Domingo, 10 de febrero de 2008
Comentario a las lecturas del domingo primero de Cuaresma -A, publicado en el Diario de Avisos en domingo 10 de Febrero de 2008, bajo el ep?grafe "el domingo, fiesta de os cristianos".

Tres eran tres


DANIEL PADILLA


El hombre anda dividido entre dos tendencias contrarias: la
vocaci?n de vivir en sociedad y la llamada al desierto. Por
una parte, tiende a agruparse, a vivir en compa??a. Para luchar contra las adversidades, para edificar juntos una casa, una ciudad, un modo de vivir. Por otra parte, el hombre anhela la paz, la soledad, el silencio. Y estas cosas las busca en el desierto, lejos de las multitudes. Hubo un tiempo en que el hombre se escapaba del caser?o y del campo, abrumado de ser un solitario, y quer?a formar parte de las multitudes de la ciudad. Pe-ro, cada d?a m?s, el hombre desea una parcelita en el campo; y en ella se hace una casa; y all? se pone a pensar. Como es verdad que "los hombres no somos islas", buscamos la compa??a de otros hombres. Pero como tambi?n es bastante verdad -?ay las masificaciones!- que "cada vez que estuve entre los hombres, volv? menos hombre", resulta que el hombre quiere evadirse y juega a "ser un robins?n" en un lugar tranquilo. "No es bueno que el hombre est? s?lo" dijo Dios en el Para?so. Pero Jes?s tambi?n dijo: "Entra en tu aposento, cierra la puerta: Dios te ver? en lo escondido y te escuchar?". Vocaci?n de ciudad, pues, y vocaci?n de desierto.

Y he aqu? que la liturgia, que tantas veces nos pinta a un Jes?s "rodeado de multitudes", hoy, al comenzar la Cuaresma, nos los presenta "caminando al desierto conducido por el Esp?ritu". Es el mismo Jes?s que vino a vivir entre los hombres, el mismo que se hizo semejante a ellos en todo menos en el pecado, el mismo que morir? por ellos. Pero ahora se va al desierto. All? estar? durante cuarenta d?as y cuarenta noches. ?Por qu??

No piensen ni por un momento, que se escapa, que quiere evadirse de los problemas de la humanidad. Al contrario. All? acude "para ser tentado por el diablo". Para ser probado. Para terminar de curtirse antes de lanzarse a su misi?n. Para templar su alma como el acero porque llega "su hora". Si su evangelio va a consistir en "implantar su reino contra los poderes del mal", aqu? le vemos ir directamente contra el maligno, contra el principe del mal, contra el "principe de este mundo".

Contemplen la aleccionadora batalla. Jes?s va a jugar al contraataque. El maligno es quien ataca. Y, curiosamente, no le va a proponer que renuncie a la implantaci?n de ese reino. Al contrario. Le va a ofrecer tres caminos seguros, f?ciles y atrayentes para implantarlo cuanto antes: la primac?a de lo material: -"Di que estas piedras se conviertan en panes"-, la t?ctica de la exhibici?n: -"Arr?jate de esta torre, que los ?ngeles te recoger?n en sus manos"- y la conquista del dominio pol?tico: -"To-do esto te dar? si te arrodillas". Son tres propuestas para una campa?a electoralista. Un tr?ptico captador de votos. Exito a la vista.

Pero conviene estudiar la contraoferta de Jes?s, empaparse a fondo en el mensaje de sus palabras claras. Porque da la casualidad de que el hombre de este tiempo, aunque haya cambiado el contexto, sigue siendo atacado por los mismos tres flancos. El enemigo emplea las mismas armas. Juan habla ya de ellas: la concupiscencia de la carne, la soberbia de la vida y la codicia. Nada nuevo bajo el sol. Lo nuevo estar? siempre en el trio de ases que saca Jes?s:

- "No s?lo de pan vive el hombre". Debemos recordarlo siempre. Porque vivimos en un mundo "instalado y c?modo" cuyo m?ximo valor es el "bienestar". ?Nada de privaciones asc?ticas!

- "No tentar?s al se?or tu Dios". Pensemos en ello. Pues, ca-da d?a m?s, buscamos un cristianismo de resultados r?pidos y triunfalismos gloriosos. ?As? nos luce!

- "Al Se?or adorar?s y a El s?lo servir?s". ?Somos monote?stas o polite?stas? Creo que todos tenemos un "pante?n" con muchos ?dolos. Ante ellos, nos arrodillamos, nos arrastramos, nos degradamos. ?Que levante la mano el que diga que no!
Publicado por verdenaranja @ 18:18  | Espiritualidad
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