Dentro del A?o dedicado a la Parroquia la Vicar?a nos env?a la siguiente reflexi?n y celebraci?n.y que entra dentro del PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 de la Di?cesis de Tenerife. ?Haz memoria de Jesucristo Resucitado? LA PARROQUIA QUE CELEBRA A JESUCRISTO
?La gente tiene sed, y trata de apagar esta sed con diversas diversiones. Pero comprende bien que esas diversiones no son el ?agua viva? que necesitamos. El Se?or es la fuente de ?agua viva?? por eso tratemos de beberla en la oraci?n, en la celebraci?n de la santa misa, en la lectura; tratemos de beber de esta fuente para que se convierta en fuente en nosotros, y podamos responder mejor a la sed de la gente de hoy, teniendo en nosotros el ?agua viva, la realidad del Se?or Jes?s?? Benedicto XVI OBJETIVOS a. Reflexionar con los agentes de pastoral sobre la importancia de la celebraci?n de su fe tanto nivel personal como comunitario.
b. Invitar a los agentes de pastoral de la parroquia a la reflexi?n sobre las consecuencias comunitarias de la celebraci?n de la fe
c. Buscar los medios para que las celebraciones sean expresi?n gozosa de la fe vivida en la parroquia.
DESARROLLO, DURANTE UNA TARDE CON LOS AGENTES DE PASTORAL Y TODOS AQUELLOS MIEMBROS DE LA PARROQUIA QUE DESEEN PARTICIPAR 1? Parte.- Reflexi?n compartida Iniciamos el encuentro con una reflexi?n en clave orante en la que se puedan exponer las claves que expresamos a continuaci?n ayudados por los textos que se proponen en el desarrollo.
La parroquia casa y escuela de Oraci?n.
La Eucarist?a como centro de la Vida Parroquial.
La Parroquia comunidad viva de fraternidad cristiana.
2? Parte.- Trabajo de Grupos ?PARROQUIA QUE CELEBRA A JESUCRISTO? - La Parroquia como propiciadora del encuentro con Cristo.
- La Parroquia creadora de espacio y tiempo para orar.
- La Parroquia como iniciadora en la oraci?n comunitaria.
- La Parroquia como espacio de formaci?n lit?rgica.
- Cuidado de la celebraci?n de la eucarist?a.
- Fomento de la participaci?n activa de los fieles.
3? Parte.- Celebraci?n de la Eucarist?a con V?speras 1? Parte.- Reflexi?n compartida Evangelio de San Mateo 6,5-13
5 ?Cuando or?is, no se?is como los hip?critas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. 6 Pero t?, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dar? tu recompensa.
7 ?Y al orar no repitas palabras in?tilmente, como hacen los paganos, que se imaginan que por su mucha palabrer?a Dios les har? m?s caso. 8 No se?is como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesit?is aun antes de hab?rselo pedido 9 Vosotros deb?is orar as?: ?Padre nuestro que est?s en el cielo, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. H?gase tu voluntad en la tierra as? como se hace en el cielo.11 Danos hoy el pan que necesitamos.12 Perd?nanos nuestras ofensas como tambi?n nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido. 13 No nos dejes caer en la tentaci?n y l?branos del mal.
14 ?Porque si vosotros perdon?is a los dem?s el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que est? en el cielo os perdonar? tambi?n a vosotros; 15 pero si no perdon?is a los dem?s, tampoco vuestro Padre perdonar? el mal que vosotros hac?is.
Exhortaci?n Apost?lica Christifideles Laici La parroquia 26. La comuni?n eclesial, a?n conservando siempre su dimensi?n universal, encuentra su expresi?n m?s visible e inmediata en la parroquia. Ella es la ?ltima localizaci?n de la Iglesia; es, en cierto sentido, la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas.
