Carta semanal del Arzobispo de Valencia Don Agust?n Garc?a-Gasco Vicente par ael Domingo 13 de Enero de 2008 La familia, comunidad de paz
La preocupaci?n por la paz en el mundo debe llevarnos a buscar las ra?ces m?s profundas de ese noble deseo humano. Si la paz nace del coraz?n humano, si se manifiesta en las relaciones que establecemos entre personas, entre varones y mujeres y entre pueblos, naciones y culturas, entonces el estrato m?s profundo de una cultura de la paz ha de buscarse en la educaci?n familiar. El Santo Padre ha querido, por ello, que el lema del Mensaje de la Paz de este a?o sea ?familia humana, comunidad de paz?.
?Qu? relaci?n profunda existe entre la familia y la paz? Benedicto XVI lo aclara con precisi?n: ?la primera forma de comuni?n entre las personas es la que el amor suscita entre un hombre y una mujer decididos a unirse establemente para construir juntos una nueva familia?. El modelo de la comuni?n familiar sirve tambi?n para los pueblos de la tierra, ya que est?n ?llamados a establecer entre s? relaciones de solidaridad y colaboraci?n, como corresponde a los miembros de la ?nica familia humana?.
Cuando se pone a Dios como fundamento de la vida humana resulta f?cil deducir que todos los pueblos ?forman una ?nica comunidad y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el g?nero humano sobre la entera faz de la tierra; tambi?n tienen un ?nico fin ?ltimo, Dios?. As? lo expres? el Concilio Vaticano II y as? nos lo recuerda en el Mensaje de la Paz de este a?o el Santo Padre Benedicto XVI.
Poner en Dios el origen y la meta de la vida de las personas y de los pueblos es una verdad con consecuencias decisivamente favorables para que todos los seres humanos vivamos con paz y dignidad. Olvidar o silenciar a Dios de la convivencia humana nada ayuda a la hora de poner en s?lidos fundamentos el anhelo de paz que todos llevamos.
La familia es crucial para la educaci?n de las personas en su verdadera dignidad y en su armon?a con los dem?s. Benedicto XVI se?ala que ?la familia natural, en cuanto comuni?n ?ntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer es el lugar primario de ?humanizaci?n? de la persona y de la sociedad, la cuna de la vida y del amor?.
En primer t?rmino, la familia es el lugar primario de humanizaci?n de la persona. Los seres humanos estamos llamados a desarrollar una biograf?a personal insustituible e irreemplazable. S?lo cuando reconocemos el encargo de amor que hay en nuestras vidas, damos sentido a todo lo que hacemos. La familia nos suministra las relaciones humanas b?sicas en las que aprendemos la gram?tica del amor. La familia nos educa en el agradecimiento por los dones recibidos y en la responsabilidad de crecer dando a los dem?s lo que previamente se nos ha regalado.
En segundo t?rmino, la familia es el lugar primario de la humanizaci?n de la sociedad. Sin el calor del amor familiar la convivencia humana defrauda la expectativa m?s ?ntima de todo ser humano: amar y ser amado. Nadie puede vivir sin amor, nadie encuentra sentido a su vida si no puede agradec?rsela a su Padre Dios, si no la compromete en el servicio a los dem?s. Ni el poder, ni el dinero, ni el placer tienen la ?ltima palabra en la felicidad humana. S?lo la tiene el amor de verdad, el amor que se hace familia humana y divina.
En tercer lugar, la familia es la cuna de la vida y del amor. Si todos los seres humanos nos propusi?ramos acoger amorosamente la vida humana y desarrollarla al m?ximo, especialmente cuanto m?s d?bil y necesitada la encontr?semos, no cabr?a en nuestro mundo ni la violencia dom?stica, ni el aborto, ni la manipulaci?n gen?tica, ni el terrorismo, ni la guerra, ni tipo alguno de explotaci?n humana.
Para comprender que la paz es posible conviene considerar que ?en una vida familiar sana se experimentan algunos de los elementos esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos y hermanas, la funci?n de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros m?s d?biles, porque son peque?os, ancianos o est?n enfermos, la ayuda mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para acoger al otro y, si fuera preciso, para perdonarlo?.
Una sociedad sin familias, o con familias confundidas y debilitadas, es una sociedad continuamente expuesta a la violencia, carente de los recursos humanos b?sicos que son la levadura de la paz. Invertir en vida familiar sana es la mejor apuesta por la paz estable y duradera.
Con mi bendici?n y afecto,