Desde la Oficina de Prensa del Obispado se nos remite la entrevista hecha al Obispo de Tenerife Don Bernardo Álvarez y publicada en el ABC 16-3-08.
"Es una equivocación pensar que la Iglesia funciona con parámetros políticos"
POR BERNARDO SAGASTUME; ABC16-3-08
LA LAGUNA. La entrevista se desarrolla en un edificio que no es el que ocupará dentro de «un año», según dice con ilusión Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, respecto de la Casa Salazar, víctima de un inclemente incendio en enero de 2006 y que se encuentra en pleno proceso de reconstrucción. Sumergido en la Semana Santa, Álvarez analiza asuntos como la elección del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal.
-Seguramente, usted tendrá una manera distinta de ver la elección de Antonio María Rouco Varela como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española.
-Sí, lo veo muy distinto. A veces, me parece que el concepto de izquierda y derecha se traspola, erróneamente, de la vida pública a la de la Iglesia. Es una equivocación pensar que la Iglesia funciona con parámetros políticos y que está sumida en una lucha de poder como puede suceder en otros ámbitos. En la Iglesia todo tiene que tender al consenso y no a imponer ideologías.
-No deciden, en un momento, ser más progresistas o más conservadores.
-Claro que no. La iglesia participa de lo que es el ritmo de la sociedad y los cambios que en ella se producen. A veces, hasta los padece. Pero, gracias al Evangelio, propone una manera de organizar la vida y la sociedad.
-A la hora de votar pesan otras cosas.
-Cada obispo tiene su criterio personal. Pedimos a Dios que nos dé una postura objetiva y desde criterios de fe, que es lo que debe pesar, y no las simpatías ni nada parecido.
-Usted conocerá muchos curas de izquierda y de derecha.
-Sí, pero son categorías no aplicables. Se trata de algo diferente y nosotros dejamos en manos de cada cristiano su decisión política.
-Más de uno se llevaría una sorpresa si viera qué votan los sacerdotes.
-(se ríe) Claro que sí, seguramente.
La `X´ en el IRPF
-¿Qué expectativas hay para la campaña de la `X´ en la declaración de la renta?
-Estamos empeñados en promover la participación de los católicos en esta campaña. En Canarias estamos por debajo de la media nacional, las personas que ponen la X en la declaración está debajo del 30 por ciento, mientras que en el resto de España ronda el 36 por ciento. Tenemos que hacer una concienciación de los católicos, porque esto no supone ningún gasto, solamente da a la Iglesia una parte de sus impuestos. Ojalá también los ciudadanos pudieran hacer esto mismo también con otros asuntos, no sólo con la Iglesia, pero en fin, en estos momentos la ley sólo permite que se asigne este 0,7 por ciento a la Iglesia Católica o a su confesión religiosa.
-¿Falta conciencia en esto?
-Queremos difundir que es una responsabilidad como católicos contribuir al sostenimiento de la Iglesia y esta es una forma de hacerlo. Aparte de las donaciones y colectas de cada domingo en la misa. Por otro lado, también hay ciudadanos que hacen esto sin considerarse ellos católicos, sino porque valoran la labor de la Iglesia en asuntos sociales y educativos.
-La Semana Santa parece tener una doble dimensión: una exterior, con las procesiones y los actos públicos, y otra interior, referida a cómo vive cada cristiano esta época del año.
-Es cierto, hay una parte visible, ostensible, que es la que sale en los medios, como la de La Laguna, la de las grandes ciudades. Pero no olvidemos que se vive en todas los núcleos urbanos, en sitios más pequeños, en salones parroquiales, con celebraciones litúrgicas. La dimensión espiritual interior, la reunión para celebrar el Jueves y el Viernes Santo, la Vigilia de la Pascua, todas cosas que se viven con mucha profundidad. Luego está esa parte visible, de la que participan los católicos, pero también otras personas que disfrutan de la belleza estética de las celebraciones, de los pasos procesionales. Todos, aunque no sean cristianos activos, lo ven como una manera de expresar su fe hacia la Iglesia Católica. Es una doble perspectiva, y no son opuestas, sino complementarias.
-Lo exterior jugará, además, un papel casi didáctico.
-Yo valoro mucho todo lo vinculado a las procesiones y la visibilidad de la Semana Santa, porque eso atrae mucho a los niños, y a las personas en general, a mantener vivos la conciencia de los misterios de la pasión y muerte de Jesucristo. Es una escenificación pública que uno ve, aquí en La Laguna, por ejemplo, con los niños preguntando a sus padres mientras pasa la procesión. Eso es una manera de transmitir la fe y tiene un gran valor, un sentido misionero, de llamada a la fe y a la conversión.
-¿Los que se van de vacaciones se olvidan de la Pascua?
-No creo que los que se vayan al sur de la isla dejen de participar. Quien es creyente participa de la Semana Santa donde sea que le toque estar, no va a dejarlo de lado por estar unos días de vacaciones. En Los Cristianos, El Médano y Las Américas están las iglesias repletas de gente celebrando la Semana Santa. Y en Tenerife hay semanas santas muy importantes en La Orotava, Icod de los Vinos, Garachico -con sus veinte pasos procesionales-, Güímar, Guía de Isora, en muchos sitios. No sólo hay Semana Santa en La Laguna.
Inmigración
-Usted ha sido siempre muy sensible a los asunto de inmigración. ¿De qué manera aborda esta cuestión la Iglesia?
-Los obispos hemos publicado en noviembre un documento que se llama «La atención pastoral a los inmigrantes», donde instamos a que las parroquias colaboren para que los inmigrantes se sientan como en casa.
-La parroquia es la primera casa de muchos de ellos.
-Las parroquias son un elemento de primer orden a la hora de integrarles, porque no sólo acuden a ellas buscando ayuda concreta y material, cuando llevan poco tiempo aquí y no tienen documentación ni trabajo, sino una vez ya establecidos para participar en la vida litúrgica, muchos de ellos como catequistas, por ejemplo. Se crea un intercambio en la fe entre las personas locales y las de fuera que hace que se salten muchas barreras que podrían llegar a surgir. En la comunidad cristiana todos se sienten familia y los emigrantes la hacen suya.
-Traerán consigo su propia manera de vivir la fe.
-Para nosotros es un enriquecimiento, porque los que vienen, por ejemplo, de Hispanoamérica, tienen una fe muy viva y nos estimula a quienes estamos aquí. Y les vemos en familia acudiendo a misa, algo que nos recuerda que la vida cristiana es para todas las edades y sexos.
-Llegan a la vieja Europa con ideas que se estaban dejando de lado.
-El Cristianismo en Europa participa de esa especie de degradación que vive toda la sociedad: la secularización, el superficializar todas las cosas. Por eso, ese espíritu religioso profundo que todavía conservan muchas personas de la América hermana nos hace muy bien, porque son valores que aquí quizás los habíamos descuidado
Los obispados y el viejo pleito insular en Canarias
-Cada tanto se habla del pleito insular, ¿no le parece que los dos obispados canarios podrían dar una lección en contra de esta idea?
-La Iglesia no tiene fronteras y estamos un poco por encima de estas cuestiones. Tenemos muchísima vinculación, y es una relación además de coincidencias, porque los dos obispos hemos casi empezado al mismo tiempo, con sólo unos meses de diferencia. Inauguré mi episcopado en septiembre y Francisco (Cases) en enero. Nos conocíamos de antes, tenemos una buena amistad personal y hay contacto constante. De hecho, hay muchos proyectos en lo pastoral, en Cáritas y en la catequesis.