Es necesario que todos volvamos a descubrir, por la fe, el verdadero rostro de la parroquia; o sea, el ?misterio? mismo de la Iglesia presente y operante en ella. Aunque a veces le falten las personas y los medios necesarios, aunque otras veces se encuentre desperdigada en dilatados territorios o casi perdida en medio de populosos y ca?ticos barrios modernos, la parroquia no es principalmente una estructura, un territorio, un edificio; ella es ?la familia de Dios, como una fraternidad animada por el Esp?ritu de unidad?, es ?una casa de familia, fraterna y acogedora?, es la ?comunidad de los fieles
El compromiso apost?lico en la parroquia 27. Si la parroquia es la Iglesia que se encuentra entre las casas de los hombres, ella vive y obra entonces profundamente injertada en la sociedad humana e ?ntimamente solidaria con sus aspiraciones y dramas. A menudo el contexto social, sobre todo en ciertos pa?ses y ambientes, est? sacudido violentamente por fuerzas de disgregaci?n y deshumanizaci?n. El hombre se encuentra perdido y desorientado; pero en su coraz?n permanece siempre el deseo de poder experimentar y cultivar unas relaciones m?s fraternas y humanas. La respuesta a este deseo puede encontrarse en la parroquia, cuando ?sta, con la participaci?n viva de los fieles laicos, permanece fiel a su originaria vocaci?n y misi?n: ser en el mundo el ?lugar? de la comuni?n de los creyentes y, a la vez, ?signo e instrumento? de la com?n vocaci?n a la comuni?n; en una palabra ser la casa abierta a todos y al servicio de todos, o, como prefer?a llamarla el Papa Juan XXIII, ser la fuente de la aldea, a la que todos acuden para calmar su sed.
Benedicto XVI responde a Sacerdotes de la Di?cesis de Albano (31 Agosto 2006) La gente tiene sed. Y trata de apagar esta sed con diversas diversiones. Pero comprende bien que esas diversiones no son el ?agua viva? que necesitamos. El Se?or es la fuente del ?agua viva?. Pero en el cap?tulo 7 de san Juan nos dice que todo el que cree se convierte en una ?fuente?, porque ha bebido de Cristo. Y esta ?agua viva? (v.38) se transforma en nosotros en agua que brota, en una fuente para los dem?s.
As?, tratemos de beberla en la oraci?n, en la celebraci?n de la santa misa, en la lectura; tratemos de beber de esta fuente para que se convierta en fuente en nosotros, y podamos responder mejor a la sed de la gente de hoy, teniendo en nosotros el ?agua viva?, teniendo la realidad divina, la realidad del Se?or Jes?s, que se encarn?. As? podremos responder mejor a las necesidades de nuestra gente. (Benedicto XVI)
La Eucarist?a, culmen y fuente de la vida de la Iglesia La Eucarist?a es el centro de toda la vida cristiana, tanto comunitaria como personal. Por tanto, es el eje alrededor del cual gira toda la vida de la parroquia. Toda la actividad pastoral y misionera parte de la Eucarist?a y conduce hacia ella. En el altar nos ofrecernos por completo a Dios y en el altar recibirnos la misi?n.
Para comprender la importancia central de la Eucarist?a, podemos recurrir a una preciosa s?ntesis que aparece en el canon 897 del C?digo de Derecho Can?nico:
El sacramento m?s augusto, en el que se contiene, se ofrece y se recibe al mismo Cristo nuestro Se?or, es la Sant?sima Eucarist?a, por la que la Iglesia vive y crece continuamente. El Sacrificio eucar?stico, memorial de Ia muerte y resurrecci?n del Se?or, en el cual se perpet?a a lo largo de los siglos el Sacrificio de la cruz, es el culmen y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana, por la cual se significa y se realiza la unidad del Pueblo de Dios y se lleva a t?rmino la edificaci?n del Cuerpo de Cristo. As?, pues, los dem?s sacramentos y todas las obras eclesi?sticas de apostolado se unen estrechamente a la Sant?sima Eucarist?a y a ella se ordenan.?
Se hacen aqu? varias afirmaciones, ?ntimamente relacionadas, que vamos a intentar explicar.
