Artículo enviado por Carlos Peinó Agrelo Peregrino, Cursillista, colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici.
MANUEL APARICI: RECORDANDO LA HISTORIA
CAUSA DE CANONIZACIÓN DEL CURSULLISTA
LOS JÓVENES OBREROS OCUPABAN EN EL
CORAZÓN DE MANUEL APARICI
UN LUGAR MUY QUERIDO
Un usuario remoto, J. Perrino, me comentaba por E-Mail: «Opino lo mejor. Gracias por encontrar algo que le ponga a uno en contacto con la obra de D. Manuel Aparici a quien tuve el gusto de conocer allá por el año 1952 en Getafe con motivo de unas Jornadas de la J.O.A.C. (Juventud Obrera de Acción Católica), y con quien compartí un pequeño paseo. Gracias por este sitio web que me ha parecido impresionante y que hacía falta y os deseo mucho éxito en vuestra tarea».
1. Constitución del Secretariado de las Juventudes Obreras
«La II Asamblea Nacional celebrada en Zaragoza en octubre de 1930, entre los días 8 y 11, se dividió en tres secciones dedicadas por separado a la Piedad, Estudio y Acción. En la Sección de Estudio se acordó la constitución de Secretariados independientes para la dirección de las Juventudes campesinas, obreras y marineras, dependientes del Consejo Central. Se ratificó con esto la unidad de la Obra» [1].
2. Eligio Gómez Ríos, Vocal Obrero del Consejo Superior y mártir, fue quien
inicio el movimiento obrerista en la Acción Católica
«Casi un obrero, un muchacho sencillo, con una excelente preparación técnica, con una estupenda capacidad de trabajo y al mismo tiempo con una ardorosa inquietud apostólica, fue Eligio Gómez Ríos [2]. Se había educado en el Colegio de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús y trabajaba en Madrid como linotipista de “El Debate” –aquel monumento del periodismo español–. En la empresa se distinguía por su excelente rendimiento. Pero Eligio no quería conformarse con una vida fácil y silenciosa. Él conocía como nadie los problemas de la clase trabajadora, y a su solución quiso consagrarse. Para ello comenzó asistiendo a los cursos del Instituto Social Obrero, de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Y cuando se hubo formado en los conocimientos teóricos indispensables, comprendió la urgente necesidad de acudir en socorro de aquella juventud obrera que aprendía a blasfemar en las calles y en los talleres. Eligio fue quien inició el movimiento obrerista en nuestra Obra. Vocal Obrero del Consejo Superior, la actual J.O.A.C. es posible, en gran parte, gracias a sus desvelos» [3].
3. Del apostolado de Manuel Aparici con los obreros dicen los testigos
en su Causa de Canonización
* «Otra de las grandes preocupaciones del Vicepresidente [del Consejo Superior de los Jóvenes de Acción Católica Manuel Aparici en 1933] fue la de atender el apostolado obrero, sobre la base de mantener hasta el máximo posible la unidad de la Juventud Católica, sin perjuicio de adaptarse también a las particularidades del mundo social en que se viviese. Se consideraba muy conveniente insistir sobre la idea de unidad, más entre los jóvenes, dada la inclinación nacional a la división. En la realidad teníamos Centros Mineros en Asturias y Palencia, y Marineros en Galicia.
»Fuera de la Juventud Católica existían Juventudes Obreras, unas fundadas por el P. Feliz S.J. y otras dentro de Asociaciones Obreras Católicas, como en Valencia, y que en total, creo que no llegaban a la decena. Se les invitó para que se incorporaran a la organización general respetándoles las banderas y las insignias, pero el intento no llegó a buen fin.
»Manuel Aparici no cejó en su empeñó e intentó formar un grupo presidido por un linotipista de EL DEBATE: Eligio Gómez Ríos, pero fue fusilado en 1936 igual que otros trabajadores de aquella empresa.
»El deseo de Manuel Aparici de evitar en lo posible la prematura desunión de los españoles y procurar una mayor armonía entre ellos le movió a enviar un representante al Congreso de Padres de Familia celebrado en Covadonga en 1934 para proponerles que tratasen de evitar la creación, que se había iniciado, de asociaciones juveniles y hasta infantiles de carácter político, procurando orientarlas hacia otras de tipo apostólico» [4].
