Artículo publicado en Boletín "MISIONEROS JAVERIANOS", ENERO-FEBRERO 2008, Número 439.
Sierra Leona
FAMILIA JAVERIANA
EL ROSTRO AFRICANO DE CRISTO
Al inicio del tercer milenio cristiano nos encontramos frente a un nuevo horizonte humano y eclesial. Los cambios a todos los niveles, la evolución del pensamiento teológico, la comprensión que la iglesia tiene de sí misma y de su misión, requieren nuevas respuestas y nuevos estilos de apostolado.
Nosotros los misioneros, con nuestra presencia específica, somos, cada vez, menos protagonistas y nos convertimos en colaboradores, en ayudantes. Esto implica una nueva comprensión de nuestra presencia y una nueva sensibilidad, nuevos modelos de presencia y de estilo de trabajo en nuestra colaboración con la iglesia local.
Nuevas respuestas
También en Sierra Leona nos encontramos frente a un nuevo mundo, una nación nueva y una iglesia nueva. En particular, la Iglesia de Makeni se encuentra ante tres realidades que la interpelan: el fin de la guerra en Sierra Leona, que ha creado una nueva situación social; el crecimiento del personal local en la diócesis: por primera vez los sacerdotes y agentes de pastoral locales son mayoría; la invitación del Papa a hacer nuevos programas pastorales.
El sínodo diocesano ha nacido como una exigencia para dar respuesta a estas nuevas realidades. En el transcurso de los trabajos del sínodo nos hemos dado cuenta de que éste requiere un empeño personal y comunitario de altísimo nivel. Hemos dejado que el Espíritu nos hable a través de la experiencia viva de nuestras comunidades de fe.
El primer fruto ya lo hemos notado, ha sido la experiencia de vivir juntos como discípulos del Maestro: laicos y obispo, sacerdotes y misioneros, iniciando un camino que queremos continuar con la mirada de la fe puesta en Jesús.
Crecimiento constante
El tema de nuestro sínodo nos muestra la meta de nuestro camino: «Que la Iglesia local crezca y muestre el rostro africano de Cristo». Es una tarea ambiciosa, pero el verbo «crecer» indica un empeño comunitario en el tiempo. Pensamos en un crecimiento armónico de todos los miembros de la iglesia, de un cuerpo radicado en el territorio, en una cultura propia, en un pueblo que tiene su historia y sus valores. Tenemos que permitir al Evangelio «fertilizar» esta cultura, purificándola de elementos anti-evangélicos, para que resplandezca la belleza del rostro africano de Cristo.
Nuestra meta y empeño son alcanzar, como iglesia, la plena madurez de la estatura de Cristo. Una meta que nunca se consigue plenamente, pero que proporciona el entusiasmo de comprometerse para construir un proyecto más grande que nosotros: ser artífices, junto al Espíritu Santo, de un nuevo rostro de Cristo en su cuerpo que es la Iglesia en Sierra Leona. Es necesario hacer un trabajo en profundidad, para impregnar la cultura, los valores, la historia, la sensibilidad y el contexto social del pueblo sierraleonés para «fertilizar» todo con los valores de Cristo.
Iglesia africana
No tenemos la intención de hacer una versión africanizada de la iglesia europea, sino hacer crecer una iglesia que sea auténticamente africana y auténticamente cristiana. Para ello es importante formar a las personas y a los agentes de pastoral, comenzando por los sacerdotes. Son todos ellos los que, con su experiencia de fe vivida en nuestras comunidades, realizarán el proceso de inculturación del Evangelio. Los misioneros queremos animar y apoyar este trabajo. Con este motivo hemos abierto en Makeni un centro de formación de ciencias sociales y religiosas, el «Fatima Institute».
Obviamente no somos una isla, no afrontamos solos este gran reto. Formarnos parte de la Iglesia africana a nivel continental. Trabajamos como células vivas de un cuerpo más grande.
El trabajo del Sínodo se realiza en el contexto de la Iglesia africana y teniendo en cuenta la realidad humana en la que la Iglesia vive. Uno de los trabajos principales de nuestra diócesis es el trabajo por la justicia, los derechos humanos, el cambio de las estructuras injustas y el promover todo lo que favorezca el nacimiento de la cultura del amor.
Hijos e hijas
Mi sueño como obispo es ser, en medio de este pueblo, uno que sirve y que ve crecer la iglesia, familia de Dios, que genera nuevos hijos e hijas y ofrecer todo a Cristo pan partido para el mundo. Tengo confianza en la acción lenta y paciente de Dios. El Reino de Dios se parece a un campo donde se siembra la semilla, pasan los días y la simiente despunta y crece, gradualmente la planta se hace grande y maduran los frutos hasta que llega la hora de recogerlos. (Conf. Mc. 4, 26-29).
Nota final
Uno de los letreros más comunes que se pueden ver en las calles y en los trasportes públicos de Sierra Leona es este: «Jesus is the answer» La respuesta es Jesús. Algunos interpretan esta frase en sentido espiritualista. Para los cristianos tiene un significado muy concreto: la respuesta es Cristo encarnado en nuestra realidad humana, que anuncia el Reino, que da la vida, que vence al mal.
Verdaderamente la respuesta es Cristo. Cristo es el regalo mejor que podemos hacer a África y a la entera humanidad. n
Mons. Giorgio Biguzzi s.x.
Obispo de Mamen