1. Cristo est? en la Eucarist?a. Para nosotros Cristo es todo. Ser cristiano es vivir con, desde y para Cristo, es decir, identific?ndonos, m?s a?n, como insert?ndonos en su misma persona. Por eso san Pablo hablaba de vivir ?en Cristo? y dec?a que ese nombre, Cristo, designaba a la vez a una persona individual, Jes?s Hijo de Dios y un cuerpo de personas que se fund?an con ?l, los cristianos.
Pero, ?d?nde encontramos a Cristo para poder unirnos as? a El? Pues, sobre todo, en la Eucarist?a, En la celebraci?n eucar?stica Cristo est? presente de muchas maneras: en la asamblea de los fieles congregados en su nombre, en su palabra, en la persona del ministro y, de manera especial, en as especies eucar?sticas?. En virtud de las palabras de la consagraci?n, se produce una presencia ?nica de Cristo, a la que llamamos ?real? por antonomasia: todo Cristo, Dios y hombre, se hace presente de modo corporal y sustancial. No es ya la cercan?a de su palabra o de su acci?n, sino su misma persona. Hasta el punto que el pan y el vino que vemos, han dejado de ser tales para convertirse en el Cuerpo y la Sangre de Se?or.
Esta presencia de Cristo continua mientras se mantienen las especies del pan y del vino. Por eso los cristianos, desde muy antiguo, han guardado en un lugar especial algunas formas consagradas. Primero, para poder llevarlas a los enfermos. Pero tambi?n para poder adorar m?s tiempo a Jes?s en su entrega amorosa, tener un rato diario de amistad con ?l y asociarse a su intercesi?n salvadora por toda la humanidad. De este modo, el Sagrario se ha convertido en el coraz?n de la comunidad que ora unida a su Se?or. Y esta presencia permanente de Jes?s en la Eucarist?a, es adorada de forma comunitaria y solemne en las exposiciones del Sant?simo Sacramento, en Congresos y Vigilias, y en procesiones eucar?sticas como la del Corpus.
2. Cristo se ofrece en la Eucarist?a. Si Cristo se hace presente de tal forma es para entregarse al Padre por nosotros. En la Eucarist?a se hace presente, una y otra vez, el sacrificio de la cruz, en el que Cristo, al ofrecerse al Padre por nosotros, triunf? de la muerte y nos liber? a todos de pecado y de a muerte. Por eso decirnos que es un memorial y un sacrificio ya que en ella se recuerda y se realiza al mismo tiempo la entrega del Se?or. Y esto sucede as? para que nosotros, al participar de la Cena del Se?or, nos asociemos a su entrega ofreci?ndonos juntamente con ?l. De este modo Cristo, en su Iglesia, vuelve a vivir con sus hermanos su tr?nsito al Padre (?la Pascua!) y su acci?n de gracias por el Reino, y con ellos va nuevamente de este mundo a Dios.
3. Cristo se nos da en la Eucarist?a. La Eucarist?a es tambi?n el banquete que alimenta al Pueblo de Dios en su peregrinar por este mundo. Porque, por medio de la comuni?n en el Cuerpo y la Sangre del Se?or, participamos de los bienes del sacrificio pascual, renovamos la nueva alianza en la sangre de Cristo que nos constituye como pueblo, y anunciarnos y anticipamos el banquete final en el Reino del Padre, anunciando la muerte del Se?or hasta que vuelva.
4. La Eucarist?a hace la Iglesia. Al incorporarnos a Cristo por la recepci?n de su Cuerpo y de su Sangre, formamos un solo cuerpo. La uni?n con Cristo es la que produce la unidad del Pueblo de Dios, la iglesia. Por eso empleamos a misma palabra, ?comuni?n?, para designar nuestra participaci?n en la Eucarist?a y el lazo profundo que nos une a todos los cristianos. San Pablo lo explicaba as?: ?El pan que partimos, ?no es la comuni?n con el Cuerpo de Cristo? Porque, aun siendo muchos, somos un solo pan y un solo cuerpo, pues todos participamos de un solo pan? (1 Cor 10,16-17) - Y los cristianos tuvieron conciencia desde el principio de que era la Eucarist?a la que reun?a la Iglesia, como consta en la primera plegaria eucar?stica que conocemos: ?Como este pan, que estaba antes disperso por los montes, una vez recogido se ha hecho uno, as? se re?na tu Iglesia desde los confines de la tierra en tu Reino. (Didach?, 9,1).