* «Manuel Aparici, desde el Centro juvenil de la Parroquia de San Jerónimo [año 1928], donde abundaban jóvenes de la alta sociedad madrileña, tuvo especial empeño en incorporar a muchachos de humildísima condición, que empezando por participar en las escuelas nocturnas, los iba integrando poco a poco en la plena vida del Centro, tanto en los actos litúrgicos como los Círculos de Estudio de un cualificado nivel cultural. Procuraba proporcionarles y conseguirles una mejor situación social y económica con la colaboración de quienes podían hacerlo.
»Insistía mucho en que la Fe sin obras no tiene valor ninguno, no es verdadera, por lo que estoy convencido de que su entrega a los demás lo hacía por un profundo amor a Dios y al prójimo porque en él veía a Dios hecho hombre; lo manifestaba con estas palabras: “El que no ve en el sufrimiento del hombre el sufrimiento de Cristo, no ve a Cristo”» [5].
«Una de aquellas noches en que salíamos a pasear con Manolo por el Cantón Grande de La Coruña, nos hablaba del Apostolado Obrero, regañándonos, amorosamente, porque –decía– teníamos en La Coruña un poco abandonado esta parcela. Alguien, creo que fui yo mismo, le dijo: ¡Es muy difícil trabajar en este campo aquí, en que no está muy clara la capacidad obrera de La Coruña!
»Sonrió, Manolo. Aspiró, un poco, su gesto y sus palabras, y nos dijo: «No inventéis disculpas. Es cosa del corazón. Hay que amar fuertemente, a todos. Si os flaquea el corazón, en algún momento, pedidle prestado su corazón a Cristo y os inundaréis de amor».
»Y remataba “el quite”: “Para amar como Cristo hay que ser como Cristo. Caminad en la Caridad, a ejemplo de Cristo”» [6].
* «Yo he sido testigo de su preocupación por la formación religiosa y porque los jóvenes se empleasen [...] en conocer y aplicar la doctrina social, basándose en las Encíclicas de los Papas, para elevar la dignidad de la clase obrera: se puede comprobar en sus artículos de la revista LA FLECHA, ya desde 1933. Sus temas concretos los titulaba: “Estampas naturales”, preocupándose de los diversos estamentos de la clase obrera, como los mineros, trabajadores de la siderurgia y demás profesiones de la clase obrera [...]. Estoy plenamente convencido que esto lo hizo por amor a Dios y porque veía a Cristo presente en los demás [...]» [7].
* «Por mi experiencia personal puedo anticipar que no he conocido a nadie con mayor santidad que la que vi en D. Manuel [...]. Cuando volvió a la Juventud de Acción Católica como Consiliario [en 1950] entendió que había que buscar nuevas formas de apostolado, porque la Juventud de Acción Católica había entrado en una crisis o anquilosamiento, y se dedicó apasionadamente a reconstruir la Juventud de Acción Católica. Descubrió que, por un lado, debía apoyar y potenciar los Movimientos especializados, y para ello promovió el nombramiento de D. Mauro Rubio y de D. Miguel Benzo para las Juventudes Obreras y Universitarias [...]» [8].
4. Los jóvenes obreros en su Diario Espiritual
* «Comí. Ordené papeles y a las 6 salí para entrevistarme con Llanos. Hablamos del proyecto de evangelización de los obreros ... » (23-X-1931).
* «Después fui a Manuel Silvela al Círculo de Obreros; hemos charlado. Llanos hizo el gasto tratando el tema “Concepto cristiano del trabajo”. He salido muy bien impresionado, pues parecen interesarse por esas cuestiones y además Jesús nos ayudará. Ahora voy a ver si medito la media hora a que me comprometí» (13-XI-1931).
* «En la cruz, nadie quiere clavarse contigo; en el Sagrario, estás sólo; en los pobres, los enfermos, los pobres, los obreros, los niños, los jóvenes, los pecadores, nadie va a ti en ellos para sanarles» (7-III-1940).
