Exhortaci?n pastoral emitida por los obispos de Venezuela al final de su asamblea ordinaria plenaria con el t?tulo ?Caminos de Reconciliaci?n y esperanza?.
A todos los hombres y mujeres de buena voluntad
I- INTRODUCCION
1. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela, como leg?timos pastores de la Iglesia, compartiendo con el pueblo sus esperanzas y angustias e interpretando sus anhelos, queremos aportar nuestra visi?n cristiana para iluminar las conciencias y se?alar caminos de reconciliaci?n y esperanza a la luz del Evangelio, a fin de lograr unidos una Venezuela en paz.
2. Lo hacemos en el gozo de las recientes celebraciones navide?as, e inspirados por la Carta Enc?clica "Salvados por la Esperanza" del Papa Benedicto XVI y por su mensaje con motivo de la Jornada Mundial por la Paz, a fin de trabajar juntos y hacer de nuestra tierra una "Casa Com?n" al servicio de toda la familia humana.
3. Los Obispos consideramos que el mejor servicio que debemos darle a nuestra patria, en estos momentos de antagonismos entre los venezolanos, es el de mantenernos unidos, de ser fieles en anunciar al pa?s el Evangelio de la Reconciliaci?n, de establecer puentes de entendimiento y aportar valores y principios ?ticos para la construcci?n de una cultura de la paz y de la solidaridad.
4. Los venezolanos anhelamos profundamente encontrarnos de nuevo como hermanos y hermanas en torno a lo que tenemos m?s en com?n: la vida y la dignidad sagrada de toda persona humana.
II.- REALIDAD INTERPELANTE
5. Damos gracias a Dios por la liberaci?n de dos hermanas de la Rep?blica de Colombia, compartiendo su alegr?a y la de sus familias, al tiempo que deseamos que todos los que sufren cautiverio, tanto en Colombia como en Venezuela, alcancen lo mas pronto posible la anhelada liberaci?n.
6. Queremos, ante todo, resaltar los valores positivos que encontramos en nuestra sociedad actual. Es innegable que nuestro pueblo ha avanzado en su autoestima y en la conciencia de su dignidad; su participaci?n pol?tica se ha incrementado y encontramos un aumento sensible de la organizaci?n comunitaria. En todo ello percibimos aspectos positivos que manifiestan signos de la presencia del Reino de Dios y exhortamos a su perfeccionamiento e incremento.
7. Vemos con esperanza el despertar de una juventud con conciencia social y pol?tica, animada por deseos aut?nticos de libertad, verdad, justicia y solidaridad. "La Iglesia ve en la juventud la constante renovaci?n de la vida y de la humanidad y descubre en ella un signo de s? misma" .
8. Sin embargo, no podemos eludir los problemas que nos aquejan y que exigen una intervenci?n m?s oportuna y eficaz. La persistente situaci?n de injusticia por la pobreza de las mayor?as, ante la riqueza e indiferencia de una minor?a, ha causado odios y enfrentamientos. Esta situaci?n de injusticia es un clamor a Dios y es insostenible por m?s tiempo.
Necesitamos superar, no obstante, cualquier proyecto de justicia social que se alimente del populismo y se fundamente en ideolog?as autoritarias y materialistas que fomenten el odio, la violencia y el paternalismo.
9. La violencia y la inseguridad mantienen en constante amenaza la vida de todos en el Pa?s, sin tomar en cuenta las clases sociales ni las militancias pol?ticas. La delincuencia, el secuestro, el crimen, el sicariato y el narcotr?fico, han creado un clima de zozobra. Un ejemplo de esta realidad, es el caso de la frontera, donde los vac?os de autoridad, el mal funcionamiento de los servicios p?blicos, la ausencia de organismos de seguridad y defensa, la han transformado en tierra de nadie.
10. Preocupa tambi?n la persistencia de la inseguridad civil y jur?dica, la lentitud en la administraci?n de la justicia, la precaria situaci?n de los detenidos por motivos pol?ticos, las condiciones infrahumanas de vida de los procesados y condenados en los retenes y centros penitenciarios del Pa?s y el creciente e incontrolable flagelo de la corrupci?n.
11. Denunciamos, del mismo modo, el relativismo ?tico que debilita la conciencia; el materialismo y el consumismo; la permisividad sexual; el narcotr?fico manifestado de muchas maneras, sobre todo en el lavado de dinero; las discriminaciones y el menosprecio de los dem?s.
III.- COMUNION Y SOLIDARIDAD
12. La Iglesia en Venezuela unida al Papa desea manifestar, con valent?a y esperanza la verdad que ha cambiado al mundo: "Dios es Amor" (I Jn. 4, 8). Esta verdad se nos ha manifestado en su Hijo Jesucristo, en quien el hombre encuentra la realizaci?n de su vocaci?n a la comuni?n con Dios y con sus hermanos, hecha caridad y solidaridad fraterna.