Toda la actividad que desarrolla la iglesia para anunciar el Evangelio (primer anuncio, catequesis, predicaci?n, testimonio) y todo el itinerario del cristiano desde su primera conversi?n (catecumenado, Bautismo, Confirmaci?n) son actos preparatorios que conducen hacia este culmen donde se manifiesta y realiza la plenitud de la comunidad cristiana: todos unidos en torno a la mesa del Se?or. Y, de este centro, como de una fuente, nace todo el despliegue de la caridad y del compromiso por transformar el mundo, que no son m?s que consecuencias de la Eucarist?a, exigencias de un sacramento que necesita convertirse en vida.
La Eucarist?a, pues, hace la Iglesia. Pero la Iglesia, a su vez, es la comunidad cuya ?nica misi?n es hacer la Eucarist?a. Y la parroquia es Iglesia porque es la comunidad que convoca, prepara, celebra y verifica la Eucarist?a.
5. Comuni?n y misi?n en la Eucarist?a Parroquial. La comunidad parroquial debe vivir su Eucarist?a dominical como acogida de Cristo e identificaci?n con su misi?n. Cada domingo, la comunidad orante convocada por el ministerio apost?lico, revive, con Mar?a, la experiencia de Pentecost?s: recibe el Esp?ritu que la env?a a evangelizar a los pobres y a los pecadores.
Hay aqu? dos aspectos que, aunque est?n ?ntimamente relacionados, conviene distinguir.
En la Eucarist?a dominical, toda la comunidad parroquial se encuentra con Cristo. En la parroquia hay, o puede haber, muchos grupos evangelizadores, distintos en sus objetivos y opciones: en la Misa dominical todos se juntan para ofrecer sus actividades y recibir de nuevo el impulso del Esp?ritu. En la parroquia hay diferentes niveles de fe, desde los que se est?n iniciando hasta los cristianos m?s maduros: en la Eucarist?a del Domingo todos se unen para compartir la fe y enriquecerse con el testimonio mutuo. En la parroquia existen diferentes clases de personas, ni?os y mayores, hombres y mujeres, ricos y pobres: el Domingo, todos viven la experiencia de que, en Cristo, todos recibimos por igual la condici?n de hijos de Dios y formamos una sola familia. Por eso la Misa dominical es la manifestaci?n m?s clara y significativa de lo que es nuestra comunidad. Al encontrarnos con el Se?or, se nos revela nuestra verdad m?s profunda.
Pero, tambi?n en esta Eucarist?a dominical, la parroquia vive la profundidad del llamamiento misionero. Porque, el unirse con Cristo, su Cabeza glorificada, descubre que existen a?n muchos miembros que todav?a no han sido incorporados a su cuerpo y siente la necesidad de trabajar por el crecimiento del Cristo total en la humanidad, asumiendo todo lo que hay en el hombre. De este modo, en la Eucarist?a, la parroquia se va haciendo hogar de un cristiano que orienta su acci?n hacia el mundo de forma permanente.
En una palabra, la Eucarist?a es la manifestaci?n principal y la fuente de una comunidad parroquial evangelizada y evangelizadora.
La Parroquia, casa y escuela de oraci?n
Las parroquias han de propiciar que el encuentro con Cristo se exprese en petici?n de ayuda, acci?n de gracias, alabanza, adoraci?n, contemplaci?n, escucha y vivacidad de afecto hacia el arrebato del coraz?n. Han de ser ?casas y escuelas de oraci?n? para el aprendizaje de la oraci?n personal, la iniciaci?n a la oraci?n comunitaria y el aprecio de la Palabra de Dios.