* «Únicamente he visto que obedecer es unirse al Padre, que Jesús quiso ser artesano para que amara en los jóvenes obreros a Él y que debo clamar como el ciego de Jericó: ¡Hijo de David ten compasión de mí! para que me haga ver, puesto que si en la Juventud de Acción Católica se está hasta los 30 años y su vida oculta fue hasta esa edad, es mucho lo que me debe interesar conocer para enseñar a los jóvenes. Además que así podré verle mejor por Él en ellos ... ».
* «Luego fijé mi mirada interior en Él y le pedí que me mirara. Vi unos ojos llenos de amor, de misericordia y de bondad, pero también de tristeza y amargura porque se le pierden los jóvenes de todas las clases sociales y especialmente los obreros como Él» (11-III-1941).
* «Día de mi despedida [cesaba como Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica para ingresar en el Seminario].
»El Señor nos metió a todos en su Corazón. Comulgamos y nos abrazó y puso fuego en el alma.
»Después el acto público. Señor, ¡cómo me amas! Eras tú y sólo tu quien hablaba por ellos. No hice nada, nada y me amas tanto.
»Ah sí, les di las gracias desde lo más hondo del alma porque me ayudaron a buscarte jóvenes y los amé con toda mi alma.
»Luego con los soldados; más tarde con los obreros. Día de despedida de la Juventud (19-X-1941).
* «¡Qué jóvenes más formidables estos chiquitos obreros! ¡Cuántos cómo éstos habrá en España que serían de Cristo con un poco de amor. Sin embargo, yo no estoy a la altura de mi misión; llevo cinco días y medio con ellos y no he vivido siquiera uno crucificado» (8-VIII-1942).
5. El día después de su muerte
El día después de su muerte, acaecida el 28 de agosto de 1964, Antonio García–Pablos, entonces ex–Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica, que había sucedido a Manuel Aparici en la Presidencia Nacional, escribía lo siguiente en el Diario YA, bajo el título “GUIA Y EJEMPLO DE UNA GENERACION”:
«Manuel Aparici ha muerto. Con él se nos va uno de los hombres que más profunda huella ha dejado en la Acción Católica y en la Iglesia de España durante los últimos treinta años.
Siete años de Presidente Nacional de los Jóvenes de Acción Católica, vividos con una plena dedicación apostólica, le ponen en el candelero como ejemplo y guía de una promoción juvenil de más de seis mil muchachos que convencidos de haber participado en una Cruzada, entran en Seminarios y Noviciados dispuestos a entregarse al Señor por la renovación de la vida cristiana en España. Y muchos millares más, procedentes de ambas zonas, formados en el Ideal que Aparici y sus colaboradores habían propuesto y defendido en el periodo del 33 al 40, se asoman a las nuevas responsabilidades familiares, profesionales, sociales y políticas con el firme propósito de dar en todos los ambientes un vivo testimonio apostólico. El trabajo incansable, las dotes de organización, pero, sobre todo, la fidelidad al pensamiento pontificio y a las directrices de la Jerarquía y la profundidad de su vida sobrenatural hacen de Aparici el hermano mayor, el Capitán de Peregrinos, el jefe indiscutible de una generación de jóvenes que han dado a España Obispos, ministros, profesionales destacados, militantes obreros y rurales, sacerdotes y religiosos, dirigentes apostólicos que hoy actúan en primera fila en todos los sectores de la vida nacional [...]».
1. Guía de la Iglesia y de la Acción Católica Española. Año 1943.
2. SIGNO de fecha 3 de Mayo de 1951.
3. «En 1946 [Manuel Aparici era seminarista] deciden la creación de la HOAC, como especialización obrera de los Hombres de Acción Católica» (Ecclesia de fecha 2 de agosto de 2003) ... «Desde el Consejo Superior de los Hombres de Acción Católica, en nombre de la Jerarquía, se le confía que ponga en marcha la H.O.A.C. Rovirosa acepta con la condición de poder vivir y vestir como un obrero» (Rafael Serrano Castro en Alfa y Omega de fecha 10 de julio de 2003).
4. Manuel Martínez Pereiro.
5. José Ángel Ayala Galán.
6. José Luis López Mosteiro.
7. Cf. Carlos Rey Aparicio.
8. Salvador Sánchez Terán.