13. Juan Pablo II, siguiendo el Mensaje del Evangelio y de la Tradici?n de la Iglesia, nos dijo que "La Solidaridad es un camino hacia la Paz" y Benedicto XVI nos ha recordado que la Justicia y la Solidaridad s?lo se dan realmente en aquellos que viven el Amor a Dios y a los hermanos, ya que Cristo crucificado "reconcilia la justicia y el amor" . "Esta es nuestra esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente" . Estamos convencidos de que en estos principios se encuentra el itinerario que debemos seguir para lograr el don de la paz y de la reconciliaci?n entre los venezolanos.
IV.- AL SERVICIO DEL PUEBLO
14. Para consolidar las bases de una sana democracia es necesario defender y promover a la familia como n?cleo fundamental de la sociedad y santuario de la vida; fortalecer la autonom?a de los poderes p?blicos; mejorar la calidad de la educaci?n en todos sus niveles y favorecer la transmisi?n de valores ciudadanos, morales y religiosos, a trav?s de los medios de comunicaci?n social, la formaci?n ciudadana para la paz y la reconciliaci?n y la continuidad de los programas de Educaci?n Religiosa Escolar.
15. Reafirmamos como absoluta prioridad el cumplimiento de las leg?timas esperanzas de la mayor?a de nuestro pueblo: la seguridad, la vivienda, la salud y un empleo digno y estable, que promocione a la persona y permita el disfrute de los beneficios conquistados por una larga historia de luchas sociales en nuestro pa?s y en todo el mundo por el movimiento obrero. El empleo digno exige la remuneraci?n con un salario justo que permita a todas las familias cubrir la canasta b?sica y el ahorro honesto. Pedimos a los dirigentes pol?ticos de todos los sectores que no prioricen la conquista del poder sobre el verdadero y anhelado cambio social.
16. Es necesario promover una verdadera primac?a de la familia e independencia de las organizaciones sociales (vecinales, sindicales, estudiantiles, etc.) frente a los poderes econ?micos, partidistas y frente al Estado; buscar medidas apropiadas para frenar el alto costo de la vida y el desabastecimiento de alimentos; facilitar el acceso a una vivienda digna y darle verdadero empuje y sostenimiento a lo positivo de los programas sociales del Gobierno.
V.- DIALOGO Y REENCUENTRO
17. Hemos de apostar por el bien com?n del pa?s, promover el di?logo y el reencuentro de todos los hombres y mujeres de Venezuela, fortalecer m?s lo que nos une que lo que nos puede separar, recorrer juntos un mismo camino, cultivando la convivencia tolerante y respetuosa.
18. Para reconstituir las buenas relaciones entre sectores y grupos enfrentados, necesitamos volver a un di?logo franco, afable, confiado y prudente. "El di?logo no es orgulloso, no es hiriente, no es ofensivo. Su autoridad es intr?nseca por la verdad que expone, por la caridad que difunde, por el ejemplo que propone; no es un mandato, ni una imposici?n. Es pac?fico, evita los modos violentos, es paciente, es generoso" .
19. Si queremos conseguir una paz estable y duradera, es imprescindible que todos tengamos la voluntad de escuchar al otro, de dialogar y de trabajar mancomunadamente por el bien com?n. Todos, pero principalmente los gobernantes, tienen una responsabilidad primaria en tomar la iniciativa a favor del reencuentro de todos los venezolanos.
20. Para avanzar por la ruta del di?logo y de la conciliaci?n hay que evitar el insulto, la descalificaci?n y la agresi?n a personas e instituciones, tanto civiles como eclesi?sticas. Sirva de ejemplo, la aparici?n de letreros ofensivos y el lanzamiento de una granada a la Nunciatura Apost?lica; el incidente de agresi?n contra la persona del Se?or Cardenal Jorge Urosa Savino y las amenazas de promover esc?ndalos.
21. Reiteramos nuestra convicci?n de que el lema "Patria, socialismo o muerte" u otros semejantes, contrarios al valor de la vida, no ayudan al urgente trabajo del reencuentro de todos los venezolanos.
22. Con la voluntad de crear espacios y ambientes favorables para la conciliaci?n, exhortamos a los partidos pol?ticos y al sector oficial, a no enfrascarse desde ahora en una nueva campa?a electoral, sino m?s bien, dedicarse a la soluci?n solidaria de los problemas que aquejan a nuestro pueblo.
23. La depuraci?n del registro electoral ser?a un paso importante para profundizar los cambios y mejorar la confianza de la poblaci?n en el Consejo Nacional Electoral, en vista a las pr?ximas elecciones de gobernadores y alcaldes.
24. Necesitamos fomentar una cultura de la honestidad y de la transparencia para que las instituciones nunca sirvan a la corrupci?n o a los intereses ego?stas.
VI.- RECONCILIACION NACIONAL
25. Los venezolanos queremos avanzar por caminos democr?ticos y no bajo sistemas que coarten las libertades fundamentales, rechazando la violencia, el odio y la lucha de clases. Esto nos interpela y nos mueve, como embajadores de Cristo, a rogarles en su nombre que acepten reconciliarse con Dios y no desaprovechar su bondad y paciente misericordia (Cf. II Co. 5, 20).