Hoy por diferentes causas, apenas se ora y no resulta f?cil encontrar gu?as que inicien en la vida de oraci?n. Es necesario que la parroquia misma ofrezca espacios y tiempos para orar; que hayan personas con experiencia para atender a quienes se inician y den respuestas a quienes tienen dificultades.
Hay que buscar la forma de facilitar al Pueblo de Dios un espacio en el que sea posible hallar el recogimiento y el silencio. Tenemos que recuperar la costumbre de que los templos permanezcan abiertos algunas horas cada d?a, para que los fieles que as? lo deseen, puedan acudir a orar ante el sagrario.
Junto a la oraci?n personal es necesaria la iniciaci?n en la oraci?n comunitaria. La liturgia, ha dicho el Concilio Vaticano II, ?es la cumbre a la que tiende la acci?n de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apost?licos se ordenan a que todos, hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, se re?nan, alaben a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Se?or?. (SC 10)
Es necesario mejorar la formaci?n lit?rgica de nuestras comunidades. Recuperar especialmente el aprecio por el sacramento de la reconciliaci?n y la celebraci?n comunitaria de la muerte y de la resurrecci?n de Jesucristo en la Eucarist?a del domingo. Hay que destacar el aspecto de oraci?n en los dem?s sacramentos.
Cuidar la celebraci?n de la Eucarist?a: cantos, moniciones, etc. Descubrir y vivir el significado de la liturgia y de sus signos, la hondura de la oraci?n y la implicaci?n mutua entre la liturgia que celebrarnos en el templo y la respuesta creyente que damos a las cuestiones que plantea una existencia evang?lica.
Es preciso fomentar la educaci?n lit?rgica y la participaci?n activa de los fieles, externa e interna, conforme a su edad, condici?n, g?nero de vida y grado de cultura religiosa. Iniciar en el rezo de la Liturgia de las Horas y en ejercidos de piedad que resulten m?s apropiados a las costumbres y caracter?sticas de cada comunidad cristiana. Visitas al Sant?simo, adoraci?n eucar?stica.
Para el trabajo de Grupo: Comentar en grupo los aspectos fundamentales que m?s te han llamado la atenci?n y que podr?an ayudar al enriquecimiento de la dimensi?n celebrativa de la Parroquia.
Pistas de acci?n para lograr una parroquia viva que celebra a Jesucristo 1. Acogida de la Palabra de Dios. Introducir en el conocimiento y lectura de la Palabra de Dios, organizando unas charlas o cursillo b?blico.
2. Difundir la ?lectio divina? como m?todo sapiencial de lectura de la Palabra de Dios.
3. Organizar en la Parroquia la Campa?a ?Ni una familia, ni una persona, sin el Nuevo Testamento?
4. Fomentar el encuentro personal con Cristo mediante la iniciaci?n a la oraci?n y ofreciendo espacios y medios adecuados para la oraci?n personal y comunitaria. Facilitar el acceso al templo como ?mbito especialmente id?neo para la oraci?n personal, fomentando la adoraci?n eucar?stica.
5. Iniciar en el rezo de la Liturgia de las Horas y en ejercicios de piedad apropiados a la comunidad cristiana.
6. Organizar ejercicios espirituales anuales y retiros espirituales peri?dicos de ?mbito parroquial o junto a otras parroquias de! arciprestazgo.
7. Mejorar la formaci?n lit?rgica, ayudando a descubrir la riqueza del a?o lit?rgico y su celebraci?n. Renovar o crear el Equipo de Liturgia. Impartir cursillos o jornadas de Liturgia.
8. Potenciar las celebraciones lit?rgicas como pueden ser oraciones y celebraciones comunitarias con ocasi?n del Adviento y la Cuaresma. Cuidar especialmente la celebraci?n de los sacramentos.
