Martes, 18 de marzo de 2008

Artículo publicado en Boletín "MISIONEROS JAVERIANOS", ENERO-FEBRERO 2008, Número 439.


Sierra Leona   
FAMILIA JAVERIANA

 

EL ROSTRO AFRICANO DE CRISTO


Al inicio del tercer milenio cristiano nos encontramos frente a un nuevo ho­rizonte humano y eclesial. Los cambios a todos los niveles, la evolución del pensamiento teológico, la comprensión que la iglesia tiene de sí misma y de su misión, requieren nuevas respuestas y nuevos estilos de apostolado.

 

Nosotros los misioneros, con nuestra presencia específica, somos, cada vez, menos protagonistas y nos convertimos en colaboradores, en ayudantes. Esto implica una nueva comprensión de nues­tra presencia y una nueva sensibilidad, nuevos modelos de presencia y de estilo de trabajo en nuestra colaboración con la iglesia local.

 

Nuevas respuestas

 

También en Sierra Leona nos encon­tramos frente a un nuevo mundo, una nación nueva y una iglesia nueva. En parti­cular, la Iglesia de Makeni se encuentra ante tres realida­des que la interpelan: el fin de la guerra en Sierra Leona, que ha creado una nueva si­tuación social; el crecimien­to del personal local en la diócesis: por primera vez los sacerdotes y agentes de pastoral locales son mayoría; la invitación del Papa a hacer nuevos programas pastorales.

 

El sínodo diocesano ha nacido como una exigencia para dar respuesta a estas nuevas realidades. En el transcurso de los trabajos del sínodo nos hemos dado cuenta de que éste requiere un empeño personal y comunitario de altísimo nivel. Hemos dejado que el Espíritu nos hable a través de la experiencia viva de nuestras comuni­dades de fe.

 

El primer fruto ya lo hemos notado, ha sido la experiencia de vivir juntos como discípulos del Maestro: laicos y obispo, sacerdotes y misioneros, iniciando un camino que queremos continuar con la mirada de la fe puesta en Jesús.

 

Crecimiento constante

 

El tema de nuestro sínodo nos mues­tra la meta de nuestro camino: «Que la Iglesia local crezca y muestre el rostro africano de Cristo». Es una tarea ambi­ciosa, pero el verbo «crecer» indica un empeño comunitario en el tiempo. Pen­samos en un crecimiento armónico de todos los miembros de la iglesia, de un cuerpo radicado en el territorio, en una cultura propia, en un pueblo que tiene su historia y sus valores. Tenemos que per­mitir al Evangelio «fertilizar» esta cultu­ra, purificándola de elementos anti-evan­gélicos, para que resplandezca la belle­za del rostro africano de Cristo.

 

Nuestra meta y empeño son alcanzar, como iglesia, la plena madurez de la es­tatura de Cristo. Una meta que nunca se consigue plenamente, pero que propor­ciona el entusiasmo de comprometerse para construir un proyecto más grande que nosotros: ser artífices, junto al Es­píritu Santo, de un nuevo rostro de Cristo en su cuerpo que es la Iglesia en Sie­rra Leona. Es necesario hacer un trabajo en profundidad, para impregnar la cultura, los valores, la historia, la sensi­bilidad y el contexto social del pueblo sierraleonés para «fertilizar» todo con los valores de Cristo.

 

Iglesia africana


No tenemos la intención de hacer una versión africanizada de la iglesia europea, sino hacer crecer una iglesia que sea auténticamente africana y auténticamente cristiana. Para ello es importante formar a las personas y a los agentes de pastoral, comenzando por los sacerdo­tes. Son todos ellos los que, con su ex­periencia de fe vivida en nuestras comu­nidades, realizarán el proceso de incul­turación del Evangelio. Los misioneros queremos animar y apoyar este trabajo. Con este motivo hemos abierto en Makeni un centro de formación de ciencias so­ciales y religiosas, el «Fatima Institute».

 

Obviamente no somos una isla, no afrontamos solos este gran reto. Forma­rnos parte de la Iglesia africana a nivel continental. Trabajamos como células vivas de un cuerpo más grande.

 

El trabajo del Sínodo se realiza en el contexto de la Iglesia africana y tenien­do en cuenta la realidad humana en la que la Iglesia vive. Uno de los trabajos principales de nuestra diócesis es el tra­bajo por la justicia, los derechos huma­nos, el cambio de las estructuras injus­tas y el promover todo lo que favorezca el nacimiento de la cultura del amor.

 

Hijos e hijas

 

Mi sueño como obispo es ser, en medio de este pue­blo, uno que sirve y que ve crecer la iglesia, familia de Dios, que genera nuevos hi­jos e hijas y ofrecer todo a Cristo pan partido para el mundo. Tengo confianza en la acción lenta y paciente de Dios. El Reino de Dios se parece a un campo donde se siembra la semilla, pasan los días y la simiente despunta y crece, gradualmente la planta se hace grande y maduran los frutos hasta que llega la hora de recogerlos. (Conf. Mc. 4, 26-29).

 

Nota final

 

Uno de los letreros más comunes que se pueden ver en las calles y en los trasportes públicos de Sierra Leona es este: «Jesus is the answer» La respuesta es Je­sús. Algunos interpretan esta frase en sentido espiritualista. Para los cristia­nos tiene un significado muy concreto: la respuesta es Cristo encarnado en nues­tra realidad humana, que anuncia el Reino, que da la vida, que vence al mal.

 

Verdaderamente la respuesta es Cristo. Cristo es el regalo mejor que podemos hacer a África y a la entera humani­dad. n

 

Mons. Giorgio Biguzzi s.x.

Obispo de Mamen


Publicado por verdenaranja @ 0:05  | Misiones
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