?n (1989) y de la Uni?n Sovi?tica (1991). Se respiraba un aire nuevo y el Magisterio de Juan Pablo II sobre la centralidad de la Doctrina Social de la Iglesia para la vida cristiana parec?an dar frutos tambi?n en nuestro pa?s. Se daba un nuevo fervor que se expresaba de muchas maneras y a trav?s de muchos signos. Desear?a recordar algunos acontecimientos muy importantes de aquellos a?os. La recuperaci?n de las Semanas Sociales, decidido en 1988, la XLI Semana social en 1991 sobre el tema "Los cat?licos italianos y la nueva juventud de Europa" y la XLII Semana en 1993, sobre el tema "Identidad nacional, democracia y bien com?n". (La XLIII se tuvo en N?poles en 1999, sobre el tema de la sociedad civil, y la XLIV en Bolonia el a?o 2004, sobre la democracia). El Documento "Evangelizar lo social" de la Comisi?n Episcopal para los problemas sociales y del trabajo (1992). Se trataba de un "Directorio de pastoral social" que, por primera vez, defin?a finalidades, m?todos, instrumentos y sujetos de la pastoral social en Italia, dirigido a la acci?n pastoral social de toda la comunidad cristiana, para motivar, empujar, coordinar, sostener y, sobre todo, insertar tal acci?n dentro de la vida ordinaria de la Iglesia. El Encuentro nacional sobre "Familia y trabajo en la sociedad italiana", organizado por la Conferencia Episcopal Italiana a trav?s de la Oficina nacional para los problemas sociales y el trabajo (1994). Se trat? de un experimento v?lido de colaboraci?n entre las Oficinas de la CEI -la de los problemas sociales y el trabajo y la de la familia- y sobre todo de construcci?n de una cultura social interdiciplinar a partir de la Doctrina Social de la Iglesia. Semejantes experiencias tienen el m?rito de indicar un m?todo de amplio espectro y de mirar no a lo contingente, sino a la construcci?n del ma?ana. El replegarse sobre peque?os problemas, la atenci?n s?lo a la espiritualidad social, el desentenderse de una construcci?n cultural verdadera y precisa y de un proyecto org?nico no son condiciones para valorar plenamente todo lo que la Doctrina Social de la Iglesia puede dar al bien com?n de Italia. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, publicado en el 2004 por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, ha sido acogido con entusiasmo, pero ?se utiliza de manera aut?ntica y sistem?tica?[16]

El bien com?n tiene necesidad de una raz?n p?blica que no excluya a la verdad de la fe cristiana. Tiene necesidad de cat?licos que no reduzcan la propia fe a buenos sentimientos sino que tambi?n den testimonio del car?cter veritativo de la misma. Tiene necesidad de que la caridad y la verdad se encuentren para un servicio inteligente a favor del hombre, expresi?n de "todo lo grande que en Jesucristo Dios ha dicho al hombre y a su historia"[17]. La Doctrina Social de la Iglesia se coloca precisamente en el cruce de los caminos trazados por la caridad y por la verdad. Solo pide que sea asumida y testimoniada por lo que ella es.

Traducci?n de Juan Manuel D?az S?nchez

Publicado por la p?gina web del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz

http://www.justpax.it

[1] CREPALDI, Giampaolo - FONTANA, Stefano. La dimensi?n interdisciplinar de la doctrina social de la Iglesia. "Un estudio sobre el Magisterio". Ed. Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC). M?xico D.F., 2006. 134 pp. [CREPALDI, Giampaolo - FONTANA, Stefano. La dimensione interdisciplinare della Dottrina sociale della Chiesa. "Uno studio sul magistero". Ed. Cantagalli. Siena, 2006. 238 pp.].

[2] CONGREGACI?N PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los cat?licos en la vida pol?tica. Librer?a Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2002. 19 pp.

[3] Cf. Sobre esta cuesti?n: G. CREPALDI. Brevi note sulla laicit? secondo Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. BOLLETTINO DI DOTTRINA SOCIALE DELLA CHIESA II (2006) 1, pp. 3-16.

[4] JUANPABLO II. Carta a los Obispos Italianos. "Las responsabilidades de los cat?licos frente a los retos del actual momento hist?rico. Llamada un una gran oraci?n del pueblo italiano". 6 de marzo de 2004. Suplemento a L'OSSERVATORE ROMANO, del 13 de enero de 2004.

[5] "Comunicare il Vangelo in un mondo che cambia". Orientamenti pastorali dell'Episcopato italiano per il primo decennio del 2000, 29 giugno 2001. Ed. Elle Di Ci. Leumann (Torino) 2001, n. 50, pp. 61-64.

[6] CONGREGACI?N PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Nota doctrinal... cit. n. 7, p. 23..

[7] Ibidem.

[8] BENEDICTO XVI. Discurso a los obispos, sacerdotes y fieles laicos participantes en la IV Asamblea Eclesial Nacional Italiana. Feria de Verona. Jueves 19 de octubre de 2006. L'OSSERVATORE ROMANO, 20 de octubre de 2006, pp. 6-7.

[9] Ibid, p. 6

[10] BENEDICTO XVI. Deus caritas est, n. 28a.

[11] CARD. C. RUINI. Questione antropologica e questione sociale oggi. "Relazione alla Conferenza internazionale su "Universit? e Dottrina sociale della Chiesa. Compito comune per un umanesimo integrale e solidale", Pontificio Consiglio della Giustizia e della Pace - Congregazione per l'Educazione cattolica, Roma 17-18 novembre 2006.

[12] Las dificultades para insertar plenamente el compromiso por la vida dentro de un compromiso social, y viceversa, las han puesto en evidencia en el intento de corregir la tendencia, el simposio internacional "La defensa de la vida: una misi?n de la ense?anza social cristiana", organizada por el Pontificio Consejo Justicia y Paz y por la Asociaci?n Internacional para la Ense?anza Social Cristiana (AIESC) que han tenido lugar en el mencionado dicasterio desde el 15 al 16 de septiembre de 2006.

[13] "El respeto de la vida pone inequ?vocamente a la sociedad ante lo indisponible y por tanto ejerce la funci?n de matriz fundante de una cultura de los deberes [...] Si, en efecto, la vida no es vista como un don y como una responsabilidad incondicionada que hay que asumir ?qu? otra responsabilidad puede tener un significado que obligue a la Comunidad?" (FONTANA, Stefano. Per una politica dei doveri dopo il fallimento della stagione dei diritti Ed. Cantagalli. Siena 2006, p. 108).

[14] Para las cuestiones relacionadas con la naturaleza de la doctrina social de la Iglesia remito a: CREPALDI, Giampaolo - FONTANA, Stefano. La dimensione interdisciplinare della Doctrina sociale della Chiesa cit.

[15] G. CREPALDI. La carit? sociale della Chiesa nella Deus caritas est di Benedetto XVI. BOLLETTINO DI DOTTRINA SOCIALE DELLA CHIESA II (2006) 5, pp. 3-14.

[16] Cf algunas consideraciones en: G. CREPALDI. Le associazioni, i movimenti dei cristiani laici e il compendio della Dottrina sociale della Chiesa. BOLLETTINO DI DOTTRINA SOCIALE DELLA CHIESA I (2005) I, pp. 4-15.

[17] BENEDICTO XVI. Discurso a los obispos, sacerdotes y fieles laicos participantes en la IV Asamblea eclesial nacional italiana... cit. p. 6.
Publicado por verdenaranja @ 20:39  | Hablan los obispos
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