9. Cuidar la celebraci?n del domingo como d?a del Se?or, de la Comunidad y de la Caridad. Animar a la participaci?n de la Eucarist?a dominical y mejorar la celebraci?n de la misma, entregando una hoja con las lecturas, con reflexi?n breve sobre ellas y el sentido de lo que se celebra.
10. Potenciar la celebraci?n del Sacramento de la Penitencia, ayudando a tornar conciencia de su necesidad para la maduraci?n en la vida cristiana, ofreciendo y facilitando la celebraci?n individual frecuente y organizando celebraciones comunitarias de la Penitencia, especialmente en los tiempos de Adviento y Cuaresma.
Posibles pistas para la reflexi?n del grupo Para ser concretos, dentro del primer A?o del Plan Pastoral dedicado a la Parroquia, cu?les de las pistas propuestas en el presente documento podr?amos convertir en acciones prioritaria que lleven a hacer realidad la incidencia que el A?o de la Parroquia quiere tener sobre la pastoral de la misma comunidad.
ORACI?N INICIAL POR LA PARROQUIA
Se?or, haz crecer en todos los fieles el compromiso de escuchar, celebrar, testimoniar y anunciar tu Palabra. Que nuestra parroquia descubra su vocaci?n de ser una casa de familia, fraterna y acogedora, donde los bautizados y confirmados tomen conciencia de ser Pueblo de Dios. Que todos podamos encontrar en nuestra parroquia tu presencia, Se?or, que hable, santifique, perdone, consuele y confirme en el Esp?ritu, asoci?ndonos a tu santa pasi?n y a tu gloriosa resurrecci?n. Alimentados en mesa de la Palabra y del pan Eucar?stico, haz que nos sintamos enviados a cumplir una misi?n apost?lica en todos los campos de la vida de mundo. Am?n.
CELEBRACI?N DE LA EUCARIST?A,
CENTRO DE LA VIDA PARROQUIAL
Din?mica inicial de la Celebraci?n de la Eucarist?a 1. Veneraci?n del Altar por parte de los participantes de la Asamblea Monici?n Introductoria Hermanos: El Altar es el centro y el coraz?n de nuestra Comunidad. Primero, porque es la Mesa donde nos encontramos con el Se?or, mejor dicho, la Mesa a la que El nos invita una y otra vez para entregarnos todo lo que tiene, toda su persona. Por eso esta Mesa representa para nosotros la entrega amorosa del Se?or. Siempre tiene los manteles puestos, como signo de que el Se?or est? continuamente a nuestra disposici?n, ofreci?ndose al Padre por nosotros.
Pero, adem?s, ?sta es la Mesa de la fraternidad, donde aprendemos a amar y de donde sacamos fuerzas para preocuparnos por todos los hombres. Como Jes?s ha muerto por todos, ?sta es la mesa de todos. Por eso todos los domingos nos reunimos en torno a ella grandes y peque?os, ricos y pobres, hombres y mujeres. Y dejamos siempre un puesto, en nuestro coraz?n y en nuestra plegaria, para todos aqu?llos que a?n no han acudido a este convite de familia.
Por todo ello, os invito a comenzar nuestra celebraci?n besando el altar, como lo hace el sacerdote en todas las Misas.
2. Oraci?n de V?speras dentro de la Eucarist?a? 3. Las Lecturas pueden ser del d?a o elegir algunas apropiadas. 4. Las peticiones de la Oraci?n de los fieles se propone que sean espont?neas y en ellas hagamos referencia a todo lo reflexionado.
5. Hacer referencia al sentido comunitario-celebrativo del Padrenuestro y al momento fraterno y de compromiso del gesto de la paz.
ORACI?N COMUNITARIA DE V?SPERAS
HIMNO Te damos gracias, Se?or, porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo la mano que lo castiga.
T? eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.
Y sacaremos con gozo del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre la fuerza que resucita.
Entonces proclamaremos: ??Cantadle con alegr?a!
?El nombre de Dios es grande; su caridad, infinita!
?Que alabe al Se?or la tierra! Contadle sus maravillas.
?Qu? grande, en medio del pueblo, el Dios que nos
justifica!? Am?n.