26. La reconciliaci?n no es vuelta al pasado para asumir una praxis poco transformadora; apunta m?s bien a superar la lucha que intenta eliminar al adversario, crea las condiciones objetivas que se comparten y exige compromiso a favor del bien com?n. Ella exige un profundo cambio de nuestra mente, coraz?n y estilo de vida. As? como el Se?or se hizo pobre para darnos vida, necesitamos comprometernos con los empobrecidos de nuestra naci?n, para buscar junto con ellos las causas y soluciones de sus problemas, en lugar de utilizarlos en proyectos pol?ticos o ideol?gicos.
27. No hay reconciliaci?n sin el perd?n que "cura las heridas y restablece en profundidad las relaciones humanas truncadas". As? es posible una "pol?tica del perd?n", con la aplicaci?n de una justicia "con rostro humano (...), capaz de superar el instinto espont?neo de devolver mal por mal (...). La capacidad de perd?n es b?sica en cualquier proyecto de una sociedad futura mas justa y solidaria". "No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perd?n" . Pedimos perd?n si, en nuestras declaraciones y posturas, hemos herido a personas o instituciones, o hemos obstaculizado el di?logo y el entendimiento entre los venezolanos.
28. Un positivo gesto de reconciliaci?n por parte del Gobierno, ha sido promover medidas de gracia. En este sentido, esperamos medidas a favor de otros venezolanos procesados o condenados por presuntos delitos vinculados con posiciones pol?ticas. Al margen de que se puedan otorgar medidas de gracia, recordamos el derecho a ser juzgados en libertad que tienen los funcionarios policiales, actualmente detenidos, en raz?n del debido proceso, ya que el lapso legal establecido para juzgarlos bajo detenci?n ha sido con creces excedido. As? tambi?n, en esta l?nea de reconciliaci?n, solicitamos que el caso de Nixon Moreno se resuelva dentro de la tradici?n cristiana y latinoamericana del asilo diplom?tico.
29. Conscientes de la situaci?n de la que han sido v?ctimas los trabajadores despedidos masivamente de la industria petrolera nacional, en virtud de los principios de justicia social y sus derechos laborales, ver?amos como acto de reconciliaci?n del Gobierno Nacional, el pago de los beneficios que les corresponden, a quienes a?n no los han recibido, as? como las ayudas necesarias para que encuentren nuevas fuentes de trabajo en el marco del derecho a la no discriminaci?n social ni pol?tica. Medidas similares deber?an tomarse respecto de todos aquellos que hayan perdido su empleo en el servicio p?blico por razones pol?ticas.
30. No contribuir?a a la paz nacional el intento de volver a proponer una reforma que fue rechazada por una significativa parte del pueblo; adem?s, la Carta Magna vigente no permite que sea presentada en un mismo per?odo constitucional.
VII.- DISCIPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO.
31. Movidos por el Esp?ritu Santo, nos disponemos a asumir el reto de aplicar las ense?anzas y conclusiones del Concilio Plenario de Venezuela y de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida, que se est?n traduciendo en proyectos pastorales a nivel nacional y diocesano. A ello nos impulsan: la Misi?n Continental, los Congresos Misionero y Eucar?stico y el A?o Paulino, que nos ayudar?n a un nuevo despertar de nuestra conciencia como disc?pulos y misioneros de Jesucristo. La conmemoraci?n de los 40 a?os de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Medell?n, es una oportunidad para reafirmar que "la solidaridad humana no puede realizarse verdaderamente sino en Cristo" .
32. Compartimos con toda Venezuela la grata noticia de la beatificaci?n de la Madre Candelaria de San Jos?, a celebrarse el pr?ximo 27 de abril. Es la segunda mujer venezolana, junto con la Madre Mar?a de San Jos?, en ser elevada a los altares. En ella encontramos el modelo de una venezolana cabal, mujer de pueblo, humilde servidora de los desamparados y educadora cristiana; fundadora con Mons. Sixto Sosa de la Congregaci?n de las Hermanitas de los Pobres de Altagracia de Orituco, hoy conocidas como Hermanas Carmelitas Venezolanas o Hermanas de la Madre Candelaria.
33. Exhortamos a todos los cat?licos y personas de buena voluntad a orar y trabajar por la paz y la reconciliaci?n, por la solidaridad y la conversi?n de todos nosotros y a realizar un proyecto com?n de Pa?s sin exclusi?n. Les invitamos a edificar unidos el Reino de Dios, optando por los pobres y prestando un eficaz servicio a la verdad.
34. Como Pastores, estamos comprometidos a caminar con nuestro pueblo, a mejorar nuestra disposici?n para el encuentro, a ser instrumentos de reconciliaci?n sobre la base de la solidaridad y la conversi?n. Encomendamos este camino de Reconciliaci?n Nacional a Mar?a de Coromoto que, "como Madre de tantos, fortalece los v?nculos fraternos entre todos, alienta a la reconciliaci?n y el perd?n, y ayuda a que los disc?pulos de Jesucristo se experimenten como una familia, familia de Dios".
Con nuestra bendici?n.
Los arzobispos y obispos de Venezuela.
Caracas, 11 de enero de 2008.