SALMODIA Ant. 1. Mirad, pueblos todos,
y ved si hay dolor como el m?o.
Salmo 115,10-19
Ten?a fe, aun cuando dije:
??Qu? desgraciado soy!?
Yo dec?a en mi apuro:
?Los hombres son unos mentirosos.?
?C?mo pagar? al Se?or
todo el bien que me ha hecho?
Alzar? la copa de la salvaci?n,
invocando su nombre.
Cumplir? al Se?or mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Se?or
la muerte de sus fieles.
Se?or, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofrecer? un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Se?or.
Cumplir? al Se?or mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Se?or,
en medio de ti, Jerusal?n.
Ant. Mirad, pueblos todos,
y ved si hay dolor como el m?o.
Ant. 2. Mi aliento desfallece,
mi coraz?n dentro de m? est? yerto. Salmo 142,1-11
Se?or, escucha mi oraci?n;
t?, que eres fiel, atiende a mi s?plica;
t?, que eres justo, esc?chame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ning?n hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi coraz?n dentro de m? est? yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Esc?chame en seguida, Se?or,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la ma?ana hazme escuchar tu gracia,
ya que conf?o en ti.
Ind?came el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
L?brame del enemigo, Se?or,
que me refugio en ti.
Ens??ame a cumplir tu voluntad,
ya que t? eres mi Dios.
Tu esp?ritu, que es bueno,
me gu?e por tierra llana.
Por tu nombre, Se?or, cons?rvame vivo;
por tu clemencia, s?came de la angustia.
Ant. Mi aliento desfallece,
mi coraz?n dentro de m? est? yerto.
Ant. 3. Jes?s dijo: ?Est? cumplido.? E, inclinando
la cabeza, entreg? el esp?ritu. C?ntico: Flp 2,6-11
Cristo, a pesar de su condici?n divina,
no hizo alarde de su categor?a de Dios;
al contrario, se despoj? de su rango
y tom? la condici?n de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y as?, actuando como un hombre cualquiera,
se rebaj? hasta someterse incluso
a la muerte, una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levant? sobre todo y le concedi? el ?Nombre sobre todo nombre?; de modo que al nombre de Jes?s toda rodilla doble en el cielo, en la tierra,
en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Se?or, para gloria
de Dios Padre.
Ant. Jes?s dijo: ?Est? cumplido.? E, inclinando
la cabeza, entreg? el esp?ritu. C?NTICO EVANG?LICO Magn?ficat, Lc 1,46-55
Alegr?a del alma en el Se?or
Ant.: Cuando ?ramos enemigos,
fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo. Proclama mi alma la grandeza del Se?or,
se alegra mi esp?ritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillaci?n de su esclava.
Desde ahora me felicitar?n todas las generaciones,
porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por m?:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generaci?n en generaci?n.
?l hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de coraz?n,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vac?os.
Auxilia a Israel, su siervo,
acord?ndose de la misericordia
? como lo hab?a prometido a nuestros padres ?
en favor de Abrah?n
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, al Hijo y al Esp?ritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Am?n.
Ant.: Cuando ?ramos enemigos,
fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo. ORACI?N POR LA PARROQUIA
Se?or, haz crecer en todos los fieles
el compromiso de escuchar, celebrar,
testimoniar y anunciar tu Palabra.
Que nuestra parroquia
descubra su vocaci?n
de ser una casa de familia,
fraterna y acogedora,
donde los bautizados y confirmados
tomen conciencia de ser Pueblo de Dios.
Que todos podamos encontrar
en nuestra parroquia tu presencia, Se?or,
que hable, santifique, perdone,
consuele y confirme en el Esp?ritu,
asoci?ndonos a tu santa pasi?n
y a tu gloriosa resurrecci?n.
Alimentados en mesa de la Palabra
y del pan Eucar?stico,
haz que nos sintamos enviados
a cumplir una misi?n apost?lica
en todos los campos
de la vida de mundo. Am?n.